Por: Rav Daniel Shmuels
La Parashá de esta semana, Eikev, contiene el segundo párrafo de la lectura completa de la Brajá (oración) que conocemos cómo el Shemá.
La Parashá de la semana anterior, Va’Etjanan, contiene los seis versículos que forman el primer párrafo del Shemá en Devarim 6:4-9, la Parashá de esta semana contiene los nueve versículos que forman el segundo párrafo en Devarim 11:13-21 y en el Sefer Bamidbar 15:37-41 encontramos los otros cinco versículos que forman el tercer párrafo de la oración completa para formarla en un total de 20 versículos.
Los tres párrafos del Shemá; es decir, sus veinte versículos, enumeran la base fundamental de la creencia judía y las prácticas de la fe incluyendo el recitar esta oración por parte de todos nosotros todas las mañanas y todas las noches de nuestras vidas. En ella recitamos la unicidad de Dios, nuestro amor absoluto y eterno hacia Él, el estudio de Torá, la educación nuestra como judíos, las Mitzvot de Tefilin, Tzitzit y Mezuzá, el concepto de castigo y recompensa y el eterno recuerdo de Egipto. Sin lugar a dudas, esta es la oración más importante para todos y cada uno de nosotros. El Shemá es la oración más importante para el pueblo judío a lo largo de toda su historia.
Es por esto que resulta pertinente tener presente algunas de las Halajot que son necesarias para cuando recitamos esta importante oración todos los días. Debido a su continua enunciación iniciaré por la obligación de tener absoluta concentración, reverencia y respeto cuando la recitamos. El Shulján HaRav nos dice que el mensaje del Shemá siempre debe considerarse más que valioso, como si fuera un nuevo mensaje cada vez que lo recitamos y no como un mensaje viejo que se ha vuelto duro.
Antes de iniciar el recitado del Shemá es necesario que la persona tome un segundo para reflexionar, contemplar y entender que cuando inicie su recitado se está cumpliendo con el Mandamiento Divino para así concentrarse más en su proceder. Es por ello que se debe de enfocar en el significado de cada una de las palabras de la oración. La exigencia mínima es que se concentre en el significado de la primera línea de la oración; a saber, “Shemá Israel, HaShem Eloheinu, HaShem Ejad” (Escucha Israel, Dios es Eterno, Dios es Uno). Aún cuando una persona no se concentre en el significado de las demás palabras de la oración, la persona ha cumplido con su deber y no es necesario que repita la oración.
Cuando se pronuncia el versículo Ve’ahavta (Y deberás amar a Dios...) la persona debe, por lo menos, intentar introducir el amor de Dios en su corazón de una manera franca. Esto se logra recitando la oración con mucha concentración aún cuando resulte sólo en deseo y no en realidad. Para aumentar la concentración está prohibido que una persona haga cualquier tipo de movimiento durante el primer párrafo del Shemá, es por ello que en Piskei Teshuvot 63:3 se establece que no se debe recitar el Shemá mientras se está manejando.
El Shemá se puede recitar sentado o de pie. Una persona postrada lo puede recitar acostado aún cuando algunas autoridades establecen que es necesario que se haga de lado mientras esté acostado. Una persona no se debe parar si está sentada para recitar el Shemá porque nuestros sabios no lo hicieron. Algunas comunidades recitan el Shemá de pie y esa es su costumbre, en dado caso la persona se debe poner de pie en tanto hace parte de la congregación.
Se deben cubrir los ojos con la mano derecha en tanto se dice el primer versículo del Shemá para poder aumentar la concentración y entender el significado de cada una de las palabras. Es por ello mismo que ese versículo se debe decir en voz alta. Nuestros sabios nos enseñan que el primer versículo se debe recitar de la siguiente manera: “Shemá Israel -pausa- HaShem Eloheinu -pausa- HaShem Ejad -pausa-“. Enseguida, el segundo versículo, “Baruj Shem Kevod Maljutó LeOlam Vaed”, se recita en un tono casi inaudible y de corrido a excepción de Yom Kipur cuando lo recitamos igualmente en voz alta y con una pausa después de cada palabra.
Si bien, no es necesario saber el significado de cada una de las palabras de los tres párrafos del Shemá, es necesario que se pronuncien todas las palabras y letras de la oración apropiadamente y separadas unas de otras de acuerdo al Nusaj de cada comunidad.
En relación con lo anterior y la importancia de pronunciar cada palabra del Shemá apropiadamente, nuestros sabios nos enseñan que las 248 palabras del Shemá equivalen a los 248 órganos del cuerpo (masculino), donde cada órgano del cuerpo es curado por cada palabra del Shemá; sin embargo, el Shemá sólo tiene 245 palabras, es por tal motivo que el Jazán debe repitir las tres ultimas palabras, para así completar las 248 palabras. Toda la congregación está obligada a escuchar estas tres palabras así no haya terminado su recitado e inclusive si no ha llegado a esa parte. Para aquellas personas que rezan sin Minyan, es la costumbre de algunas comunidades recitar las palabras “Aní Adonai Eloheijem” dos veces. Si su caso es el de rezar solo sin Minyan, comuníquese con su ROL (Rabino Ortodoxo Local) para seguir el Minjag de su comunidad.
En el dado caso que una persona no se acuerde si recitó o no el Shemá, es necesario que lo haga nuevamente. Si existen complicaciones de memoria permanente como enfermedades crónicas, nuestros Poskim se dividen en las opiniones. Algunos establecen que no es necesario que la recite en tanto la probabilidad que la haya recitado es muy alta mientras que otros consideran que la debe decir nuevamente. En ninguno de ambos casos se legisló a partir de una línea de base científica ni las implicaciones de decremento o mejoría en acciones repetitivas compulsivas para pacientes con enfermedades crónicas de memoria. Nuevos tiempos implican nuevas legislaciones y decisiones que cubran a toda la población de Israel. Frente a este último aspecto es necesario hacer una nueva legislación que incluya los últimos descubrimientos científicos en esta área; a pesar de las decisiones de nuestros Poskim actuales, en este caso específico es necesario recurrir nuevamente a la opinión y decisión del rabino comunitario local para seguir los lineamientos de la congregación y los nuevos aportes científicos. Nuestra sagrada Halajá no es una entidad independiente que pasa de largo los posibles decrementos o mejorías de salud en sus actualizaciones.