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Halajá, carne y leche

Por: Rav Daniel Shmuels

La Parashá de Mishpatim contiene un total de 53 Mitzvot; a saber, 23 positivas y 30 negativas. Las positivas hacen referencia a actos que se deben hacer y las negativas a actos que no se deben hacer. Dentro del compendio de Mitzvot que Dios nos entrega en esta porción se encuentra una Mitzvá negativa que se repetirá tres veces a lo largo de la Torá, dos veces en el Sefer (libro) de Shemot (Éxodo) y una vez en el Sefer Devarim (Deuteronomio). Se trata de la Mitzvá de no mezclar carne con leche. Dice la Torá: “No cocines un cabrito en la leche de su madre”.  Esta Mitzvá y concepto fundamental dentro de nuestra Kashrut (Leyes dietéticas) será el tema a estudiar en esta ocasión. 

El Talmud en la Masejta (sección) de Julín 115b nos enseña que la repetición de este versículo se debe al énfasis que no sólo está prohibido mezclar bajo cualquier forma carne y leche juntos sino también derivar cualquier beneficio de dicha mezcla; así mismo, en Julín 113b se nos explica que la palabra Guedí, cabrito, implica cualquier animal joven y no exclusivamente un cabrito. Por consiguiente, nuestros sabios nos enseñan que no sólo se trata de cocinar carne y leche juntos sino que la prohibición se aplica al consumo de ambos elementos simultáneamente bien sean crudos o cocinados al igual que derivar cualquier beneficio de dicha mezcla.

Se mencionó anteriormente que las Mitzvot están divididas en dos categorías, positivas y negativas; ahora bien, a su vez, ellas se categorizan en tres clases: Jukim, Mishpatim y Eduyiot. Eduyiot son testimonios recordatorios de eventos como lo es Shabat, Pesaj, Shavuot, etcétera. Mishpatim son Leyes a las cuales les podemos encontrar una razón lógica dentro de nuestro pensamiento; por ejemplo, no robar, no matar, etcétera. Jukim son aquellos Mandamientos que van más allá de nuestra comprensión y razón lógica aun cuando eventualmente le podamos aplicar alguna teoría que nos aproxime a su razón de ser. Este es el caso de la Mitzvá de carne y leche, es un Juk.

El Rambam en Moré Nevujim asegura que el motivo para esta prohibición es que en la antigüedad habían ritos páganos dónde se consumía carne con leche y la voluntad de Dios es distanciarnos de ese comportamiento para no caer en idolatría. Rabeinu Bajaye en su Peirush (comentario) hace hincapié en que la prohibición se debe a razones de salud, aspecto al cual la comunidad médica se adhiere hoy en día. De cualquier forma, la Torá no nos asegura que ninguno de ellos sea el motivo y por ello es parte de las Mitzvot de Jukim. Así que frente a la pregunta, ¿cuál es la razón por la cual no podemos mezclar carne y leche? La respuesta es, porque es la voluntad Divina.

Debido a que esta Mitzvá es un Juk, nuestros sabios consideraron pertinente aclararla para que no se entendiera estrictamente como sólo referente a cocinar un cabrito en la leche de su madre. Resulta que los rabinos crearon dos instituciones Halájicas para proteger las Mitzvot y para permitir que la Halajá sea dinámica permanentemente. La primera se llama Takaná y la segunda Guezeira. 

Takaná viene de la palabra Tikún que significa arreglar o corregir y se refiere a decretos rabínicos creados para mejorar la práctica de nuestro judaísmo, usualmente con comportamientos que hemos cumplido por mucho tiempo y que no van en contra de la Torá o como método preventivo para evitar poner en riesgo el cumplimiento del judaísmo. Para entender mejor el espíritu del concepto de Takaná podemos ejemplificarlo con un Moshel (analogía); a saber, el cambio de aceite de un carro. Técnicamente el carro no está dañado y el aceite viejo le permitirá andar por un buen periodo de tiempo; sin embargo, si se le cambia el aceite el carro andará mejor y no se pondrá en riesgo su motor. Así mismo, la Torá y el judaísmo en general están en perfectas condiciones; empero, una Takaná le permitirá “funcionar” mejor de una manera práctica para la actualidad de nuestros tiempos, cualesquiera que estos sean. 

Por su lado, una Guezeira es un “cerco” rabínico que protege una Mitzvá con medidas de precaución adicionales para que bajo ninguna circunstancia se pueda llegar a transgredir una Mitzvá. Este es el caso de carne y leche. Nuestros rabinos instituyeron cuatro Guezeirot específicos para esta prohibición. 

En relación con esta institución, debido a que la Torá sólo menciona animales de tierra domésticos, nuestros rabinos prohibieron animales salvajes Kasher y aves Kasher, debido a la semejanza en su contextura. La Torá sólo prohíbe el consumo de carne cocinada en leche, nuestros rabinos prohibieron el consumo de ambos elementos simultáneamente así no hubiesen sido cocinados juntos. Así mismo, se prohibió el que dos personas compartan la misma mesa si uno está comiendo carne y la otra persona está consumiendo lácteos. En la actualidad varios Poskim (legisladores) indulgentes opinan que individuales de mesa destinados para carne y leche pueden ser suficiente para que se comparta la misma mesa. Por último, los rabinos también instituyeron un tiempo de espera entre el consumo de carne y leche y viceversa. 

En relación con este tiempo de espera, el Talmud en Julín 105a nos relata que Mar Ukvah esperaba hasta el día siguiente para comer un producto lácteo, la mayoría de comentaristas al respecto establecen que esto quiere decir que esperaba seis horas; esto basado en la Masejta de Shabat 10a donde se menciona que los rabinos de la época consumían su comida de la mañana hacia el medio día. Por consiguiente el Shulján Aruj establece en Yoreh Deah 89:7 que se debe esperar un periodo de seis horas después de haber comido carne para consumir lácteos. 

Es importante anotar que el tiempo de espera se debe a dos motivos. El primero yace en la grasa contenida en la carne, debido a que esta es más densa permanece más tiempo en la boca. Por consiguiente, seis horas permiten que esa grasa y ese sabor se hayan disipado. El segundo yace en la posibilidad que un pedazo de carne se haya quedado entre los dientes. Halájicamente, la carne pierde su estatus de carne después de seis horas y por ende se puede consumir lácteos. En dado caso, es nuestra costumbre retirar cualquier rastro de carne que haya quedado entre los dientes después de consumir carne para así poder consumir lácteos apropiadamente y sin ningún riesgo de mezclar ambos elementos.

A diferencia de la espera entre carne y leche, la espera entre leche y carne es menor. El Talmud, nuevamente en Julín 105a, nos enseña que es suficiente si se come o bebe algo Parve (neutro) después de comer un lácteo para entonces consumir carne. El motivo para esto se debe a que la grasa láctea es mucho menos densa que la de la carne. En la actualidad, la costumbre es esperar una hora antes de consumir carne sin la necesidad de comer algo Parve. Hay algunas comunidades que siguen la costumbre de esperar media hora. Cualquiera de las tres opiniones es apropiada aún cuando muchas autoridades rabínicas establecen que no se debe comer carne después de un lácteo en una misma comida sencillamente para no dar la impresión que no existe ninguna prohibición al respecto. En un caso donde se pretenda comer carne después de haber comido lácteo, lo más apropiado es decir Brajot (bendiciones) finalizando la comida láctea, cambiar los individuales de mesa por aquellos destinados a comidas de carne y entonces proseguir con la comida de carne. De cualquier forma, lo más apropiado es consultar al rabino ortodoxo local para saber cuál es la costumbre local.