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De Sota a Nazir

Por: Rav Daniel Shmuels

La Parashá de esta semana, Nasó, toca dos temas que superficialmente parecen no tener ninguna conexión; empero, nuestros sabios nos enseñan lo contrario. La Parshá nos enseña las leyes de Sota para inmediatamente después entregarnos las leyes de Nazir. Por su lado, Sota es una mujer de quien se sospecha ha cometido adulterio (a diferencia de la creencia popular donde Sota es irrefutablemente una mujer infiel) y Nazir es una persona que voluntariamente toma un voto de abstinencia por un periodo de determinado para no beber vino, cortarse el pelo o quedar ritualmente impuro por medio de entrar en contacto con un muerto. Realmente dos personas que parecen encontrarse en polos opuestos.

El Talmud, en la Masejta de Sota 2a, nos enseña que cualquiera que vea la degradación que sufre una Sota se dará cuenta que tal comportamiento  inapropiado, por lo general, proviene del resultado de consumir alcohol excesivamente; por consiguiente, esa persona prometerá convertirse en un Nazir para no tomar vino y así no llegar a esa degradación.

El vínculo que nuestros sabios establecen entre una Sota y un Nazir es el del alcohol. El uso excesivo del mismo, usualmente, conlleva a cometer una atrocidad como el adulterio y frente a tal posibilidad, la solución es la abstinencia absoluta, aún cuando sea sólo por un periodo de tiempo, abriendo la puerta a convertirse en un Nazir. Obviamente, la solución para evitar el adulterio no radica en no consumir alcohol y en última instancia el convertirse en Nazir es sólo por un tiempo; entonces, ¿qué pasaría cuando su periodo de tiempo llagase a su final? Acaso, ¿volvería la persona a caer en la “tentación” del alcohol? Es más, ¿si el exceso de alcohol es tan grave por qué tenemos celebraciones religiosas donde se promueve el consumo excesivo del mismo? 

Pues bien, desde la perspectiva Halájica beber vino es un acto loable en ciertas ocasiones; de hecho, es mandatorio durante la santificación de nuestras festividades y ocasiones especiales como lo es el Kidush de Shabat e Yom Tov, Havdalá, las cuatro copas del Seder de Pesaj, la copa de vino, sobre la cual se dicen las Sheva Brajot (siete bendiciones) que beben los novios bajo la Jupá, la copa de vino que se usa durante el Brit Milá; más aún, el Shulján Aruj en Oraj Jaim 529 nos indica que es obligatorio que todo hombre beba vino durante los días de Jol HaMoed (días intermedios) de las festividades de Pesaj y Sucot.

De cualquier forma, la Halajá no nos dice, bajo ninguna circunstancia, que en estas ocasiones debemos beber vino hasta el punto de embriagarnos para cometer cualquier tipo de insensatez debido al alcohol. Aparte de ello, también está la opción del jugo de uva, pues en última instancia se trata del fruto de la vid; aún cuando, de acuerdo a muchos Poskim, no es apropiado para la mayoría de la ocasiones usar sólo jugo de uva.

De acuerdo a esto, el Midrash Raba en Levítico 12:1 nos enseña que beber vino en exceso puede conllevar a transgredir las leyes de Taharat HaMishpajat (pureza familiar), emitir veredictos inapropiados en temas de Torá y además empobrecernos. La Halajá, entre otros tantos temas, toma esta enseñanza de nuestros sabios como base para aclarar la porción de vino necesaria para llevar a cabo las diferentes Mitzvot. Entonces la pregunta que nos compete a continuación es; a saber, ¿cuánto es la medida mínima y la medida máxima de vino para llevar a cabo estas Mitzvot?

Paradójicamente, a pesar de nuestro tema en cuestión, la Halajá no proporciona una medida máxima para cada una de las ocasiones mencionadas anteriormente. Por su parte, el Shulján Aruj 472:9 nos dice que la medida mínima para hacer Kidush es un Revi’it; lo cual, literalmente significa un cuarto. Pero, ¿cuánto es un Revi’it? El Talmud, en la Masejta de Pesajim 109a, nos enseña que un Revi’it equivale, tomando como referencia nuestros dedos, a un cubo de 2x2x2.7 de dedos. Así mismo, Mesora nos enseña que un leño equivale a 6 huevos y un cuarto, un Revi’it, de ese leño equivaldría a un huevo y medio en cantidad. 

Estas medidas nos dejan un poco en las tinieblas porque ambas son inconsistentes consigo mismas, lo cual nos llevaría a otra discusión; por consiguiente, para aclarar este asunto tomaremos la decisión tomada por el Posek más grande del siglo XX, Rav Moshe Feinstein, quien estableció que un Revi’it equivale a 4.42 onzas (130.7 ml). 

En este punto es necesario aclarar que las Mitzvot MiDeOraita (de la Torá); por ejemplo, Kidush de Shabat por la noche exigen el Revi’it mientras que las Mitzvot MiDeRabanan (de los rabinos); vale decir, Kidush de Shabat durante el día exigen una medida diferente. El Ramá, en su Mefá 183:2, establece que sin importar la medida que contenga una copa, aún cuando sobre pase la medida, se la debe llenar hasta rebosarla. Ahora bien, ¿cuánto de ella de debe tomar? Lo mínimo, las medidas ya establecidas. 

En cuanto a las otras festividades donde, la Halajá así lo legisla, es nuestra tradición beber en exceso como el caso de Purim, queda la pregunta abierta frente el juego de palabras utilizadas para describir el nivel de embriaguez permitido. La opinión general rabínica es que personas menores de 40 años no deben exceder más de 4 copas equivalentes a un Revi’it. Pero con todos los años que tengo encima no veo que  el judío en general siga estos parámetros en la actualidad; es más, ni siquiera en mis años en Yeshivá veía que mucho de los Bojurim y Rabonim siguieran estos lineamientos.

La Halajá establece que si una persona se encuentra bajo el efecto de un Revi’it de alcohol no puede llevar a cabo las siguientes actividades; a saber, no puede rezar, no puede emitir veredictos de Torá y si es un Cohen, no puede dar la bendición sacerdotal.

Para finalizar, me parece más que apropiado traer a colación del Sefer Mishlei (libro de proverbios), escrito por el hombre más sabio de nuestro pueblo, Sholomo HaMelej (el rey Salomón) un Pasuk que nos proporciona una guía sobre los peligros que el alcohol puede causar en nosotros: “¿Quién tiene tiene heridas sin causa? ¿Quién tiene ojos de sangre? Aquellos que se sientan tarde con vino, aquellos que vienen a buscar vino mezclado. No mires al vino cuando esté rojo, cuando él pone sus ojos en la copa, se va suavemente. Por último, morderá como una serpiente y picará como una víbora. Tus ojos verán mujeres ajenas y tú corazón te hablará confusamente” (23:29-33).