Por: Yaacov Amar Rothstein
Audio por Vilma Chaskel.
¿Cuánto hubieran dado nuestros antepasados por vivir en los prósperos días en los que nuestro pueblo se encuentra hoy en día? Dos mil años deambulando por el mundo: Expulsión tras expulsión, persecución tras persecución, acusación tras acusación, sufrimiento tras sufrimiento, lagrima tras lágrima. No hubo día en que no rezáramos por volver a Sion, nunca olvidamos a Jerusalem y nunca perdimos La Esperanza de que algún día volveríamos a la Tierra de nuestros padres.
Y finalmente, después de dos mil años de altibajos (en donde los alti eran apenas destellitos opacados por los tremendos bajos), en ese caluroso viernes 14 de Mayo de 1948 nuestro pueblo renació de entre las cenizas:
¡Se declaró la independencia del Estado de Israel!
Finalmente, después de dos mil años de Exilio volvimos a Casa.
Pero, ese 14 de mayo no fue el final de nuestra travesía. Pienso que por el contrario, que la historia de nuestro milenario Pueblo de hecho hasta ahora está comenzando.
Hace más de 250 años, el escritor y filósofo Jean Jaques Rousseau -quien tenía una postura relativamente favorable para con los judíos- escribió en su libro “Emilio, o De la educación” acerca de que los judíos tienen un mensaje para la humanidad, pero no podían dar ese mensaje en su época debido a que aún estaban en el Exilio. Así escribió Rousseau:
“Nunca sabré lo que realmente dicen los judíos mientras no tengan un Estado libre, escuelas y universidades donde puedan hablar y disputar sin peligro; sólo entonces sabremos lo que plantean”.
Si tan solo Rousseau hubiera alcanzado a vivir dos siglos más, hubiera presenciado como se hacen realidad las profecías sobre el renacimiento de Israel. Rousseau no hubiera podido contener las ansias de por fin poder escuchar el mensaje de Israel (redimido con un Estado) a la humanidad.
Ahora vivimos en ese histórico momento en el que los judíos por fin tenemos un Estado, que por fin tenemos "el micrófono" para hablar frente a las naciones del mundo y dar nuestro mensaje que por dos mil años habíamos guardado.
Pero…
¿Cuál es ese "mensaje" que supuestamente los judíos vamos a comunicar? O mejor pregunta aún ¿Quién será el vocero del Pueblo de Israel frente al mundo? Es decir, ¿Quién deberá tomar la responsabilidad de usar dicho "micrófono" en el podio internacional? ¿Acaso deberá ser un político? ¿O un profesional específico? ¿Un orador? ¿Un filósofo, un rabino? ¿O quizás esa responsabilidad recae sobre todos nosotros como sociedad judía? ¿Es la responsabilidad de solo los que viven en Israel o es del Pueblo Judío en su totalidad?
Aristóteles en su libro (La Política) definió al hombre como un "Animal Social" por naturaleza, mientras que el pensamiento instruido por la Tora llevó este concepto de Aristóteles unos pasos más adelante. Pues no solo que los hombres tenemos la cualidad de crear sociedades sino que es a través de la vida con hermandad y en colectivo que logramos elevar a la sociedad a un plano de perfección y divinidad.
Para el judaísmo, esta labor de elevar al colectivo no está reservada a personas específicas. Es decir, el poder de aportar al colectivo no es exclusivo de los intelectuales, ni de los clérigos, ni de los líderes. Sino que cada judío de forma individual tiene un significado y función en la comunidad. Todos, sin excepción pueden/deben contribuir al desarrollo de la humanidad: ricos y pobres, eruditos e iletrados… ¡Incluso los justos y los malvados!
Todos los judíos tenemos un cometido en este mecanismo social; todos somos parte de lo que nuestros Sabios denominaron “Klal Israel” (el colectivo de Israel).
Por lo tanto, es deber de cada uno de nosotros integrarse en la actividad colectiva con el fin de mejorar Klal Israel: siendo personas éticas en nuestros trabajos, comunidades y familias, respetando a nuestros ancianos, apoyando a nuestros líderes, a nuestro Estado, a nuestros jóvenes soldados que nos defienden en estos momentos tan tensos, educando a nuestros hijos con los milenarios principios judíos que se han transmitido desde el Monte Sinai hasta nuestros días… hasta nuestros envidiables días.
Volvimos a casa (Eretz Israel) y podemos empezar a enseñarle al mundo lo que antes no podíamos. Para esto debemos poner nuestro empeño y esfuerzo pues, si no lo hacemos nosotros mismos ¿Entonces quién lo hará? Debemos tomar acción porque la historia de nuestro Pueblo hasta ahora está comenzando. Y somos nosotros quien la definirá.
Solo así podremos moldear a Israel para que se cumpla la profecía “Israel luz de las naciones”, amén.
אָז יֹאמְרוּ בַגּוֹיִם הִגְדִּיל ד׳ לַעֲשׂוֹת עִם אֵלֶּה