Parashat Mishpatim
Empieza la legislación
Este Shabat 1 de Adar alef de 5784, 10 de febrero de 2024, se leerá la Parashá de Mishpatim: “Leyes”, del libro de Shemot. El último Shabat de cada mes es el Shabat Mevarjim Hajodesh, el "Shabat que bendice al mes". En este Shabat se recita una plegaria especial que menciona el mes venidero, identifica al día (o los días) que corresponderán a Rosh Jodesh, y se ruega a Dios "renovarlo para vida y paz, para alegría y regocijo, para redención y consuelo".
También será Rosh Jodesh Adar Alef. Por este motivo se agregará en Shabat cantos de Hallel, párrafos de Rosh Jodesh y la amidá de Musaf es diferente. Todo esto se encuentra en el Sidur.
Resumen
En ésta Parashá empiezan a surgir una serie de leyes, encabezando el listado, las de protección a esclavos y esclavas. El listado de las acciones y su castigo correspondiente. Casarse, el que golpea, el que mata, secuestra, maldice a sus padres, hiere físicamente, animales agresivos, imprudencia, robo, usurpación, indemnización (ojo por ojo), responsabilidad, fraude, juicio de litigantes ante jueces, préstamos, seducción, rechazo a las hechiceras, al que yace con animal, idolatría, engaño, opresión, protección a la viuda y al huérfano, ofrendas a Dios tres veces al año y presentarse ante El tres veces al año, El primogénito, calumnia, falso testigo, devolver lo extraviado, ayudar al asno sobrecargado, aunque fuese del enemigo, justicia y derecho, soborno, no oprimir al converso ni al extranjero, y abandono de la tierra cada siete años para beneficiar a los menesterosos.
Además de las leyes anteriores agrega Dios leyes concernientes al descanso en Shabat, observar la fiesta de las matzot comiendo pan ácimo durante siete días, observar jag hakatzir: las primicias recolectadas al concluir el año y presentarlas ante Dios, Le recuerda al pueblo de Israel seguir las leyes pues el Emisario que los está guiando los traería a la tierra prometida y los protegería, pero no debían adorar los dioses de los pueblos que Dios entregaba en sus manos, pero los entregaría poco a poco. Tampoco debían adoptar sus costumbres idólatras. No cocer al cabrito en la leche de su madre.
Advierte Dios al pueblo que si sigue Sus leyes, bendecirá el pan y las aguas, alejará enfermedades y enemigos, no habrá abortos y la tierra será fructífera, no debían concertar pacto con los enemigos para que no se asienten en la tierra que Dios les ha entregado, para que no les hagan pecar con idolatría.
Moshé relató todas éstas palabras de Dios al pueblo de Israel el cual se comprometió con ellas. El pueblo las aceptó diciendo: “Todas las cosas que ha hablado Ado-nai, nosotros haremos”, Moshé escribió todas éstas palabras. A la mañana siguiente leyó Moshé el Libro del Pacto a todo el pueblo.
Dios ordenó a Moshé ascender a la montaña para entregarle las Tablas de piedra, la Torah y los preceptos para enseñarlos. Antes de subir, delegó a Aarón y a Hur para que quien tuviere causas acudiesen a ellos.
Subió Moshé y la visión de Dios era como fuego que consumía. Allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.
Alejarse de las mentiras. Comentario de la Parashat Mishpatim por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Éxodo 21:20: “Y cuando pegare un hombre a su esclavo o a su esclava con vara y muriere bajo su mano, ajusticiar, habrá de ser ajusticiado”.
Toda la historia ha mostrado el mal trato que recibían siempre los esclavos en cada cultura. El pueblo judío fue seguramente el primer pueblo en recibir leyes con respecto a la protección de los esclavos. De hecho, si un amo, llegaba a matar a un esclavo, era castigado incluso con la pena de muerte.
No existen relatos en la historia judía universal de hechos que implicaran tortura o muerte a esclavos, incluso, tenían ciertos derechos muy poco comunes, por no decir imposibles, en otros pueblos.
El respeto por la vida es uno de los valores que el judaísmo ha llevado como bandera durante el transcurso de toda su historia.
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Éxodo 21:18 y 19: “Y cuando contendieren hombres y pegare un hombre a su prójimo con piedra o con puño y no muriere y debiere permanecer en cama; si se levantrare y anduviere fuera por sus propios medios, quedará absuelto en que pegó, tan solo su cesantía habrá de proporcionar y su curación habrá de costear”.
Ónkelos explica que, si el agredido quedase impedido de trabajar, no necesariamente en cama. Rashi expone que al agresor se le detenía hasta considerar en qué estado había quedado el agredido y de esto dependía la declaración de los jueces, la cantidad cesante que debía pagar el agresor y el tratamiento de curación. Rashi también explica que quedar absuelto se refería a la pena de muerte.
Cada detalle con respecto a indemnizaciones y juicios está contenido en la Torah, o es fácilmente deducible. Hoy, estas leyes están contempladas en casi todas las constituciones del mundo. Aquellos pueblos que no aplican leyes de protección y justicia están condenados a ser países violentos. La paz no se logra perdonando, se logra haciendo justicia.
Éxodo 21:17 “Y el que maldijere a su padre o a su madre, morir, habrá de ser muerto”.
El Rabino Marcos Edery equipara éste castigo con el de maldecir o injuriar a Dios, obteniendo la misma penalidad. Además trae el concepto de los sabios de Israel, en el Talmud, que explican que el hombre debe su vida a sus padres y a Dios.
Cuando se maldice a los padres se está maldiciendo también su obra, de ésta manera al maldecir a los padres se está maldiciendo a sí mismo por eso su pena lógica será la muerte, aunque no fuese en manos de los jueces. Y claro está, que no es que maldice a los padres e inmediatamente se muere, sino que su destino será la muerte espiritual. No solamente se habla de maldecir sino de injuriar a los padres. De la misma manera quien injurie o maldiga a Dios su destino será la muerte, ya que Dios es el hacedor de la obra humana y todo lo que rodea al ser humano, o sea está maldiciendo su vida y toda sus vidas.
Éxodo 21:15: “Y el que pegare a su padre o a su madre, habrá de ser muerto”.
Rav Shraga Simmons, co-editor de Aish.com de Jerusalem, aclara que éste versículo ya estaba sentado en uno de los 10 mandamientos “Honrar a padre y madre”, a la misma altura que no idolatría o que el cumplimiento de Shabat. Esta honra a los padres, continúa explicando Shraga, no se trata de agradecer la paga por haber mantenido a los hijos, ni haberles dado nada, sino simplemente por el haber dado el regalo de dar la vida.
Pegar a los padres no es solamente la acción física, se trata de golpes a su espíritu, cualquier acción o palabra que implique una humillación o descrédito, es considerado como golpear a los padres. Incluso a padres que han sido malos padres o malos seres humanos, la ley no obliga a amarlos, ni siquiera a estar cerca de los padres, pero no golpearlos se trata de no deshonrarlos, peor aún si un hijo llega simplemente a levantar la mano contra su padre o su madre, esto merece la muerte.
Exodo 21:8 → “Si ella fuera desagradable a ojos de su señor quien debía desposarla, él la hará redimir. Mas a persona extraña, él no tendrá autoridad para venderla, al cometer perfidia contra ella”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que todas las personas del pueblo de Israel deben permanecer dentro del círculo del pueblo. De esta manera el padre de la esclava solamente podía venderla a otra persona perteneciente al pueblo de Israel con la posibilidad de casarse con ella, por eso dice que si el hombre que la compró no quisiera casarse con ella…. Cuando el hombre que la adquirió no quiso casarse con ella, le quedaba prohibido venderla a alguien con quien ella no se pudiera casar, sino a alguien del pueblo de Israel que él o su hijo pudieran casarse con ella. De esta manera, si el que la compró o su hijo, no desean casarse con ella, debe él dejarla en libertad total.
Esta tradición se vio reflejada en diversas épocas de la historia, aún aquellas en las que ya no existía la esclavitud, pues el pueblo de Israel abandonó ésta costumbre, aún antes de la era común. Las hijas judías, en épocas difíciles en Europa y posiblemente en el Medio Oriente, eran casadas por sus padres con hombres del pueblo de Israel y se aseguraban que ellas pudieran ser bien mantenidas. La idea se vio extendida aún a épocas actuales en las que los padres ven con muy buenos ojos que sus hijas se casen con jóvenes de comunidades judías. Sin embargo, las puertas se han abierto, permitiendo más liberalidad en éste aspecto.
Exodo 21:11 → “”Y si éstas tres cosas él ni hiciere para ella, ella saldrá de gracia, sin retribuir dinero”.
Las tres cosas que obligan al hombre que ha comprado una esclava, y no desea desposarla 1: la habrá de redimir, y no podrá venderla a un extraño 2: si la casa con su hijo, deberá comportarse con ella como con cualquier mujer libre del pueblo de Israel 3: si se casa con ella y después con otra mujer, deberá seguirla protegiendo, dando alimento, vestimenta y morada conyugal lo cual no le negará.
De acuerdo a Rashi, explica que la esclava que fue vendida por su padre era aún una niña menor de 12 años, si no estaba dispuesto a casarse posteriormente con ella o con el hijo, el amo se comprometía a cuidarla en su casa hasta que fuera mayor de edad.
Es remarcable, las leyes de protección a la mujer, aún en condición de esclavitud existente en aquella época, fuesen o no judías. Hoy, las comunidades judías enaltecen a la mujer y su rol en la familia o en el trabajo, pues esa educación viene impregnada desde épocas antañas. Sin embargo hay que señalar que en algunas “sectas” ultraortodoxas del judaísmo, éstas leyes de protección y otras tantas, se han ido distorsionando, a extremos de encontrar grupos de éstos donde las mujeres adquieren un rol degradante, como pueden ver en las siguientes imágenes: imagen 1 - imagen 2.
Exodo 21:10 → “Y si otra mujer más, él desposare, su alimento, su vestimenta y su morada conyugal él no negará”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que una mujer debe tener igualdad de condición aun que viviera de una casa pobre o de una casa rica. Si es la hija de una esclava o la misma esclava la cual desposó o es la hija de una familia notable. Según otros comentaristas, explica Hirsch, no se refiere a la obligación del esposo de proporcionar alimentos a su esposa. De acuerdo con este punto de vista, tenemos aquí un testimonio aún más notable de la posición exaltada de la mujer en la conciencia de nuestro pueblo. La Torá no tenía que generar una ley obligando al esposo prometerle a su esposa el proporcionar alimentos a sus hijos. La obligación legal de alimentar a los padres está tácita. Así como la Torá tiene plena confianza, confía el destino de los niños al sentimiento paternal natural de los padres judíos, la Torá también confía el destino de las esposas a los sentimientos de amor y respeto de los esposos judíos.
Aunque la ley no permite al esposo, hoy en día, tener más que una esposa, ésta proposición de la Torah tiene trasfondos importantes; el amor y cuidado de los hijos está tácito, ni siquiera se plantea por lo obvio, pero sí recalca que a una esposa, sin importar su condición social, económica o más aún, si ya no la ama, su responsabilidad no termina, su condición de esposa merece y merecerá siempre un status de respeto y garantías de una vida tranquila económica y socialmente. Y esa es la mentalidad de un buen judío, que respeta los principios humanos y se atiene a la halajá.
Exodo 21:7 → “Y cuando vendiere un hombre a su hija por esclava, ésta no saldrá como salen los esclavos. Si ella fura desagradable a ojos de su señor quien debía desposarla, él la hará redimir”.
Rambam explica que es muy claro cuando codifica la ley que dice “Queda prohibido vender a la hija a un hombre con el cual ella no pudiere contraer matrimonio por mediar alguna ley restrictiva”. El rabino Marcos Edery expone que la Ley Talmúdica legisla con nitidez que cuando la joven llegaba a la edad de la pubertad, era autónoma en todas sus decisiones, especialmente e lo que respecta a su unión matrimonial, donde no podía haber ninguna presión por parte del padre. Edery explica que la hija era vendida antes de la pubertad en casos de extrema pobreza y la finalidad de esta venta era para darle la posibilidad de contraer matrimonio eventualmente con el amo o el hijo del amo. El rabino Samson Raphael Hirschexplica que la niña era vendida como sirvienta y éste era el único oficio que ella tenía hasta cumplir la edad de 12 años y seis meses cuando ella tenía derecho a decisión. De esta manera apenas ella llegaba a esta edad el amo debía casarse con ella o dejarla en libertad.
Los derechos de la mujer han sido protegidos por la Torah desde épocas bíblicas, épocas en las que en otras culturas casaban a las hijas siendo niñitas o a cualquier edad las obligaban a casarse por conveniencia política o económica. A partir del momento en que dejó de existir la esclavitud, la ley de venta desapareció. Sin embargo en ciertas épocas de opresión en Europa, las jóvenes eran obligadas a casarse convenientemente para que los padres pudieran asegurarles a las hijas casarse dentro del pueblo de Israel y ojalá con personajes que les pudieran asegurar mantenimiento. Hoy esta figura no existe, las mujeres tienen libre albedrío de escoger un hombre para casarse, y la ley judía solamente limita que al contraer matrimonio religioso, deberá ser judío por nacimiento o por conversión.
Exodo 21:4 y 5 → Leyes sobre esclavitud. “Si su señor le diere a él mujer, y alumbrare para él hijos o hijas, la mujer con sus hijos pertenecerán a su señor, y él habrá de salir solo. Pero si decir dijere el esclavo: amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no quiero salir libre”.
El Rabino Marcos Edery explica la posición del Talmud al respecto que dice que cuando se le daba una mujer al esclavo (Rashi explica que el esclavo siempre era judío), cuando llegaba el momento de dar libertad al esclavo, éste debía partir sin la mujer ni los hijos. Si el esclavo tenía una esposa hebrea, no podía imponerle el amo, una mujer esclava (Rashi explica que la esclava siempre era pagana). El esclavo hebreo gozaba de todos los derechos de cualquier judío libre, y la unión entre el esclavo y la mujer pagana solo tenía un fin reproductivo puramente físico. El rabino Samson Raphael Hirsch también explica que el amo estaba obligado a dotarlo con techo, alimentación, ropa, etc. Y si el esclavo se sentía cómodo en la casa de su amo, y amaba a la mujer que le había sido entregada, con quien había tenido hijos, no se le obligaba a irse y podía quedarse a seguir sirviendo a su amo, su mujer y sus hijos.
Recordemos que un hebreo se hacía esclavo cuando éste mismo se vendía porque haya hurtado algo y no podía devolverlo o tenía una deuda y no podía pagarla, entonces después de 7 años en el año de Shemitá, el esclavo salía libre.
La esclavitud tal como existía en aquella época dentro del pueblo de Israel, es incomparable con cualquier otra esclavitud en el mundo en todas las épocas incluyendo las épocas actuales. Cada judío debía proteger y mantener a sus esclavos, de hecho cuando al amo se le iba la mano y maltrataba a un esclavo, éste salía libre por ley y además era indemnizado. El amor y respeto a la humanidad siempre ha correspondido a la mentalidad de cada judío. Un judío cruel, malvado o abusivo, hay que dudar de su alma judía.
Exodo 21:7 → “Y cuando vendiere un hombre a su hija por esclava, ésta no saldrá como salen los esclavos. Si ella fura desagradable a ojos de su señor quien debía desposarla, él la hará redimir”.
explica que es muy claro cuando codifica la ley que dice “Queda prohibido vender a la hija a un hombre con el cual ella no pudiere contraer matrimonio por mediar alguna ley restrictiva”. El rabino Marcos Edery expone que la Ley Talmúdica legisla con nitidez que cuando la joven llegaba a la edad de la pubertad, era autónoma en todas sus decisiones, especialmente e lo que respecta a su unión matrimonial, donde no podía haber ninguna presión por parte del padre. Edery explica que la hija era vendida antes de la pubertad en casos de extrema pobreza y la finalidad de esta venta era para darle la posibilidad de contraer matrimonio eventualmente con el amo o el hijo del amo. El rabino Samson Raphael Hirschexplica que la niña era vendida como sirvienta y éste era el único oficio que ella tenía hasta cumplir la edad de 12 años y seis meses cuando ella tenía derecho a decisión. De esta manera apenas ella llegaba a esta edad el amo debía casarse con ella o dejarla en libertad.
Los derechos de la mujer han sido protegidos por la Torah desde épocas bíblicas, épocas en las que en otras culturas casaban a las hijas siendo niñitas o a cualquier edad las obligaban a casarse por conveniencia política o económica. A partir del momento en que dejó de existir la esclavitud, la ley de venta desapareció. Sin embargo en ciertas épocas de opresión en Europa, las jóvenes eran obligadas a casarse convenientemente para que los padres pudieran asegurarles a las hijas casarse dentro del pueblo de Israel y ojalá con personajes que les pudieran asegurar mantenimiento. Hoy esta figura no existe, las mujeres tienen libre albedrío de escoger un hombre para casarse, y la ley judía solamente limita que al contraer matrimonio religioso, deberá ser judío por nacimiento o por conversión.
Exodo 21:9 ➙ “Y si la hiciere desposar para su hijo, según la norma de las mujeres se comportará con ella”.
Ramban –Najmánides- explica que ésta orden está dirigida al amo, quien debe tratarla como si fuera su propia hija, le debe ser entregada la dote, según las palabras de la Torah en Devarim 12:14. Y proveerla tal como se debía proveer a un sirviente hebreo, con todos los beneficios. S.R. Hirsch indica que más bien se refiere a los derechos legales de una esposa. Esto significa que el hijo del amo, debe tratarla con todos los derechos de una esposa, ya que ella no ha entrado a la casa como esclava ni como sirvienta, sino exactamente como una hija. La razón para ésta ley es porque el hijo, al ver que la mujer había sido vendida como esposa, podría haberla tratado irrespetuosamente, por eso la Torah enfatiza en estas leyes de protección. La mujer vivía en libertad en la casa de su padre y debe ser tratada como una mujer libre.
Este es el caso de un hombre del pueblo de Israel que por factores económicos vende a su hija para desposarla con otro hombre, con el fin principal de legarle un mejor estado económico a su hija.
Esta ley recuerda que cuando un hombre se casa, quien sea la mujer que ha elegido como esposa, merece respeto y debe tener las mismas condiciones a que si se hubiera casado con una princesa. Algunos hombres pierden algunas veces el sentido del amor y respeto, especialmente cuando su mujer proviene de una familia más sencilla, o es una mujer conversa, pero hay que recordar también lo que enseñan nuestros sabios: en un hogar donde la mujer es respetada y amada, el hombre sabrá que tendrá paz en su hogar.