Aunque es conocido como el cementerio judio de los polacos, este lugar es un camposanto multinacional donde abundan enterramientos de varias nacionalidades, entre los que destacan rumanos, ucranianos, alemanes, húngaros y polacos, pero también hay algunos sefardíes nacidos en el extinto Imperio Otomano, Marruecos y otros lugares.
Este lugar está situado en el barrio Inglés y rodeado de una zona de talleres. Data del año 1932, época en que los terrenos que hoy ocupa no estaban poblados. Como comunidad ya organizada, los judíos buscaron un lugar destinado como camposanto para los miembros de su comunidad que fallecían. El 9 de mayo de 1932, el Consejo Municipal, les autoriza construir un cementerio en los lotes 3 y 4 de la manzana 90 de la urbanización Santa Lucia (hoy barrio Inglés).
Este es uno de los tres cementerios judíos de la capital colombiana y es conocido como el Cementerio Hebreo del Sur, uno de los camposantos más antiguos de la ciudad, y está ubicado en lo que en esa época era el municipio de Bosa. Fue un lote comprado por varios comerciantes judíos pudientes al señor Tito B. Forero por $1’282.500 pesos y comenzó a funcionar en 1932, como ya hemos señalado antes. El lugar, de planta y distribución triangular, es uno de los lugares más icónicos y emblemáticos para la comunidad judía local.
Según la estudiosa de cementerios Lorena Rivera, “la última persona enterrada en el lugar fue la señora Polea Blickstein en 2005 y en el lugar quedó un saldo definitivo de 892 difuntos que reposan allí para siempre. Es un lugar casi desierto. La comunidad judía realiza acompañamientos y oraciones a sus difuntos más o menos a finales de septiembre”. Sin embargo, al parecer este lugar agotó su espacio en 1982 y los enterramientos cesaron hasta el último acontecido en ese año.
En el centro del camposanto repleto de tumbas hay un enorme monumento en honor a los judíos que fueron víctimas del holocausto nazi. La descripción reza: “IN MEMORIAM: que recuerden todas las generaciones judías que seis millones de nuestros hermanos judíos de Israel fueron asesinados por el nazismo en los años 1939-1945”. Por respeto a quienes sufrieron este genocidio, los cuerpos no deben ser cremados, cuenta Hilda Demmer en su libro Sobrevivientes del holocausto que rehicieron su vida en Colombia; además el Halajá, la ley judía, lo prohíbe.
Cementerio Multinacional
Aunque el lugar es conocido como el “de los polacos”, hemos podido ver en las inscripciones de las lápidas que la mayoría de los enterrados proceden de varios países, pero sobre todo de Moldavia, Alemania, Ucrania y Rumania. La mayor parte de los enterrados son de origen rumano, alemán, polaco, ucraniano, húngaro, austriaco, ruso y moldavo. Las tumbas de mayor antigüedad son las de José Berger, Efraín Merson y la de Eva Brill de Lubelchinch.
La mayor parte de los enterrados en este lugar son migrantes llegados en los años treinta y cuarenta huyendo de la persecución nazi en Alemania, Austria, Hungría, Rumania, Moldavia, Polonia y Ucrania, principalmente, y sus descendientes. Aunque Colombia nunca fue un país de tradición migratoria, las difíciles condiciones que se vivían en Europa debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial y a la tenaz persecución de los nazis en los países que iban ocupando forzaron a miles de judíos a migrar hacia los Estados Unidos, América Latina y Palestina, futuro territorio donde se fundaría el Estado de Israel.
Este lugar es oficialmente el cementerio de los judíos asquenazíes, mayoritariamente procedentes de Europa Oriental y la antigua Unión Soviética, mientras que los sefardíes cuentan con un cementerio distinto al Cementerio Hebreo del Sur. “Este cementerio hebreo se encuentra dentro del conjunto funerario del barrio Santafé, a pocas cuadras del Cementerio Central (este que curiosamente es el que guarda gran parte de la historia de Colombia, pero es el más descuidado del complejo, por no decir que se cae a pedazos) exactamente en la calle 25 con carrera 25 y justo al lado del Cementerio Alemán, terreno que compartieron años atrás pero en la actualidad son independientes”, según señalaba la ya citada experta Rivera.
Pero es importante reseñar que también hay enterrados en este lugar algunas personalidades y miembros de la comunidad sefardí, como son los casos de Esther Levy de Moreno, Alberto Camhi, Olga Silvera, Jacques Hane Russo, Aaron Bcnhetrit, Miguel Haine, Maurice Besso, la familia Saason Harari y Ehud Nessim, por citar algunos. Entre los askenazíes enterrados en este lugar, hay que destacar a Elsa Rosenthal, Alberto Esquenazí, los hermanos Alberto y Emilio Adatto, Simon Kopec, Farida Nasser, Sam Mosseri, Jacobo Mubgrab, Moris Gutt, Ida Possim, Alegre Levy Tessone y uno de los fundadores de este cementerio, Salomon Gutt.
Este camposanto es propiedad del Centro Israelita de Bogotá, que se ha hecho cargo de su mantenimiento y protección. El 30 de julio de 1998, el Ministerio de Cultura lo declaró bien de interés cultural del ámbito nacional y así esta acreditado mediante una inscripción en su entrada que da fe de esa consideración. Hay dos empleados trabajando en el mismo a cargo de la comunidad judía local y el recinto se encuentra en perfecto estado de revista, muy cuidado, limpio y organizado.
Como señala muy oportunamente Lorena Rivera, “Es inevitable resaltar la sencillez de las lápidas con formas triangulares o rectangulares, sin imágenes diferentes a la estrella de David y al candelabro de siete brazos, el menorah, que representa la luz de Dios los siete días de la semana. En lugar de flores hay pequeñas piedras de mármol que funcionan como recordatorio de que sus allegados han estado allí presentes”.
BIBLIOGRAFÍA:
- Para conocer datos biográficos de algunos de los enterrados, se puede consultar una obra bien detallada aquí.
Fuente citadas y consultadas: