Parashat Vayerá
Sarah anciana tiene un hijo
Este Shabat 15 de Jeshvan de 5785, 16 de noviembre de 2024, se leerá la Parashá de Vayerá “Se le apareció”, del libro de Bereshit.
Resumen
Relata la Parashá que tres hombres enviados por Dios pasaron frente a la carpa de Abraham quien los invitó a descansar y comer, ellos anunciaron que Sarah iba a tener un hijo en un año. Al escuchar Sarah la noticia se rio, porque le pareció increíble que a su anciana edad tendría el deleite de ser madre. Acompañó Abraham a los hombres para despedirlos y en el camino Dios le manifestó que se proponía destruir Sodoma y Gomorra por su corrupción, Abraham le rogó por los justos que allí vivieran, pero no había ni 10 justos.
Dos enviados de Dios llegaron a Sodoma y Lot los invitó a descansar la noche en su casa. Esa noche los hombres de Sodoma llegaron frente a la casa de Lot pues querían que les entregaran a los visitantes para intimar con ellos. Lot trató de protegerlos pero se lanzaron contra Lot para lastimarlo, los enviados de Dios tuvieron que salvar a Lot, posteriormente cegaron a los hombres de Sodoma. Los huéspedes le avisaron a Lot que Dios destruiría Sodoma por lo que se debían preparar él y su familia para huir.
Guiados por los enviados lograron huir Lot, su esposa y sus dos hijas solteras. Fuera de la ciudad los hombres le pidieron que huyera y no miraran para atrás. Llegaron Lot y su familia a un pueblito cercano donde no alcanzó la destrucción. La mujer de Lot volteó a mirar y se convirtió en una pila de sal. Huyeron Lot y sus dos hijas a la montaña estableciéndose en una cueva. Las hijas pensando que eran los únicos que quedaban, emborracharon al padre para acostarse con él y tener hijos. Una tuvo un hijo al que llamó Moab de quien descendieron los moabitas y la otra a Ben-Amí de quien descendieron los Amonitas.
Abraham se fue al Negev, allí dijo que Sarah era su hermana, para proteger su vida. El Rey del lugar (Guerar), Abimélej, tomó a Sarah, pero Dios no lo dejó tocarla advirtiéndole que era mujer de su profeta. Al despertar de su sueño Abimélej le reclamó a Abraham su mentira pues casi lo hace pecar, Abraham le explicó que no era mentira pues Sara era también su hermana por parte de padre y lo hizo por proteger su vida, Abimélej entregó a Sarah junto con mucho ganado y le rogó que pidiera a Dios por él para que no tuviera más plagas, así lo hizo Abraham, volviendo la esposa de Abimélej y sus esclavas a concebir hijos.
Era Abraham de cien años cuando Sarah tuvo a Itzjak a quien circuncidaron a los ocho días de nacido, según el pacto acordado con Dios. Cuando lo destetaron le hizo una fiesta durante la cual Ishmael se burlaba, lo que enojó a Sarah quien le pidió a Abraham que echara a Hagar y a su hijo. Abraham consultó con Dios quien le indicó que todo lo que dijera Sarah, lo hiciera. Que de Ishmael haría un pueblo grande pero el pacto lo seguiría con Itzjak. Hagar e Ishmael se fueron por el desierto estableciéndose en Parán, Ishmael se convirtió en tirador de arco; Hagar casó a Ishmael con una egipcia.
Abraham se estableció en Beer Sheva. Allí probó Dios a Abraham pidiéndole que sacrificara a su único hijo Itzjak. Sin titubear Abraham lo llevó al monte Moriá, ya lo tenía sobre la leña y había levantado el cuchillo, pero el enviado de Dios lo detuvo y le dijo: “Abraham, Abraham, no extiendas tu mano contra el niño y no le hagas nada, pues ahora Me apiado, ya que temeroso de Dios eres pues no Me has negado ni a tu único hijo”. Vio Abraham un carnero y lo sacrificó como sustituto de su hijo. Dios bendijo a Abraham: “…y por esto he jurado que habré de bendecirte y te acrecentaré como las estrellas. Poseerá tu descendencia las ciudades de sus enemigos y las naciones de la tierra serán bendecidas por tus descendientes”.
Le avisaron a Abraham que su hermano Najor con su esposa Milca, habían tenido varios hijos entre ellos a Betuel quien fue padre de Rivka.
El sacrificio de Isaac y Kidush Hashem. Comentario de la Parashat Vayerá por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Génesis 18:26: “Dijo Ado-nai: Si hallare en Sedom cincuenta justos en medio de la ciudad, perdonaré a toda la comarca por la causa de ellos”.
Abraham Ibn Ezrah: (Toledo España 1089-1164), explica el concepto de un hombre justo: son aquellos que buscan justicia y hacen justicia. Agrega que el hombre justo debe serlo especialmente en público, los justos ocultos, no salvan a la humanidad.
El sentido de justicia solamente se logra por medio de la búsqueda de la verdad, teniendo en cuenta los factores históricos y previos, la conducta, la tradición y el desprendimiento de los intereses personales ya sean materiales o sociales.
Actualmente las influencias manejadas por las redes sociales e incluso grandes empresas informativas, o importantes instituciones como la ONU, manipuladas y tendenciosas hacia factores políticos o sociales, manipulas fácilmente la frágil mente de los lectores y seguidores que no tienen ningún inconveniente en dejarse llevar sin ningún tipo de investigación histórica o incluso de actualidad. La falta de justicia y conciencia lleva a guerras y sufrimientos desgarradores de los cuales la humanidad se permite una y otra vez, haciendo de este planeta un lugar muy difícil donde vivir.
Tengamos fe en que Dios ayude al hombre a volver a los principios morales y de justicia y verdad para que este sea un planeta hermoso de virtud y sabiduría, justicia y amor que se enfoque más en el desarrollo de las ciencias que en la profesión del mal.
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Génesis 18:25: “Sacrilegio sería ante Tí, el hacer tal cosa: matar al justo junto al impío ¿Será el justo como el impío? Sacrilegio sería ante Ti ¿El juez de toda la tierra no habrá de hacer justicia?”.
Abraham había negociado la salvación de los pobladores de Sodoma con Dios, porque pensaba que había hombres buenos y justos allí. Si hubiera encontrado Dios hasta 10 hombres buenos y justos, se habría salvado Sodoma. Pero ni encontró ni 10 justos.
Es sabido y conocido que en la vida hay poblaciones donde los gobernantes han logrado corromper a sus ciudadanos, casi en su totalidad. Gobernantes que vacían las cárceles exculpando a los culpables y entregándoles sustento gratis para vivir. Acusando a los inocentes, torciendo a verdad con sus palabras convincentes, confundiendo las opiniones del mundo entero.
Hay poblaciones que no se dejan seducir por la maldad y la injusticia, por la mentira y la opresión.
Solamente las personas, instituciones, agrupaciones, que tratan de ver la verdad, de defenderla y de defender la justicia, ellos merecen vivir en el planeta que Dios creó. Pues Dios creó un planeta donde se haga justicia y la inteligencia, el amor y la sabiduría sean las que reinen.
Génesis 18:23 y 24: “Se acercó Abraham y dijo: ¿Acaso habrás de aniquilar al justo y al impío?, tal vez haya cincuenta justos en la ciudad, ¿Acaso también aniquilarás y no perdonarás a la comarca, por la causa de los cincuenta justos que hay en ella?”.
El Rabino Benno Jacob: (1862- 1945) explica: la existencia de un número determinado de hombres justos, debe ser una razón para merecer la misericordia Divina. Pero entiéndase bien: Abraham no intercede en favor de los impíos, como generalmente se cree; La justicia exige el castigo del culpable, así como la absolución del inocente. Abraham se preocupa siempre por la destrucción de las ciudades y no por la de los pecadores.
Está clara la explicación del rabino, no es que hay que exculpar a quienes merecen un castigo, pero no hay que destruir toda una ciudad por culpa de ellos, a menos que dentro de esa ciudad no se encontrare ningún ser humano justo, lo que puede suceder.
Génesis 18:22: “Tornáronse de allí los hombres y se encaminaron hacia Sedom, mientras Abraham aún permanecía ante la Presencia de Ado-nai”.
De acuerdo a los versículos anteriores, Dios estaba determinado a destruir totalmente a Sodoma. Según el tratado de Berajot, aunque los dos hombres (ángeles), que estaban allí ya habían salido con la misión de destruir Sodoma, Abraham, que aún permanecía ante la Presencia Divina, se atrevió a rogar por la vida de la población; nuestros sabios enseñan entonces que aunque una espada filosa esté a punto de cortar nuestros cuellos, no hay que desistir del pedido de misericordia.
Abraham estaba rogando a Dios por una ciudad de gente malvada y perversa, sin embargo Abraham, en su bondad interna, pensaba que podría haber un puñado de hombres buenos por quienes se podría salvar la ciudad. Como se verá en los capítulos siguientes, no hubo ni diez hombres justos por quienes se hubiese salvado la ciudad. Esto enseña, que aunque sean pocos los hombres bondadosos, algo podrán hacer para ir derrotando la corrupción y la maldad de todo un pueblo.
Génesis 18:18: “Pues Abraham, de ser, habrá de ser un pueblo grande y poderoso y serán bendecidos por su causa todos los pueblos de la tierra”.
El término Tikum Olam, que se refiere a la reparación del mundo por parte del pueblo de Israel, de los judíos de hoy y de mañana, aparece ya desde épocas talmúdicas. Se presenta también en las oraciones diarias, más puntualmente en Aleinu. Y es que cada judío debe recordar diariamente que la bendición que Dios le dio al pueblo de Israel desde sus raíces de existencia como pueblo, se refiere a que ésta debe ser dirigida a mejorar el mundo.
Siglos de persecuciones al pueblo judío, le han maniatado de esa posibilidad y aún así, el pueblo de Israel sigue diariamente rezando por ésta posibilidad.
Hoy, el pueblo de Israel ha regresado desde algunas decenas de años a su tierra original, a la tierra que Dios le entregó desde la época de los patriarcas. En poco tiempo Israel se ha desarrollado en todo aspecto enormemente, y ha tenido la posibilidad de aportar al mundo entero, planes de alimentación, agua, salud, Hi Tec, etc. También es cierto que durante el exilio, antes de regresar a la tierra que le otorgó Dios, en los momentos en que el pueblo de Israel, los judíos, se sentían con derechos y posibilitados, alcanzaron a aportar a los países donde residían todo lo que pudieron y lograron y en todo sentido, incluyendo el intelectual.
Los hombres de corazón sabio, hombres justos, lo pueden ver, lo han estudiado, lo han leído o presenciado. Hombres de cabeza cerrada, egoístas, con deseos de poder, que quisieron destruir el regalo que Dios les está dando, ellos han desaparecido y siguen desapareciendo.
Quiera Dios que el mundo comprenda el aporte de los judíos a la humanidad, que reine el amor en el mundo que reine la paz, que la ciencia siga desarrollándose, que termine todo mal que azota al planeta y que por fin Israel pueda ser verdaderamente, objetivamente y visiblemente luz para las naciones, bendición para las naciones.
Génesis 18:17 → “Y Ado-nay dijo: ¿acaso habré de ocultar Yo de Abraham lo que yo estoy por hacer?”.
Abarbanel (Isaac Ben Yehuda o Abrabanel, Lisboa, Portugal 1437-1508) explica con la siguiente observación: “Abraham amaba a Dios y la norma es que el que ama, devela sus cosas ocultas a la persona a quien ama. Por ello, Dios develara sus propósitos a Abraham e esta oportunidad”.
Ante la aseveración de Abrabanel, solo quisiera opinar, que el que ama, confía (no necesariamente que le cuenta todo), comparte lo importante, lo que le afecta al otro. El que ama tolera los defectos, ayuda a corregirlos, y respeta las opiniones del otro. Dios amaba a Abraham, y lo consideraba su amigo (Isaías 41:8), y el amor de amigos, permite compartir hechos importantes. En el caso de Dios, compartió con Abraham muchas visiones futuras y en el caso de Sodoma, no solo comparte el castigo que les va a enviar, sino que le permite a Abraham “negociarlo”. Esa es la posición de un amigo verdadero.
Se aprende que la verdadera amistad, aunque no lo comparta todo, comparte lo esencial y el respeto mutuo permite que la otra arte opine y hasta intente disuadir a su amigo de un acto en nombre de la justicia y la bondad.
Génesis 18:16 → “Se levantaron de allí los hombres y divisaron la extensión de Sedom y Abraham iba con ellos para despedirlos”.
En base a ésta acción notable del patriarca Abraham, los más importantes sabios han remarcado la importancia de acompañar un trecho a los visitantes cuando se retiran de la casa del anfitrión. Es parte de los principios de “ben Adam ben javeró” el hombre con respecto a su compañero.
El Jafetz Jaim (1839-1933), (Bielorusia. Compuso importantes obras en cuanto a halajá y ética judía, que aún hoy se estudian concienzudamente). En su obra Ahavat Jesed 3:2 expresa: “Debemos indicar a nuestros invitados el camino hacia su destino”. Y explica: “Especialmente si el invitado no está familiarizado con el camino y la carretera se divide en varias direcciones, es una gran mitzvá acompañarlo, o al menos explicarle adónde debe ir para evitar que se pierda”.
En el Talmud, Sotá 46,b se afirma que el huésped debe ser acompañado para que no le suceda ningún daño. Y en Maharshá Sotá 45,b asegura que acompañar al invitado le asegura no solo protección física sino espiritual también. La explicación a ésta severación del Talmudo dice: “Al comenzar a acompañar a otra persona, demostramos nuestro deseo de protegerlo. Sólo nuestra intención podría tener el efecto de proteger al viajero durante todo el viaje [aun después de habernos separado]… Otra explicación es que los “ángeles guardianes” del acompañante terminarán la acción por él iniciada, caminando en su lugar para acompañar al huésped y protegerlo de los peligros”.
La ley también establece qué distancia se debe acompañar a un huésped de acuerdo a su categoría (se refiere a un estudioso de Torah), se acostumbra a que el huésped exima al anfitrión de acompañarlo, pero al menos hay que acompañarlo dos metros desde la casa del anfitrión, de acuerdo a S’ma, Joshen Mishpat, 427:11.
No se trata de una ley difícil de seguir, pero su acción modela el espíritu, llena de ética y el afirma el valor del respeto y amor al prójimo, que aprendemos de nuestro patriarca Abraham.
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ND: Toda la información talmúdica fue tomada de la página olammisumit.com sobre leyes Ben Adam Lejaveró. Cuyas referencias fueron tomadas de:
Jafetz Jaim: Loving Kindness – Lecciones diarias sobre el poder del dar, Rab Fischel Schajer y Jana Nestlebaum (Artscroll, 2003) The Code of Jewish Conduct (El Código de Comportamiento Judío) – Leyes de las Relaciones Interpersonales, Rab Itzjak Silver (Israel Bookshop, 2008)
Génesis 18:13 al 15 → “Dijo Adonai a Abraham: ¿Por qué es esto que Sarah se ha reído diciendo: ‘Acaso en verdad habré de dar a luz?, ¡pues yo soy anciana!’ ¿Acaso está oculta de Ado-nai cosa alguna? En el plazo señalado volveré a ti, en ésta misma época y Sarah tendrá un hijo. Sarah lo negó diciendo: No me he reído, pues ella tenía miedo. Y dijo: No, pues reíste”.
Muchos intérpretes, explican sobre la amistad entre Abraham y Dios, cómo Dios le hablaba a Abraham, a Abraham le hizo las promesas y con Abraham formalizó el pacto, pero hay algo en éste último versículo, que llama la atención. Inicialmente Dios le reclama directamente a Abraham por qué Sarah se había reído con la noticia. Sara, escuchó este reclamo, pues ella contestó “no me he reído”, y lo más sorprendente, Dios le contestó directamente a Sarah: “No, pues te reíste”. Abraham no fue el único hombre con quien Dios habló en ésa generación, Sarah también fue bendecida con las palabras de Ado-nai, Sarah habló con Dios.
Dios vio necesario que Sara sintiera Su presencia y que su fe fuera firme. Abraham sería el heredero del pacto el cual se continuaría con el hijo de Sara, con Itzjak. Se podría decir que Sarah sabía de la existencia de Dios pero ella era racionalista, ella sabía que la ley de la naturaleza no la podía dejar embarazada, era una mujer de 95 años que había dejado de menstruar hacía tiempo. Sin embargo Dios ve la necesidad de demostrarle a Sara que el Creador de las leyes de la naturaleza, también las puede modificar. Con esto, Sara supo que su hijo Itzjak sería verdaderamente el heredero del pacto y la continuidad.
Génesis 18:10 → “Dijo: Volver, habré de volver a ti, en ésta misma época y he aquí que Sarah, tu esposa, tendrá un hijo. Y Sarah estaba escuchando en la entrada de la tienda, que estaba detrás de él”.
Ya Dios le había dicho Personalmente a Abraham que Sara iba a tener un hijo y además le ordenó que le pusiera el nombre de Itzjak. Al parecer Abraham no le había dicho nada a Sarah. Recién cuando estos hombres que pasaron por frente a la tienda de Abraham y les atendieron, Sarah al escucharlos se enteró. Esa amistad entre Abraham y Dios demuestra un respeto máximo, pues suele el hombre contarle todo a la mujer y la mujer al hombre, pero Abraham esperó el momento en el que Sarah debía enterarse cuando Dios decidiera. Por ese motivo Dios envía a los hombres para dar la noticia, especialmente para que Sarah se enterara directamente por Dios a través de sus enviados. Es por ese motivo fue que los hombres, apenas llegaron preguntaron por Sarah y Abraham les mostró que ella estaba detrás de él, tan cerca que podía escuchar.
La decisión de no contarle a su mujer por respeto a Dios fue de Abraham, la decisión de hacer a Sarah partícipe, fue de Dios. Dios podría haber no contado a Sarah y ella simplemente quedar embarazada y tener un hijo, la hubiese sorprendido, siendo tan mayor, pero hubiera tenido un hijo y no podemos saber cómo se hubiesen desarrollado las situaciones futuras. Pero Dios enseñó a Abraham que los momentos de la pareja hay que compartirlos, los temas de la pareja, y el compartir, da la seguridad y tranquilidad para un mejor manejo de situaciones.
Génesis 18:11 al 14 → “Mas Abraham y Sarah eran ancianos, entrados en años; ya había cesado Sarah de tener la regla como las mujeres y se rió Sarah en su intimidad diciendo: ¿Después de haberme envejecido habré de tener deleite? Y mi esposo ya es anciano. Dijo Ado-nai a Abraham: ¿Por qué es esto que Sarah se ha reído diciendo: Acaso en verdad habré de alumbrar? Pues soy anciana. ¿Acaso está remota de Ado-nai cosa alguna? En el plazo señalado volveré a ti, en ésta misma época y Sarah tendrá un hijo”.
No hay muchas explicaciones sobre la risa de Sarah. El Rabino Samson Raphael Hirsch apunta que es difícil explicar la palabra “haitá” –habré de tener- y explica: que la risa interna de Sara era una manera de expresar que en el futuro se vería ridícula, ver que una mujer de extrema vejez, desgastada y débil lograra se cumpliera el mayor deseo humano.
La risa de Sara no era una risa de carcajada, ni una risa copiosa, como que se dice algo que no encaja, algo absurdo o ridículo, era una risa interna, o sea, ella creyó verdaderamente en ese momento la predicción que traían los ángeles que ella sería madre en un año. Creo que era una risa de sorpresa y un poco de duda en cuanto a su capacidad de enfrentar lo que se venía en su cuerpo y en su vida, además en la vida de su anciano esposo Abraham. No era exactamente una falta de credibilidad, fue un momento de dificultad –al grado de la comicidad- en hacer encajar en su vida algo que ella por años ya había descartado. Hacía 13 años ella, por pensar en la posteridad de su esposo le había dicho que tuviera un hijo con su sierva egipcia Hagar. Lo que es un poco incomprensible, es que hacía tiempo, Dios ya le había dicho a Abraham que Sarah le daría un hijo y de hecho ya le habían puesto el nombre: Itzjak. ¿Por qué Abraham no le había comentado a Sarah?, ¿tal vez Abraham tenía más dudas que Sarah?, pues cuando Abraham recibió la noticia, le dijo directamente a Dios: “¿Acaso a un hombre de edad de cien años, le nacerá hijo? Y Sarah a la edad de noventa años ¿habrá de parir?” –Génesis 17:17-, Abraham había tenido una reacción semejante a la de Sarah. De hecho, el reclamo no se lo hace Dios a Sarah sino a Abraham, era casi com preguntándole: ¿Cómo no le habías comentado a Sarah?, ¿Hay dudas de Mi poder?, ¿Acaso hay algo que sea imposible de hacer para Mí?, tal vez era un reclamo a Abraham y no a Sarah.
Es necesario que el hombre sepa que no existe nada que sea difícil de hacer para Dios. El sentido de justicia Divina, es claro para Dios pero no tan claro para el hombre. A pesar del libre albedrío con el que Dios dotó al hombre y el mal se extienda y parezca incurable, Dios lo sabe, lo ve y sabe exactamente cómo hacer las cosas para que el destino final sea en beneficio de su creación: el hombre y todo lo relatico a él.