Parashat Bereshit
El Árbol del bien y del mal
Este Shabat 24 de Tishrei de 5785, 26 de octubre de 2024, se comienza la lectura de la Torah, con el primer libro: Bereshit, “En el principio”. La última Parashá del libro de Deuteronomio –Devarim- llamada Vezot Haberajá, es leída en Simjat Torah, pues en este día se termina de leer la Torah y se enrolla para comenzar nuevamente la lectura.
Resumen
Describe la Parashá, cómo fue la creación de los cielos, la tierra, las luminarias, los animales, a los cuales bendijo para que se multipliquen y finalmente la creación del hombre a imagen y semejanza Divina; para que domine sobre toda la creación. Tanto a los animales como a los hombres proveyó de toda planta para su alimentación. Al séptimo día –Shabat- culminando ya Su obra, Dios descansó y bendijo éste día consagrándolo.
Plantó Dios un huerto en Eden donde colocó al ser humano para que cultivara la tierra y la preservara. Generó todo tipo de plantas, incluyendo el árbol de la Vida Eterna y el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, prohibiendo comer del fruto de éste último. Después de crear al hombre, tomó Dios de un costado de éste, en base al cual creó a la mujer para que le fuera compañía apropiada, Adam se vio complacido y le colocó el nombre de Ishá, porque fue tomada del Ish (hombre).
La serpiente, el más astuto de los animales, convenció a la mujer de probar del fruto de la ciencia del bien y del mal diciéndole que en verdad no iba a morir sino que se volvería conocedora del bien y del mal como Dios, La mujer comió y le dio a su marido. Inmediatamente se dieron cuenta que estaban desnudos, se fabricaron entonces ceñidores con hojas de higuera. Cuando Dios los enfrentó por la desobediencia, maldijo a la serpiente haciéndola arrastrarse sobre su vientre; a la mujer le incrementó la tensión durante su embarazo y al dar a luz; por Adam maldijo Dios la tierra haciendo que con esfuerzo comiera de ella diciéndole: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, ya que polvo eres tú y al polvo habrás de volver”.
Llamó Adam a la mujer Javá (viviente), por ser la madre de todo ser viviente. Expulsó Dios al hombre del jardín de Eden para que no fuera a comer del fruto del árbol de la Vida Eterna y los colocó en la tierra de donde había sido tomado. Adam y Javá tuvieron a Cain, quien fue labrador y a Hevel quien fue pastor de ovejas.
Un día Caín ofrendó a Dios de los frutos de la tierra y Hevel le ofrendó de las más gruesas de sus ovejas. Dios aceptó la ofrenda de Hevel, pero no la de Caín, por lo que se enfureció y andaba decaído. Dios le advirtió que no se enojara, que si hacía el bien, se erguiría, pero si no hacía el bien, el pecado estaría cerca de él y debía dominarlo. No obstante Caín mató a Hevel, motivo por el cual Dios lo castigó, diciéndole que la tierra en la que había caído la sangre de su hermano, no le daría su vigor y sería errante sobre ella. Caín se atemorizó del castigo y le dijo que al errar por la tierra cualquiera podría matarlo, por eso Dios le colocó una señal para que nadie lo mate, pues el que lo hiciere sería castigado siete veces. Se asentó Caín con su mujer en la tierra de Nod y allí tuvo hijos.
Adám y Javá tuvieron un tercer hijo al que llamaron Shet, quien tuvo un hijo llamado Henosh, entonces se empezó a invocar el Nombre de Dios. A continuación cuenta la Torah la genealogía desde Adam, hasta llegar a Noah descendiente de Shet. Noah tuvo tres hijos: Shem, Ham y Iafet.
Los Bené Elo-him cohabitaron con las hijas del hombre y de ellos nacieron los hombres de renombre, héroes de antaño.
Al ver Dios que el pensamiento del hombre era siempre malo, se arrepintió de haberlo creado y se entristeció, decidiendo destruir toda su creación, tanto hombre como animal, pero Noah halló gracia ante los ojos de Dios.
Un nuevo ciclo de lectura de la Torah. Comentario de la Parashat Bereshit por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Bereshit 1:16 y 17: “Hizo Elo-him los dos grandes luminares: el luminar mayor para regir el día y el luminar menor para regir la noche y las estrellas. Los emplazó Elo-him en la extensión de los cielos para lucir sobre la tierra”.
Mucho se ha hablado sobre la influencia del sol, la luna y las estrellas sobre el planeta tierra. La versión más sencilla, básica y lógica es la presentada en la Torah, porque básicamente el efecto de alumbramiento del sol y la luz que se refleja de la luna afectan absolutamente todo lo que existe en el planeta tierra. Estudios científicos lo han demostrado.
Ahora bien, las estrellas: ¿Cómo han influido sobre la vida terrestre?
Las estrellas son motores de energía cósmica que producen calor, luz, rayos ultravioleta, rayos X y otras formas de radiación. La estrella que afecta directamente y más visiblemente sobre nuestro planeta es el sol.
Las estrellas han sido una fuente de inspiración para diversas culturas y sus mitos, pero, el rasgo más importante y científico es que ha sido su utilización como guía geográfica y guía temporal. Marcan la orientación a nivel espacial.
El Talmud dedica varias páginas de su sabiduría al tema de las estrellas, su composición y agrupaciones estelares. Explica cómo la distancia y la velocidad, están relacionadas con el tiempo, lo que podría afectar en la visión de la historia pasada y futura.
También los otros astros que existen en el universo afectan de una manera directa o indirecta al hombre y la vida en la tierra. El tema es profundo, tratado en el Talmud. Pero todo, absolutamente todo tipo de influencia puede ser manejado de acuerdo con el albedrío del hombre y de ahí que la ley nos prohíbe intentar ver el futuro.
Lo que se aprende de todo esto es que en las manos del hombre y con ayuda de Dios, se podría lograr una vida beneficiosa para cada ser humano, haciendo lo posible por acabar con el mal y excavar dejando salir el bien, la sabiduría, el conocimiento adquirido, la búsqueda de la verdad y especialmente el trabajo en el campo del amor al hombre y a Dios.
Ver más explicaciones
Bereshit 1:15 y 16: “Servirán como luminares en la extensión de los cielos para lucir sobre la tierra. Y fue así. Hizo Elo-him los dos grandes luminares: el luminar mayor o para regir el día y el luminar menor para regir la noche y las estrellas”.
Nótese que Dios está hablando de la Tierra, no habla de crear las luminarias para la existencia y vida del resto de los planetas del sistema solar, que, aunque hubiese vida en los otros planetas, no estaría tan desarrollada físicamente en tan buenas condiciones como lo está en le Tierra.
Dios creó las luminarias para la tierra: el Sol, cuyo fuego brilla por sí mismo, la luna que no brilla, pero refleja la luz del sol sobre la tierra y las estrellas, que iluminan el firmamento mas no la tierra por su lejanía.
Del sol, reconocemos sus poderes, beneficios y su exceso puede ser nocivo, el hombre aprende a controlarlo. La luna, no brinda un beneficio directo, pero brinda un beneficio aprovechando el reflejo del fuego del sol.
De ahí se aprende que no siempre el hombre beneficia a otros hombres directamente, sino que el hombre debe tener la capacidad de utilizar lo aprendido de otros hombres para con ello, beneficiar a otros que lo necesitan. Ilustraré con ejemplos:
A nivel físico: cuando el hombre obtiene una ganancia por su trabajo, la halajá obliga al hombre a dar el 10% de su ganancia para que aquellos que no logran ganar lo suficiente para subsistir o cubrir necesidades, lo puedan también disfrutar.
A nivel espiritual: aquellos que aprendieron de la Torah, de las profesiones, de la vida, deberían utilizar sus conocimientos para hacer el bien a otros hombres, irradiar lo obtenido de otro lugar de otra mente de otra experiencia, para beneficiar a otras personas.
El día que toda la humanidad comprenda la importancia de beneficiar con lo obtenido, ese día el mundo hallará la paz y el bienestar.
Y en definitiva, todos los hombres del planeta, somos un reflejo de Dios cuyos destellos pueden beneficiar o pueden hacer daño, según como se utilice.
Bereshit 1:14 à “Dijo Elo-him: Haya luminares en la extensión de los cielos para distinguir entre el día y la noche y que sirvan como señales para ciclos de tiempo y días y años”.
Rashi explica que se ve aquí en forma inequívoca la función de las luminarias que servirían para regular las estaciones y con ellas las labores agrícolas”.
A partir de éste momento, se podía contabilizar el tiempo, no necesariamente de la misma manera como hoy lo conocemos días de 24 horas, estaciones de 3 meses c/u, etc. Pero se fueron estabilizando con el paso del tiempo humano. Esta es parte de la creación que Dios hizo en beneficio del hombre, de los animales, los objetos y de la tierra. Este mundo que conocemos como seres humanos.
La luz siempre existió, fue creada antes que las luminarias (Génesis 1:3), pero ésta esta es una luz especial para la vida humana, influye en la tierra y también en todo nuestro sistema solar, afecta de una u otra manera toda nuestra galaxia.
Cada estrella, al igual que la luna y el sol, tiene su propósito. Así como cada ser humano lo tiene. No existe un humano mejor que otro, solo lo diferencia su libre albedrío, si ha de obrar para bien o para mal. Las luminarias, si son bien utilizadas sirven para beneficio del hombre, pero también pueden ser utilizadas para dañar. En manos del hombre está hacer de éste mundo un lugar maravilloso o un lugar para sufrir y perder.
Bereshit 1:13: “Acaeció la tarde y le sucedió la mañana: día tercero”.
Podría sonar insignificante éste versículo, ya que se viene repitiendo la labor que hizo Dios cada día y finaliza de esta misma manera. Sin embargo es importante notar: En el primer día estableció Dios la luz, la separó de la oscuridad estableciendo la separación entre día y noche, vio que era bueno lo que había hecho y lo llamó: primer día. El segundo día separó las aguas unas de otras, fue el día dos. Pero en el tercer día, ocurren varias cosas fundamentales para la existencia de la vida animal y vegetal, o sea la subsistencia de los animales y el hombre: separó aguas de tierra para que ésta pudiese estar seca, aparecen los grandes mares, ríos, lagos, lagunas, ya determinadas. Y colocó Dios plantas con capacidad reproductora de diferentes especies. Aparece entonces remarcado día tercero independientemente de los dos anteriores.
El tercer día, enseña que no se puede colocar un ser viviente en un lugar donde no ha sido previamente dispuesto para su supervivencia.
En un artículo de National Geographic explica el científico Timothy Lyons, que es significativamente probable que en Marte hubo vida hace unos 400 millones de años, pero el frío extremo secó el agua finalizando la vida que hubiera podido existir, la cual hubiera necesitado gases de efecto invernadero, o sea dióxido de carbono, lo que hoy la teoría científica propone como nociva para el planeta tierra. Si el dióxido de carbono (CO2) desapareciera de la tierra, no habría vida en unos cientos de millones de años. Las emisiones de CO2 que acumula actualmente la tierra, hace que la tierra acumule más energía solar de la que debería irradiar y esto es lo que define el cambio climático, pero el CO2 no es nocivo para la salud. De este tema se preocupan hoy los científicos
Dios en su ilimitada sabiduría construyó este planeta para la supervivencia del hombre y la naturaleza, es deber del hombre amarla y cuidarla, para que el propósito Divino se cumpla a cabalidad.
Bereshit 1:12: “Y produjo la tierra vegetación, plantas portadoras de simiente según su especie y árboles generadores de frutos que perpetúan su simiente según su especie. Y vio Elo-him que era bueno”.
La vegetación es la cobertura de las plantas, o flores, sobre cualquier superficie terrestre o acuática, es monofélica, o sea que son creadas a partir de las plantas de origen ancestral. Pueden crecer de manera espontánea o inducida por la mano del hombre y cuando se habla de vegetales ya se hace referencia a una vegetación que se desarrolla en partes geográficas específicas (también inducidas).
El papel principal de la vegetación es la protección de los suelos, los estabiliza, reduce las amenazas de erosión y deslizamientos resultantes de la contaminación y sedimentación de los cuerpos de agua, de ésta manera protege de la destrucción del hábitat humano y animal.
Las plantas también filtran el agua y el aire, hay algunas plantas que pueden convertir un sitio contaminado en un sitio limpio a través de la fitoremediación, solución segura y de bajo costo.
Existen muchas otras propiedades de la vegetación que están relacionadas con curación, alimentación construcción, etc. Dios creó un tesoro, que a veces damos por hecho y no valoramos lo suficiente.
Es deber del hombre a manera particular y de los administradores de las tierras (dueños de tierras, constructores, etc) proteger la vegetación por el bien de la vida. Dios en Su omnisabiduría hizo crecer plantas donde debían crecer.
De acuerdo a APA (American Planning Association), las pestes, enfermedades y especies invasivas amenazan las comunidades vegetativas, la mejor manera de proteger la biodiversidad es usando las plantas de especies nativas: “La mejor manera de proteger contra las especies invasivas es mantener la biodiversidad, usando plantas de especies nativas que crecen en el ambiente y tienen requisitos mínimos de agua y fertilizante. El uso de especies no nativas debe evitarse debido a que pueden destruir las especies nativas, volviéndose invasivas y aminorando la biodiversidad de las especies en general. Esta situación puede a su vez permitir que las pestes y las enfermedades tomen fuerza”.
Aproveches, amemos y protejamos la creación Divina, al hacerlo estamos protegiendo nuestra propia existencia.
Bereshit 1:11 → “Dijo Elo-him: Germine la tierra vegetación, plantas portadoras de simiente, árboles frutales generadores de frutos según su especie y que perpetúen su simiente sobre la tierra, y fue así”.
Probablemente la traducción en peste versículo, no debería ser vegetal (todo lo que requiere del proceso de fotosíntesis), sino plantas (todo lo que está plantado en la tierra). De acuerdo a Ecologíahoy.com existen más de 300.000 especies de plantas. Se pueden sub-clasificar en cientos de miles de especies. La vida vegetal es imprescindible para la supervivencia del planeta y el orden de los ecosistemas. Constituyen fuente de alimentación para personas y animales. Se encargan de purificar el aire, de absorber el agua beneficiosa para evitar la sobresaturación, son fuente de materia prima para facilitar nuestra existencia (construcción, vestimenta, etc.). También de las plantas se extraen sustancias medicinales.
Dios sembró el mundo con plantas y el hombre tiene la obligación de descubrir sus beneficios y para ello debe cuidar del jardín dotado por Dios y la tradición judía es una muestra de enseñanza de amor a la naturaleza y su cuidado.
Bereshit 1:10 → “Llamó Elo-him a la tierra seca: “tierra” y a las aguas llamó “mares”. Y vio Elo-him que era bueno”.
El rabino Jonathan Neril, fundador y director ejecutivo del Centro Interreligioso de desarrollo sostenible, explica que los seres humanos dependemos del suministro de agua para nuestra supervivencia, de hecho el Midrash al agua la llama simplemente “vida”… la riqueza de la tierra depende del agua. Por otro lado, la tierra es el espacio que Dios tiene determinado para cada pueblo, y al pueblo de Israel le concedió la tierra de Israel.
La tierra es el espacio que necesita el ser humano para vivir y depende de su esfuerzo para trabajar la tierra y de la bondad Divina para que ésa tierra tenga el agua suficiente para que genere alimento y salud. El agua y la tierra han sido factores de guerras, odios y amores. De bondad y maldad. Dios dio ilimitado abastecimiento para todo ser humano y depende del hombre hacer de éste beneficio una labor productiva y generadora de salud y vida o de hacer de éstos productos motivos de guerra y odio.
Israel se ha esforzado en procesar el agua de tal manera que puede servir para dar alivio a la escases sufrida en Africa. Israel, ha florecido desde que el pueblo de Israel se ha plantado nuevamente en su propia tierra. Agua y tierra son bendición y con esto Israel da bendición a otros pobladores que lo necesitan.
Bereshit 1:9 → “Dijo Elo-him: Que se reúnan las aguas que están debajo de los cielos en un solo lugar y que aparezca la tierra seca. Y fue así.
Este versículo toca la separación de dos de los elementos básicos del mundo, agua y tierra. Recordemos qué se dijo de ellos: Bereshit 1:2 “… Y el Espíritu de Elohim estaba sobre las aguas”. Génesis 3:19 “… Hasta que vuelvas a la tierra puesto que de ella procedes…”. El hombre está hecho de la tierra y las aguas contienen el espíritu de Dios. Físicamente, al morir el hombre, se deshidrata y se vuelve tierra, el material básico del cual está hecho. Para quie el mindo sobreviva, requiere del agua y el agua se sostiene gracias a la tierra. Para que el agua se pueda mantener, necesita del sostén de la tierra. De la misma manera, el hombre es vital gracias al espíritu Divino que lleva en él. Dios existe siempre, y el hombre necesita de esa fuerza Divina para poder sobrevivir en la vida tal como los humanos la conocemos. Es necesario que la materialidad del hombre sepa conducir es fuerza Divina que todos tenemos como parte fundamental de nuestra vida, para que sea de provecho para nosotros y el resto de la creación Divina. Solamente de ésta manera, la vida puede seguir el curso que debe seguir.
Que Dios ilumine los pensamientos y la sabiduría humana para que las acciones y decisiones sean de provecho y sirvan para crecimiento, amor, bondad y sabiduría, estandartes importantes para la supervivencia humana.
Bereshit 1:7 → “Hizo Elo-him el firmamento y separó entre las aguas que había debajo del firmamento y entre las aguas que había por encima del firmamento. Y fue así”.
Rabi Ari Kahn (Seminario teológico de la Yeshiva University, licenciado en Sicología y maestría en Talmud), según explica para Judaismohoy.com que el Midrash enseña que este acto de separación, es el que provocó que la discordia y la discusión puedan tener lugar en el mundo.
Sin embargo, se notará que el término vaiavdil (separó) fue también usado en el primer día (1:4), cuando Dios separó entre la luz y la oscuridad.
¿Por qué, entonces, es recordada la discordia o la discusión sólo en el segundo día? Aparentemente, la discusión tiene lugar cuando dos cosas o dos personas no tienen límites claramente definidos. La separación entre la luz y la oscuridad es absoluta, son dos elementos opuestos, y es por eso que no hay lugar posible para la discordia después de su separación. Sin embargo, después de la separación entre agua y agua (que son aparentemente lo mismo), sí hay lugar para que una discusión se origine. Dios separó las aguas superiores de las aguas inferiores - dos elementos que parecen ser lo mismo. En este día, la discordia fue creada.
Dios creó la discordia y discrepancia para bien de la humanidad como ayuda a encontrar soluciones, para crecer, para aprender a discernir entre el bien y el mal, para desarrollar nuestra inteligencia y también para aprender tolerancia y respeto por conceptos diferentes, siempre y cuando el concepto no haga daño al otro. Una discusión debería ser llevada en el marco de la filosofía y entendimiento, dejando en el espacio que corresponde a cada cosa. Muchas veces es difícil aplicar este entendimiento pero es necesario esforzarse para hacerlo. Esto, cuando está dentro del margen de la justicia, la bondad, el amor, la sabiduría y la Torah.
Bereshit 1:8 → “Llamó Dios a la extensión cielos. Hubo tarde y hubo mañana. Día segundo”.
Rashi explica que la palabra cielos –Shamayim- está compuesta eventualmente de dos partículas: Sham: allá y Mayim: agua: o Esh: fuego, Mayim: agua; que mezclados formaron el cielo. Según el rabino Samson Raphael Hirsch, hay tres palabras claves para explicar éste versículo, que ha utilizado Dios para éste capítulo: Día: yom- tierra: Aretz y cielos: Shamayim. Yom indica un día en general, pero especialmente la parte del día en el que la función esencial fue realizada. Aretz habla sobre la tierra en general pero se refiere específicamente a la tierra seca donde se desarrolló la esencia de la vida. Shamayim: denota el mundo extraterrestre, pero específicamente la esfera baja que se enfrenta al globo terrestre. Esta esfera es el medio por donde se transmite a la tierra toda la influencia que viene desde afuera.
El agua aparece sin haber sido mencionada su creación en la tierra, por eso se puede entender que la tierra se hizo con influencia de materiales atraídos desde afuera, como el agua. Parecería ser una “clave” para desarrollar la ciencia de la creación (al menos de la creación de la tierra), sin embargo, solemos utilizar la expresión “Padre nuestro que estás en el cielo” –Avinu shevashamayim- en una versión que también es utilizada por el mundo católico. Sin embargo en Sucot aprendemos, cuando agitamos las especies de Sucot hacia arriba abajo, y alrededor, que Dios está en todas partes. Entonces, ¿Qué significado tiene ése Avinu Shevashamayim? Una explicación podría ser que Dios no solamente es creador de la tierra y todo lo que la compone, sino que es creador de todo el universo y que puede estar en todas partes al mismo tiempo, y “cielos” –shamayim- podría redefinirse como todo, en relación a tiempo, espacio y materia.
Que reflexionemos sobre la inmensa creación Divina, sobre nuestra misión en cada momento y en cada ciclo de vida y sepamos que Dios está atento constantemente porque es parte nuestra.