Parashat Tazriá
Pureza e impureza ritual
Parashá de Tazriá “Cuando engendre”, del libro de Vaikrá.
Resumen
Dios ordena que cuando una mujer diere a luz un varón, permanecerá impura durante siete días más 33 días después del Brith Milah del hijo -en total cuarenta días-. Y cuando diere a luz una niña, permanecerá impura durante dos semanas, y posteriormente durante 66 días, -en total ochenta días-, después de lo cual llevaba un cordero y un palomino como ofrenda a la Tienda de Reunión.
Se prescribe con respecto a enfermedades de la piel que el Cohen debía observar detalladamente y determinar si era puro o impuro. Si era impuro, sería aislado durante el tiempo de su afección, permaneciendo fuera del campamento. El Cohen también determinaba la afección sobre la ropa u otros objetos y decidía qué hacer.
El liderazgo en la historia judía. Comentario de la Parashat Tazria por el Rabino Alfredo Goldschmidt del Centro Israelita de Bogotá.
Explicaciones
Levítico 13:3 “Habrá de ver el Cohen la afección en la piel de la carne, si el pelo en la llaga se hubiere vuelto blanco y si el aspecto de la llaga fuere mas profundo que la piel de su carne, afección de lepra es; lo verá el Cohen y lo declarará imputo (Tumá)”.
El Rabino Yerahmiel Barylka presenta una extensa explicación colocando el concepto de Tumá (impuro), como un estado metafísico. “Tumá en la Torá es claramente un verdadero estado metafísico. Es inútil tratar de traducirlo a estados más familiares para nosotros. Pero al comprender su causa, podemos categorizarla en relación con nuestra experiencia. Y al relacionar esa causa con las consecuencias, entendemos cómo opera. Lo que hemos visto es que la muerte, la experiencia de la muerte o el contacto con la muerte, excluye al hombre de una relación plena con Dios y, a veces, incluso con otras personas.”. (lea el artículo aquí).
Son diversas situaciones de impurificación física en las que el Cohen debía examinar y decidir si la persona estaba o no contaminada lo que conducía a que la persona estuviera un día considerada tamé (de Tumá) y luego de bañarse se reintegrara al pueblo o que se separara de la comunidad durante cierta cantidad de días o se separar definitivamente. Observándolo desde u punto de vista científico, probablemente se trataba de evitar un contagio general de aquella enfermedad. Sin embargo, también se excluía por un día a quien se contaminara con el contacto de un muerto, o una mujer en estado menstrual, o un hombre que tuvo una eyaculación, esto no es contagioso.
De aquello que no es contagioso, pero se exigía una separación pienso que es de lo que habla el Rabino Barylka. Un estado en el cual el proceder humano necesitaría una corrección y una purificación interna, separándose de la comunidad, dando tiempo a su espíritu para reflexionar. Posteriormente un baño de purificación (mikve), en el que simbólicamente quedaría tahará (purificado).
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Levítico 13:2 “El individuo cuando tuviere en la piel de su carne un tumor, una erupción o una mancha brillante y se transformarse en la íel de su carne en afección de lepra, habrá de ser traído a Aarón el Cohen o a alguno de sus hijos los Cohanim”.
El Dr. Abraham Ibn Ezrah: (Toledo España, 1089-1164), explica que la expresión “habrá de ser traído” significa que era obligación, o sea voluntariamente u obligado.
Esta era una manera eficaz de prevenir a toda la comunidad porque si se trataba de una enfermedad contagiosa, el resto de la población estaría protegida, especialmente su cónyuge, porque por ejemplo la lepra (mencionada durante la travesía en el desierto) se contagia por vía sexual.
Existen personas que no prestan atención a síntomas y no creen necesario consultar a un médico, quien podría curarle si la enfermedad que padece es descubierta temprano y además prevenir su contagio. La Torah nos enseña que la salud hay que cuidarla por el bienestar propio y de la gente alrededor.
Levítico 13:6 → “Lo habrá de ver el Cohen en el día séptimo y he aquí que se debilitó la llaga y no se extendió la llaga en la piel, lo habrá de declarar puro el Cohen, erupción es, habrá de lavar sus ropas y quedará puro”.
El Rabino Marcos Edery, trayendo la interpretación de Rashi explica que A pesar de que el hombre realmente no estaba impuro, pero por el hecho de haber estado recluido entre 7 y 14 días, es considerado Tamé (impuro), a efectos de necesitar inmersión en la Mikve (Tevilá).
El Rabino Abraham Skorka, trae la interpretación del Rabino Ben Tzión Luria, quien explica que fueron los miembros de la Gran Asamblea (Kneset Haguedolah) los que determinaron que el “lavado” que prescribe la Torah se transforme en una ablución, lo cual explica la múltiple construcción de mikvaiot encontradas en las búsquedas arqueológicas en las casas de la época del Segunto Templo de Jerusalem.
El Rabino Skorka explica también que En los rollos del Mar Muerto se presenta a la Tevilá, no sólo como un medio técnico para alcanzar la purificación por haber estado en contacto con algo definido como impuro por la Torah, sino que también para lograr la pureza espiritual que se adquiere si previo a la inmersión se realiza una profunda contrición y balance espiritual… De todos modos la ablución no es parte de un acto de contrición, tal como aparece en los documentos citados del Mar Muerto, sino una cuestión ritual.
Hoy el ritual de la mikveh se ha reducido únicamente a la inmersión de mujeres en la Mikve después de su período menstrual. Se ha dejado a un lado, el concepto de tamé (impurufucación) para hombres. La impurificación se refería no solamente al caso que aparece en éste versículo, sino también al estar en contacto con el cadáver de algún animal, o porque de su cuerpo salgan fluidos irregulares. En algunas comunidades, en la época de Rosh Hashaná, los caballeros entran a la Mikve pero sin pronunciar una brajá. Algunas sectas judías ortodoxas como Lubavitch, acostumbra a hundirse individualmente en la Mikve, los hombres, diariamente.
Levítico 13: 1 y 3 → “Habló Ado-nai a Moshé y a Aarón diciendo:… Habrá de ver el Cohen la afección en la piel de la carne: si el pelo en la llaga se hubiere vuelto blanco y si el aspecto de la llaga fuere más profundo que la piel de su carne, afección de lepra es, lo verá el Cohen y lo declarará impuro”.
Esta vez Dios habla no solamente con Moshé sino también directamente con Aarón, porque esta ley estaba directamente relacionada con Aarón y los cohanim, él escuchó la ley directamente, no se podía equivocar.
Maimónides –Rambam- recuerda que esta disposición persigue varias finalidades, como alejar de nosotros todo desaseo; preservar el Santuario; prevenirse de las costumbres de los sabeos –de Saba, quienes rendían culto a los astros y a estos les pedían por la salud. Los sabeos también practicaban un ayuno de 30 días como lo que fue posteriormente el Ramadán de los islámicos que aún no existían como pueblo, y no se aseaban durante esos días-; aligerar esta penosa carga; y conseguir que el problema de lo que es y no es impuro, no entorpeciera al hombre en ninguna de sus ocupaciones, ya que es materia concierne solamente al Santuario y a las cosas sacras.
Ser impuro no significaba ningún pecado, solamente debía ser mantenido lejos del Santuario para no contaminarlo. Algunas veces confunde el hombre un acto criminal con una mala eventualidad que terminó en un desastre, ya sea física o económica. Una persona enferma no es un villano, hoy a gente que se contamina con el virus del sida por ejemplo, en muchos campos se le discrimina y si bien es cierto que no hay que mantener relaciones sexuales con una persona con sida, no significa que es un malvado y hay que despedirlo de su empleo o restringirle la entrada a cualquier parte. Se le puede seguir amando, abrazando y manteniendo una relación –no sexual-.