2024-12-21 [Num. 1014]


Parashat Miketz

Yosef hace sufrir a sus hermanos

El próximo Shabat 27 de Kislev de 5785 28 de diciembre de 2024, se leerá la Parashá de Miketz, “al término”, del libro de Bereshit.

Resumen

Yosefhermanos

Dos años después de estar Yosef en la cárcel, el Faraón de Egipto tuvo dos sueños seguidos. En uno, siete vacas gordas y hermosas que salían del río, eran comidas por siete vacas flacas que venían detrás de las gordas, pero no se engordaban. En el otro, siete espigas grandes y fuertes que salían de un tallo, eran comidas por otras siete espigas débiles pero no se fortificaban. Preguntó a sabios y magos del reino pero nadie le podía decir su significado. El copero del Faraón recordó a Yosef y le contó la historia de cómo había descifrado acertadamente  los sueños de él y del panadero durante su detención en la cárcel.

Yosef fue afeitado, vestido y mandado a traer ante el faraón. Yosef  advirtió que la interpretación de los sueños era concedida por Dios. Al contarle los sueños, se los interpretó diciéndole que Dios le hizo ver que venían siete años de abundancia y después otros siete de mucha escasez; además le aconsejó que nombrara a algún hombre preparado e inteligente para que durante los 7 años de abundancia recolectara y almacenara para sobrevivir los 7 años de pobreza de la tierra. El Faraón admirado vio que el espíritu de Dios lo acompañaba y lo nombró su gobernante sobre toda su tierra y el segundo en importancia después del faraón.

Revistió el faraón a Yosef con ropajes de lino y un collar de oro. Llamó el Faraón a Yosef: Tzafnat Paneaj  y le entregó como esposa a la hija de Potiferah, sacerdote de On: Asnat. Tenía Yosef  30 años al subir al poder. Tuvo Yosef dos hijos: Menashe y Efraim.

Después de los años fructíferos, llegaron los años de hambre sobre la tierra incluyendo a Egipto. Yosef vendía de lo acumulado a los pobladores egipcios y a Egipto venían de otras tierras a comprar alimentos.

Yaacov envió a 10 de sus hijos (menos a Benjamín) a Egipto a comprar provisiones. Al llegar a Egipto, Yosef  los reconoció pero ellos no lo reconocieron. Yosef  los acusó de espías pero ellos trataron de explicarle que eran gente de bien que eran doce hermanos, uno se había quedado y el otro ya no estaba. Yosef les dijo que si traían al hijo que se había quedado, les creería y los encerró durante tres días; se pelearon entre ellos diciéndose que éste era un castigo por no haber escuchado la angustia del hermano Yosef; ellos no sabían que Yosef entendía, Rubén estaba muy enojado con los hermanos acusándolos de no haberlo escuchado cuando les advirtió que no le hicieran daño al chico. Al escuchar esto Yosef escondidamente lloró.

Finalmente dejó Yosef preso a Shimón, les entregó los víveres y les dijo que devolvería a Shimón cuando trajeran al menor, así sabría que no eran espías. Ordenó Yosef secretamente que colocaran su dinero de nuevo en las alforjas. En el camino, se dieron cuenta, sorprendidos, que el dinero que habían pagado, estaba en sus alforjas.

Al regresar le contaron todo puntualmente al padre quien angustiado por Shimón que no había regresado, no dejó por nada del mundo ir a Benjamín pues temía que a él también le pasara algo.

Al acabarse los alimentos, Yaacov ordenó a sus hijos volver a Egipto, pero Judá recordó a su padre que no podían ir sin Benjamín pues serían acusados de espías; a regañadientes Yaacov aceptó y les hizo llevar de nuevo el dinero pues pensó que podía ser un error, mas el dinero para comprar nuevos víveres, además envió regalos a Tzafnat Paneaj (Yosef).

Al llegar a Egipto con Benjamín, Yosef los atendió, no les aceptó el dinero de regreso pues dijo que ya lo había recibido, que seguramente había sido un tesoro que Dios había colocado en sus alforjas. Les dio de comer, además, les dio más regalos especialmente a Benjamín, comieron y se embriagaron junto a Yosef. Preguntó mucho por el padre. Al día siguiente Yosef ordenó al mayordomo regresar nuevamente dinero a las alforjas y colocar en la alforja de Benjamín su copa de plata.

Ordenó a su mayordomo perseguirlos y traer al que se hubiese robado la copa. Al hacerlo los hijos de Yaacov se sorprendieron y dijeron que ellos eran honestos y que si encontraban la copa en alguna alforja, sería muerto y los demás  serían esclavos. Al encontrar la copa en la alforja de Benjamín, rasgaron sus ropas y regresaron todos a casa de Yosef.

Yosef al verlos los enfrentó acusándolos, ellos se nombraron todos culpables y le dijeron que serían sus esclavos. Pero Yosef insistió que solamente se quedaría de esclavo a quien le encontraron la copa y que el resto se podían regresar a casa de su padre.


Dos caminos para tomar en diferentes momentos de la historia. Comentario de la Parashat Miketz por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Bereshit 41:22: “Y había visto en mi sueño y he aquí siete espigas que crecían en un solo tallo llenas y buenas. Mas he aquí siete espigas secas, delgadas, marchitas por el solano, que crecían tras ellas”

Ya el faraón había relatado a Yosef sobre su sueño de las siete vacas gordas y posteriormente siete vacas flacas que, aunque comieran no engordaban y en seguida le relata el sueño de las siete espigas llenas y después siete espigas marchitas, a lo que Yosef le había profetizado que se trataba de un solo sueño que significaba que pronto vendrían siete años de abundancia y siete años de sequía (siguientes versículos).

Lo interesante que también se podría concluir de estos dos sueños es que se trataba no solamente abundancia y sequía, sino que estaba específicamente dirigido en primera instancia abundancia y después la escasez de carne para alimentación lo que empobrecería la ganadería del país, posteriormente el sueño trae las espigas que inicialmente iban a tener buenas cosechas, pero posteriormente vendría la sequía, la cual también causaría la desnutrición del ganado. Yosef redujo a pocas palabras las condiciones que se venían para Egipto, lo cual era de más fácil entendimiento para el faraón y le daba a Yosef la oportunidad de hallar y proponer la solución al problema que se vendría.

De Yosef se aprende a exponer, en primera instancia, una explicación sencilla y clara de un asunto, las cosas se ven mejor desde un ángulo sencillo y simple, cuando ya éste ángulo se entiende, se puede exponer el detalle, de lo contrario resultará en primera instancia confuso.



Ver más explicaciones

Bereshit 41:19 al 21: “Mas he aquí que otras siete vacas subían tras ellas, flacas y feas de forma en demasía y vacías de carne. No había visto como ellas en toda la tierra de Egipto, en fealdad. Y comían las vacas magras y feas a las siete vacas primeras, las gordas y penetraban en sus entrañas, mas no se notaba que hubieran penetrado en sus entrañas y su parecer era malo como al principio y desperté”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que el relato del Faraón que dio de su sueño a Yosef, en ambas ocasiones, como el de las vacas gordas y las vacas flacas, era bajo una perspectiva de un hombre, que concentra su atención en el aspecto de las vacas, pero él no había notado los detalles alrededor, que estaban al lado de un río donde se da suficiente pasto para las vacas, el tema se trataba del alimento que no era suficiente para alimentarse, Yosef supo describir el sueño correctamente, supo ver los detalles alrededor”.

En todos los sueños que descifró Yosef el número que el soñador alcanza a ver se trataba del factor tiempo, tres racimos de uvas eran tres días. Tres canastos de pan fueron tres días. Siete vacas gordas eran siete años, siete vacas flacas eran otros siete años.

De esta manera se podría pensar que los sueños de Yosef que relató a sus hermanos, posiblemente no se refería a ellos. Cuando soñó que once gavillas se inclinaban a su gavilla, y que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban a él, podría tratarse del factor tiempo (días, meses, años, siglos). Habría que analizar el marco geográfico donde estaba Yosef, para poder dar una respuesta que no tuviera que ver con él mismo o con sus hermanos. 

Dios podría aclarar esta visión a quien Dios quisiera darle claridad, pues en esta visión podría estar la respuesta al futuro del pueblo de Israel.



Bereshit 41:18 y 19: “Y he aquí que del río subían siete vacas gordas de carne y hermosas de forma y pacían en el juncal. Más he aquí que otras siete vacas subían tras ellas, flacas y feas de forma en demasía y vacías de carne. No había visto como ellas en toda la tierra de Egipto, en fealdad”.

Este sueño profético del Faraón enseña que cualquier persona que Dios escoja para profetizar, lo podría hacer, pero la interpretación de cada sueño o profecía está en manos la persona que Dios ponga en el camino para hacerlo.

En el caso de los sueños del Faraón, hubo necesidad de la intervención de dos varios actores y acciones que lo hicieron posible, y gracias a estos eventos se logró el objetivo que engrandeció a Egipto posteriormente y benefició al pueblo de Israel:

  1. Que Yosef fuese enviado a la cárcel por un motivo injustificado
  2. Que los prisioneros hubiesen tenido sueños impactantes
  3. Que Yosef les hubiera descrito los sueños a nombre de Dios
  4. Que el copero fuese regresado a su puesto
  5. Que el copero se recordara de Yosef en el momento indicado (3 años después)
  6. Que los sacerdotes del faraón no hubiesen logrado dar con las respuestas
  7. Que el Faraón aceptar la sugerencia del copero

Esto enseña que hasta los momentos más difíciles por los que se pasa, tienen un significado y un propósito, que hasta las personas más pequeñas pueden ser el personaje que guíe hacia un importante destino de la humanidad.

En la vida cada persona tiene una misión y es muy valioso seguir el corazón, tratar de ser justos y racionales, aunque se piense que se es insignificante, en verdad cada persona del planeta es valiosa para un propósito Divino.



Bereshit 41:17: “Habló Faroh a Yosef: En mi sueño, heme aquí de pie a orillas del río”.

El Rabino Dovid Rosenfeld, de Aish Hatorah, en su artículo “Los sueños en el judaísmo” explica el tema de los sueños en el marco judío: “…El Talmud declara que los sueños son un sesentavo de profecía (Brajot 57b), pero por otro lado declara que todos los sueños tienen absurdidad (Brajot 55a) y que la interpretación de un sueño depende de la explicación que dé el intérprete (Brajot 55b). Como el Talmud deja bien en claro, todo sueño puede tener tanto una interpretación buena como mala, dependiendo de quién lo interpreta. ¿Cómo puede una profecía, por menor que sea, depender de quién la explica?”.

Continúa Rav Rosenfeld: “Mi maestro, el rabino Iojanán Zweig, advierte una diferencia fundamental entre la profecía y los sueños. Cuando un profeta recibe una visión o un mensaje sobre el futuro, él sabe que el futuro le está siendo revelado; sabe que él está viendo en el presente eventos que ocurrirán en una fecha cercana… En base a lo dicho, la diferencia que hicimos anteriormente entre la profecía y los sueños se torna muy importante. Profecía significa que a un profeta se le dice ahora lo que ocurrirá mañana. El mañana ya no está por determinarse, ya ha sido decidido hoy; el libre albedrío quedó comprometido. En contraste, los sueños son una experiencia en la que la persona vive el futuro. Los sueños están más allá del tiempo; el futuro no ha sido anunciado y traído al presente. Sigue siendo el futuro incipiente y, por definición, dado que el libre albedrío existe, puede ocurrir de más de una forma. Esto es lo que nos quiere transmitir el Talmud al decir que los sueños dependen de su interpretación. Un sueño puede, por definición, hacerse realidad de más de una forma.

Hoy en día, nuestros sueños pueden ser más o menos proféticos, dependiendo de la cantidad de sinsentidos que metamos en nuestras cabezas durante nuestras horas activas. Pero hasta cierto punto, está en nuestras manos hacer realidad nuestros sueños más nobles, tanto los que tenemos cuando dormimos como los que tenemos cuando estamos despiertos”.

En resumen, puede haber sueños proféticos o absurdos. Los sueños proféticos están en manos de Dios el poder tener o no una explicación de ellos, y es por eso que durante las Altas Festividades de Rosh Hashaná y Yom Kipur, le rogamos varias veces a Dios, durante la brajá de los Cohanim, que aquellos sueños que sean para mal, los anule, y aquellos que sean para bien, los fortifique.



Bereshit 41:16: “Replicó Yosef a Paró diciendo: No está en mí, Elo-him habrá de responder por la quietud de Paró”.

En ninguna parte de la Torah dice que Dios le hablara a Yosef ni en sueños. A pesar de que Yosef tuvo sueños, no le aparecía Dios para explicárselos. Sin embargo Yosef, hablando al Faraón, le atribuye a Dios la posibilidad de interpretar sus sueños sean o no para su quietud o tranquilidad.

Yosef simplemente sabía que la lucidez que tenía para interpretar los sueños le era dada por Dios, no requería que Dios le comunicara que le había dotado de dicha capacidad.

Muchas veces, el hombre se cree poderoso y hábil para ciertas acciones o “hazañas” logradas, pero es importante saber que las facultades del hombre son dotadas por Dio. quien tiene la capacidad de reconocer éste hecho, tendrá la posibilidad de manejarlo para beneficio de la humanidad.



Bereshit 41:15 “Dijo Paró a Yosef: Un sueño he soñado, mas no hay quién lo interprete y yo he oído acerca de ti, diciendo que escuchas un sueño y lo interpretas”.

El Rabino Moty Segal, en su artículo publicado en Tora.org.ar  “Introducción a los sueños” expone una amplia explicación sobre el significado de los sueños bajo la visión talmúdica,  Extraído de Sefer Hajalomot – interpretación de sueños, y escribe:

“El judaísmo presenta gran cantidad de escritos y tratados sobre sueños, los cuales arrojan luz sobre un tema que por siempre ha fascinado a la humanidad. En el judaísmo, los sueños tienen relevancia tanto a nivel individual como a nivel colectivo, al punto de que muchos tópicos tratados en la Torá, aun tópicos de importancia vital para el Pueblo judío y para la historia, se presentan por medio de sueños a personalidades específicas.

Al respecto, Eliahu De Vidas en su obra Reshit Jojmá cita a Rabi Shimon bar Iojai en el Zohar, y expone así: 

‘Todo cuanto acontece al hombre en esta realidad física se revela previamente a través de sueños, como expone Rabi Shimon bar Iojai: Treinta días antes de que una nación se transforme en potencia o deba enfrentar alguna desgracia, los niños predicen el evento (como cuando de modo casual —o más causal que casual— citan alguna frase o versículo que aluda a un hecho inesperado), o a veces la gente más simple lo predice, o incluso los pájaros (a través de conductas extrañas). Pero nadie presta atención, pues nadie comprende tales mensajes. Cuando la nación en cuestión es meritoria, de lo Alto comunican el eventual hecho (a través de sueños) a los líderes virtuosos de la generación para que difundan la advertencia; y así, cuando la gente toma conocimiento de la eventual desgracia retornan al Creador (Zohar, parte II, 6b)’.”.

De hecho, cuando los cohanim bendicen al pueblo de Israel en nuestras sinagogas, se puede observar que durante dicha bendición se deben leer unos párrafos en los que se ruega a Dios sobre el tema de los sueños.

Si desea leer el artículo de Rav Seagal, puede abrirlo aquí



Génesis 41:14 “Mandó Paró y llamó a Yosef y le sacaron con prontitud de la mazmorra. Se rasuró y cambió sus ropas y compareció ante Paró”.

En Egipto, la costumbre de los hombres era estar rasurado. Uno de los faraones tuvo una barba tipo “goate” largo, pero sin el bigote, de acuerdo a las imágenes legadas por ésa cultura. De los hijos de Yaakov no se sabe si tenían barba o se rasuraban. Pero es de notar que Yosef se había dejado crecer la barba durante los años que estuvo en la cárcel. Al salir de la cárcel se tomó el tiempo para vestirse bien y llama la atención que la Torá menciona que se rasuró. Probablemente Yosef, quería verse como un egipcio de alta clase, rasurado y bien vestido.

La presencia personal no es algo que debe pasar desapercibido. Sicológicamente hablando, el efecto de vestir, transmite una información específica. Si Yosef hubiese ido con un atuendo de calle común y desaliñado, probablemente, al llevar la palabra y la interpretación Divina, no hubiera sido considerada de altura. Muestra la personalidad, marca una diferencia, supone un status, cumple una clara función estética. Personajes públicos o profesionales, bien vestidos, “vendrán” mejor que si se presentan desaliñados. Yosef traía ni más ni menos que la palabra Divina en las interpretaciones que daría al Faraón. Su bien vestir era la imagen que estaba presentando de Dios ante el Faraón, no era solamente un hombre que transmitía una interpretación.

Si reparamos en la historia de la Torah, veremos personajes como el Cohen Gadol con sus lujosas prendas que vestía cuando se presentaba ante el pueblo de Israel. Yosef, no era adinerado, estaba preso en la cárcel pero se rasuró, se arregló y además agregó el ingrediente de verse como un egipcio de clase alta. Eso daba confianza.

De aquí se puede aprender que no es necesario ser una persona de dinero, para vestirse éticamente, y cuando hay que presentarse en público, el atuendo y el estar arreglado habla de la persona y lo que esa persona hable, será tomado en serio. Tratar de vestir según la costumbre del país y la época en la que se vive. Con mayor razón si la circunstancia es asistir a la sinagoga, es un acto de respeto hacia Dios y una demostración hacia afuera, ir arreglado, bien vestido, impecablemente limpio y en el caso de las mujeres que se maquillan, ir perfectamente maquilladas, no con la máscara corrida.



Bereshit 41:13 “Y ocurrió que como él había interpretado para nosotros, así fue. A mí me restituyó a mi puesto, pero a él, le colgó”.

Recordando que dos años después de haberse liberado de la cárcel el copero del rey, a quien Yosef le había pedido que abogara por él pues había sido injustamente encarcelado, ante el hecho de los sueños del Faraón que nadie podía interpretar en Egipto, el copero le recordó. El Rabino Rami Povolotzki dentro de su explicación expone dos Midrashim: “Un midrash (Ialkut Reubeni) explica que esos dos años fueron un castigo a Iosef por haberle confiado su liberación al jefe de los escanciadores y no a D”s: una persona tan notable como Iosef no debiera haber depositado toda su confianza en un ser de carne y hueso. Hay otro midrash (citado por Menajem Beker en “Parperaot la-Torá”) diametralmente opuesto, que sostiene que en realidad estos dos años adicionales que Iosef pasó en la cárcel tuvieron como objetivo incrementar su honor y grandeza: al ser llamado por el Faraón estando preso, y pasar de la mazmorra directamente al poder de Egipto, es que su fama y gloria aumentaron sin fin”. El Rabino Povolotzki centra su explicación en la definición sobre el tema del tiempo de espera, si es bendición o es maldición. Y su conclusión: “En ambos casos, debemos estar preparados con fe y esperanza para actuar cuando el destino nos llame a hacerlo, sea en el futuro a corto, mediano o largo plazo. Y aun cuando esperar sea arduo y genere ansiedad, ojalá podamos dejar a un lado la idea de que la demora es un castigo, una maldición por haber fallado, y podamos considerar la espera como una bendición, como un regalo divino para poder prepararnos con seriedad para el desafío que nos espera. Quizás ese haya sido el secreto que le permitió a Iosef soportar dos años más en prisión, para emerger finalmente en todo su esplendor”.

A veces hay que obrar con rapidez y puntualmente, eso permite el éxito de algunas tareas. Por otro lado, la paciencia, armada de la fe y las enseñanzas que nos ha legado Dios a través de nuestra Torah, permite la fuerza, estrategia y destreza que se requieren para el momento que se ha de vivir, el cual está predicho. Creo que Dios ayuda a quien El desea ayudar, para lograr su propósito final. El momento en el que Dios ayuda, no está en manos del hombre. Por lo tanto, creo que es inútil pensar en si los dos años de espera de Yosef en la cárcel, fueron para bien o para mal. Dios quiso que así fuera. El hecho que Yosef pidió ayuda al copero, es porque, en su condición de humano, y su inteligencia, le hicieron ver que era su puente hacia la libertad. Una persona debe trabajar para llegar a sus logros, no se debe sentar a esperar sin hacer nada. Y así fue, el copero fue su puente. 



Bereshit 41:10 y 11 → “Paró se había encolerizado contra sus servidores y me había puesto bajo custodia en la casa del jefe de mayordomos, a mí y al jefe de los panaderos. Habíamos soñado un sueño en una noche yo y él. Cada cual de acuerdo a su interpretación de su sueño, habíamos soñado”.

El rabino Samson Raphael Hirsch explica “el mayordomo sabía de su experiencia, que hay una especie de interpretación que es incorrecta y una es correcta, incluso antes de que se demuestre que es así. Por lo tanto, él dijo: ‘Yo también puedo entender por qué usted no está satisfecho con las interpretaciones que le han propuesto los magos en Egipto. Nosotros también hemos tenido una experiencia similar’”.

La vida puede traernos varias interpretaciones de las acciones y hechos que ocurren, no solamente de sueños. Así como los magos del faraón le daban interpretaciones que él sentía que no eran correctas, pero sabía que de alguna manera sus sueños tenían una interpretación, así el copero le había dicho que los sueños pueden tener una interpretación correcta. Los hechos que ocurren en el mundo, son interpretables, porque son mensajes que nos envía Dios. Tanto buenos eventos como eventos dolorosos. No siempre los “sabios” los “gobernantes” las “instituciones” tienen la verdadera interpretación en sus manos. Yosef, un prisionero de un pueblo no local, tenía la verdad. La verdad puede estar en manos de quien menos lo imaginamos, pero siempre, el corazón indica cuándo es la verdad y cuando no. Que Dios nos de la facultad de poder sentir cual es el camino correcto, a través de las enseñanzas que hemos recibido de la Torah, y de nuestros propios sentimientos.



Bereshit 41:12 à “Y allí había con nosotros un mozo hebreo, esclavo del jefe de mayordomos. Le contamos a él y él interpretó para nosotros nuestros sueños, cada cual de acuerdo a su sueño le interpretó”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch interpreta: El mayordomo sabía por su experiencia, que había alguien que podía interpretar correctamente los sueños, por lo tanto dijo que podía entender bien por qué no estaban satisfechos con las interpretaciones que se habían propuesto y relata al faraón su experiencia: Nosotros también tuvimos una experiencia similar.

Mucho se ha interpretado sobre la capacidad que Dios le había dado a Yosef, no solo de tener los sueños que pronosticaban el futuro, sino la capacidad de interpretar la mayoría de ellos. No muchas interpretaciones se han centrado en el copero y una de las pocas, como la de Rashi, acusa, y hasta maldice, al copero de referirse a Yosef de manera despectiva. Yo veo al copero como un valioso intermediario que llegó al faraón con la noticia de la existencia de Yosef en el momento adecuado. Si no lo mencionó durante dos años anteriores, ya sea por olvido o porque no le importaba, no lo hace más cruel que cualquier otro personaje. Lo que es interesante es que lo recordó aún después de dos años de haber pasado su propia experiencia. No podemos saber, si lo hubiera recordado antes y hablado al Faraón, le hubiesen dado la libertad y colocado en rango importante en el palacio, por haber predicho que se salvaría un panadero, era un esclavo y estaba en la cárcel por un delito. Era el momento en el que el Faraón estaba desesperado por saber la interpretación de esos dos sueños que había tenido, y ése fue el preciso momento en el que hubiera probado de todo. No existe, en este caso el olvido voluntario o involuntario, pero sí existe el movimiento de ajedrez de Dios que permitió a Yosef llegar al lugar donde llegó en Egipto.

No hay que pensar que las personas elegidas por Dios, actúan solitas; aquellos que no son elegidos por Dios para una función vital parta el mundo, aunque no fuesen “luz para los pueblos”, también tienen una misión. Hay quienes siguen un camino correcto y son también luz para el mundo, intermediarios de Dios para iluminar este mundo, por eso jamás se debe despreciar al pequeño, al pobre, al carcelero, al panadero o al insignificante. Ellos pueden ser importantes mensajeros de Dios como lo fue el copero de Faraón.



Bereshit 41:12 à “Y allí había con nosotros un mozo hebreo, esclavo del jefe de mayordomos. Le contamos a él y él interpretó para nosotros nuestros sueños, cada cual de acuerdo a su sueño le interpretó”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch interpreta: El mayordomo sabía por su experiencia, que había alguien que podía interpretar correctamente los sueños, por lo tanto dijo que podía entender bien por qué no estaban satisfechos con las interpretaciones que se habían propuesto y relata al faraón su experiencia: Nosotros también tuvimos una experiencia similar.

Mucho se ha interpretado sobre la capacidad que Dios le había dado a Yosef, no solo de tener los sueños que pronosticaban el futuro, sino la capacidad de interpretar la mayoría de ellos. No muchas interpretaciones se han centrado en el copero y una de las pocas, como la de Rashi, acusa, y hasta maldice, al copero de referirse a Yosef de manera despectiva. Yo veo al copero como un valioso intermediario que llegó al faraón con la noticia de la existencia de Yosef en el momento adecuado. Si no lo mencionó durante dos años anteriores, ya sea por olvido o porque no le importaba, no lo hace más cruel que cualquier otro personaje. Lo que es interesante es que lo recordó aún después de dos años de haber pasado su propia experiencia. No podemos saber, si lo hubiera recordado antes y hablado al Faraón, le hubiesen dado la libertad y colocado en rango importante en el palacio, por haber predicho que se salvaría un panadero, era un esclavo y estaba en la cárcel por un delito. Era el momento en el que el Faraón estaba desesperado por saber la interpretación de esos dos sueños que había tenido, y ése fue el preciso momento en el que hubiera probado de todo. No existe, en este caso el olvido voluntario o involuntario, pero sí existe el movimiento de ajedrez de Dios que permitió a Yosef llegar al lugar donde llegó en Egipto.

No hay que pensar que las personas elegidas por Dios, actúan solitas; aquellos que no son elegidos por Dios para una función vital parta el mundo, aunque no fuesen “luz para los pueblos”, también tienen una misión. Hay quienes siguen un camino correcto y son también luz para el mundo, intermediarios de Dios para iluminar este mundo, por eso jamás se debe despreciar al pequeño, al pobre, al carcelero, al panadero o al insignificante. Ellos pueden ser importantes mensajeros de Dios como lo fue el copero de Faraón.