Por: Alter B. Himelfarb W.
No hemos llegado a considerar, que si nos apegamos nuevamente a Hashem, haciendo no solamente grandes avances en la ciencias o grandes descubrimientos y aportes a la Humanidad, sino también actos de bondad, tratando de emular la naturaleza Divina, Él nos continuará ayudando a que Su tierra volviera nuestras manos. Pero, a manera de ejemplo, nos seguimos manteniendo alejados de Hashem: A manera de ejemplo, permitimos trabajos innecesarios en Shabat; permitimos el comercio de cerdo y permitimos desfiles “gay” en las calles de Tel-Aviv y Jerusalem. Actividades y actitudes, que son una afrenta ante el Eterno, todo con el visto bueno o el silencio o el mirar hacia otro lado, de todas las autoridades civiles y espirituales.
Si bien es cierto que (de las 613 Mitzvot, algunas de las cuales no se pueden cumplir por no haber Templo), personas preguntan unas a otras, “¿cumples Kashrut?, eres ¿Shomer Shabat?”, pero nadie pregunta; “¿Eres honrado?, ¿buscas siempre hacer el bien a los demás? ¿Con tus actos buscas que las personas reconozcan en ti, la grandeza de Hashem? ¿Sobornas? ¿Haces negocios que van en contra de la economía de los ciudadanos? ¿Especulas con la comida y el arriendo? ¿Evitas cometer delitos sexuales? ¿Dejas que los jueces juzguen con la libertad de su criterio o quieres imponerles el tuyo?”...etc., etc.
Por otra parte, quiero recabar, en el concepto de “ser sionista”, que también se presta a interpretaciones semánticas. Sionista, es aquél que toma la decisión de volver a la tierra de sus ancestros. En una reciente edición de “Hashavúa”, los Rabinos de las diferentes comunidades de Bogotá, respondieron a una pregunta sobre el tema.
Los tres Rabinos coincidieron en que “existe” el “Sionismo realizador”. Es decir, el de quien emigra a Eretz Israel. No obstante aportaron otras posiciones, dando a entender que todo aquél que desde fuera de Israel “apoya” a Israel por diferentes medios, especialmente el económico, se le considera “sionista”. Yo insisto, con perdón de los Rabinos, que quien no vive en Israel y apoya el movimiento Sionista es un simpatizante del sionismo. Y ello, de ninguna manera es un “pecado”. Porque tal como lo plantean nuestros Rabinos, es como decir, que “nadador” es todo aquél que practica o que apoya la natación, aunque nunca se haya metido a la alberca.
Otro punto que me ha llamado la atención, es lo que se conoce como la “Ley del Retorno”. Esa Ley, de carácter misericordioso, tenía por objeto, repoblar a Israel, con sus hijos: Ya sea los que venían de la diáspora de comunidades judías, o bien de aquellos cuyos ascendientes perdieron o los forzaron a cambiar su espiritualidad judía (Ej.: Descendientes de los judíos conversos de la época de la Inquisición o provenientes de la Shoa, o de los Pogroms en Rusia, o situaciones similares acontecidas a los judíos del mundo musulmán, etc.). Obviamente, el Estado de Israel, para estimular a ésas familias a hacer Aliáh, (esto es, ascender espiritualmente, al llegar a Israel), ofreció ayudas económicas.
Este plan de “Aliá”, se crea en 1948 y aparece en la Declaración de Independencia del Estado de Israel. Ahora bien, uniendo lazos entre la Ley del Retorno y nuestro pasaje histórico que menciona la Torah, como el episodio de “Los Espías”, (Números XIII: 1-33; XIV: 1-45), tenemos que Dios castiga a Su pueblo, al pueblo judío, por su falta de fe. Números XIII, vers. 11 “Y dijo el Eterno a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? Y ¿Hasta cuándo no creerán en Mí?”... Continúa la amonestación Divina ;(Números XIII: 23) “ninguno de ellos verá la tierra que prometí con juramento a sus padres, ni ninguno de los que me han irritado, la verá.”… Y en Números XIII, 33-34: “Y vuestros hijos andarán errantes por el desierto cuarenta años y cargarán vuestras culpas hasta que acaben de caer vuestros cadáveres en el desierto. Según el número de los días que explorasteis la tierra, o sea cuarenta días, por cada día un año, un año por cada día, así llevaréis la pena de vuestras iniquidades cuarenta años y conoceréis las consecuencias de vuestro alejamiento de Mí. Yo el Eterno, He hablado: así haré a toda esta perversa congregación que se ha juntado contra Mí. En este desierto se irán consumiendo y en él morirán.”
De lo anterior concluyo, que Dios no permitió, que a Su tierra entraran personas con falta de fe. De ahí, que la Ley del Retorno, que de una manera misericordiosa, busca aún, el retorno del pueblo judío a la Tierra Prometida, -con el debido respeto a nuestro máximos dirigentes que la crearon-, se equivocaron parcialmente en el planteamiento de ésta Ley, por cuanto permitieron que descendientes del pueblo judío, volvieran a la Tierra de sus ancestros, pero sin la intención de retomar, -precisamente-, a la espiritualidad de ésos ancestros. Es decir hacen “Aliáh”, pero siguen con un rito espiritual no judío. Esta Ley, repito una vez más, llena de la misericordia que caracteriza al pueblo judío, debió aceptar a esta clase de inmigrantes, si ellos estaban interesados en integrarse al pueblo judío, porque de otra manera, no tiene sentido, ¿para qué “retornar a la tierra de los ancestros”, si no se ha de llevar una vida judía.
Ésta Ley, desarrollada sin estar integrada 100% al espíritu de la Torah, le ha traído un gran perjuicio moral a Israel, hiriendo su espiritualidad y carcomiendo –Dios nos libre- poco a poco, lenta e, imperceptiblemente, nuestra identificación con Dios.