Parashat Kedoshim
Un pueblo santo
<p>Este Shabat 5 de Iyar de 5782, 7 de mayo de 2022, se leerá la Parashá de Kedoshim “Consagrados”, del libro de Vaikrá.</p>
Resumen

Alejarse de quienes dicen predecir el futuro. Comentario de la Parashat Kedoshim Mot por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Levítico 19:10: “Y tu vid no habrás de rebuscar, ni habrás de recoger los frutos caídos de tu vid, para el pobre y para el extranjero los habrás de dejar. Yo soy Ado-nai tu Dios”.
Esta ley se repetirá en Deuteronomio 24:21 y 22, donde se recalca que se debe cumplir, ya que habían sido esclavos en Egipto y Dios rescató al pueblo de Israel. En este versículo viene con firma: Yo soy Ado-nai tu Dios. La ley de compartir con el pobre, con la viuda, el huérfano y el extranjero, ha sido una bandera ideológica del pueblo de Israel, pues si no tuviera el pueblo de Israel esa conciencia de las necesidades ajenas, tal vez no merecería ser el pueblo elegido de Dios, el que salvó de la esclavitud en Egipto.
Además, la ayuda está centrada en la alimentación básica, como lo son los cereales y las frutas, pero agrega específicamente y por separado la vid, no siendo un alimento de primera necesidad.
¿Qué representa la vid?, representa el vino, el cual es utilizado para ocasiones sagradas y festivas.
Quiere decir que no solamente conformarse con alimentar al necesitado, sino que, además, ser un pueblo santo, tal como empieza este capítulo de la Torah, permitiendo que los necesitados también tengan motivos y medios de festejo.
Quiera Dios que pronto se pueda festejar sin el dolor y sufrimiento que los enemigos de Israel y de Dios, causan a Israel y al mundo.
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Levítico 19:9: “Cuando seguéis la cosecha de vuestra tierra, no habrás de concluir de segar el rincón de tu campo, ni habrás de espigar en tu cosecha”.
Una de las varias mitzvot en la Torah que recoge la necesidad de dar alimento al necesitado es ésta ley de dejar los rincones del campo sin cosechar para que el pobre pueda recoger él mismo y poder alimentarse y alimentar a su familia. Esta ley se llama Peá.
Hoy, no toda la economía del pueblo de Israel gira en torno a la agricultura, y por eso se deduce que del producto que se obtiene por medio del trabajo, sea industrial, agrícola, manufacturero, etc, se debería dejar una porción para las familias necesitadas.
Existen leyes al respecto de cómo dar, a quién, en qué momento, cuánto, etc. Pero básicamente el dejar campo sin cosechar enseña que se debe dar pero que se debe permitir que el pobre trabaje por ello. No se recogía la cosecha y se le llevaba, sino que él debía esforzarse y recoger de la cosecha que quedaba para su familia –por supuesto si su salud se lo permitía, de lo contrario había que llevarle-.
Leyes agrícolas existen:
Peá: Dejar los bordes del campo sin cosechar para el pobre.
Leket: Lo que se cae en el campo, no se debe recoger, es para el pobre.
Shijejá: Si una gavilla –un atado- se deja olvidado en el campo, es para el pobre.
Aparte de estas leyes se debe apartar el 10% de las ganancias para las familias necesitadas. Esto se llama Maaser. Muchas familias no pueden dar el 10% por su condición económica, otras familias pueden dar más del 10%. Cada caso dependerá de cada persona.
Que cada persona tenga la conciencia que todos somos responsables que éste mundo sea un lugar para vivir de la mejor manera posible, para la persona y para quienes le rodean.
Levítico 19:7 → “Y si comer, fuere comido en el día tercero, repulsión es, no será aceptado”.
Se refiere a los sacrificios de paz (Shelamim), el animal era llevado al Templo de Jerusalem, pate de él se quemaba en el Altar, parte lo comía los Cohanim y parte el ofrendante. Este debía ser comido no más de dos días. Después de haberla consumido, Dios aceptaba la ofrenda y se cumplía el objetivo. Si el ofrendante demoraba más del segundo día para comer la ofrenda, ésta era rechazada.
El ofrendante tal vez querría quedarse más tiempo y disfrutar ante la Shejiná en el Templo de Jerusalem, pero esto le quitaba espacio a otros ofrendantes. Las regulaciones de la Torah que tienen limitaciones de tiempo, tienen sentido de comunidad y tienen sentido de disciplina. De aquí se aprende que todo tiene su tiempo y su momento y se debe aceptar el límite con humildad y agradecimiento.
De hecho es considerado como un abuso y podría enfrentar el castigo de Caret.
Levítico 19:5 → “Y cuando ofrendéis un sacrificio Shelamim ante Ado-nai, de vuestra propia voluntad habréis de sacrificarlo”.
En Jabad.org se ofrece una explicación de los diferentes sacrificios que existían: 1) Olá: la ofrenda que se quemaba en su totalidad, 2) Minjá: la ofrenda de harina 3) Shelamim: la ofrenda de paz 4) Jatat: ofrenda por el pecado y 5) Asham: la ofrenda por la iniquidad.
“En este versículo se menciona la ofrenda de Shelamim, la ofrenda de paz, que se ofrecía de manera voluntaria, explica Jabad, que lo ofrecía una persona Cuando se sentía dichoso y deseaba compartir un plato de carne con su familia y amigos — pero también desea santificar su comida compartiéndola con Hashem y con los Cohaním. Puede entonces ofrecer un buey o una vaca, un carnero o una oveja, o una cabra como korbán shelamim.
El dueño trae el animal y apoya las dos manos sobre la cabeza del animal (semijá). Puesto que el korbán shelamim no expía un pecado sino que expresa alegría y gratitud a Hashem, el dueño del animal no pronuncia Vídui (confesión). En cambio, agradece y ensalza a Hashem al tiempo que apoya las manos sobre la cabeza del animal.
El kohen salpica unas gotas de la sangre del korbán –ofrenda- sobre el mizbeaj –Altar-. Luego una parte del animal es quemada sobre el mizbeaj, una parte es entregada a los kohanim, y el resto es consumida por el dueño y su familia dentro de la ciudad de Ierushalaim.
Una de las razones por las cuales este korbán recibe el nombre de Sheiamim, es que trae shalom, paz a todos los que participaron en él. El dueño ha compartido su alegría con los kohanim, y él y su familia comen la mayor parte del korbán. Puesto que el korbán es compartido por todos, hace que todos ellos vivan en paz y amistad”.
En éste versículo se hace énfasis que ésta ofrenda debía ser traída de manera voluntaria, para que no se convierta, con el paso de los años en una ofrenda obligatoria, ¿y esto por qué?, porque dar reconocimiento, agradecimiento y compartir la alegría debe ser de una manera espontánea y voluntaria. De otra manera nos convertiríamos en robots computarizados, que realizan todas las acciones de la vida de manera automática. Es necesario educar a los hijos a ser agradecidos y compartir las alegrías de manera espontánea y voluntaria, con amor sincero, compartirlo con los amigos, la familia y con Dios, quien nos ha permitido vivir ese momento. Esto nos enseña también a ser agradecidos con la gente que nos hace algún bien, que nos brinda algún beneficio y que se debe hacer de manera alegre y compartida, pero especialmente con la voluntad de hacerlo y con amor.