Parashot Nitzavim y Vayelej
Este Shabat 25 de Elul de 5784, 28 de septiembre de 2024, se leerán las Parashot de Nitzavim “Erguidos”, y Vayelej Moshé “Y fue Moshé”, del libro de Devarim, corresponde al séptimo y último Shabat de consuelo. En la Haftará, el profeta Isaías habla sobre el goce del pueblo de Israel con Dios “…Así Ado-nai Elo-him, hará brotar la justicia y la gloria ante todas las naciones…”. Es también Shabat Shuvá, el Sábado de Arrepentimiento, por lo que el rabino subirá al podio durante la tefilah matutina y hablará sobre el tema. Se lee la Haftará “Shuva Israel”, del profeta Hoshea, también se lee de los profetas Mija y Joel, sobre retorno del pueblo.
Resumen
Parashat Nitzavim
Te reunirá de entre todos los pueblos
Proclama Moshé públicamente el pacto entre Dios y el pueblo de Israel, recordándole que éste no era solamente con los que estaban allí de pié presentes, sino con los que no están presentes también. No desviar el corazón hacia otros dioses, pues esto Dios no lo perdonará, encendiéndose su furor contra la tierra de Israel, desarraigándolos y desterrándolos, dejando la tierra de Israel estéril; y en las generaciones posteriores, cuando las naciones se pregunten sobre este mal sobre la tierra de Israel, sabrán que era porque habían abandonado el pacto con Dios, después de haberlos sacado de Egipto, y sirvieron a otros dioses.
Pero cuando pasen las bendiciones y las maldiciones que Dios había expuesto y desde el país del destierro donde te encontrares, retornares a Dios con todo tu corazón, entonces Dios se apiadará de ti y te reunirá de entre todos los pueblos, trayéndote a la tierra de tus ancestros, acrecentándote más que a tus padres. Dios abrirá tu corazón para amarlo; Castigará Dios a todos tus enemigos que te habían perseguido y tú comprenderás y cumplirás todos los Mandamientos que les estaba entregando ése día.
Cuando obedezcas el Mandato de Ado-nai, escrito en la Torah, mandato que no es imposible de cumplir ni de entender, ni está lejos de ti, pues está en tu boca y en tu corazón, habrás escogido la vida y el bien y te bendecirá Dios en la tierra donde tu vienes para poseerla. Pero si se desviare tu corazón y te postrares a otros dioses, entonces os perderéis. Puso entonces como testigos: el cielo y la tierra. Dio Dios a escoger entre la vida y la muerte, la bendición y la maldición, habrás de elegir la vida, para que vivan tú y tu descendencia.
Parashat Vayelej
Orden de leer la Torah
En esta Parashá se despide Moshé del pueblo a la edad de 120 años, recomendándoles que al entrar a tomar la tierra, con Yehoshúa al frente, fuesen fuertes y valerosos ya que Dios los estaba acompañando. Nombró oficialmente ante el pueblo a Yehoshúa como sucesor que los guiaría, recomendándole ser fuerte y valiente y recordándole que Dios es el que va delante de él.
Escribió Moshé ésta Torah y se la entregó a los Cohanim y a todos los ancianos de Israel, encargándoles que en la fiesta de Sucot del año de Shmitá (el séptimo año de descanso de la tierra). Cuando todos estén reunidos, se leerá la Torah frente a: hombres, mujeres, niños y forasteros que vivan en la tierra de Israel, para que escuchen, aprendan y cumplan con la Ley.
Convocó Dios a Moshé y a Yehoshúa en la Tienda de Reunión y le dijo a Moshé que ya iba a morir y a reunirse con sus padres, le contó que el pueblo se iba a corromper con otros ídolos motivo por el cual iba a ocultar Su Rostro permitiendo que le sobrevinieran grandes males. Le pidió que escribiera un cántico que le iba a dictar y debía enseñarlo al pueblo (el cántico aparece en la próxima Parashá), por haber abolido el pacto establecido con los patriarcas.
Finalmente lee Moshé el cántico al pueblo. Ordenó Moshé a Yehoshúa Bin Nun ser fuerte y valiente y a los Levitas quienes portan el Arca del Pacto, tomar la Torah y colocarla al lado del Arca que estará como testigo. Congregó a todo el pueblo y les advirtió que se iban a desviar del camino, por lo que en la postrimería les iba a ocurrir el mal.
¿Cuándo se escribió la Torá? Comentario de las Parashot Nitzavim y Vayelej por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Nitzavim, Deuteronomio 29:21: “Y dirá la generación postrera, vuestros hijos, los que van a surgir en pos de vosotros y el extranjero que haya de venir de tierra lejana y cuando vieren las plagas de la tierra aquella y sus males, con los que la ha enfermado Ado-nai”.
Abraham Ibn Ezrah (Toledo España 1089-1164) explica que los hijos que no presenciaron el pacto o los extranjeros que no escucharon nada de la historia de la Torah ni de dios, al ver los daños, no sabrán atribuirlos a las causas reales.
Aquella gente que, con el paso del tiempo, se fue olvidando de la historia de la Torah y el pacto con Dios, o tal vez considerando estas historias como leyendas que no existieron, tal vez cambiando las leyes y las instrucciones Divinas, por leyes que no fueron dictadas por Dios, desviando de esta manera el camino del bien, de la sabiduría, de la inteligencia, corrompiendo las leyes y ética humanas descritas en la Torah, esas personas que hasta han llegado al bajo grado de servir a dioses de otras creencias o corrompiendo la conducta, entonces tendrán plagas enviadas por Dios pero no reconocerán que son plagas enviadas por Dios. Las plagas pueden ser desde afecciones a la salud, desgracias de la naturaleza o incluso guerras despiadadas.
Dios permita abrir los ojos del hombre, para que se reencamine su accionar, retome la conducta ética, moral y humana establecida en la Torah, para llegar finalmente a un mundo de consuelo y bienestar.
Ver más explicaciones
Explicación de Vayelej
Deuteronomio 31:17: “Mas se encenderá Mi furor contra él en el día aquél y los habré de abandonar y ocultaré Mi Rostro de ellos y serán para botín y les sobrevendrán grandes males y tribulaciones. Y dirán en aquel día: Ciertamente porque no hay mi Dios en medio de mí, me han sobrevenido los males estos”.
Rabí Moshé Jaim Luzzato (1707, Italia – 1746, Israel), explica la determinación de Dios “Y ocultaré Mi rostro”, la imperfección del hombre ocurre tras el ocultamiento de la Presencia Divina. Pero la intención de Dios no es que su rostro siempre permanezca oculto, sino que Su Presencia se puede lograr a través del cumplimiento de Sus leyes y enseñanzas. La recompensa del hombre, entonces, es la Presencia de la Divinidad. Si el hombre no opta por el bien, ocultará Su rostro al mundo. Finalmente, sobre sus transgresores ejercerá Su Soberanía con ira irrefrenable y cargarán con sus pecados hasta que se arrepientan y vivan. Todo esto ocurre con un objetivo: el perfeccionamiento de todas las almas. (Un Diálogo entre el alma y el intelecto IV).
Acercándose las fechas de las Altas Festividades, Dios recuerda al hombre que la idea de corregir errores, de estar en paz con las personas cercanas y seguir sus leyes, son el camino para un final de crecimiento espiritual y cercanía a la Divinidad.
Vayejej 31:14: “Dijo Ado-nai a Moshé: He aquí que se han acercado tus días para morir; llama a Yehoshúa y preséntense en la tienda de reunión y le habré de dar los preceptos. Fueron Moshé y Yehoshúa y se presentaron en la Tienda de Reunión”.
Rabbeinu Behaye (Bahia ben Asher ben Halawa: siglo XIII Zaragoza (España), comentarios de la Biblia, introductor de la Cábala), Interpreta que Dios le iba a entregar a Yehoshúa la Torah de manera oral, transmitida desde entonces de generación en generación, la cual siglos más tarde fue escrita componiéndose entonces el Talmud. Posteriormente agrega Rabeinu Behayé, que así cuando el sol se pone, empieza a lucir el alumbrado de la luna, de ésta manera, cuando la vida de Moshé se debe apagar, surge la luz de la Torah y su esplendor que Yehoshua recibió de Moshé.
Es deber de cada padre y madre ser la luz que ilumina la vida de sus hijos, es deber de cada maestro ser la luz que ilumina a sus alumnos con sus enseñanzas, y el deber de los padres y maestros y el derecho de sus hijos y alumnos de recibir la luz de la Torah y sus conocimientos, para dejar su resplandor el cual posteriormente alumbrará a sus hijos por generaciones de esa manera la luz será perenne.
Aún quienes no logran cumplir con las leyes que aparecen en la Torah, tienen el deber y la obligación de transmitir a sus hijos sobre ellas para que no se pierdan sus raíces, su tradición y especialmente su identidad y su historia. Si se pierde la identidad ¿Quiénes somos?, ¿Qué hacemos aquí?, ¿Solo vivir por vivir?, no hay pasado, solo se vive el presente y todo se termina al final. Esa es la filosofía de quienes carecen de todos los conceptos y enseñanzas Divinas, una vida de momento, vacía. Quien tiene el bagaje de su historia y sus leyes, quien sabe reconocer sus ancestros, sabe que aún queda mucho por vivir, aún después de su muerte, sabe que siempre vivirá en la tierra a través de la historia que le identificará con su familia y sus antepasados, dejando una huella de sabiduría, conocimiento y de amor.
Devarim 31:8 “Y Ado-nai, El es que va delante de ti; El estará contigo, no te va a soltar ni te va a abandonar; no temas; no te quiebres”.
Curiosamente (o tal vez no tan curioso), esta frase aparece en varias partes de la Torah, Deut. 4:31, Deut. 31:6. Es repetitiva. En el versículo de ésta Parashá, lo dice Dios antes de entrar a conquistar a Canaán, El pueblo no debía quebrarse si iba a tener bajas o si iba a ser duro cualquier enfrentamiento que tuvieran. En los versículos anteriores mencionados lo dice Dios cuando profetiza la época en que el pueblo de Israel se iba a desviar y corromper, Dios lo iba a diseminar por todo el mundo, iba a ser atormentado y perseguido, pero Dios se compadece de su pueblo que regresa a Él. El va a estar con su pueblo Israel, No lo va a abandonar y recordará el pacto que hizo con los patriarcas Abraham, Isaac y Yaacov.
Nunca dijo Dios que nada iba a pasarle al pueblo de Israel, pero sí dijo que no lo iba a abandonar ni iba a dejar que destruyeran al pueblo de Israel y esas palabras las ha cumplido. El pueblo de Israel vive y existe. Esperamos que pronto llegue el enviado de Dios para anunciarnos que volverá a acercase Dios al pueblo de Israel, solo hay que analizar cuidadosamente la historia y tratar de entender cuál es el fin, el objetivo. Que Dios nos dé la claridad para ver y entender.