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La zona gris de Lo Yilbash

Por: Rav Daniel Shmuels

Anteriormente, a propósito de la Parshá de esta semana, ya se había expuesto la problemática del travestismo. Con la inevitable posibilidad de caer en una intensa repetición y a pesar de las múltiples Mitzvot que nos presenta la Parshá, no es difícil ver que este tema de “Lo Yilbash” (no vestir ropas del género anatómico opuesto) se presenta en la actualidad como uno de los principales retos para nuestro judaísmo. 

El reto yace en la posibilidad que la Halajá nos introduce cuando nos habla de vestimentas que en cierta locación geográfica son para hombres y para mujeres exclusivamente. Por más que exista un concepto general del código social de vestimenta para cada género anatómico; la cosa, día a día, se convierte cada vez más en una zona gris y no en un blanco y negro específico. Esto, gracias a la globalización que el mundo de la tecnología y telecomunicación nos ha traído. 

Esta situación específicamente ha llevado a nuestros Poskim (legisladores) a ampliar cada vez más ese espectro que en esta ocasión se nombrará como zona gris. Zona gris porque es una zona en donde cualquiera de los géneros puede utilizar la vestimenta del género opuesto o porque el concepto de “unisex” ha crecido enormemente y ha ingresado en muchos de los ámbitos que antiguamente eran exclusivos para uno de los dos géneros clásicos.

Lo Yilbash es una prohibición MiDeOraita (de la Torá), es una prohibición tanto para hombres como para mujeres aún cuando lo hagan en la privacidad de un lugar en donde nadie les pueda ver. Un punto fundamental en la prohibición es que la persona no pueda ser reconocida como tal al usar prendas y accesorios del género anatómico opuesto; así mismo, la prohibición incluye el acicalarse tal como lo hace una persona del género contrario. A pesar de esto, el Rama en Yoreh Deah 182:5 establece que la prohibición incluye utilizar un artículo que pertenezca al género contrario; por ejemplo, una mujer no puede utilizar un sombrero, un cinturón, unos zapatos o una corbata de hombre aún cuando todo el resto de su vestimenta sea claramente de mujer. Así mismo un hombre no puede utilizar un Teijel, un chal, o joyería de mujer por más que todo el resto de su vestimenta sea totalmente masculina. 

Ahora bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, he aquí unos cuantos ejemplos de situaciones en donde la prohibición de Lo Yilbash es posible de ser suspendida, quedando en una zona gris, por cuanto la mayoría de Poskim legislan una posición indulgente bajo ciertas circunstancias y Lo Yilbash ya no es Lo Yilbash pero sigue siendo incluido dentro de la prohibición. He ahí otro aspecto gris del asunto. 

El común denominador entre estos Poskim para su decisión radica en que la prohibición de Lo Yilbash sólo es aplicable si la Kavaná (intención) es la de embellecerse, adornarse o llamar la atención sobre sí mismo; empero, si la Kavaná de la persona difiere de esas tres posibilidades está permitido. Rav Bach, Rav Taz y Rav Shaj en relación con Yoreh Deah 182:5 hacen el caso de protección frente al clima; por ejemplo, un marido puede utilizar el suéter, bufanda, medias, o pantuflas de su esposa si tiene frío y desea calentarse. Así mismo puede utilizar sus botas, su abrigo de lluvia o su sombrilla si se tiene que proteger de la lluvia; es más, hasta su delantal de cocina si está cocinando para que no se salpique. Obviamente hay opositores frente a esta legislación pero la Halajá básica sigue la opinión más indulgente y es la que seguimos en general en la actualidad.

Bajo esa misma óptica legislativa, Avnei Yashfei en 4:90-4 y en Teshuvot Torá Lishmá 214 legislan por el caso de protección de un objeto material de valor económico o emocional. Básicamente hablan de accesorios como un reloj, un anillo, una cadena y hasta unas gafas de sol. Es decir, con tal de salvaguardar el anillo, el reloj, la cadena o la pulsera de la esposa, está permitido que un marido las use para que ni ella corra peligro ni los objetos valiosos se pierdan. Si bien, el Lashón (lenguaje) que utiliza la Halajá es de marido y mujer, nuestros Poskim y Guedolim actuales amplían el espectro sencillamente a hombre y mujer. 

Aunque parezca un tanto ajeno a nuestra cotidianidad, es gracias a estas decisiones que hoy en día vemos como obvio el que la Halajá permita que un hombre utilice anillos incluyendo el de matrimonio, el que pueda usar un clip de pelo para sostener la Kipá o inclusive el poder montar una bicicleta de mujer. Todos estos objetos antiguamente eran absolutamente Lo Yilbash. ¡Cosa maravillosa que nuestra Halajá sea dinámica! Todo lo anterior es un ejemplo de ello. 

Esas grandes decisiones han permitido que una mujer pueda utilizar pantalones y abrigos de esquiar o que utilice pantalones al ejercitar sin estar restringida a un área en donde sólo haya mujeres para poder hacerlo. Nuevamente, hay comunidades que se oponen rotundamente a esto y hay Poskim que legislan en contra de tales comportamientos; empero, la Halajá básica sigue apoyándose en la opinión más indulgente aún en estos ejemplos. El motivo yace en que hoy en día muchos de los pantalones y abrigos de esquiar tienen un diseño específico para la mujer al igual que la ropa de ejercicio; de cualquier forma, aún cuando no existieran tales diseños y telas, recordemos que la Kavaná en este caso es de protegerse contra el frío y los golpes así como para la posibilidad de poder ejecutar apropiadamente un ejercicio sin riesgo de accidentarse. En todos estos ejemplos el común denominador es el de proteger y prevenir una posible tragedia. 

Si bien Lo Yilbash pretende ser blanco y negro, gracias a la facultad dinámica de la Halajá, hoy en día tenemos la posibilidad de ver las cosas más mínimas como obviamente no Lo Yilbash. Cosas, objetos de valor y circunstancias que antiguamente eran categorizadas como prohibidas hoy en día son permitidas bajo ciertas circunstancias. No es necesario tomar una posición revolucionaria para saber que en un futuro cercano esta zona gris de Lo Yilbash aumentará su espectro de posibilidades.