2024-12-21 [Num. 1014]


Parashat Itró

Los Diez Mandamientos

Este Shabat 24 de Shvat de 5784, 3 de febrero de 2024, se leerá la Parashá de Itró, -Itró era el suegro de Moshé- del libro de Shemot. Durante la lectura de los Diez Mandamientos en la sinagoga, se debe permanecer de pie.

Resumen

Itro y moshe

Itró, el suegro de Moshé, condujo a su hija Tziporah junto con sus dos hijos: Gershon y Eliécer hasta donde estaba Moshé en el desierto.

Salió Moshé a recibirlo, besó a su suegro y le relató toda la historia de la salida de Egipto y cómo Dios le había hecho tanto bien durante el trayecto hasta el momento. Bendijo Itró a Dios y le ofrendaron sacrificios, junto con los ancianos de Israel.

Cuando Itró vio que Moshé juzgaba solo a la gente, le pareció que era un trabajo muy difícil para él solo; le aconsejó que escogiera entre la gente a los más temerosos de Dios, hombres de virtud y de verdad, que aborrecen el lucro mal habido, como jefes de millares, jefes de cientos, jefes de cincuentenas y jefes de decenas, que los adiestre muy bien en la parte legal y que a él solamente traigan los casos muy difíciles y Moshé le hizo caso, aliviando su carga y la del pueblo. Regresó Itró a su tierra.

Cuando llegaron al desierto del Sinaí, Dios le dijo a Moshé que si el pueblo se comprometía a obedecer la Ley Divina, sería para El, un pueblo de Sacerdotes, un pueblo especial para Dios, pues toda la tierra es Suya. Moshé habló al pueblo y el pueblo se comprometió.

Dios ordenó a Moshé que el pueblo se preparara durante dos días y lavaran sus vestiduras. Al tercer día, descenderá Ado-nai frente a los ojos del pueblo, sobre el monte Sinaí. Alrededor de la montaña debía colocar límites que no debían ser traspasados por nadie. Con el sonido del shofar la gente podrá ascender hacia la montaña. Al dar la instrucción Moshé al pueblo advirtió también que no debían acercarse a mujer durante estos tres días.

Así fue. El pueblo presenció al tercer día que Dios descendió a la montaña; truenos, relámpagos, una nube espesa y un sonido muy fuerte de shofar conmovía al pueblo. Moshé hablaba y Dios respondía directamente con una voz. Moshé descendió de la montaña y le dijo al pueblo las palabras de Dios:

1.     Yo Soy el Señor tu Dios quien te sacó de la tierra de Egipto.

2.     No tendrás otros dioses delante de Mí.

3.     No pronunciarás el Santo Nombre de Dios en vano.

4.     Acuérdate de Shabat para santificarlo.

5.     Honra a tu padre y a tu madre.

6.     No asesinarás.

7.     No cometerás adulterio.

8.     No robarás.

9.     No prestarás falso testimonio contra tu prójimo.

10.   No codiciarás nada de tu prójimo.

Atemorizado el pueblo, le rogó a Moshé que él recibiera la Ley de Dios y se comprometía a cumplir con dicha Ley. Dios le ordenó a Moshé que le dijera al pueblo de Israel, que así como habían sido testigos de lo que habían visto y escuchado, de la misma manera no debían tener dioses de oro ni de plata. Que las ofrendas de animales a Dios debían ser hechos sobre un altar de tierra y no con piedras esculpidas y que en todo lugar donde Dios hiciera mencionar Su Nombre, El iba a estar allí para bendecir al pueblo.


La formación de nuestro pueblo. Comentario de la Parashat Itroh por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Éxodo 18:20: “Tú habrás de enseñar a ellos acerca de las leyes y enseñanzas y les harás conocer la senda por la cual deberán encaminarse y la acción que deberán cumplir”.

El suegro de Moshé, Itró, le brindó consejos y explica Abrabanel: “tú deberás enseñarles las acciones y comportamientos marcándoles el camino a seguir y fortificándoles la fe”.

Itró comprendió que había que compartir su experiencia y vivencia con Moshé, quien era guiado por Dios, fortalecer la fe en Dios, pero no tenía una estrategia gubernamental ni la experiencia de dirigir a todo un pueblo, Itró supo ayudarlo en ese campo y Moshé tuvo la inteligencia de vida y modestia de saber escucharlo.

Los dirigentes y gobernantes, aunque tengan el conocimiento, debería saber escuchar y seguir los consejos racionales que se les brinda, saber reconocer qué es correcto y qué no. Un buen líder sabe delegar, aprender y distinguir entre lo correcto e incorrecto.

Líderes que por encima de todo desean hacer su voluntad sin escuchar otros argumentos, suelen llevar a sus seguidores (países, grupos sociales, etc.) a la ruina social o económica.



Ver más explicaciones

Éxodo 18:19: “Ahora escucha mi voz, te voy a aconsejar y Elo-him estará contigo. Estate tú para el pueblo frente a Elo-him y habrás de traer tú las cosas frente a Elo-him”.

El Rabino Marcos Edery, trae la interpretación de Bejor Shor (Yosef ben Itzhak siglo XII o Saadia Bejor Shor Siglo XX), quien explica que Itró le aconseja a Moshé qué él se encargue solamente de los casos difíciles que se deberían consultar directamente con Dios.

Este consejo viene a ser un manual educativo de logística que el mundo aprende posteriormente y se ve en cada organización política e institucional. Esto con el propósito de evitar el desgaste físico y emocional tanto de Moshé (el líder) como del pueblo, quien estaba hasta el momento pasando horas y horas de pie esperando la atención.

Aprender a entrenar personal para dividir el trabajo de un país, de una institución a de una empresa, incluso de un hogar, es necesario para que los asuntos marchen como debieran sin inconvenientes y para una menor funcionabilidad. Por otro lado, importante aprender no solo de las enseñanzas Divinas, sino de la experiencia humana, lo cual es uno de los propósitos de Dios, Quien no desea que el hombre sea un robot mecánico seguidor de las leyes y punto, sino un ser creativo, imaginativo y capas de crecer dentro de su inteligencia pero con reglas de moral, justicia, respeto y amor.



Éxodo 18:17: “Le dijo el suegro de Moshé a él: no es bueno lo que estás haciendo”.

La escritora Judy Lerner, autora de “Oi Vavoy”, en su artículo “Consejos para dar buenos consejos”, dice la siguiente frase: “Dios nos dio la posibilidad de afectar la vida del prójimo con nuestras palabras”.

Veremos en algunos episodios de la Torah, cómo se da consejos sin ser solicitados, por ejemplo cuando Yosef aconseja al Faraón tomar un administrador para reunir el alimento que se dará durante siete años buenos y poder tener suficiente para los 7 años malos que se vendrían posteriormente.-Génesis 41:33 al 36-. En este caso también el suegro de Moshé al ver la sobrecarga de trabajo que tenía le aconsejó dividir el trabajo. Tal como lo haría un padre con su hijo o un experto a un aficionado.

Muchas veces Dios ilumina con ideas, a veces ideas propias a veces para otras personas cercanas.

Es de sabios tratar de hacer el bien a través de consejos que al venir de personas, no necesariamente profesionales, pero sí personas sabias, suelen ser productivos y beneficiosos, pero más inteligente aquél que con humildad los recibe y los sigue. El soberbio, el autosuficiente, no tendrá la capacidad de recibir un buen consejo y desechará cualquier idea que le sugieran, debido a su egocentrismo, posiblemente no podrá llegar a sus objetivos o al menos tendrá muchas dificultades en sus propósitos.

El consejo es: saber escuchar, analizar las posibilidades, agradecer los consejos y ponerlos en acción cuando se trata de un bien general.



Éxodo 18:16: “Cuando tienen ellos algún asunto, lo presenta ante mí y he de juzgar entre el hombre y su prójimo. Les hago conocer las Leyes de Elo-him y sus enseñanzas”.

Samuel David Luzzato (Shadal), explica que estas consultas tienen que ver con preceptos coyunturales y no formales, ya que la Torah no había sido aún entregada al pueblo de Israel. Esto también demuestra la existencia de la tradición oral que pasa de generación en generación y que precede a la entrega formal de la Torah.

Dios ya había entregado norma y costumbre (jukim u mishpatím) –Éxodo 15:25-, también preceptos y leyes –Éxodo15:26-, había entregado la Torah –Éxodo 16:4-, probablemente de manera informal a través de Moshé. También había entregado reglamento de convivencia durante la permanencia en el desierto –Éxodo 16:16-, incluyendo la ley de Shabat –Éxodo 16:25-, sin embargo Dios dudaba que el pueblo siguiera con dicha reglamentación y legislación –Éxodo 16:28-.

Por esto posiblemente fue de suma importancia recalcar y escribir posteriormente la Torah, para que quedara sentado por escrito el precedente de las enseñanzas y leyes que Dios ordena al pueblo de Israel.

Sin embargo hay leyes de convivencia que cambian con la época, la situación, circunstancia, lugar territorial, sociedad, etc. Pero todas las situaciones posibles se pueden situar dentro del marco legal de la Torah y es por eso que Moshé debía tomar caso por caso para dictaminar qué debía hacerse en cada uno de ellos según la visión Divina. Cuando llega Itró su suegro y le aconseja delegar responsabilidades legales a otras personas capacitadas, el trabajo legislativo y ejecutivo se aliviana y se agiliza, dando un respiro no solo a Moshé sino al pueblo.

De ahí se aprende la importancia de preparar, educar y nombrar legisladores, ejecutores y jueces en cada región del mundo.



Exodo 18:15 “Dijo Moshe a su suegro: pues viene a hacia mí el pueblo para inquirir acerca de Elo-him”.

El Rabino Marcos Edery comenta que Onkelos traduce la palabra lidrosh como “pedir enseñanza ante Ado-nai”, (que Edery traduce como inquirir). Para Abraham Ibn Ezrah: Toledo España (1089-1164), Este versículo expresa el deseo del pueblo de buscar respuestas en las enseñanzas Divinas de la Torah.

El pueblo no buscaba razones ni juicios como se practicaba en Egipto, estaba consciente de la creación de nuevas leyes y estatutos, que ya habían sido entregados particularmente a Moshé en Marah (Exodo 15:25), por parte de Dios. Aún antes de ser entregada la Torah al pueblo de Israel, ya había ley y el pueblo acudía a Moshé para que juzgara de acuerdo a la ley Divina.



Exodo 18:13 y 14 “Ocurrió que al día siguiente, se sentó Moshé para administrar justicia al pueblo. Permaneció de pie el pueblo cerca de Moshé, desde la mañana hasta el atardecer. Y vio el suegro de Moshé todo lo que él hacía para el pueblo y dijo: ¿Qué es esto que tú estás haciendo para el pueblo? ¿Por qué tú estás sentado solo mientras todo el pueblo está de pie cerca de ti, desde el amanecer hasta el atardecer?

El pueblo de Israel que tenían problemas de definir cómo se debía obrar conforme a la ley entregada por Dios, debía dejar sus labores diarias para “hacer cola” de pie, frente al juez único presente que era Moshé. Esto consumía a Moshé y también al pueblo. Era un trabajo diario desde la mañana hasta el anochecer. Entre más de un millón de personas que conformaban el pueblo de Israel, lógicamente debía haber una buena cantidad diaria de consultas. Desde la consulta más sencilla hasta la consulta más difícil e importante.

El suegro de Moshé, hombre inteligente y capaz, durante su visita, vio cómo administraba Moshé al pueblo. Dios no le había enseñado cómo hacer su trabajo. Es así como Itro, enseña a Moshe cómo manejar la situación para que sea más viable, consuma menos tiempo y energía, y la gente que requería contestaciones más rápidamente las obtendría. Además cada uo tuvo más tiempo para dedicar a otros oficios.

La enseñanza es notable: Dios da las armas para enfrentar la vida: la Torah, pero está en manos del hombre solucionar los problemas, la logística, organizar las ideas, y hacer uso de la inteligencia. Cuando no se tiene la inteligencia para algunas cosas, es necesario aceptarlo y saber asesorarse. Ningún hombre nace sabiendo, Dios entregó la materia prima y de allí en adelante, es como si Dios dijera: bueno hijo mío, ahora tienes los instrumentos, ahora has tu parte. No se debe esperar a que Dios lo haga todo.



Éxodo 18:12 Tomó Itró, suegro de Moshé, holocaustos y sacrificios para Elo-him. Y vino Aarón y todos los ancianos de Israel a comer comida, con el suegro de Moshé, ante Elo-him”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica: “primero se realiza la ofrenda ante Dios, y luego la mayor parte de la carne es comida por quien ofrece la ofrenda. Esto confirma que el disfrute material, está acorde con la voluntad de Dios y puede convertirse en servicio Divino. Quien trae el korván –ofrenda- es invitado, por así decirlo, a la mesa de Dios, y la comida se toma en presencia de Dios. Nuestros sabios comentan que Aarón y los ancianos se sentaron a la mesa, pero Moshé, en cuya tienda se llevó a cabo la ofrenda de comida, como anfitrión esperó a sus invitados”.

El primer aspecto a resaltar, es la relevancia que se le da a quien trae una ofrenda, dándole el kavod –honor- de darle la mejor porción de la ofrenda Divina, de sentarlo en la mesa de Dios y no empezar hasta que el que trae la ofrenda, se siente y empiece a comer, así tenga un rango mucho menor que el dueño de casa, en éste caso, eran Moshé y Aarón. Darle el kavod a los invitados que traen aspectos positivos hacia Dios y hacia las leyes Divinas.

El segundo aspecto, es que la felicidad y satisfacción humana, es felicidad y satisfacción para Dios, en tanto que ésta sea dedicada al servicio Divino, o sea, una acción buena que trae felicidad al hombre y hace el bien, será siempre como una celebración hacia Dios.

Tercer aspecto, cualquier persona, aún una persona no judía, -tal como lo era Itró, quien además creía en otros dioses-, cuando reconoce la grandeza de Dios y/o realiza una obra buena, una Mitzvá según la filosofía judía –en éste caso la ofrenda traída a Dios- es merecedora de cada honor que se le brinde, como si se le llevara a la mesa de Dios.

Ojalá todos los judíos tengamos la visión y para detectar a quienes hacen beneficios y bondades al pueblo de Israel y se les dé el kavod que merecen.



Exodo 18:8 → “Relató Moshé a su suegro todo lo que había hecho Ado-nai a Paróh y a Egipto por causa de Israel; todas las tribulaciones que les acaecieron en el camino, y de las que los libró Ado-nai”.

La Rabanit Shifra bat R. Binyamin en su libro “Leiluy Nishmat” y con la adaptación de Rav Gabriel Guiber, formula la pregunta: ¿Por qué Moshé le relató todo a Itró su suegro?, ¿por qué no a nadie sino a él? Y responde: porque Itró sabía escuchar. “Escuchó Itró…” (Shemot 18:1). La rabanit trae la explicación del Alshij Hakadosh (Moshe Alshij: 1508-1593, fue u prominente rabino y predicador, nacido bajo el Imperio Otomano, quien fue a vivir a Safed, donde fue estudiante del rabino Yosef Caro) quien enseña que el camino más cercano a la integridad, para ser una persona completa, es saber escuchar con los oídos. La rabanit termina de explicar que Al escuchar, el hombre puede inclinar su corazón hacia las palabras de Hashem, hacia el reproche y hacia el estudio. Escuchando la persona puede ir subiendo, escalón tras escalón.

Es muy diferente oír, que escuchar. Cuando realmente se escucha, se entiende y se analiza. De escuchar se sacan conclusiones y se aumenta el conocimiento y la búsqueda y encuentro de la verdad. El que escucha tiene la capacidad de comprender y saber cuándo ha cometido errores y se permite la posibilidad de corregirlos. Una persona que sabe escuchar, a pesar de tener arraigados ciertos conceptos, y es capaz de replantearse algunos conceptos, es una persona sabia. Moshé le relató a su suegro Itró porque era u hombre sabio. Escuchó sin egoísmo, con admiración y se atrevió a dar consejos después de haber escuchado.



Exodo 18:9 → “Se regocijó Itró por toda la bondad que había hecho Ado-nai para Israel, de cuando lo hubo librado de bajo el poder egipcio”.

El Rabino Menahem Rapoport (Verona Italia, siglo XV, autor de Minhah Belulah), Destaca que Itró no se alegró de la derrota de los egipcios sino de la victoria de Israel, valorando el lado positivo de las cosas, enseñando que nadie debe regoicijarse por el mal en sí sino por el producto del mal del cual resulta un bien.

A Itró le habían relatado de la salida de los hebreos de Egipto y los milagros que había hecho Dios al pueblo de Israel, según se relata en el versículo 1 de esta Parashá, Tomó Itró a la esposa e hijos de Moshé, los llevó al desierto y esuchó directamente de Moshé el realto. Itró era un buscador de la verdad y sabía a quién escuchar y a quién creerle el relato exacto, por eso es que se alegró en ese momento y no cuando le habían contado anteriormente. Esta es una gran enseñanza que nos deja la alegría de Itró al escuchar de boca de Moshé. Siempre se debe buscar escuchar la versión de la persona involucrada directanmete y concerla para saber que es una persona de verdad, de justicia y rectitud.



Exodo 18:10  “Dijo Itró: Bendito sea Ado-nai que os ha librado a vosotros que estabais bajo el poder de los egipcios y del poder del Faraón, Él que ha librado al pueblo de la mano de Egipto”.

El Rabino Menahem Rapoport explica que de aquí deducimos que hay que decir una bendición cuando ocurren hechos positivos.

Itró era el sacerdote de Midián, era idólatra y bendijo a Dios, al Dios del pueblo de Israel. Unos versículos más adelante Itró dice que el Dios de Israel estaba sobre todos los dioses. Itró no había dejado de creer en otros dioses, solamente afirmaba que el Dios de Israel estaba por encima de los dioses. Aún así, Itró fue siempre respetado por Moshé y el pueblo de Israel, y hasta mereció toda una Parashá con su nombre. Este sacerdote midianita idólatra bendijo a Dios y le ofreció sacrificios. Más adelante da consejos de organización y logística los cuales fueron aceptados afectuosamente. Itró fue amado por su yerno Moshé y admirado por el pueblo de Israel. Tal vez pase un poco desapercibido, pero es que hay que recalcar que un idólatra vino, bendijo a Dios y le sacrificó ofrendas, dio consejos que fueron aceptados y finalmente regresó a su pueblo de Midián. En algún lado del Talmud dice que no hay que botar toda la fruta, solo deshacerse de la parte que no sirve, la cáscara y las pepas y retirar el pedacito que no esté bueno, pero disfrutar de lo bueno. Hasta de un idólatra, el pueblo de Israel pudo aprender, y recibir y dar amor. No por ello dejando los valores de las enseñanzas de la Torah a un lado. De Itró aprendimos a bendecir.

Los judíos que hemos vivido dispersos por todo el mundo, hemos aprendido y hemos enseñado. Que lo que aprendamos nos sirva para crecer nuestro espíritu filtrando aquello que no es parte de nuestra Torah. Que lo que enseñamos sea aquello que le sirve al mundo para crecer espiritualmente y le sirva para su bienestar.