2025-07-01 [Num. 1041]


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Artículos  - Israel y Sionismo

Gabriel Mondlak

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Por Gabriel Mondlak
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Israel y la Mentira que Ciega al Mundo: Un Llamado al Despertar

2025-05-27

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Hay momentos en la historia donde la oscuridad no llega en forma de bombas o invasiones, sino en forma de confusión. Estamos viviendo uno de esos momentos.

La humanidad está atrapada en una gran mentira. Una mentira que se ha disfrazado de causa justa, que se presenta como compasión por los débiles, pero que en realidad es una distorsión profunda del alma, de la historia y de la verdad. Esa mentira es la invención de una identidad palestina que no nace del arraigo, sino del resentimiento; que no está construida sobre amor a la tierra, sino sobre odio al otro.

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Imagen de "El Mundo", líder del Hamas involucrando a los niños palestinos

Muchos han caído en esa trampa. Personas que quieren hacer el bien, que desean justicia, pero que no se han tomado el tiempo de buscar de verdad. Porque si lo hicieran, verían que negar el vínculo del pueblo judío con la Tierra de Israel es una falsedad tan grotesca como negar la existencia del sol.

Esa tierra ha sido nuestra raíz por milenios. Cuando fuimos exiliados, ella también fue exiliada. Se volvió desierto, abandono, olvido. Y cuando el pueblo judío regresó, ella también despertó. Volvió a dar fruto, volvió a cantar.

Pero el mundo ha olvidado. O ha elegido no ver.

Hoy se alza una nueva generación que cubre su rostro y levanta su puño, gritando desde el dolor, pero también desde la ignorancia. Jóvenes que han sido criados en sociedades libres y prósperas, pero que ahora siembran odio en nombre de una causa que no conocen. Y muchos adultos los aplauden. Muchos líderes los excusan. Muchos intelectuales, por miedo o conveniencia, guardan silencio. O peor aún, mienten.

Y cada vez que esa mentira se repite, algo profundo se rompe en el mundo. Porque una sociedad que se alimenta de odio, que convierte a los victimarios en héroes y a quienes construyen en criminales, está sembrando su propia destrucción.

No estoy escribiendo esto para atacar a nadie. Lo hago porque creo que la humanidad tiene aún la capacidad de despertar. Creo que hay corazones sinceros que solo necesitan una sacudida, una invitación a mirar más profundo. A preguntarse: ¿qué estoy defendiendo? ¿qué mundo estoy ayudando a construir?

Israel no es un país perfecto. No hay país que lo sea. Pero es un país vivo, que ama la vida, que construye, que florece. Un país que protege no solo a los suyos, sino a toda persona que valora la vida y la libertad.

Donde el pueblo judío echa raíz, la tierra florece. No porque seamos mejores. Porque estamos comprometidos. Porque aún después de siglos de persecución, elegimos construir. Porque el alma judía fue moldeada para ser una fuente de bendición, no de venganza.

Y es precisamente por eso que estamos siendo atacados. Porque en un mundo que glorifica el caos, quien construye se vuelve una amenaza. En un mundo que ha perdido el sentido, quien sostiene la verdad se vuelve el blanco. Pero no por eso dejaremos de construir. No por eso dejaremos de decir la verdad.

Y a mis hermanos judíos, en especial a aquellos que hoy se sienten llamados a defender la causa palestina desde un lugar de compasión: les hablo desde el corazón. Sé que lo hacen porque sienten el dolor del otro. Y eso habla de la nobleza de su alma. Pero los invito, con todo el amor, a mirar más profundo. A conocerse mejor. A preguntarse si lo que están defendiendo está realmente alineado con el espíritu de justicia que heredamos de nuestros profetas, de nuestros sabios, de nuestra Torá.

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Imagen de Wikipedia - Mapa de Israel siglo 13 Antes de la Era Común -XIII AEC-

No se dejen arrastrar por el ruido del mundo. No abandonen su raíz por parecer más aceptables ante un mundo que, históricamente, nunca nos entendió. Están buscando justicia, pero desde la desconexión. Y sin conexión, la justicia se convierte en error.
Vuelvan a ustedes. Vuelvan a estudiar. Vuelvan a sentir orgullo de su historia, de su gente, de su tierra. No hay contradicción entre tener un corazón compasivo y defender la verdad. De hecho, esa es nuestra misión. Mostrarle al mundo que se puede amar al prójimo sin tener que mentir. Sin tener que odiarse a uno mismo.

Y a todos los pueblos del mundo: si ustedes deciden echar a los judíos de sus países, sepan esto: nosotros ya tenemos a dónde ir. Ustedes se quedarán con lo que sembraron. Con sus nuevos ídolos, con sus nuevas leyes, con sus nuevas generaciones encapuchadas. Buena suerte.

Esta es una advertencia, sí. Pero también una invitación. A despertar. A estudiar. A tener el coraje de pararse por la verdad, aunque duela. Porque cuando todo caiga —y caerá— los que hayan sostenido la verdad, serán los únicos que aún podrán mirar a sus hijos a los ojos.

Israel no es solo una tierra. Es una promesa. Una luz. Y esa luz, pase lo que pase, no se apagará.



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