2024-11-23 [Num. 1010]


Parashat Vaetjanán

Diez mandamientos y Shemá Israel

Este Shabat 13 de Avm se leerá la Parashá de Vaetjanán: “había rogado”, del libro de Devarim; además también será Shabat Najamú: “Shabat de consuelo”, por el nombre de la Haftará que se lee tradicionalmente en el Shabat posterior a Tishá Beav, siendo el primero de los siete Shabatot de consuelo. La Haftará de Isaías 40: 1 al 26, relata las palabras de Dios que “las naciones del mundo consolarán a Mi pueblo y contarán buenas nuevas a Sión”.

Resumen

Mosespeople

Continúa Moshé haciendo el recuento histórico de su travesía por el desierto y explica cómo Dios no le permitió entrar a la tierra prometida ordenándole que anime a Yehoshúa a seguir al frente de Israel como líder, infundiéndole fuerza y valor.

Advierte al pueblo, que deben seguir todas las leyes que le ha ordenado Dios sin agregar ni quitar nada a ellas, pues éstas les serviría para vivir y heredar la tierra que Dios les estaba entregando, éstas serían su sabiduría y su discernimiento. Les previene cuidar su alma y no olvidar todo lo que habían presenciado, especialmente cómo Dios los había sacado de Egipto con maravillas y cómo les había entregado las diez Palabras escritas en una Tabla, que contenían las Leyes, había hablado con el pueblo sin mostrar ninguna imagen Suya, les habló enfáticamente sobre la prohibición de hacer imágenes de ninguna clase: humanas, animales o astrales. Pone en aviso Dios sobre la corrupción que se vendría por culpa de la cual sería el pueblo desposeído de la tierra y dispersado por otros países, pero que desde allí con arrepentimiento buscarían a Dios y en los últimos tiempos los escuchará por Su Misericordia, recordando del pacto hecho con los patriarcas haciéndolo retornar a su tierra.

Moshé al reunir al pueblo recuenta la Ley ante la cual se comprometieron los que estaban presentes y a sus generaciones venideras. Señaló las ciudades de refugio destinadas a proteger a los homicidas sin premeditación y sin odio, para que vivan. Recapituló sobre los territorios tomados, recordando al pueblo que el pacto era, no solamente con los padres del pueblo de Israel, sino con los que estaban presentes.

Les recuerda los 10 mandamientos: La fortaleza con que Dios los había sacado de Egipto, la prohibición de tener ídolos o imágenes, la prohibición de jurar en Vano, cumplimiento de Shabat, honrar a padre y madre, no asesinar, no cometer adulterio, no robar, no prestar falso testimonio contra su prójimo y no desear nada de la propiedad de su hermano; después de escuchar éstas palabras directamente de Dios, el pueblo había rogado no escuchar más a Ado-nai pues estaba temeroso; por lo tanto Moshé se hizo cargo de continuar escuchando la Ley.

Pronuncia también Moshé el Shemá Israel (Deuteronomio 6:4) en el que proclama la Unidad Divina, ordenando amar a Dios e inculcar a los hijos Sus Leyes, explicándoles que Dios nos sacó de Egipto con poder fuerte, para traernos a ésta tierra que había prometido a nuestros patriarcas.

Estableció Dios la orden de no emparentarse con los hijos de las tierras de los pueblos que allí residían para que no se desviaran en pos de otros dioses. Ya que Israel era el pueblo consagrado para Ado-nai y elegido para ser especial de entre todos los pueblos de la tierra, aún siendo el menor en número de todos los pueblos; y esto fue por el amor de Ado-nai, Dios de la verdad que mantiene el Pacto y la benevolencia para los que le aman y observan Sus Leyes, por mil generaciones y retribuye a Sus adversarios para perderlo.


Amar al extranjero y al prosélito. Comentario de las Parashat Ekev por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.

Explicaciones

Deuteronomio 4:14:  “Y a mí,  me había ordenado Ado-nai en aquel tiempo, enseñar a vosotros fueros y leyes (jukim umishpatim), para cumplirlos vosotros en la tierra a la cual vais a pasar allí, para poseerla”.

El Rabino Marcos Edery explica que Rashi entendió que se trataba de la tradición oral. Edery propone que aquellas sectas judías que se basaron literalmente en la Torah y no interpretaron, desaparecieron, casi sin dejar rastro.

Tal como los casos de juicio, cada caso tiene un concepto analítico diferente y hay que analizarlo y juzgarlo conforme a la situación, el lugar, la intención, etc. De esta misma manera la ley, sin cambiarla, hay que interpretarla para que se entienda o para que se adapte a cada situación, a cada época, a cada lugar geográfico, a cada sociedad y a cada generación, en general a cada situación. Si la ley no se interpretara, un alto porcentaje de las órdenes establecidas en la Torah parecerían ser contradictorias, o incluso crueles.

Por eso en la misma Torah se aclara que Dios ordenó a Moshé explicar y enseñar al pueblo todas las leyes establecidas.



Ver más explicaciones

Deuteronomio 4:13: “Os manifestó a vosotros su Pacto, lo que os ordenó a vosotros para cumplir, las diez palabras y las escribió sobre dos tablas de piedras”.

Rav Noson Weisz -Estudiante de Yeshivah, microbiólogo, máster en ciencias políticas, abogado y fundador del programa latino de Aish Hatorá- explica que los primeros dos de los diez mandamientos fueron escuchados, no por intermedio de Moshé sino directamente a todo el pueblo de Israel. El pueblo rogó a Moshé ser el intermediario del resto de la Ley pues temían morir.

Comenta Weisz que el primer mandamiento no es realmente un mandato, sino una declaración que vendría a sustentar el resto de los mandamientos.

El primer mandamiento que es como una presentación: “Yo soy el Señor tu Dios quien te sacó de la tierra de Egipto, tierra de esclavitud”, es una firma en vivo y directo del autor, lo que da validez completa al resto de la presentación, siendo no solamente los 10 mandamientos sino el resto de la Torah.

Existen 613 preceptos extraídos de toda la Torah y compilados por el sabio Maimónides. El trabajo de esta compilación es humano y además explicado o interpretado en base a hechos de la Torah. Pero ciertamente, incluso la interpretación es considerada válida desde el momento en el que Dios les dio autoridad a los jueces a responder por la legislación de la Torah.

El suegro de Moshé: Itroh había aconsejado a Moshé nombrar jueces para que tomen decisiones legales sobre el pueblo que venía a consultar, si Dios se lo permitía. En vista de que Moshé así lo hizo, es porque Dios se lo permitió. (Éxodo cap. 18: 13 al 26).

Los jueces debían tener características de justicia, sabiduría, inteligencia, equidad y claridad mental. (Deuteronomio 1:13).

El objetivo humano debería ser leer y entender la Torah, incluso buscando respuestas en las ciencias y en todos los campos de estudio.

 




Deuteronomio 4:13: “Os manifestó a vosotros Su Pacto, lo que os ordenó a vosotros para cumplir, as diez palabras y las escribió sobre dos tablas de piedras”.

Rav Nehemia Coopersmith, escritor y editor de Aish.com en Israel, explica que, de acuerdo a la Torah, Dios habló al pueblo de Israel que escuchaba, las leyes comprendidas en los 10 mandamientos, debían ser unos 3 millones de personas, afirmación que es mencionada varias veces en la Torah.

¿Ahora bien, si hubo tanta gente escuchando, siendo testigos presenciales, para qué tuvo Dios que escribir la Ley posteriormente?

Esto enseña: primero, que hay que dejar un testigo permanente que en todos los tiempos perdure para que sea legal y real. Segundo: dejar por escrito, impide que se vaya a la derecha o a la izquierda de la ley.

Sin embargo, el Talmud -que es la explicación oral, posteriormente escrita-, deja por escrito la Ley oral para que no se pierda, pero permite interpretaciones de acuerdo a las novedades generadas con el tiempo y la historia, a diferencia de la Ley de la Torah, que solamente permite explicación.

En resumen, el escrito de la Torah es el testigo de la veracidad de aquel momento para nuestras épocas.



Deuteronomio 4:12 “Os habló Ado-nai a vosotros desde el medio del fuego, sonido de palabra vosotros oíais, pero imagen vosotros no veíais, solamente voz”.

El rabino Samson Raphael Hirsch explica “Ustedes no solo escucharon que Dios habló sino que también Él les habló de en medio del fuego, de manera que Su Palabra iba directamente a ustedes. Es más, lo que escucharon no fue un sonido imaginario de vuestra mente, ustedes escucharon el sonido de las palabras con sus propios oídos. Sin embargo éste fue el límite de vuestra percepción sensorial, porque no viste ninguna acción de sugestión, ningún esquema, ninguna forma”.

El pueblo de Israel en el desierto, tuvo el zejut, el honor de haber logrado escuchar con sus propios oídos el sonido de las palabras de Dios, ellos fueron testigos. Pero no vieron su forma, ya que el hombre está físicamente imposibilitado de poder ver a Dios. Más adelante el pueblo temeroso de morir, le pide a Moshé que sea él quien escuche a dios y transmita Su ley. A Dios no se le puede ver y tampoco le podemos escuchar, de manera física (esto último por petición del pueblo de Israel). A través de la Torah se puede recibir el preciado regalo que dejó en herencia para todas las generaciones, el regalo de la sabiduría de vida que se estudia en la Torah.



Deuteronomio 4:11: “Os habíais acercado y habíais permanecido en lo bajo de la montaña y la montaña ardía en fuego hasta el corazón de los cielos; oscuridad, nube y tinieblas”.

En Éxodo 19:18, se explica la combinación de fuego (que producía luz) y oscuridad, nube y tinieblas producidos por el fuego. Dios había descendido en fuego y este fuego había producido el humo y éste la oscuridad. Si Dios está en todas partes, ¿cómo se puede definir un descenso de Dios?, Dios es omnipresente, pero su presencia en la tierra es para El descendente, ya que El está en el más alto nivel de espiritualidad. El pueblo de Israel se encontraba en ese momento en un alto grado de espiritualidad, de pie frente a la Shejiná de manera física, sin poder verle sino solamente escucharle, sin embargo la sola voz Divina elevó al pueblo de Israel, el cual se hallaba individualmente y como pueblo frente a la luz y a la oscuridad. Decisión del alma del pueblo y del individuo.

Cada persona, así como cada comunidad o toda la congregación del pueblo de Israel tiene frente a sí la decisión de tomar por el camino de la luz, donde está Dios, o permanecer en la oscuridad, sin conocimientos ni acciones correctas. La luz está en el cumplimiento de la Ley entregada a Moshé y él al pueblo de Israel, es esa ley se encuentran enseñanzas de moral, de justicia y de amor. En la oscuridad se encontraba lo irracional como lo es la idolatría, lo inhumano, como es la injusticia y también la maldad, el egoísmo, el odio y la agresividad sin motivo.

Quiera Dios otorgarnos la inteligencia para lograr un camino de luz, sabiduría, bondad, justicia y verdad. Que Dios nos ayude y nos bendiga.



Deuteronomio 4:10 “El día en que estuviste de pie ante Adon-nai tu Dios, en Horeb, al decir Ado-nai a mí: Congrégame al pueblo y les voy a hacer escuchar mis palabras, para que hayan de aprender a venerarme todos los días, los que ellos viven sobre la tierra, y a sus hijos habrán de enseñar”.

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica: Mientras vivan en la tierra, rodeados e incluidos en el mundo terrenal visible, que les guste más allá de todo lo que parece visible y busquen al Dios, que es invisible para todos los vivos. Por un lado, Dios invisible se hace presente en sus mentes en medio del mundo visible y terrenal, para que siempre estén atentos a El. Y para que en medio del mundo material puedan caminar ante Él y escuchar Su Voz de Horev.

Muy interesante versículo en el cual da a entender que le habla a los que viven sobre la tierra. Si bien se recuerda nuevamente que la vida sobre la tierra es un paso a otra u otras vidas, y posiblemente no fue el primer paso que dio el hombre, da a entender perfectamente la importancia de depositar toda la confianza en El durante la permanencia aquí, en la tierra, donde no se puede físicamente visualizar a Dios, ni el sentido de algunas leyes espirituales entregadas por El. Al presentarse Dios en el monte Horeb en el desierto, cuando entregó la Ley, todo el pueblo tuvo la oportunidad de escuchar la voz Divina, y lo que Dios trata de hacer entender es que hay que buscar el arte de interpretar, de sentir y de entender sin necesidad de ver, solo con el sentido de la inteligencia ayudado de la sabiduría y el conocimiento. Además de esto, transmitirlo de generación en generación a los hijos y que no se pierda convirtiéndose en un “cuento de abuelos”.

Algunas veces las interpretaciones del legado Divino, van más allá del sentido, o del entendimiento, quizás perdiéndose la ley básica en el mar de significados y agregados. Otras veces, la falta de transmisión hizo borrar completamente el sentido del tesoro que nos legó Dios en la Torah. Aunque es importante estudiar con explicaciones para tratar de entender y acercarnos al sentido de lo que se ha querido transmitir, pero hay que tener cuidado de reconocer el límite de las interpretaciones, para que no seamos un pueblo dividido entre los que interpretaron de una u otra manera, pero peor aún, descalificando a cualquier judío que no piense como aquél que dice “tener la verdad”.

Una sola voz se escuchó en monte Horev y una sola enseñanza. Los estudios tienen obligatoriamente que basarse en lo básico y no perderlo, darle sentido actual: sí; modernizarlo: sí; pero la esencia… debe ser la misma; de ésta manera somos un solo pueblo con un  solo Dios que nos mantiene unidos a quienes estuvieron presentes en Horeb, a sus descendientes y a quienes se acogen a la Ley judía, tal como la Torah lo enseña.



Deuteronomio 4:9 “Solamente cuídate y cuida mucho tu alma, no sea que vayas a olvidar las cosas que han visto tus ojos, y no sea que se aparten de tu corazón durante todos los días de tu vida, y las harás conocer a tus hijos y a los hijos de tus hijos”.

El Rabino Marcos Edery trae una de las explicaciones de Abrabanel, en el que establece que el cumplir con las mitzvot no es suficiente, es importante tener conciencia de lo ocurrido y de la historia, enfocándose especialmente en el relato de la salida de Egipto, ya que éstos versículos referentes se dirigen a la espiritualidad, por lo tanto no hay que secularizarla.  Es un hecho único en la historia de la humanidad en el que el Creador del Universo ha acercado a un pueblo, que es Israel, hasta el pie del Monte Sinai revelándole allí Su Torah, llamada Etz Hajaim (árbol de la vida). No podemos comer del fruto del árbol de la vida sin antes negar la existencia de sus raíces.

Es posible y plausible cumplir con las mitzvot y la legislación judía, pero serían inútiles en su aplicación al no entender de dónde proceden éstas leyes y para qué nos sirven, quién las entregó a y a quién las entregó, porqué y para qué. Solamente conociendo la historia y el fondo de cada halajá, se podrá comprender su sabiduría y su valor vital. De esta misma manera, las tefilot escritas en el Sidur, que se recitan automáticamente y a veces tan rápidamente que no alcanzamos a entender las palabras y su contenido, no sirven para nada si no es que entendemos al menos el significado de lo que se está diciendo. Al entender el significado de las tefilot, se entiende por qué la necesidad de conocer la historia de la salida de Egipto y sus consecuencias que retumban hasta hoy. Lo mismo, al leer la historia, se entiende la importancia de recordar dichas tefilot y transmitirlas a las siguientes generaciones.



Deuteronomio 4:3 → "Vuestros ojos, son los que han visto lo que había hecho Ado-nai en Baal Pehor, pues todo hombre que se había encaminado en pos de Baal Pehor, lo destruyó Ado-nai tu Dios de en medio de ti".

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica que la expresión "Todo hombre que se había encaminado…", incluye no solamente a quienes habían realizado el rito al culto del dios Pehor, sino también a quienes habrían participado de alguna manera en ese pecado y se habían inclinado a él. En ese caso la idolatría frente a la advertencia contra desviarse de alguna de las leyes de Dios sería aún más severa.

La idolatría, la prohibición más estricta en el judaísmo, se da muchas veces de manera inocente en la paz del hogar, en pequeñas imágenes en porcelana u otro material que representan deidades, etc. Hay corrientes ortodoxas que no permiten que sus hijos tengan muñecos, por temor a que los besen y sea esto un representativo de un proceso de idolatría. Hay corrientes que permiten muñecos y figuras en porcelana, si estos no tienen un fin de creencia en el poder de la figura o de la persona que representa la figura, sea una foto o un busto. El común denominador, es la prohibición de tener objetos de culto, ya sea figuras que representan dioses de otras culturas, así sea solo por decoración o ya sea algún objeto o figuras en las que se cree poseedoras de algún poder, "si uso este anillo me irá bien en el examen" "si pongo una foto de algún rabino o sabio y le enciendo una velita pidiéndole favores, me los concederá"… etc. Si la inteligencia humana no llega al grado de razonar sobre estos objetos o animales, humanos, astros o fenómenos naturales, y colocarlos en el lugar que le corresponden, para eso Dios entregó la Torah y la ley, para evitar cometer los peores errores que una persona puede cometer.



Deuteronomio 4:4 → “Y vosotros, los que estáis adheridos a Ado-nai vuestro Dios, estáis vivos, todos vosotros hoy”. 

El Rabino Samson Raphael Hirsch explica lo que quiso decir Dios: Cada uno de ustedes sabe que él no cometió el pecado de Baal-peor y no era culpable de la más mínima desviación en ese sentido, y por lo tanto se salvó de la plaga que aniquila a los pecadores. O sea, se sabe por experiencia propia que la obediencia a Dios trae la salvación y protección, y esto debe servir como una advertencia fuerte para permanecer fiel a Dios.

Permanecer fiel a Dios se trata cumplir las leyes que legó al pueblo de Israel a través de la Torah, las cuales son para el propio beneficio del pueblo, esto se ha aplicado antiguamente y hoy también se aplica. Actualmente podríamos encontrar diversidad de caminos escogidos por la judería del mundo, unos más ortodoxos, otros más laicos, pero en su mayoría siguiendo las leyes de la Torah básicamente. La fe en Dios, el camino recto, la búsqueda de la justicia, el amor a Dios, a su creación y el estudio, podría ser en resumen lo que busca Dios a través de la Torah. Sin resumimos las leyes rituales reglamentadas en sí, se podrían formular los 10 mandamientos y recalcar: Shabat, Kasher y festividades. No están tan lejos de la posibilidad humana su manejo, solo hace falta un poco de amor, conciencia y fe.



Deuteronomio 4:7 y 8:  “¿Qué nación grande hay, que tiene a Dios cercano a ella, como Ado-nai nuestro Dios en todo nuestro invocar a El? ¿y qué nación grande hay, que tiene fueros y leyes justas, como toda la Torah ésta, que yo doy a vosotros el día de hoy?”.

El Rabino Jonathan Sacks explica: Otras naciones han tenido dioses ante quienes rezaron y ofrecieron sacrificios. También han atribuido a sus deidades sus éxitos militares. Pero ninguna otra nación vio a Dios como su soberano, legislador y dador de leyes. En otras partes la ley estaba representada por el decreto del rey, o en tiempos más recientes, por la voluntad del pueblo. En Israel, aun cuando había rey, no tenía poder legislativo. Solo en Israel Dios era visto no sólo como poder, sino como el arquitecto de la sociedad, el orquestador de su música de justicia, misericordia, libertad y dignidad.

La pregunta es por qué. Hacia el final del capítulo Moshé da una respuesta: "Porque Él amó a vuestros ancestros y eligió a sus descendientes después de ellos." (Deut. 4:37). Dios amó a Abraham, y no menos, amó Abraham a Dios. Y Dios amó a los hijos de Abraham porque eran sus hijos y le había prometido al patriarca que los iba a bendecir y proteger.

¿Por qué a Moshé, o a Dios, les habría de interesar que otras naciones vieran las leyes de Israel como sabias y comprensivas? El judaísmo era y es una historia de amor entre Dios y ese pueblo particular, frecuentemente tempestuoso, algunas veces sereno, otras jubiloso, pero cercano, íntimo, hasta introspectivo. ¿Qué tiene que ver el resto del mundo con él? Pero el resto del mundo sí tiene que ver con él. El judaísmo nunca estuvo destinado sólo a los judíos. En sus primeras palabras a Abraham, Dios ya había dicho: "Bendeciré a los que te bendicen, y los que te maldicen, maldeciré; (Gen. 12: 3) a través de ti todas las familias de la tierra serán bendecidas". Los judíos habrían de ser una bendición para el mundo.

Dios es el Dios de toda la humanidad. En Génesis le habló a Adán, Eva, Caín, Noaj, e hizo un pacto con toda la humanidad antes de hacerlo con Abraham. En Egipto, ya sea en la casa de Potifar, en la prisión o en el palacio del Faraón, Josef hablaba continuamente de Dios. Quería que los egipcios supieran que nada de lo que él hacía, lo hacía él mismo. Era simplemente un agente del Dios de Israel. No hay nada aquí que sugiera que Dios es indiferente a las naciones del mundo.

A Dios le concierne toda la humanidad. Por eso lo que nosotros hacemos como judíos le hace diferencia a la humanidad, no solo en un sentido místico, sino como ejemplo de lo que significa amar y ser amado por Dios. Otras naciones mirarían a los judíos y sentirían que un poder más grande intervino en su historia. –apartes del artículo tomados de Radio Jai “El Poder del Por qué”-.

El Dios de Israel es Dios también de todo el mundo, ¿Acaso quisiera Dios destruir en un apocalipsis a la humanidad?, ¿A la humanidad que El creó?, no tendría sentido. Tal vez para quienes no creen Dios sino únicamente en la ciencia del hombre, ellos podrían deducir que se viene un cataclismo climático, ecológico, etc., que terminará destruyendo el mundo y con él la humanidad. Para Dios, Creador del Universo y creador con cada detalle al hombre y todo el resto de Su creación, el mundo es sagrado y El lo protege, la maldad del hombre, de quienes se apartan de la justicia, del amor, de la caridad, y no regresan al camino del bien, probablemente para ellos el mundo tendrá un fin. El hombre que sigue los caminos de la Torah, sabe muy bien la importancia del desarrollo de la ciencia para el bienestar del mundo. Einstein dijo alguna vez, que entre más estudiaba y sabía de ciencias, más se sentía cercano a Dios. Dios quiera que cada hombre en su alma comprenda, aprenda y vivencie la belleza de la Ley y la protección que ésta da.