Parashat Vayishlaj
Yaacov es nombrado Israel
Este Shabat 13 de Kislev de 5785, 14 de diciembre de 2024, se leerá la Parashá de Vayishlaj “Y envió”, de Bereshit.
Resumen
Cuando Yaacov se dirigía a su tierra envió emisarios a Sehir donde vivía su hermano Esav para anunciarle que estaba regresando. Los emisarios regresaron avisándole que Esav salía a su encuentro con 400 hombres y Yaacov temió. Oró a Dios para que lo protegiera. Dividió su gente en dos campamentos ordenándoles, que si Esav atacaba al primero, el segundo campamento debía huir para salvar sus vidas. Envió varias partidas, con grandes cantidades de rebaños de animales de regalo para Esav con el propósito de aplacar su ira y la esperanza de que cambiara su actitud.
Esa noche, antes de encontrarse con Esav, Yaacov trasladó a su familia al otro lado del Torrente de Yaacov; pasó la noche solo durante la cual luchó con un hombre. Cuando el hombre vio que no podía vencer, golpeó a Yaacov en el muslo dislocándole la articulación, pero no le dejaba ir, el hombre resultó ser un ángel de Dios a quien Yaacov le pidió una bendición para dejarlo ir, y éste le cambió el nombre de Yaacov a Israel. Al día siguiente Yaacov cojeaba sobre su muslo, por eso los hijos de Israel no comen el nervio ciático.
Al encontrarse al día siguiente Yaacov y Esav, se abrazaron y lloraron en un momento de emotivo encuentro. Después de presentarle a su numerosa familia, se despidieron en paz, Esav se regresó a Sehir y Yaacov se fue a Shejem comprando a los hijos de Hamor, padre de Shejem, el terreno donde se estableció. Erigió allí un altar para Dios.
Un día Dina, la hija de Yaacov salió a conocer las chicas de la comarca y Shejem el príncipe, el hijo de Hamor el Rey, la tomó y la violó. Se enamoró de Dina y le pidió a su padre que la pidiera para casarse con ella. Hamor llegó hasta donde Yaacov para pedirla en matrimonio para su hijo; los hijos de Yaacov estaban furiosos porque su hermana había sido violada y esto iba en contra de ellos, el rey Hamor además le dijo que permitiera que sus mujeres se casaran con ellos para ser un solo pueblo. Los hermanos de Dina, le contestaron al rey astutamente, que para eso los hombres deberían circuncidarse para ser como ellos, de lo contrario tomarían a Dina y se irían de allí. El rey aceptó y ordenó a los varones de su pueblo circuncidarse prometiéndoles que se podrían casar libremente con la gente de éste pueblo y que todas sus posesiones serían para ellos.
Al tercer día después de la circuncisión colectiva, Shimón y Leví, hermanos maternos de Dina, entraron a la ciudad y asesinaron a todos los varones, quedándose con los bienes, las mujeres e infantes, en venganza por lo que había hecho Shejem a su hermana. Yaacov regañó a sus hijos diciéndoles que ahora lo iban a odiar y a querer matar los cananeos, pero Shimón y Leví defendieron su punto porque sentían que a su hermana no debían tratarla como prostituta.
Por orden Divina, se trasladaron a Bet-El, Donde Yaacov hace un altar para Dios. Se deshicieron de los ídolos que tenían, entregándolos a Yaacov, quien los sepultó cerca de la tierra de Shejem y posteriormente todos se purificaron. Se le apareció nuevamente Dios a Yaacov y le bendijo confirmándole que su nombre ya no era Yaacov sino Israel, que haría de él una nación grande y que de su lomo saldrían reyes, que le dará la tierra que le prometió a Abraham y a Itzjak, para él y su descendencia.
En el camino a Efrat, Rajel dio a luz a su segundo hijo Benjamín, pero murió al tenerlo siendo enterrada allí, en Bet-Lehem. Erigió Israel una estela sobre su sepultura que prevalece hasta el día de hoy.
Su hijo mayor: Rubén, se acostó con Bilah, la concubina de su padre, y lo supo Israel. En total fueron los hijos de Yaacov doce.
Fue a vivir Yaacov a donde su padre Itzjak a Kiriat Arba, hoy Hebrón. Murió Itzjak a los 180 años y fue enterrado por sus hijos Yaacov y Esav.
La tumba de Rahel. Comentario de la Parashat Vayishlaj por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Bereshit 32:24: “Los tomó y los hizo pasar el torrente e hizo pasar todas sus pertenencias”.
Se acercaba Esav con el ánimo de asesinar a su hermano Yaacov, lo primero y rápidamente que pensó Yaacov fue en salvar a su familia y además las pertenencias para que si algo pasara no se quedaran sin sustento. Incluso él hubiese podido esconderse de su hermano y seguir camino. Pero supo que lo tenía que enfrentar de lo contrario lo perseguiría para matarlo hasta el final de sus días.
Esta lección quedó impregnada en el ADN de las generaciones por miles de años. Hoy no solamente los soldados activos enfrentan al enemigo, los hermanos vecinos que atacan diariamente a Israel con la idea de borrar a Israel y a los judíos del mapa y que lo han estado intentando por generaciones, ha dado como resultado muchos “yaacovs”, muchos que ya habiendo terminado el servicio militar se prestaron para combatir para asegurar la vida y la tierra al resto del pueblo de Israel, al resto de los judíos.
Héroes que solamente desean asegurar la supervivencia del pueblo de Dios, del pueblo de Israel, pueblo fiel y valiente, pueblo sufrido pero resiliente, madres que sufriendo han dado la vida sus hijos en esta guerra cruel, con el apoyo de algunos pocos países y que con las lágrimas en los ojos y el dolor oprimiendo su pecho se sienten orgullosas del duro sacrificio de sus hijos, bendita sea sus memorias.
Los pueblos que atacan a Israel utilizan a sus propias familias como escudos para defenderse y esa es la diferencia del alma judía al alma de los enemigos.
Quiera Dios hacer ver la justicia pronto en este mundo.
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Bereshit 32:24: “Los tomó y los hizo pasar el torrente e hizo pasar todas sus pertenencias”.
Yaacov se estaba preparando para el encuentro con su hermano Esav, quien había jurado que a la muerte de su padre mataría a Yaacov y venía a su encuentro con 400 hombres. Yaacov decidió proteger a sus esposas e hijos y enfrentar a Esav solo, por eso pasó también pasó sus pertenencias, para que no quedara desamparada su familia si él moría. Además, él temía que, si Esav lo mataba a él, sus hombres no tendrían piedad y matarían también a su familia. Yaacov prefirió ser el escudo de su gente.
Nuevamente este versículo enseña la mentalidad de Yaacov, el pueblo de Israel protege a su gente y enfrenta al enemigo él mismo. Yaacov utiliza posteriormente su inteligencia para salvarse de manos de su hermano.
Quiera Dios salve el pueblo de Israel hoy, de manos de sus enemigos que desean asesinarlo, borrarlo del mundo de los vivos y borrar EL Nombre de Dios. La eterna batalla del bien contra el mal. Dios dé al pueblo de Israel y a sus líderes la inteligencia para ello.
Bereshit 32:22 23: “Pasó el presente delante de él, mas él pernoctó aquella noche en el campamento. Se levantó en aquella noche, tomó a sus dos esposas, a sus dos siervas y a sus once hijos y pasó el Vado de Iabov”.
Abarbanel explica que, por su profundo arraigo a su familia, pasó esa noche con sus esposas e hijos, después pasó el río para verificar que no fuera muy hondo y posteriormente si pasó a su familia. Yo entiendo que este corto relato está expuesto crónicamente de manera inversa. Creo que pasó a su familia a media noche, cuando nadie estaba viendo este desplazamiento con la intensión de protegerlos, después él regresó al campamento original donde pernoctó, para enfrentar al día siguiente a su hermano pues no sabía si venía con intenciones bélicas o había cambiado su agresividad gracias al cariño con que le había enviado los regalos.A diferencia de algunos otros pueblos en la historia que han preferido poner a sus niños y mujeres como escudos de guerra, el pueblo de Israel, desde sus más tiernas raíces, se han inclinado por proteger a su familia, aún a los hijos rebeldes
Bereshit 32:21 à “Habréis de decir: También he aquí, tu servidor Yaacov en pos de nosotros. Pues él había pensado: aplacaré el furor de su rostro con el presente que se desplaza delante de mí y después habré de ver su rostro, tal vez acepte mi rostro”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que la táctica de Yaacov era la de ablandar a Esav poco a poco, por medio de los grupos de regalos que enviaba a su hermano, quien venía con rabia y odio seguramente a matarlo a él y a su familia.
Yaacov no pensó en ningún momento del encuentro el huir de la presencia del hermano Esav ni tampoco pensó en enfrentarlo, porque quería evitar una guerra fratricida. Protege a su familia pero él mismo enfrenta con ésta táctica psicológica para el encuentro con su hermano. El mensaje que le llevan los emisarios, no solamente eran los regalos para apaciguarlo, le envió de sus riquezas para que supiera que tenía el poder y la fuerza de enfrentarlo y lo ponía ante la disyuntiva: pelear y posiblemente salir vencido o dar la mano y reconocer que su sentimiento de hermano era más poderoso.
En éstos versículos se muestra la inteligencia y la bondad de Yaacov. Afanosamente busca la paz, pero estaba preparado para un momento de guerra, ante todo rogando a Dios, después protegiendo a su familia también mostrando riqueza y poderío pero finalmente mostrando su deseo de buena convivencia.
Bereshit 32:20: “Encomendó también al segundo, también al tercero, también a todos los que iban detrás de los rebaños diciendo: De acuerdo a éstas palabras, hablaréis con Esav cuando hayáis de encontrarlo”.
Yaacov envió tres tandas de cientos de animales de regalo a su hermano Esav y sabía que al verlo su hermano preguntaría por ellos, por eso encomendó no solamente a los servidores que iban delante de los rebaños sino a los que estaban detrás de ellos también, para que no hubiese lugar a duda alguna.
El Rabino Noaj Weinberg Z”L, fundador de Aish Hatorah Interacional, explica que Yaacov toma tres medidas para asegurarse su supervivencia. La primera de ellas es enviar regalos a su hermano, la segunda, proteger a su familia y la tercera recién es rezar a Dios (Génesis 32:10 al 13). El rabino se pregunta ¿Por qué envió regalos antes de nada?, porque intentar suavizar al oponente es el primer paso que se debe dar, antes de pelear, discutir o derramar sangre, la vía de la paz es la mejor vía y entregar lo material, en nombre de la paz, si Dios está al lado, Dios repondrá.
El rabino Weinberg hace una aclaración que los regalos deben estar apoyados por una predisposición a la confrontación, o sea, que el enemigo debe saber que el regalo se hace con cariño, pero que si es necesario, se está dispuesto a proteger a la familia de cualquier manera.
El ejemplo paralelo contemporáneo que presenta Weinberg son los tratados de Oslo y dice así: “Esa es una de las razones por las cuales los acuerdos de Oslo fueron un fracaso. Nuestros enemigos árabes advirtieron que el Estado de Israel estaba cansado de la guerra. El gobierno israelí estaba ofreciendo concesiones sin estar dispuesto a ir a la guerra, incluso si hubiera sido necesario. Como resultado, tierra por paz sólo trajo conflicto y una intensificación de la violencia. Los líderes árabes consideraron que nuestras concesiones eran una especie de rendición y como resultado, se envalentonaron para endurecer su postura y atacar a Israel”.
Además hay que recordar que Yaacov se había comprometido con Dios a darle el 10% de sus ganancias, y ésta era la mejor manera de entregar su 10%, a un hermano.
De aquí se aprende el valor de buscar la paz antes de empuñar el arma, pero no por ello, no estar preparado para todo. También se aprende que rezar a Dios es fundamental como parte complementaria de la obra, siempre hacer y después orar. No se pude esperar que Dios realice la obra humana, solo se puede rogar a Dios por el éxito de la obra.
Bereshit 32:18 y 19 → “Encomendó al primero diciendo: cuando te encontrare Esav, mi hermano, y te preguntare diciendo: ¿De quién eres y hacia dónde vas? ¿y de quién son éstos que están delante de ti?. Habrás de decir: De tu servidor, de Yaacov, es un presente enviado para mi señor, para Esav, y he aquí que también él está de pos de nosotros”.
No son pocos los sabios que se han preguntado: ¿Por qué temió Yaacov a su hermano Esav, si Dios le había dicho que le protegería? –Génesis 28:15-.
El Rav Noaj Weinberg, en Aish.com explica: “¿Por qué temió Yaakov? Cuando huyó de Esav, años atrás, Hashem le prometió que lo protegería: ‘Y he aquí que Yo estoy contigo y te protegeré donde sea que vayas y te devolveré a esta tierra, pues no te abandonaré hasta hacer lo que hablé de ti’ (ibíd. 28:15). Obviamente, Hashem cumple sus promesas. ¿Qué temía Yaakov?.
A Yaakov le preocupaba ya no merecer la protección de Hashem. Como dice Rashi (ibíd. 32:11): ‘Mis méritos han disminuido por la bondad y la verdad que has hecho para mí. Entonces, temo pues quizás me he mancillado desde que me hiciste la promesa, lo que causará que sea entregado a las manos de Esav’”.
Algunos sabios atribuyen el sentimiento de culpa de Yaacov, como Rav Weinberg.
Considero dos posibilidades a mi manera de ver: 1) Yaacov, aún sabiendo que Dios le estaba protegiendo, también sabía que no debía estar estático. Si una persona estudia para un examen, Dios le protege ayudándole a recordar lo que estudió, Dios no protege o ayudar a alguien que no utiliza su saber y sus defensas, sus manejos, para lograr sus objetivos. Dios no desea zánganos, y es aquí cuando viene a funcionar el lema “Ayúdate que Yo te ayudaré”. Sin embargo, Dios protege a quien desea proteger.
2) Yaacov no temía por su vida solamente, ya que tenía la responsabilidad de su familia y si bien, Dios prometió protección a Yaacov, él no sabía si Dios protegería la vida de sus mujeres e hijos. Por eso, veremos unos versículos más adelante, que Yaacov dividió a su gente en grupos detrás de él, para tuvieran tiempo de huir en caso de guerra con Esav.
También hay otra enseñanza en éste relato: se confirma, a pesar de muchas opiniones, que Yaacov, era un pacifista. El podría haber enfrentado a Esav, pero prefirió buscar la paz con su hermano a precio económico bastante alto. Es lo que hoy hace Israel.
Génesis 32:17 → “Lo entregó en manos de sus servidores, casa rebaño por separado. Dijo a sus servidores: Pasad delante de mí y espacio habréis de dejar entre rebaño y rebaño”.
Yaacov envió en tres grupos distanciados, valiosos regalos a su hermano Esav, en un intento de disuadirlo que a su llegada y deseara asesinarlo. En una reciente investigación psicológica sobre los regalos, se expone que las experiencias son más valiosas que los regalos en sí. Los regalos llenan los espacios de las carencias físicas, las experiencias llenan los espacios de las carencias emocionales. En éste caso, Yaacov llenaba en Esav ambos campos. Esta ocurrencia de Yaacov, es lo que hoy se denomina estrategia. Una buena estrategia, inteligente y con verdaderos deseos de llegar a un entendimiento, puede sanar hasta las más profundas heridas. En éste caso se trataba de una herida de 20 años. Tal vez muchos gobiernos deberían aprender de ésta acción de Yaacov, pero además aprender de la reacción de Esav, quien verdaderamente abrió sus ojos al amor fraternal con Yaacov la cual terminó en una verdadera paz en ésa época. De todas maneras se requiere de ambos lados.
Hoy, las peleas fraternales en el medio oriente, están siendo alimentadas por el odio que se enseña a los niños desde pequeños, como es el caso de los palestinos en las escuelas, imposibilitando un futuro de paz, amor y armonía entre hermanos. Solamente Dios podrá establecer una paz verdadera y duradera en la tierra.
Bereshit 32:14 al 16 → “Pernoctó allí aquella noche y tomó de lo que había en su poder un presente para Esav su hermano: doscientas cabras y veinte machos cabríos; doscientas ovejas y veinte carneros; treinta camellas criando y sus crías; cuarenta vacas y diez novillos; veinte asnas y diez pollinos”.
Según el aporte del Rabino Marcos Edery dice que Isaac Ben Yehuda Abarbanel o Abrabanel, (Lisboa, Portugal 1437-1508) explica “La Torah recalca este hecho para indicarnos dos cosas: Primero que Yaacov permanece con su gente y no huye; segundo que tal vez en ésa noche, Yaacov esperaba una visión o profecía como respuesta a su oración, lo que no ocurrió”.
Yo creo que es la posición correcta de una persona que reza pero que sabe que no va a bajar Dios a decirle qué va a hacer para ayudarlo, sino que Yaacov, oró para asegurarse de la protección Divina pero tomó sus medidas y precauciones, ya que entendía que el hombre, con su libre albedrío podía hacerle daño y no debía quedarse quieto. El hombre, organiza para que le salga bien un evento, una acción, una idea, le ruega a Dios por su ayuda, pero no se queda sentado de brazos cruzados esperando la ayuda Divina, no es ése el sentido ni la enseñanza de la Torah. Por el contrario, deben ir de la mano oración y acción. Dios desea gente con ideas, pensamientos, desarrollo, acciones, estudio, investigación, etc. y fe en la Presencia Divina.
Génesis 32:12 → “Líbrame ahora de mano de mi hermano, de mano de Esav, pues yo le temo a él, no sea que venga y me destruya, madre e hijos”.
El Rabino Samson Raphael Hirsch, analiza este versículo de la siguiente manera: “sin embargo, líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, que quizá tiene una demanda en mi contra; líbrame de la mano de Esaú, quien, de acuerdo con su carácter, tal vez esté planeando tomar venganza contra mí, que tal vez (a pesar de todo) que no merezco. Sálvame por el bien de mis hijos, a quien has prometido construir un gran futuro tales.
Yaacov en ese momento, no recibió respuesta a su grito de angustia. La respuesta vendrá a él sólo a través de una experiencia por la que está a punto de pasar. Después de orar a Dios, Yaacov intenta apaciguar a Esav con regalos, al igual que más tarde, también, durante los siglos de Geula, la Cámara de Yaacov sería recurrir a tácticas similares y, en tiempo de angustia Estrategia y Oración”.
Aquí vemos dos puntos muy importantes: el trabajo humano y la fe en Dios. No es suficiente uno de ellos solamente. Dios no puede ayudar si el hombre está sentado únicamente rezando porque “Dios proveerá”. Hay que trabajar para obtener dinero para sobrevivir, hay que estudiar para aprender, hay que luchar para vencer o realizar una estrategia, como en el caso de Yaacov, para llegar a un fin. Es necesario utilizar la inteligencia, la sabiduría y la fuerza de la que Dios nos ha provisto, para lograr llegar a los objetivos propuestos y después, solamente después de esto, cuando la causa es justa, Dios ayuda. No es que Dios responde en el momento mismo de la tefilá –oración- así como no le respondió en el momento a Yaacov, sino que a través de los logros se puede apreciar la ayuda Divina.
Bereshit 32:13 → “Y Tú habías dicho: El bien habré de hacer contigo y tornaré tu descendencia cual arena del mar, que no podrá ser contada por numerosa”.
El rabino Marcos Edery explica que si bien el verbo orar no figura en ninguno de estos versículos, es evidente que estamos frente a una oración, dados los elementos que componen los versículos. En los versículos anteriores vemos a Yaacov tomando precauciones y desplegando todos los esfuerzos para evitar lo peor, sin embargo eso solo parece insuficiente y por eso invoca al dios de su padre y de sus antepasados.
Yaacov estaba a punto del encuentro con su hermano Esav y temía que viniese a matarlo, por eso había escondido a su familia y enviado previamente regalos a su hermano, sin embargo, Yaacov, rogó a Dios recordándole la promesa que había hecho a su abuelo Abraham –Génesis 22:17-. De este episodio comprendemos dos temas relevantes: 1: Hay que trabajar para intentar lograr los objetivos, no solamente se debe limitar a la ayuda Divina, si no hay trabajo, no hay ayuda, y lo veremos en la Historia de Moshé cuando aconseja a Yehoshúa antes de entrar a la conquista de Canaán y posteriormente Dios le repite este consejo a Yehoshúa: “sé fuerte y ten buen ánimo, entonces Yo te ayudaré”. 2: Las promesas que Dios hizo a Abraham son para su descendencia escogida por Dios, a saber: descendientes de su hijo Isaac y descendientes de su nieto Yaacov, a quien cambió su nombre y le denominó Israel, o sea la bendición se dirigiría al pueblo de Israel, el cual aún hoy permanece en vida.