Imprímeme

Brit Mila para siempre

Por: Rav Daniel Shmuels

Al final de la Parshá de esta semana Dios hace un pacto eterno con Avraham y con toda su descendencia, se trata del pacto (Brit) de la circuncisión (Milá). Le dice Dios a Avraham: “Y mantendréis Mi pacto, tú y tu semilla después de ti a través de vuestras generaciones. Este es Mi pacto, el cual tú deberás observar entre Yo y entre tú y entre tu semilla después de ti, que todo hombre entre ti sea circuncidado. Y se circuncidarán la carne del prepucio y esta será la señal del pacto entre Yo y tú. Y a la edad de ocho días, todo hombre deberá ser circuncidado a través de todas vuestras generaciones” (Gen 17:9-12). Es así como Avraham a los 99 años e Ishmael a los 13 años y todos los hombres que se encontraban con él llevan a cabo el pacto de la circuncisión. Un año más tarde, será Itzjak el primero de todos los judíos quien es circuncidado a los ocho días de haber nacido.

Sin lugar a dudas el Brit Milá es la Mitzvá positiva más importante y más apreciada para nuestro pueblo a lo largo de nuestra historia. A través de generaciones, adversidades físicas, políticas, económicas, climáticas y geográficas, hemos luchado para mantener esta señal del pacto eterno entre Dios y Su pueblo. Esta Mitzvá es tan importante que el Talmud, en la Masejta de Nedarim 32a, nos dice que si no fuera por esta Mitzvá el Todopoderoso no hubiera creado los cielos y la tierra agregando tanto así que el llevarla a cabo equivale a cumplir todas las Mitzvot de la Torá; es más, el Shulján Aruj, en Yoreh Deah 260,  nos reafirma que esta es la Mitzvá positiva mas grande de todas. 

Esta es una de dos Mitzvot positivas que al no cumplirlas llevan consigo como castigo el cortar el alma de su fuente Divina, castigo conocido en hebreo como Karet. Halájicamente la prohibición yace en aquel judío cuyo padre no lo circuncidó y al llegar a la mayoría de edad (13 años) no la lleva a cabo por su propia cuenta. El Remá, Rav Moshe Iserles, en su Mefá (comentario de costumbres Ashkenazi sobre el Shulján Aruj) Yoreh Deah 261:1, enfatiza que tal judío es culpable de este castigo todos los días que no la lleve a cabo. 

El Brit tiene muchas Halajot en sí; sin embargo, una de las más explícitas y más confusas a la vez es que este se debe llevar a cabo al octavo día de haber nacido el niño. En principio no puede haber ninguna confusión acá; empero, surgen las excepciones a la regla y los días Halájicos que pueden llegar a ser confusos para algunos.

En el caso en que un varón nazca con complicaciones de salud, Jas BeShalom, cualquiera que esta sea, el Brit se debe postponer hasta el momento en que médicamente se encuentre completamente saludable. En dicho caso, tanto el médico como el Mohel (rabino que lleva a cabo la circuncisión) tienen la última palabra para establecer cuál es el momento en que el niño se encuentra saludable para inmediatamente llevar a cabo el Brit. Si el niño llega a su punto de salubridad viernes en la noche o durante Shabat, el Brit se debe practicar el domingo. En algunas comunidades es costumbre que el Brit de un niño que haya estado enfermo se lleve ocho días después de su mejoría e igualmente nunca en Shabat. La mayoría de Poskim desde el siglo XVII, no están de acuerdo con este concepto determinando que el Brit se debe llevar a cabo lo más pronto posible después de la recuperación.

Ahora bien, recordemos que el día Halájico comienza en la noche. Esto quiere decir que si el niño nació después de haber caído la noche, el primer día realmente será el día siguiente y es ese el que se cuenta cómo el primero más no la noche anterior, lo cual es bastante fácil de entender.

El conteo de los días puede resultar complejo en el momento en que el niño nazca en la tarde, en el periodo entre la caída del sol y la aparición de las tres estrellas en el firmamento. Este periodo de tiempo se llama Halájicamente en hebreo Bein Hashmashot (entre soles). En dicho caso, el conteo de los ocho días inicia a partir del día siguiente porque no sabemos puntualmente si ese momento pertenece al día que está terminando o al día que está iniciando. 

La Mitzvá del Brit es tan importante que aún cuando el conteo del octavo día caiga en Shabat, este se debe llevar a cabo en ese día. De cualquier forma, hay varias excepciones a la regla. Como se mencionó anteriormente, si un niño estuvo enfermo y se recupera hay que hacer el Brit cuanto antes excepto si ese día cae Shabat. Así mismo, un niño que haya nacido por cesárea no puede ser circuncidado en Shabat como lo establece el Shulján Aruj en Yoreh Deah 266:10. La razón de esto yace en que la palabra Uvayom (y en el día) está escrita en la Torá justo después de las palabras “cuando una mujer conciba y de a luz”, lo cual quiere decir que ella da a luz de la misma manera que concibió. En el caso de una cesárea el niño nace por otra vía. Igualmente; acuerdo a la mayoría de Poskim actuales, un niño que haya sido concebido por medio de las técnicas reproductivas modernas como la inseminación artificial o fertilización invitro no puede ser circuncidado en Shabat. Las decisiones en este caso también recaen bajo el mismo concepto Halájico mencionado anteriormente.

En relación con el momento de nacer, la Halajá nos enseña que el instante en que un niño nace es diferente si es por parto natural o si es por cesárea. En el caso de un parto natural hay dos opciones; a saber, si nace de cabeza o de si nace de pies. En el caso en que el niño nazca de cabeza el Talmud, en la Masejta de Nidá 28a, nos enseña que el momento en que el niño técnicamente nace es cuando su frente ha salido. En el caso en que un niño nazca de pies, basados en Nidá 29a, la Halajá establece que el momento del nacimiento es cuando la mayoría de su cuerpo ha salido; es decir, cuando haya salido hasta el ombligo. Para el caso de una cesárea, debido al procedimiento, el momento puntual es cuando el niño es extraído completamente del vientre.

El Brit Milá nos presenta un abanico gigantesco de Halajot que deben ser tenidas en cuenta para su ejecución. Estas son solo una pocas y por cierto curiosas que debemos tener presente siempre para llevar a cabo el más importante de los pactos que tenemos con el Creador.