El pasado miércoles 18 de junio en la noche, la Sala de la AIM expone “Inside” donde 4 importantes artistas de nuestra comunidad exponen, se abrió para dar lugar a un interesante conversatorio.
El curador, Camilo Chico, quien escogió las obras de cada artista, a quienes presentó y dedicó unas palabras sobre sus obras.
Esta exposición, que reunió algunas muestras de las obras de cinco artistas cuyas prácticas, aunque diversas en técnica y lenguaje, comparten una sensibilidad común por el cuerpo, la memoria y la tensión entre lo íntimo y lo colectivo.
A través del vidrio, el papel, el texto, la cerámica o el monotipo, sus trabajos se despliegan como fragmentos de una narración mayor: aquella que enlaza lo personal con lo simbólico, lo cotidiano con lo histórico.
Ellos son los artistas Robert Brandwayn, Isidoro Adatto, Tomás Chaskel, Joseph Kaplan y Vicky Possin.
El pintor Tomás Chaskel, cuyo trabajo se sitúa en la intersección entre lo literal y lo visual, permite que el objeto básico despliegue sus alas para volar dentro del imaginario, utilizando la imagen como resonancia poética. Sus piezas funcionan como superficies de inscripción donde formas, trazos y huellas se confunden en un mundo de tierra y agua para dar lugar a un lenguaje híbrido. Este trabajo convoca el significado como contenido, además de como gesto y textura, como si cada obra estuviera compuesta por una voz que no puede o no quiere ser enteramente dicha.
En diálogo con este universo sensible, las piezas de Vicky Possin nos introducen en cápsulas visuales donde cuerpos modelados en cerámica, vidrio, madera y metal habitan contenedores transparentes, frágiles, a veces herméticos. Estas figuras humanas encapsuladas evocan tanto la protección como el encierro, el deseo de conservar como la imposibilidad de escapar. La tensión entre forma y contenido, entre materialidad y emoción, nos confronta con preguntas sobre la vulnerabilidad, el aislamiento y la memoria corporal.
Por su parte, Joseph Kaplan trabaja a partir del accidente y la repetición. Sus monotipos, inspirados en el lenguaje del textil y del grabado, parecen recoger residuos, patrones o huellas de procesos anteriores. Como si se tratara de vestigios de un lenguaje táctil, sus obras oscilan entre el registro del azar y la búsqueda de un orden visual. En sus superficies, lo pictórico y lo gráfico se entrelazan para ofrecernos ritmos que remiten tanto al gesto manual como al error calculado.
La muestra de Roberto Brandwayn se organiza como un recorrido en capas: primero, el texto como cuerpo; luego, el cuerpo encapsulado; finalmente, el cuerpo como huella. A medida que el visitante se desplaza por el espacio de lo espiritual, se le invita a trazar conexiones entre el cuerpo y la mente, a detenerse en las repeticiones, a leer entre líneas, a escuchar lo que murmuran los materiales. A traer recuerdos y perspectivas de lo antiguo, de la sustancia religiosa, de los rasgos ancestrales.
Las historias de los momentos, a veces sensuales, a veces de dolor y amor, permiten que la obra de Isidoro Adatto, llene espacios de colorido para dejar entrever los ahogos humanos, entre tules de vivacidad y locura. En el fondo de resplandores de un ideario que trae lo profundo, lo buscado y lo desconocido aún.
“El hilo, el vidrio y la palabra” propone una mirada que no busca resolver los enigmas que cada obra plantea, sino habitar su ambigüedad. En esa deriva, el espectador se vuelve parte del tejido: un hilo más que conecta con otros cuerpos, otras memorias, otras formas de decir.
La obra queda aún a disposición del público en horas de oficina hasta el 2 de julio, vale la pena la visita a la AIM. Para visitar comunicarse al 313 2097799.