Por: Raquel Goldschmidt
Siempre que nos trasteábamos mi esposo y yo, mi mamá nos traía una bolsita con una vela, sal, pan y aceite. Era la tradición judía familiar. Yo no preguntaba, me parecía ya algo natural y la dejaba allí olvidada hasta que nos trasteábamos nuevamente, entonces cuando debíamos trastearnos nuevamente encontraba la bolsa con estos objetos… ¿Qué hace esto acá? y recordaba: ah sí, los Bube mances (Cuentos de la abuela) de mi mamá.
Estuve investigando y me he llevado la gran sorpresa, no eran exactamente bube mances, claro está, no sé si me hubiese fascinado tener pollos y gallinas vivos en mi apartamento antes de trastearme, y al leer esto agradecí la costumbre “recatada” de mi mamá. Averigüé que existen estas costumbres ya desde épocas Talmúdicas y llevan un orden específico para ciertos elementos, que con el tiempo se volvieron tradición. Algunos de ellos cambiaron de objetos, dependiendo de la zona geográfica donde se desarrollaban comunidades judías, pero las creencias y costumbres tenían –tienen- la misma base y criterio. A continuación la interesante descripción de estos objetos, algunos de ellos sorprendentes, otros más razonables.
No solamente el judaísmo tiene costumbres de entrar algo a la casa antes de pasarse a vivir allí, hasta encontré algunas creencias muy simpáticas como la de la India: llevar una vaca al nuevo hogar –la vaca es un animal sagrado para los hindúes- y envolver una guirnalda de flores en su cuello. En serio, aquí en Bogotá o en nuestras ciudades un poco más desarrolladas no lo recomiendo.
El rabino de Chabad, Naftali Silberberg, explica que de acuerdo a los sabios talmudistas, -Rosh Hashaná 16b; Bava Metzia 75b- el mudarse a una nueva casa trae consigo un nuevo mazal, la suerte cambia y se ruega a Dios que sea mazal tov buena suerte y para bien. Para este ruego a Dios se simboliza con los valores morales y espirituales que entrarán a la casa en primera fila.
Hay una costumbre sefaradí de no trastearse un martes “En martes ni tu casa mudes, ni tu hiya cazes, ni tu ropa tajes”. Lo interesante es que según la versión Chabad, el martes es el día propicio para trastearse, pues es el único día de la creación del cual dios dijo dos veces que es bueno. Shabat y festividades no se debe trastear, lunes y miércoles son días poco favorables según la Cábala para trastearse pues considera que esos días el atributo Divino de Severidad predomina durante esos días. Conclusión: trastéate el domingo.
Aunque no hay un orden específico, una tradición que encontramos en cada hogar judío es la instalación de una mezuzá aún antes del trasteo, lo primero que se hace. Por lo general, he visto que se instalan el día de la inauguración de la casa, cuando ya están trasteados y listos, más o menos un mes después del trasteo, pero la teoría de Chabad, es instalar primero una mezuzá. La mezuzá no solamente identifica un hogar judío sino recuerda que lo que hagamos al entrar o al salir de casa tendrá la bendición Divina, siempre y nos recuerda los compromisos que adquirimos con nuestro Dios.
Lo primero que debe entrar a una casa, es: Sal y pan. Hay varias interpretaciones pero básicamente el pan: que nunca falte parnasá –sustento- la sal: puede ser el símbolo de permanencia, que dure lo que se tiene o de condimento, que no solo sea pan.
Se recomienda que lo primero que entre a la casa, o lo primero que se ordene sean libros de temática judía. Conocí una familia que llevaban un sidur, junto con el pan y los demás elementos, y también una cajita de tzedaká –alcancía para caridad-. Esto establece que será un hogar de valores judíos y de bondad.
Algunas familias acostumbran a invitar amigos o vecinos con niños, quienes dirán el Shemá Israel. En nuestra comunidad, esta costumbre se realiza comúnmente cuando nace un bebé o una bebita, el primer Shabat, se invita a amigos con hijos pequeños para que acompañen al bebé recién nacido a decir el Shemá Israel. Es una actividad hermosa que llena de amor infantil y muy buenas energías el hogar. Es una linda idea realizar esta tradición al trastearse a un nuevo hogar.
Y aquí viene: hay una antigua tradición sefaradí que es la de llevar pollos y gallinas para que vivan allí y colocar cerca de la ventana una botella de aceite y un paquete de harina. Pocos días después y antes del trasteo, se llevan las aves donde el Shojet quien los sacrifica y esto, con el aceite y la harina se regalan a familias necesitadas. Esta tradición se inspira en el Rabino Yehuda Hejasid (1660-1700) quien decía “La persona no debe morar en una casa nueva por primera vez”, para que sean aves los primeros moradores y que entre al hogar y el aceite y la harina símbolo de abundancia, posteriormente la bondad de compartir lo que se tiene con los necesitados.
Cada persona debe entrar a su casa el día de la inauguración y los demás días, con buenas energías, amor a los valores ancestrales, a su identidad y buenos sentimientos.
Bibliografía:
Delacole.com
Chabad.org
20minutos.es