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Los judíos y el partido Demócrata en los EUA

Por: León Celnik

Audio: Raquel Goldschmidt

De acuerdo con el informe “Hechos del Mundo” de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los EUA), de los 14.5 millones de judíos que habitan el planeta, y solo después de Israel, que cuenta con 6.5 millones (45%), en los EUA residen 5.7 millones (39%) de almas, Entre los dos, conforman el 84% de la comunidad mundial. De ahí la importancia de lo que ocurre en estas dos naciones para el resto de las colectividades hebreas a nivel global.

La Cámara de Representantes del Parlamento americano, de mayoría demócrata, acaba de aprobar por abrumadores 407 a 23 votos, una resolución de “Condena a toda forma de discriminación, expresiones de odio como la intolerancia a los afroamericanos, nativos americanos y otras personas de color, judíos, musulmanes, hindúes, sikh, inmigrantes y otros afectados por el fanatismo”, cuando la proposición presentada originalmente se trataba de una condena específica al antisemitismo.

Aunque considero muy importante que se apruebe una resolución tal y como quedó, la presente evadió olímpicamente la motivación original, que estaba planteada exclusivamente para sancionar los barbáricos actos eminentemente antisemitas, mismos que preocupante y trágicamente se han venido repitiendo en los últimos tiempos, no solo en los Estados Unidos, sino a nivel mundial.

La contrapropuesta fue presentada e impulsada por las Representantes Rashida Tlaib (de origen palestino) e Ilhan Omar (nacida en Somalia), primeras musulmanas electas para el Congreso americano y Alexandria Ocasio-Cortez (portorriqueña, auto declarada como de origen judío), las “Rock Stars” del nuevo parlamento, todas ellas por el partido Demócrata, quienes desde antes de su elección y especialmente a partir de entonces, se han manifestado abiertamente antisraelíes, la última reencarnación del antisemitismo, llegando la R. Omar al punto de acusar públicamente al Congreso con el malicioso, tendencioso y muy trillado argumento antisemita de haber sido comprado con millones de dólares por parte del AIPAC (Comité para asuntos públicos americano israelíes) con el propósito de apoyar a Israel, (aunque posteriormente, tarde y por razones de conveniencia política, se haya identificado como “filosemita” ante la comunidad judía de los EUA), idea que fue duramente cuestionada por un buen número de parlamentarios e inclusive algunos demócratas y el propio Presidente Trump han pedido su dimisión del cargo.

De los 9 senadores judíos que hay en este momento en el Senado norteamericano, 8 son demócratas y 1 independiente progresista, Bernie Sanders; no hay judíos republicanos en esta sala del Parlamento. Y de los 28 Representantes a la Cámara, 27 son demócratas y 1 republicano. Esto no es casual. En su mayoría e históricamente, los judíos, en su gran mayoría, son y han estado vinculados al partido Demócrata y colocado un gran número de Senadores y Representantes.

Los inmigrantes judíos que llegaron a los EUA, generalmente lo hicieron huyendo de las masacres, persecuciones, pogroms, discriminación e injusticias a las que brutalmente eran sometidos en los países donde residían, en particular, pero no exclusivamente, de Europa del Este. En cambio, al llegar a este país y a pesar de las grandes dificultades por las que debieron atravesar para lograrlo, habitualmente encontraron tolerancia sin discriminación, salvo casos muy puntuales. Recordemos que los primeros colonos buscaban empezar una vida nueva desde ceros, tratando de dejar atrás todas las adversidades en sus lugares de origen, buscando libertad e igualdad de derechos. Y han sido los judíos, agradecidos por esas mismas razones, grandes defensores de los derechos humanos, no solo en esta nación, sino a nivel mundial. El lema hebreo “Tikun olam” que traduce “Reparar el mundo”, ha caracterizado a muchos de los miembros de esta colectividad y con ello, su gran empeño por acompañar o liderar las causas en favor de los menos favorecidos, los desprotegidos, las minorías, los desplazados, en fin, los segregados, por lo que tanto los elogiara el Reverendo Martin Luther King Jr., campeón de los Derechos Humanos.

Así las cosas, no es de extrañar que, desde un principio, los judíos se hayan identificado y vinculado al ala liberal de la política americana, el partido Demócrata, inclusive, a la extrema izquierda, como Bernie Sanders, Alcalde, Representante, Senador y últimamente precandidato a la presidencia de los EUA.  

Una de las instituciones liberales americanas más representativas de lo expuesto es la célebre organización HIAS (Sociedad de ayuda hebrea para los refugiados) que inició labores en el siglo XIX auxiliando a los inmigrantes judíos y desde entonces, a todos aquellos que lo requirieran a nivel mundial y sin importar nacionalidad, credo o ideología, muy citada recientemente por su labor en pro de los refugiados e inmigrantes centroamericanos que se enfilaban hacia la frontera con México, lo que fue el argumento del racista Robert G. Bowers, para asesinar a sangre fría a 11 ancianos judíos el 27 de octubre de 2018 en una sinagoga de Pittsburgh, precedido inmediatamente antes del horrendo crimen por sus propias palabras: “A HIAS le gusta traer invasores (refiriéndose a los inmigrantes) para que maten a nuestra gente. No puedo sentarme y ver cómo matan a mi gente. Que se j… su visión, voy a entrar".

Tampoco creo que sea coincidencia ni extraño que en la última encuesta haya disminuido ostensiblemente el respaldo a Israel y a los judíos a nivel nacional de los EUA. Más aún; recientemente David Duke, uno de los más siniestros cabecillas de los Supremacistas Blancos y exlíder del Ku Klux Klan, la extrema de la extrema derecha norteamericana, elogió y dijo textualmente en su página web que “Por desafío al Z.O.G. (Gobierno de ocupación sionista), Ilhan Omar (extrema izquierda) ¡es ahora el miembro más importante del Congreso de los Estados Unidos!”. ¡El antisemitismo acerca peligrosamente a las extremas derecha e izquierda!

Las Representantes demócratas antes mencionadas, no ocultan para nada su animadversión hacia el Jefe de Estado y aprovechan su posición política para beneficiar su propia vocación antisraelí, asentándose en uno de sus pilares que es la contradicción a su adversario, este mandatario.   

Reconozco que el presidente Donald Trump, indudablemente ha sido y por mucho, el gobernante de esa nación que más ha apoyado a Israel y al judaísmo en su historia. Inclusive, a raíz de la resolución antidiscriminación a la que nos referimos al principio, dijo que los demócratas se habían convertido en un partido antijudío. ¿Pero, me pregunto, si toda esa prodigalidad de amistad y preocupación proveniente de un mandatario con gran aceptación por la recalcitrante ultraderecha, pero uno de los índices generales de rechazo más altos, no solo en su país sino a nivel mundial, no se está convirtiendo en un búmeran que por ahora está produciendo y a la larga hará mucho más daño que beneficio a su propia población en general, a la comunidad judía americana en particular y, quizá, al planeta entero? Aquí se podría aplicar la Tercera Ley de Newton: “A toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección, pero de sentido opuesto”.

Los valores que representa el actual partido Demócrata se están apartando de su doctrina original, emparentándose más con una extraña y foránea izquierda, un lugar en la “terra incognita” de lo “políticamente correcto”. La polarización política creada por el presente gobierno, que, si bien siempre existió, ha desbordado en una guerra de intereses mucho más allá de la simple diferencia de opiniones. Ha dividido trágicamente a su pueblo y los judíos/Israel están en medio de la pugna, como ha sido costumbre a lo largo de la historia, los “chivos expiatorios”, padeciendo trágicamente los más aciagos efectos. De hecho, ya hay varios precandidatos a la presidencia por el partido Demócrata, con un fuerte tufillo antisemita.

Tengamos la esperanza de que la cordura vuelva a reinar en el país refugio de quienes buscan la libertad y la igualdad y donde los derechos humanos han sido siempre un sueño posible.