Imprímeme

Judíos jefes de Estado o de Gobierno en la diáspora

Por: Jack Goldstein

Estoy gozándome un estado de orgasmo mental. La imagen de Bogdan Chmelnitsky revolcándose en su tumba viendo a los dos Volodymyr, (Groysman y Zelensky) sentados en su trono no es para menos. Hoy son, respectivamente, Primer Ministro y presidente de Ucrania y el momento el preciso para brindar a la memoria de nuestros antepasados perseguidos por los cosacos. Hace 350 años, Ucrania fue escenario de los peores pogroms de la historia. Hoy en día, son muchas las plazas y calles bautizadas en honor al sanguinario Bogdan o al macabro nazi, Estepan Bandera. Posiblemente, dentro de algunos años, existan avenidas en honor a nuestros paisanos también. En una Ucrania donde los partidos neonazis están en auge, en parte por la pobreza y en parte por el belicismo contra el gran Oso Ruso que ya se tragó a Crimea y a las provincias orientales de Luhansk y Donetzk, también es posible elegir a dos judíos como sus máximos líderes políticos.

Pero esta historia no es excepcional así no estemos acostumbrados a vernos figurar en política. La verdad es que hemos participado activamente de muchos gobiernos, como en el senado gringo donde, en promedio, 10% son judíos. En muchos casos, nos enorgullecemos de listar a paisanos que a sí mismos ni se considerarían miembros de la tribu. Muchos llegaron a esos cargos por estar asimilados, y otros se asimilaron para acceder a esos cargos. En épocas bíblicas tuvimos a Josef en la corte del Faraón, a Daniel en la del rey, y a Mordejai reemplazando al malvado Hamán. Existieron figuras poco conocidas como la reina de Adiabene o los reinos judíos de Yemen y el Hiyaz en la actual Arabia Saudita, pero tocó esperar milenios para repetir la historia de líderes judíos entre naciones no judías.

Tenemos “casis” como Joe Lieberman y Bernie Sanders en Estados Unidos. Están quienes apenas hace una o dos generaciones eran judíos, como Sarkozy o Kuczynsky, o la dupla increíble de Nicolás Maduro y Capriles Radonsky en Venezuela. También están aquellos que nacieron judíos, pero quienes en su infancia se convirtieron, como Benjamín Disraeli y Petre Román. El primero, el más célebre Primer Ministro Británico de su época imperial, y el segundo, el Primer Ministro de la Rumania post Comunista.  Como anécdota, un conocido acá en Bogotá también optó por el bautizo durante su época universitaria porque quería llegar a presidente de la República del Sagrado Corazón. Como dirían en su nueva fe, quedó con el pecado, pero sin el género. Para cuando este artículo sea publicado, sabremos si Laurentino Cortizo Cohen fue elegido presidente de Panamá, y si Itzjak Farji lo fue en Guatemala. Para el caso, Costa Rica y Perú han tenido varios primeros ministros o vicepresidentes de la tribu.

Les comparto algunas curiosidades “recientes” de judíos jefes de estado o gobierno en la diáspora:

Ya contamos con alguien en nuestra querida comunidad bogotana que quiere lanzarse a presidente de Colombia dentro de 20 años y con partido propio. Ojalá tengamos es honor y que nos traiga mejores días a todos.

Bibliografía:

Jewish Heads of State / wikipedia