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El riesgo del aislamiento comunitario

Por: Rav Daniel Shmuels

La Halajá oscila entre dos opiniones; a saber, una Majmir (estricta) y una Mekyl (indulgente). A través de nuestra historia, el judaísmo “puro” se le otorga instantáneamente a aquellos que siguen las opiniones Majmir; por así decirlo, hay un grado de “santidad” que el judío promedio le entrega a aquel que en su cotidianidad vive bajo las alas de las opiniones Halájicas estrictas. De hecho; los más destacados Rabonim en sus compendios Halájicos, como lo son Rav Yosef Caro (autor del Shulján Aruj) y el Jafetz Jaim (autor de la Mishná Brura), si bien presentan la gama de posibilidades para cumplir la Halajá, siempre optan for finalizar sus Perokim (párrafos) con Brajot (bendiciones) y exaltaciones para aquellos que siguen la opinión más estricta. De cualquier forma, Halajá es Halajá y aquel que la cumpla al estilo Majmir o al estilo Mekyl, está cumpliendo con su deber como judío.

Dentro de la ortodoxia surgen movimientos internos de movilización frente a la observancia de la Halajá. Estos movimientos en su mayoría son individuales; es decir, un individuo decide cambiar su observancia bien sea de una perspectiva Majmir a una Mekyl o viceversa. Sin embargo, aún cuando muy escasos, también existen comunidades enteras que deciden cambiar su observancia Halájica. En la actualidad no tenemos un registro estadístico concreto que nos permita establecer si en el caso de comunidades enteras la observancia cambia en su mayoría de Mekyl a Marjmir o si de Majmir van a Mekyl.

La estadística nos enseña que la tendencia actual individual es mayoritaria cuando hablamos de una observancia Majmir a una observancia Mekyl; infortunadamente, en la mayoría de estos casos, la transición es radical y la persona deja por completo la ortodoxia. Es decir, técnicamente no forman parte de un grupo puntual dentro del judaísmo ortodoxo.

En el caso de comunidades que deciden unánimemente hacer la transición de observancia Halájica, lo que se puede observar con mayor frecuencia es el paso de Mekyl a Majmir. El único caso al que se puede hacer referencia frente a un movimiento contrario, de estricto a indulgente, es el de la “ortodoxia abierta” u open orthodoxy, el cual cuenta con la oposición de todas las instituciones ortodoxas tanto en Israel como en la diáspora. 

La ortodoxia abierta básicamente se caracteriza por tomar todas las decisiones Halájicas de manera indulgente para que el judío promedio logre llevar a cabo su judaísmo sin comprometer otros aspectos humanos de su ser como lo es la educación secular, el entretenimiento y el esparcimiento. Esto sencillamente quiere decir que al seguir la Halajá de manera puntual pero bajo la opinión menos severa, más judíos se pueden adherir al cumplimiento de la Torá y sus Mitzvot dentro del marco de la ortodoxia. Idealmente, ese es el objetivo de toda comunidad y de todo líder religioso comunitario; es decir, que más judíos observen y cumplan más Torá para entonces hacerla parte activa de su vida cotidiana.

La ortodoxia abierta surge de un movimiento mucho más grande denominado ortodoxia moderna o Modern Orthodoxy. Movimiento con el cual la mayoría de judíos en el mundo actualmente se identifican, aún cuando no la practiquen como tal. 

La innovación en su observancia estricta de la Halajá Mekyl, ha llevado a las pocas comunidades que se han unido a ella a sentir un aislamiento de las demás denominaciones ortodoxas; sin embargo, a pesar de ello, sus comunidades con mujeres líderes religiosas, con Minyianim compartidos, con Dayanot (mujeres jueces), con mujeres llamadas a la Torá, etcétera, va creciendo día a día y su aislamiento se está transformando en un movimiento sólido que a pesar del rechazo de los grupos ultra ortodoxos de extrema derecha, se presenta como el más accesible para el judío promedio. 

Ahora bien, uno es el aislamiento que puede sufrir una comunidad por su observancia dentro del marco de la ortodoxia como es el caso de la ortodoxia abierta; empero, su aislamiento social integral universal es inexistente. Dado el desarrollo y evolución que nuestros días presentan, comunidades con una observancia Mekyl tienden a ser más “abiertas” al cambio, el cual es una constante en nuestra sociedad actual. Este doble movimiento hace que su aislamiento sea sólo de la ortodoxia pero no de ellos hacia la ortodoxia ni al resto del mundo. Ese no es el caso de las comunidades que hacen la transición opuesta.

Cuando una comunidad decide “cerrarse” al mundo universal de hoy en día y adherirse a una observancia Majmir, el aislamiento cambia desde todo ángulo. La ortodoxia en general la aísla porque aún es incierto el devenir de sus decisiones. La comunidad se tiene que aislar de las demás para establecer los lineamientos que la distingan de cualquier otra comunidad Majmir. En pocas palabras, es un aislamiento total, la ortodoxia la aísla y ella se aísla de la ortodoxia y del mundo en general; entonces, sólo el paso del tiempo puede establecer dicho proceso como un acierto o no. 

El mundo Jasídico surgió bajo este concepto. De una ortodoxia estricta pasó a una observancia muchísimo más estricta, observancia Halájica que va más allá de la letra de la ley. Al Jasidismo le tomo más de un siglo poder establecerse firmemente como un movimiento ortodoxo formal. Igualmente sufrió ese doble aislamiento, tanto de la ortodoxia hacia ella como de sí misma con respecto a las demás comunidades y al resto del mundo. En el caso del movimiento fundado por el Baal Shem Tov, se aisló del mundo cotidiano para crear y establecer el imperio judío que es hoy en día. He aquí un dato más interesante, dentro del Jasidismo ha surgido una que otra secta que decide ir aún más allá de esa observancia extrema Majmir, como lo es la secta Lev Tahor, que  a su vez vive en la actualidad ese doble tipo de aislamiento.

De cualquier forma, también dentro de la ortodoxia en general surgen comunidades que deciden aislarse para llevar a cabo una observancia más estricta de su judaísmo. Este es el caso de los judíos sirios con su famosa Takaná (decreto rabínico). Se aislaron del mundo judío y del universal y hoy en día son el grupo judío con menor nivel de asimilación que hay en el mundo.

Lastimosamente no todos los cambios de observancia son un éxito y mucho menos cuando se habla de comunidades. Existen riesgos que pueden convertirse en una bomba de tiempo. La fractura social interna de una comunidad, la cohesión por ideales de religiosidad, la incertidumbre de una permanencia radical extrema, etcétera, son algunos de los problemas que pueden surgir cuando se toma esta decisión. En teoría, todas las opciones son maravillosas pero cuando una realidad comunitaria se vive día a día y se siente el peso del aislamiento doble, los valores éticos religiosos sobre los cuales se tomó la decisión toman vida. Nuestra historia nos ha enseñado que sólo cuando dichos valores son intrínsecos a los miembros de la comunidad esta puede sobrevivir y conquistar el territorio Halájico que se pretende obtener; de lo contrario, podemos caer en una erradicación y dispersión total comunitaria o terminar siendo una secta con trazos de culto que vive aislada de la realidad judía actual mundial.