Parashat Pinjas
Salvados por Pinjas
Este Shabat 21 de Tamuz de 5784, 27 de julio de 2024, se leerá la Parashá de Pinjas, del libro de Bamidbar.
Resumen
Dios establece un pacto de paz con Pinjas y con sus descendientes, otorgándole el sacerdocio eterno por cuanto mostró su inquebrantable empeño en defender la legislación de Dios, logrando la expiación para los hijos de Israel.
Dios ordena censar a toda la comunidad de los hijos varones de Israel que estén por encima de los 20 años, aptos para el ejército de Israel, para efectos de heredar la tierra, el cual arroja un total de 601.730 personas. La tierra sería repartida al azar, y el tamaño del territorio sería de acuerdo al número de censados de la tribu.
De otra parte se nos relata cómo las cinco hijas de Tzelofjad, solicitan a Moshé la parte de la tierra que les corresponde, al no haber hermanos varones que la hereden. Moshé lleva la causa de estas mujeres ante Dios, quien no sólo advierte la legitimidad de la pretensión, sino que además explica que ante la ausencia de un hijo hombre en la línea sucesora, se debe pasar la heredad a la hijas; de no haberlas, hereda el hermano del difunto y en su defecto a los tíos paternos, para finalmente heredar, en ausencia de todos los anteriormente citados, los parientes más cercanos por parte de padre. Todo esto es en cuanto a la herencia de tierra cuando fuera repartida.
Así mismo, Dios le ordena a Moshé subir al monte Habarím para que contemple la tierra prometida y le hace saber que su muerte está próxima. Moshé se preocupa de que Hashem designe un líder para que lo suceda, y lleve a su pueblo a la tierra prometida: Dios manifiesta su escogencia en la persona de Yoshua Bin Nun, a quien debía presentar ante Elazar y ante toda la congregación.
Finalmente Dios decreta las leyes relativas a los korbanot (sacrificios) muy detalladamente, uno en la mañana y otro en la tarde. Enseña las leyes del Korban Tamid (sacrificio diario) y de igual modo, las ofrendas del Korban Musaf, (adicionales) o sea aquellas que además debían traerse en los días sagrados (festividades).
Reconocer el bien que recibimos. Comentario de la Parashat Pinjas por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Números 26:21 y 22: “Fueron los hijos de Péretz: por Hetzrón la familia de los hetronitas, por Hamul, la familia de los hamulitas. Estas son las familias de Yehuda, según sus censados setenta y seis mil quinientos”.
Dos de los tres hijos de Yehuda habían fallecido; la nuera de Yehuda, Tamar, disfrazada quedó embarazada de Yehuda para que se cumpliera la ley de herencia en sus hijos según como lo establece la ley de la Torah, esto fue mérito para Tamar y Yehuda, prolongando de esta manera su descendencia. Hoy los descendientes del pueblo de Israel se llaman judíos, como decir judeos, descendientes de judá (Yehuda).
Lo que se pudiera haber visto como algo equivocado o mal hecho, resultó siendo una bendición. Por eso hay que ver siempre todas las caras de un mismo hecho y no juzgar a la ligera.
Ver más explicaciones
Números 26:19 y 20: “Los hijos de -Yehuda: Er y Onán, pero habían muerto Er y Onán en la tierra de Canaán. Fueron los hijos de Yehuda según sus familias: Por Shela: la familia de los shelamitas. Por Péretz: la familia de los partzitas. Por Zeraj: la familia de los Zarhitas”.
Rav Noson Weisz (Estudiante de Yeshivah de Lakewood – donde Eli Goldschmidt Z”L hermano de nuestro Rav era Rosh Yeshive- Microbiólogo, Ciencias políticas, abogado, fundador de Aish Hatorah latino), explica, trayendo la disquisición de Najmánides (Ramban).
La historia relata que Dios da una segunda oportunidad al alma para cumplir su misión. Er había fallecido porque evitaba dejar embarazada a su mujer Tamar, su hermano Onán había de casarse, por la ley de Levirato, con Tamar para darle un hijo a nombre del fallecido, pero Onán se negó a tener hijos herederos de su hermano, con Tamar, motivo por el cual Dios le envió también la muerte. Yehuda no quiso darle a su tercer hijo Shela por temor a su muerte también. (Génesis 38)
Explica Najmánides que la esposa de un hombre es parte de su ser físico y espiritual. Según Najmánides, cuando fallece un hombre sin dejar hijos, un hermano es el emparejamiento más afín posible y el hijo que nace de ese segundo matrimonio por levirato le permite al alma del difunto volver a este mundo.
Finalmente, por un engaño de Tamar Yehuda resulta dejando embarazada a Tamar quien tiene mellizos: Pérez y Zeraj, cumpliéndose así la segunda edición de Er y Onán y esas almas lograron cumplir su cometido.
Hoy no se permite cumplir con la ley de Levirato por considerarse incestuosa y por eso se obliga a la pareja a renunciar a ese derecho cumpliendo la ley de renuncia: jalitzá.
Lo cierto es que cada persona tiene una misión en la vida y aunque parezca pequeña, cada misión es valiosa. Cada alma siente qué camino debe tomar, pero por el libre albedrío con el que Dios dotó al hombre, cada persona toma su propia decisión de seguir por el camino que sabe que es correcto o desviarse.
Quiera Dios que cada uno entienda su misión y siga por el caminos que sabe que es el correcto.
Números 15 al 18: “Los hijos de Gad, según sus familias: Por Tzefón, los tzefonitas; por Jaguí, los jaguitas; por Shuní, los shunitas; por Ozní, los oznitas; por Herí, los heritas; por Arod, los aroditas; por Arelí, los arelitas. Estas son las familias de los hijos de Gad de acuerdo a sus censados: cuarenta mil quinientos”.
Dos especialidades que tiene Gad es haber sido, de entre sus hermanos hijos de Yaacov, el que más hijos tuvo. Tuvo 7 hijos, sin embargo, no tuvo un territorio grande, siendo numerosa su descendencia. La otra especialidad es que fue la tribu que más desarrolló el campo bélico, eran guerreros generalmente victoriosos, pero tuvo una vida de tribu muy difícil, por la cercanía a pueblos enemigos de Israel, tal como en la bendición de Yaacov le había profetizado.
Gad fue uno de los hermanos de Yosef que quisieron matarlo, sin embargo, al ser descendiente de Yaacov, se desarrolló como una tribu fuerte y recibió la herencia territorial correspondiente. En el año 723 AEC, su tierra fue conquistada por Asiria, su tribu deportada y sus tierras conquistadas por los amonitas. Gad es una de las tribus perdidas de Israel.
Números 26:52 y 53 à “Habló Ado-nai a Moshé diciendo: Para éstos será repartida la tierra en herencia acorde al número de nombres”.
El Rabino e historiólogo Ken Spiro compara la posesión de tierras durante el transcurso de la historia de la humanidad, citando que casi todas las naciones del mundo han reafirmado la propiedad de su tierra de acuerdo a la conquista. Si el ejército de un país se tomaba un territorio (generalmente poblado), se asentaba en éste y le colocaba un nombre, con el argumento “El poder da el derecho”, argumento de casi todas las naciones existentes. Sin embargo el pueblo judío basa su argumento en la promesa de Dios, argumento de ética y moral, ya que Dios es Dios, dueño de toda la tierra, al ser de Su creación. Este argumento es olvidado con frecuencia inclusive por los políticos del Estado de Israel.
Números 26:1 y 2: “Se dirigió Ado-nai a Moshé y a Elehazar, hijo de Aarón, el sacerdote diciendo: Censad a toda la congregación de los hijos de Israel, de edad de veinte años para arriba, según sus prosapias, todo apto para el ejército de Israel”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch recuerda que el primer censo había sido hacía cuarenta años en el desierto. Este era el segundo censo del pueblo de Israel después que había terminado la plaga por la que habían muerto 24.000 personas a causa de la desviación del camino de los hijos de Israel que habían tomado por mujeres a moabitas y se habían desviado hacia su idolatría. Una vez terminada la plaga y enderezado el camino del pueblo de Israel, Empieza un nuevo capítulo para la vida del pueblo de Dios, a punto de entrar a tomar posesión de la tierra prometida.
En virtud del pacto entre Dios y el pueblo de Israel, en el cual el pueblo está comprometido a seguir una vida de rectitud, justicia, verdad, sabiduría y amor, Dios lo protege, lo cuida y le da florecimiento. No son pocas las épocas durante las que el pueblo de Israel, mientras estuvo en posesión de la tierra prometida, se dejaron llevar por momentos de idolatría y corrupción, el cual terminó siendo conquistado y despojado de su tierra. No fue tampoco inútil que el pueblo de Israel hubiera estado repartido por todo el mundo, ya que en cierta manera fue luz para las naciones. Del pueblo de Israel se desprendieron brillantes personajes que trajeron bienestar al mundo, médicos, psiquiatras, artistas, etc. En casi todas las áreas del vivir humano. A pesar de las persecuciones y terribles momentos que le pueblo tuvo que vivir y soportar, salía nuevamente adelante y nuevamente traía luz a las naciones. Si bien es cierto, que como en todas las épocas, incluyendo época del desierto, el pueblo ha tenido gente corrupta, no ha sido éste el proceder general.
Hubo naciones que aprendieron, reconocieron y disfrutaron de aquello que el pueblo de Israel dio al mundo, hubo naciones que desearon eliminarlo a toda costa. Dios en su omnipotencia jamás permitió la destrucción total del pueblo de Israel, pero tuvo que sufrir mucho. De este sufrimiento, algunas formaciones religiosas entendieron que el pueblo de Israel estaba expiando por el resto de la humanidad y corrigieron sus caminos, algunos otros no lo entendieron así, y con su orgullo que sobrepasaba su condición humana creyendo que podía con el hombre y con Dios, terminó siendo no más que polvo de la tierra, dejando un rastro repugnante de altivez y deshumanidad.
Quiera Dios que pronto llegue el momento de la verdad, que la gente de bien sepa que no los dañará Dios, que la verdad y la justicia estarán siempre por encima de todo lo corrupto, porque ESA es la ley de la naturaleza que impuso Dios.
Números 26: 12 al 14 → “Los hijos de Shimón según sus familias: por Nemuel, la familia de los nemuelitas; por Iamín, la familia de los iaminitas; Por Iajín, la familia de los iajinitas, Por Zeraj, la familia de los zarjitas; por Shaúl, la familia de los shaulitas. Estas son las familias de los shimonitas: veintidós mil doscientos”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch, explica: Que extrañamente, la cantidad de gente de la tribu de Shimon es la más pequeña de las tribus y comparada con el primer censo (1:22-23), había decrecido en 37.000. Por esto no es extraño suponer que durante la plaga que envió Dios cuando los hijos de Israel permitieron la filtración de la idolatría al juntarse con mujeres midianitas y moabitas, gran parte de los 24.000 que murieron, pertenecían a la tribu de Shimon.
En verdad, los hijos y descendientes de Shimon tienen antecedentes genéticos de violencia. Recordando el episodio del ataque a la población de Shehem por el secuestro y violación de su hermana Dina, a quien no se conformaron Shimon y Levi, en matar a los culpables sino que derramaron su enojo en toda la población, pasándolos al filo de la espada. Recordando también el episodio de Yosef, cuando sus hermanos lo echaron a un poso sin agua, de los 4 hijos de la misma madre: Ruben, Shimon, Levi y Yehuda, hijos de Leah, la primera esposa de Yaacov, Reuben y Yehuda quisieron salvarlo de alguna manera, pero Levi y Shimon, lo querían matar de acuerdo al resto de los hermanos hijos de las esclavas de Rajel y Leah. Finalmente, antes de fallecer Yaacov, durante la bendición a cada hijo, tanto a Shimon como a Levi, les maldice si agresividad.
Hay dos maneras de enfocar la agresividad, una de ellas es racional y la otra impulsiva. La agresividad impulsiva, no pensante, es una agresividad animal. Que no pregunta, que no razona ni analiza, es la agresividad de salir a matar y ya. Se compara al lanzamiento de la bomba de Hiroshima sobre toda una población. La agresividad efectiva y necesaria es aquella que se utiliza de manera racional, con el objetivo de defender la vida y es puntual y analizada, como lo realiza el ejército de Israel, va al punto directo del ataque y al punto exacto donde está el asesino que tiró misiles sobre población civil. A veces ocurre que en éstos ataques caen personas no involucradas directamente, pero son accidentes de guerra, no son adrede.
Números 26:10 → “Y había abierto la tierra su boca y los tragó a ellos y a Koraj, al morir la congregación, al consumir el fuego a doscientos cincuenta hombres, y se convirtieron en signo”.
De acuerdo a la explicación de Rashi (Edery, 1994) ésta muerte quedaría como signo y memoria para que no se acerque ningún hombre extraño y para que no haya más contestatario del sacerdocio (Rashi, 1040-1105).
Este castigo fue un signo, era la referencia, para que en el futuro, cada hombre que deseara ir en contra de las leyes establecidas, o que deseare denigrar a una autoridad que está en el lugar que le corresponde por justicia, lo que hoy llamamos democracia, merecería un castigo de dicha envergadura. Hoy, éste tipo de rebeldía no se castiga con fuego ni pena de muerte alguna, pero se considera que una persona rebelde que atrae a un grupo grande o a masas a hacer el mal en contra de la justicia o de las leyes Divinas, su conducta es considerada criminal porque genera un daño profundo en una sociedad, y todas las consecuencias, como la división, los odios, etc.
En éste video, el Rabino Alfredo Goldschmidt explica sobre la diferencia entre Pesaj y Jag Hamatzot.
Números 25:19 o primera parte del 26:1 → “Ocurrió después de la plaga”. 26:1 y 2 → “… Se dirigió Ado-nai a Moshé y a Eleazar hijo de Aarón, el sacerdote diciendo: Censad a toda la congregación de los hijos de Israel, de edad de veinte años para arriba, según sus prosapias, todo apto para el ejército de Israel”.
Esta primera frase aparece en algunos jumashim como final del capítulo 25 y en otros aparece como parte del primer versículo del capítulo 26. El rabino Marcos Edery explica que después de estas palabras hay un espacio llamado por los sabios ‘Interrupción en medio del versículo’, pero por otro lado aparece la letra que indica cambio de Parashá y comienzo de la siguiente, pero tampoco aparecen los signos especiales de puntuación que representan el fin del versículo.
Hizzekuni: (Hezekiah ben Manoah, siglo XIII Exegeta francés: comentario cabalístico de la Torah), sugiere que nos encontramos ante un versículo incompleto, que insinúa que la plaga ha cesado, el cual hace referencia a los que salieron de Egipto y tenían veinte años pero por su actitud equívoca tuvieron que errar cuarenta años por el desierto, por ello a partir del próximo versículo, se procederá al censo de los hijos, la nueva generación, que será la que ingresará definitivamente a la tierra prometida.
Al finalizar la Parashá anterior, Dios había enviado una plaga sobre los hijos de Israel que se habían apegado al ídolo de Bahal Pehor. En esta plaga habían muerto 24.000 personas. Es como si en estos versículos tratara de demostrar que esa plaga había continuado hasta ese momento, por eso ordena Dios hacer un censo, para que se supiera cuántos de la nueva gene4ración, de la generación pura iban a pertenecer al ejército de Israel que entraría a la tierra prometida.
El censo no sugiere únicamente un número de personas, sino que sugiere la calidad de personas que entraban resueltos a cumplir con las leyes de la Torah y ser gente recta y pensante, que no se dejaría desviar a dioses ni otras creencias falsas. Iban a luchar con una idea de identidad en la cabeza. No solo por luchar a entrar a tomarse una tierra. La tierra de Israel, que le pertenece al pueblo judío, le pertenece por su fe, por su sabiduría, por su identidad, por ser el pueblo elegido por Dios para poseerla y no por su fuerza ni por capricho. Si no se es claro en esta idea, la tierra de Israel sería discutible.
Números 25:19 o primera parte del 26:1 → “Ocurrió después de la plaga”. 26:1 y 2 → “… Se dirigió Ado-nai a Moshé y a Eleazar hijo de Aarón, el sacerdote diciendo: Censad a toda la congregación de los hijos de Israel, de edad de veinte años para arriba, según sus prosapias, todo apto para el ejército de Israel”.
Esta primera frase aparece en algunos jumashim como final del capítulo 25 y en otros aparece como parte del primer versículo del capítulo 26. El rabino Marcos Edery explica que después de estas palabras hay un espacio llamado por los sabios ‘Interrupción en medio del versículo’, pero por otro lado aparece la letra que indica cambio de Parashá y comienzo de la siguiente, pero tampoco aparecen los signos especiales de puntuación que representan el fin del versículo.
Hizzekuni: (Hezekiah ben Manoah, siglo XIII Exegeta francés: comentario cabalístico de la Torah), sugiere que nos encontramos ante un versículo incompleto, que insinúa que la plaga ha cesado, el cual hace referencia a los que salieron de Egipto y tenían veinte años pero por su actitud equívoca tuvieron que errar cuarenta años por el desierto, por ello a partir del próximo versículo, se procederá al censo de los hijos, la nueva generación, que será la que ingresará definitivamente a la tierra prometida.
Al finalizar la Parashá anterior, Dios había enviado una plaga sobre los hijos de Israel que se habían apegado al ídolo de Bahal Pehor. En esta plaga habían muerto 24.000 personas. Es como si en estos versículos tratara de demostrar que esa plaga había continuado hasta ese momento, por eso ordena Dios hacer un censo, para que se supiera cuántos de la nueva gene4ración, de la generación pura iban a pertenecer al ejército de Israel que entraría a la tierra prometida.
El censo no sugiere únicamente un número de personas, sino que sugiere la calidad de personas que entraban resueltos a cumplir con las leyes de la Torah y ser gente recta y pensante, que no se dejaría desviar a dioses ni otras creencias falsas. Iban a luchar con una idea de identidad en la cabeza. No solo por luchar a entrar a tomarse una tierra. La tierra de Israel, que le pertenece al pueblo judío, le pertenece por su fe, por su sabiduría, por su identidad, por ser el pueblo elegido por Dios para poseerla y no por su fuerza ni por capricho. Si no se es claro en esta idea, la tierra de Israel sería discutible.
Números 26: 3 y 4 → “Hablaron Moshé y Elazar el Cohen, con ellos en las llanuras de Moab, en la ribera del Iardén –Jordán-, a la altura de Jericó, diciendo: De edad de veinte años para arriba, como había prescripto Ado-nai a Moshé y a los hijos de Israel, los salidos de la tierra de Egipto”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que Llamaron a cada individuo por su nombre y lo relacionan con una casa que le correspondía y como cada una de sus familia en el primer censo (versículo 2), El objetivo principal no era contarlos para determinar su número total; más bien, lo más importante fue llamar a cada individuo, por su nombre y resaltar a su familia y su tribu, para reconocer su tarea nacional.
Cada una de las tribus tenía una tarea, una función y una misión que cumplir y la idea de contar cada familia, no era simplemente el saber el número de gente, ya que hay que recordar la prohibición de contar a la gente del pueblo de Israel, sino destacar la idea de pertenencia a una tribu o a una familia. El concepto de identidad se da desde épocas bíblicas y ha continuado hasta nuestros días. Hoy sabemos quién desciende de Aarón –los cohanim- y quién de Leví. Es por eso que es tan importante la idea de permanecer dentro de los lazos comunitarios en cada país donde vive cada judío, ha sido el emblema de la gran mayoría de judíos.
Números 26: 5 al 9 ➙ “Reubén primogénito de Israel: los hijos de Reubén: de Janoj, la familia de los janojitas; de Falú, la familia de los paluitas; de Jetztron, la familia de jetztroni; de Jamri la familian de los carmitas. Estas son las familias de los Reubenitas. Fueron sus censados treinta y cuatro mil setecientos treinta. Y los hijos de Falú: Eliav. Y los hijos de Eliav: Nemuel, Datán y Avirám. Ellos Datán y Aviram convocados a la asamblea, que habían hecho en contra de Moshé y contra Aarón en la asamblea de Koraj, cuando ellos contendieron contra Ado-nai”.
El exégeta francés del siglo XXII, Hezekiah ben Manoah Hizekuni analiza la posición de Datán y Avirám que se hubiesen unido a la rebeldía de Koraj. De Koraj el levita se sabía de dónde venían sus ansias de poder, ya que se consideraba descendiente de la tribu de Levi de igual rango que Moshé, él no aceptaba la ordenanza Divina. Mientras que Datán y Avirám que eran descendientes de Reubén, tenían un rencor guardado por tres generaciones y fue el de la destitución de su abuelo Reubén como hijo primogénito, perdiendo ellos el derecho de dirigir al pueblo, -a causa de que su padre Reubén había tenido relaciones con una de las mujeres del padre de Reubén: Yaacov- como lo hacían Moshé y Aarón.
Ambos deseaban destituir a Moshé, Koraj por deseos directos de poder. El creía en Dios (ver Números 16:3) pero pensaba que Dios debía haberlo puesto a él en el poder. Se le rebeló a Dios. Por su parte, Datán y Aviram no creían verdaderamente en el poder de Dios (ver Números 16:12 al 14). Y esto fue lo que verdaderamente enfureció a Moshé.
No siempre los hechos se desarrollan como pensamos que se deberían desarrollar, Aquél que no cree en Dios y Su ley, no entiende muchas circunstancias de la vida y la considera cruel poniendo en manos de los hombres su destino. Lo que cree que es el mal, para bien es. Este personaje muere sin fama ni gloria, tiene una vida vacía de espiritualidad y esto, lo reciben y digieren sus hijos y generaciones posteriores; el odio, la antipatía y el egoísmo, son su bandera; su destino es la insignificancia vital. La rebeldía a Dios es humana, no justificable pero humana. Años más adelante los hijos de Koraj estuvieron fielmente al servicio de Dios durante la época del juez Samuel.
Que Dios nos permita tener la posibilidad de entender Su Presencia, para entender la vida y rodearse de valores como la justicia, la sabiduría y buscar la paz.