Parashat Bo
Celebrar Pesaj por generaciones
Este Shabat 10 de Shvat de 5784, 20 de enero de 2024, se leerá la Parashá de Bo: “Ve”, libro de Shmot.
Resumen
En la Parashá anterior, Dios había enviado las primeras siete plagas sobre Egipto, debido al mal trato por parte del faraón egipcio sobre los hebreos. En ésta Parashá se relata cómo Dios continúa haciendo pesado el corazón del Faraón, quien continúa con la política de no permitir la salida de los hebreos de Egipto, solamente permitía que los hombres salieran, dejando a sus familias en Egipto, esto era inaceptable, motivo por el cual Dios envía por intermedio de Moshé y Aarón la octava plaga: Langosta de tierra sobre todo el territorio de Egipto excepto el de los hebreos, éste azote acaba con los sembrados que el tremendo granizo había dejado.
Nuevamente el faraón se declara culpable ante Moshé, rogándole que Dios terminara con la terrible plaga, sin embargo nuevamente no libera a los hebreos.
Ordenó Dios a Moshé extender su mano hacia los cielos y hubo oscuridad durante tres días, que era tan densa que la gente no logró salir de sus viviendas. Ante ésta plaga permitió salir a toda la gente exceptuando a los animales y el ganado. Tampoco era aceptable dicha condición. Nuevamente endureció su corazón. Después de esto el Faraón le dijo a Moshé que se retirara que no quería volver a ver su rostro, Moshé le contestó que había hablado correctamente pues no volvería a ver su rostro.
Antes de la última plaga: la muerte de los primogénitos egipcios, Moshé preparó al pueblo según la instrucción de Dios.
Advirtió Dios a Moshé que después de ésta plaga, el Faraón los dejaría ir, que pidiera cada hombre y mujer, a su prójimo egipcio, objetos de oro y plata. Moshé explicó al pueblo de Israel que Dios haría morir a todo primogénito en la tierra de Egipto; habrá un gran clamor en Egipto. Dijo Ado-nai a Moshé y Aarón que éste será el comienzo de los meses.
El diez del mes, cada grupo familiar debía tomar un cordero y en la tarde del día catorce, sacrificarlo y marcar con su sangre las jambas y el dintel de las puertas de sus hogares, debían asarlo a fuego y comerlo con panes ácimos (matzá) y hierbas amargas. Esto había que comerlo de prisa y preparados para salir, esto es Pésaj para Ado-nai. Al ver Dios la sangre en las jambas, se apiadaría, evitando la muerte sobre el pueblo de Israel. Moshé advirtió que éste festivo de los panes ácimos, lo tendrán que celebrar por generaciones como ley eterna. “Durante siete días comeréis pan ácimo, haciendo desaparecer la levadura de vuestras casas”, hasta el día veintiuno del mes, siendo el primero y el último, días de convocatoria Santa.
Fue la media noche y Dios causó la muerte a todo primogénito egipcio, tanto de hombres como de animales. El Faraón, se levantó y les ordenó salir de Egipto con todo, antes de salir, Israel pidió a los egipcios objetos de oro, plata y vestimentas, que dieron con gusto. Israel estuvo en total 430 años en Egipto, salieron seiscientos mil hombres, aparte de los infantes, agregando una mezcla numerosa de personas que ascendieron con el pueblo de Israel.
Dios le ordenó a Moshé consagrar para El todo primogénito que abra matriz entre los hijos de Israel. Los primogénitos de animales serán sacrificados y los de los hombres serán redimidos para Dios.
Dios recordó -y repite varias veces-, que cuando entraren a la tierra de Canaán que les iba a entregar, debían celebrar Pesaj en el mes de Aviv por generaciones, para recordar que pasó por encima de las casas del pueblo de Israel y entró solamente a las casas de los egipcios llevándose sus primogénitos. Y esto será como signo sobre tu mano y como filacteria sobre tus ojos; ya que con el Poder de Dios nos sacó de Egipto.
La acción y la explicación. Comentario de la Parashat Bo por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Éxodo 10:16: “Se apresuró Parhó a convocar a Moshé y a Aarón y dijo: ‘Soy culpable ante Ado-nai vuestro Dios y ante vosotros’”.
Abrabanel explica que el Faraón reconoció en ese momento su error ante Dios al no haber tenido conciencia de Su gran Poder, y su culpabilidad ante Moshé y Aarón, por no haber liberado al pueblo de Israel.
Ni siquiera en esta penúltima plaga, logra reconocer el faraón de Egipto el enorme poder de Dios como único y verdadero, aún le da tratamiento de “vuestro Dios”. Tampoco reconoce en Moshé y Aarón como los personajes enviados directamente por Dios, sino como líderes de una población, de los hebreos. No tenía la capacidad de asumir lo obvio y evidente.
Quienes ven en Dios como una circunstancia en momentos felices o en momentos duros, en momentos… les queda imposible ver más allá de la razón de la existencia humana. De acuerdo con la tradición judía, llegará el momento en el que los seres humanos reconozcan y comprendan más allá que los límites mismos de la condición humana.
Al entender esto, aunque no se entienda a fondo a Dios, al menos se puede deducir, que la vida no es nada fácil, pero hay un motivo para ello y también se entiende que no es lo único que existe para nuestras almas, la vida es un proceso para otra causa, que como humanos limitados y faltos de estudio espiritual no logramos aún entender.
Quiera Dios pronto, en nuestros días, abrir nuestros corazones y nuestras mentes a la verdad de la vida.
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Éxodo 10:15: “Tapó la vista de toda la tierra y se oscureció la tierra. Comió toda la hierba de la tierra y todos los frutos de los árboles, lo que había dejado el granizo y no quedó verdor alguno en los árboles, ni en la hierba del campo, en toda la tierra de Egipto”.
Varios comentaristas explican que la tierra se había oscurecido porque eran tantas langostas que se interpusieron entre el sol y la tierra. Otros explican que las langostas habían acabado con todos los cultivos que quedaban, dejándolos desabastecidos hasta la siguiente cosecha.
El tema aquí es de amor y odio. Ya los servidores del Faraón le habían rogado que dejara salir al pueblo de Israel, ya ellos se habían dado cuenta del poder Divino (Éxodo 10:7), pero el odio del Faraón era tal que no estaba en capacidad de ver el mal que se le vendría a él mismo, a su familia y a su pueblo egipcio.
En su magnífico artículo “El Coraje de la persistencia” sobre antisemitismo, Rabí Sir Jonathan Sacks, trae una frase de Rabí Shimon Bar Yohai: “tanto el amor como el odio trastornan el orden natural (mekalkelet et hashurá). Ambos son irracionales. Nos hacen hacer cosas que de otra forma no haríamos”.
Rabí Sacks explica cómo el odio actúa como bumerang, destruyendo pero principalmente autodestruyendo a su paso. Recomiendo seguir el enlace haciendo clic sobre el título del artículo de Rabí Sacks.
Éxodo 10:14: “Subió la langosta sobre toda la tierra de Egipto y se posó en todo el territorio de Egipto muy pesada. Antes no había habido langosta como ella y después de ella no habrá más así”.
De acuerdo a la ONU para la alimentación y la agricultura, “Las plagas de langostas del desierto -la especie más destructiva de este insecto-, pueden afectar fácilmente al 20% de las regiones de la Tierra, amenazando los medios de subsistencia de una décima parte de la población mundial y afectando gravemente a su seguridad alimentaria”.
Esta plaga estaba castigando con hambre a un pueblo que estaba dejando morir de hambre a sus trabajadores hebreos (esclavos), haciéndolos trabajar más del horario que un humano puede soportar.
Es lo que se llamaría justicia Divina, el hombre debe recapacitar cuando el planeta nos envía un mensaje. Pensando en la plaga del Covid-19 de acuerdo a la Clínica Mayo: “Si bien la COVID-19 se considera una enfermedad que principalmente afecta a los pulmones, también puede dañar muchos otros órganos, que incluyen el corazón, los riñones y el cerebro…”
Muchos son los gobiernos que necesitan tomar medidas morales y éticas más reales y vivibles, es necesario pensar no solamente en sí mismos para que todos en el planeta tengan la posibilidad de respirar con tranquilidad y sin angustias (pulmones), facilitar la vida con alimentación, salud, vivienda y educación (corazón), limpiar el mundo de la corrupción (riñones) y permitir el pluralismo con racionalidad (cerebro).
¿Será que llegará el mundo a tal perfección? ¿Podrá el hombre ser capaz de visualizar la verdad, la justicia y la sabiduría?...
Éxodo 10:13: “Extendió Moshé su vara sobre la tierra de Egipto y Ado-nai dirigió un viento solano hacia la comarca todo aquél día y toda la noche; la mañana sobrevino y el viento solano transportó a la langosta”.
En junio del 2020, una nube de langostas azotó el norte de la Argentina. Para ello, de acuerdo a los expertos, había recorrido mil kilómetros en el lapso de un mes. Esta plaga de la cual habla la Torah no es para nada inverosímil, lo que fue extraordinario es que hubiese ocurrido de acuerdo a la orden Divina en el momento exacto, ya que es imprevisible cuándo ha de llegar y en qué volumen. También los expertos determinaron que su recorrido depende del viento. Dios dentro de la naturaleza misma de Su creación manejó esta plaga, teniendo en cuenta los destrozos en la agricultura que produciría, una de las fuentes económicas más desarrolladas que tenía Egipto en ese momento.
Dios Había castigado ya contra la salud de los egipcios, pero al Faraón no le importó. Contra la salud de su ganado, afectando parcialmente su economía ganadera, pero tampoco le importó, el granizo afectó parte de su economía de agricultura, pero se sabría que otro tipo de agricultura se salvaría. Esta vez, lo que restaba de su agricultura se vio afectada, de esta manera el faraón quiso dejar ir a los hebreos del país, asumiendo su culpabilidad, sin embargo, ésta vez Dios endureció finalmente el corazón del faraón (Éxodo 10:20).
Dios entrego al hombre libre albedrío, pero la justicia Divina está por encima de la voluntad del hombre, de lo contrario éste planeta no habría podido sobrevivir a la maldad humana. Solamente la fe en Dios, puede encausar la historia, hasta que el ser humano aprenda a vivir la vida con las leyes de ética, humanidad y justicia que transmite la Torah.
Exodo 10:12 → “Dijo Ado-nai a Moshé: Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para la langosta y que suba sobre la tierra de Egipto y que coma toda la hierba de la tierra, todo lo que ha dejado el pedrisco”.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Las langostas, las orugas, las moscas de la fruta, la roya del trigo y las enfermedades del banano y de la mandioca son algunas de las plagas y enfermedades transfronterizas de las plantas más destructivas. Las plagas y enfermedades de las plantas se propagan principalmente de tres maneras: 1) el comercio o los movimiento migratorio de las personas 2) los factores ambientales – el tiempo y transportadas por el viento 3) los insectos u otros patógenos transmitidos por vectores.
En el caso de la plaga de langostas a Egipto, Dios produjo en ese momento un viento fuerte proveniente de la salida del sol (viento solano), el cual las trajo hasta Egipto. Ya había habido un mal en Egipto a consecuencia del viento solano, que fue en la época de los siete años malos de sequía (Génesis 41:27). En ambas ocasiones fue el resultado en beneficio del pueblo de Israel, el primero facilitó la entrada de los hebreos a Egipto y el segundo, facilitó la salida de los hebreos de Egipto.
Dios en su sabiduría, maneja su propia creación, el hombre sabio lo sabe y lo puede ver y deducir. Algunas veces lo que parece ser un mal, si es manejado con amor e inteligencia, como en el primer caso de los siete años de sequía, en los que el Faraón siguió el consejo de Dios a través de Yosef y además permitió y facilitó con benevolencia la entrada del pueblo de Israel protegiéndolo, fue para su bendición y riqueza. En el segundo caso, debido a la opresión y maldad del faraón cpon que trató al pueblo de Israel, fue un castigo para él y su pueblo.
Examine usted la historia universal y saque sus propias conclusiones.
Exodo 10:11 → “… ‘No es así. Partid ahora, los hombres, pues ello es lo que estáis pidiendo’. Y los expulsó a ellos de ante la presencia de Paroh”.
Rashi explica que el Faraón intentaba sustentar su posición que permitía solamente salir a los hombres, debido a que lo que solicitaban era realizar ofrendas a Dios y según sus costumbres, no era usual que los niños asistieran a la entrega de ofrendas.
El Faraón temía que los hebreos se unieran al enemigo en caso de guerra y se fueran del país (Exodo 1:10). Tratando de ser astuto, permitió que fueran solamente los hombres a tres días lejos de Egipto para realizar la ofrenda a Dios, pues sabía que los valores de familia dentro del pueblo hebreo eran fuertes y si tenían a las mujeres y a los hijos en Egipto, no se atreverían a irse del país a unirse con el enemigo y a combatir a Egipto, lo cual era su temor inicial.
Recordemos que Yaacov había entrado a Egipto cuando Yosef su hijo estaba en el poder y el faraón de aquel entonces era un hicso, un pueblo amigable con Israel. El siguiente período de Egipto del cual señala la Torah como que se levantó un rey nuevo que no conocía a Yosef, Egipto había sido invadido por Ahmosis (Ahmose), faraón fundador de la dinastía XVIII del Nuevo Imperio egipcio. Que combatió contra los hicsos y los desterró hacia el oriente. Por eso no sabían nada del bienestar que el pueblo de Israel traía a Egipto y por eso también tenía miedo que se unieran a los hicsos y los combatieran, ya que Israel había crecido en número y en fortaleza.
Hay una hipótesis científica que fue él precisamente, como faraón quien enfrentó éste episodio de los hebreos, -basado en el examen médico de su momia-. Dato curioso: su hijo primogénito murió siendo niño.
Hay algunos científicos que piensan que el pueblo hicso eran los hebreos, pero con el testimonio bíblico, transforma esta hipótesis en el temor del faraón de una alianza de los hebreos con los hicsos.
Éxodo 10:10 → “Les dijo a ellos: Así esté Ado-nai con vosotros, cómo voy yo a enviar a vosotros y a vuestros infantes ¡Mirad que el mal está frente a vosotros!
Ibn Ezra explica la frase del faraón, entendiendo que el faraón pensaba que ellos querían huir. Ciertamente Moshé no le dijo que después regresarían, solo le dijo que el pueblo se marcharía por un camino de tres días. Es por eso, explica Ibn Ezrah, que el pueblo de Egipto, cuando ellos salieron, les dieron toda clase de objetos de plata y oro, porque estaban seguros que volverían.
La suposición de Ibn Ezra, me parece algo extraña, ya que aunque pensaran los egipcios que ellos iban a regresar, -lo que no dice en ninguna parte del texto ni indirectamente- ¿por qué les hacía pensar que los hebreos iban a pedir objetos de oro y plata y devolverlos?, no dice en ninguna parte que los pedían prestados, solamente que los pedían. Lo que yo pienso es que la población abrió su corazón hacia los hebreos que estaban saliendo de Egipto, primero, porque Dios había dicho que les abriría su corazón. Segundo, porque la posibilidad que los egipcios se sintieran en deuda con un pueblo que trabajó con todo su esfuerzo, un pueblo que solo había hecho el bien desde su llegada a Egipto y habían sido explotados duramente por el último gobierno que no conocía a Yosef. El pueblo sí lo recordaba, pues era parte de su historia, no así del nuevo rey que se tomó el poder, probablemente se trataba de un pueblo invasor –que dicho sea de paso, por eso temía que se uniera al enemigo, les hiciera la guerra y se marchara del país-.
Exodo 10:7 → “Dijeron los servidores de Paró a él: ¿Hasta cuándo va a ser peste para nosotros por trampa? Envía a los hombres y que sirvan a Ado-nai, su Dios ¿Todavía no sabes que se ha perdido Egipto?”.
Isaac Ben Yehuda Abarbanel, explica que los servidores del faraón no le aconsejaron dejar salir a todo el pueblo sino solamente a los hombres.
Era una manera de “permitir” pero asegurándose que regresarían al dejar a sus familias en Egipto. También era la mejor manera de comprobar que no se irían a realizar las ofrendas a Dios y que no regresarían. El faraón temía quedarse sin sus esclavos y sentía que debía oprimirlos más para frenarlos sociológicamente. Suele suceder así normalmente, la opresión puede hacer que el oprimido no tenga la fuerza para protestar o escapar del yugo que le aflige. Sin embargo lo que da fuerza es la fe, la creencia poderosa en Dios, que dio esta fuerza interna a Moshé y al pueblo de Israel para salir de este yugo con que el faraón y sus servidores oprimían al pueblo de Israel. Los servidores del faraón tampoco tenían intenciones de presionar al faraón para dejar ir a todo el pueblo de Israel y la mayor parte de la población permitía que esto sucediera.
Cuando todo un pueblo permite, esté o no de acuerdo con la crueldad de sus gobernantes, la historia enseña que el pueblo asume después el daño que se auto-infringen
Exodo 10:8 → “Se hizo volver a Moshé y a Aarón hasta Paró y les dijo a ellos: Id, servid a Adonai vuestro Dios, ¿Quiénes y quiénes son los que van a ir?”.
Ramban –Najmánides- comenta: Paró quería que fueran determinados hombres a servir a Dios, entre ellos los jefes de tribus y ancianos, de acuerdo con una nómina de hombres preestablecida; pero Moshé le respondió que también los hijos y las hijas debían ir pues la celebración festiva era para todo el pueblo sin excepción. Mas Paró se enojó al no querer dejar partir a los jóvenes de Israel. El dejaba partir a los adultos a condición de que se quedaran en su territorio los chicos, los adolescentes y las mujeres, como garantía.
Ya Moshé había dicho anteriormente al faraón que dejara salir a todo el pueblo, para hacer ofrendas a Dios a una distancia de tres días. Esta vez, se vendría la anunciada plaga de langosta y los servidores y consejeros del faraón le habían presionado para dejarlos salir, pero con una sugerencia de dejar ir solamente a los hombres –vers.7- ¿Por qué convenía al faraón dejar a las mujeres e infantes en Egipto?, porque de una u otra manera ganarían: si ellas se quedaban, era la garantía de que los hombres, la mano de obra, volverían, y si no vuelven era la garantía de que no se unirían al enemigo –tal como temía el faraón desde un principio- y no atacarían para proteger a sus familias, además si las mujeres y los infantes se quedaban aseguraría la integración de esta gente a la población de Egipto.
El faraón aún subestimaba el poder de Dios, lo consideraba como uno de sus dioses “Id a servir a Adonai vuestro Dios”, porque no era uno de sus múltiples dioses. Al ser un Dios ficticio, según su propia evaluación, no tendría el poder destructivo de tal fuerza que se le vendría posteriormente.
El Rabino Samson Raphael Hirsch explica: “No tenemos intermediarios, ni sacerdotes, ni representantes ante Dios. Si debemos ir, todos debemos ir. Desde el bebé de cuna hasta la última oveja de nuestra posesión. La comunidad se encuentra dentro de cada uno de nosotros. Nada ni nadie se deben quedar, Para nosotros es una fiesta y debemos hacer un círculo alrededor de Dios. Dios nos está llamando para reunirnos alrededor suyo, y su llamado es la expresión de Su voluntad de vernos a cada miembro de nuestra familia con todas nuestras posesiones, alrededor Suyo.
El concepto de pertenencia a una comunidad como si fuera una familia, la tiene el pueblo de Israel desde sus principios, desde que se formó como pueblo. Nadie es excluido ni por ser menor ni por ser mujer, cada uno en su propio talento, es su propia característica ser parte del pueblo, pero siempre en igualdad de derechos; durante la historia, otras comunidades no judías, se caracterizaron por sus marcadas diferencias, racismo, diferencias sociales, económicas, etc. Existen hoy países de marcada xenofobia. Las posturas de racismo o segregacionismo de cualquier tipo que se puedan encontrar dentro del pueblo judío del mundo son marcas, que con el paso de los años han dejado otras culturas, y por las cuales el pueblo de Israel, el pueblo judío, se ha dejado invadir. Algunas características de otras culturas son buenas y de esas debemos aprender. Algunas otras precisamente no.
Quisiera presentar algunos ejemplos: ¿Qué hemos aprendido positivo? La cultura del teatro, del arte dramático, de la vestimenta, de la educación física, etc. ¿Qué errores estamos cometiendo? no ser incluyentes dentro de nuestras comunidades, que nuestros líderes le “tuerzan la cara” a conversos, o que no le permitan a mujeres entrar en círculos donde tengan derechos de opinión, de voto o de ser elegidas dentro de sus directivas. Me pregunto ¿qué opinarían hoy, cuando la jueza Débora, elegida por Dios, profetizaba e impartía órdenes desde el árbol de dátiles donde solía estar?, tal vez la hubiesen deslegitimizado y los enemigos del pueblo de Israel hubieran vencido en aquella época. Tal vez el rumbo de la historia habría cambiado a peores momentos.
Ojalá nuestra generación en todas las comunidades del mundo, estudiara, y se enterara de la importancia de incluir a quienes desean pertenecer y de la importancia de la inclusión de la mujer en la vida dirigencial de nuestras comunidades.