Éxodo 39:1: “Y de la púrpura violácea y de la púrpura escarlata y del carmesí, hicieron los ropajes para el servicio, para servir en el Santuario e hicieron los ropajes sacros de Aarón, como había prescripto Dios a Moshé”.

La investigadora Laura Rodríguez Peinado (Universidad Complutense), en su tesis magistral “Púrpura. Materialidad y simbolismo en la Edad Media” explica: “Durante la Edad Media el término púrpura identificaba un concepto cromático entre los colores rojo, violeta y azul a la vez que podía designar un tipo de tejido específico, pero no estuvo asociado, como en la Antigüedad, al tinte extraído del murex, porque este fue sustituyéndose por otras sustancias tintóreas igualmente exclusivas y de coste elevado como el quermes. El color púrpura se identificó con el poder y la excelencia social y su valor simbólico se vinculó a los tintes con que teñir tejidos o manuscritos y a materiales como el pórfido, apreciado por sus cualidades matéricas y su color purpúreo”.

Estos colores que se expresan en la Torá y que eran utilizados por la casta sacerdotal, enseñaron al mundo la importancia de la investidura y el status que generaba frente a los ojos del pueblo. Tanto los materiales, como los colores y la cantidad de prendas que se utilizaban plasmaban una sensación de santidad y admiración. Cuando el Cohen Gadol entraba a la Presencia Divina en el Sancto Sanctorum, solamente vestía de lino sin color tanto su prenda exterior como sus calzones, que eran de lino. Pero ante la población de Israel vestía su uniforme de colores mencionados en la Torah.

Estas mismas vestimentas eran heredadas por sus hijos, los que en el futuro servirían en los oficios y rituales Divinos. El resto del pueblo no tenía una vestimenta específica, solamente se les había prohibido utilizar prendas que mezclaran lino con lana –Shatnes-.

Exodo 38:29 → “Y el cobre de la ofrenda era setenta talentos y dosmil cuatrocientos Shekel”.

Rav Yehuda Halevi, explica que el cobre de la ofrenda se utilizó para hacer el kior, que era un tanque de agua donde los Cohanim se lavaban las manos y los pies antes de entrar al santuario. De acuerdo a Rashi también tenía como canillas o grifos que los Cohanim abrían para tomar lo indispensable. La base en cobre del kior, estaba hecho con los espejos de las mujeres (Exodo 38:8).

Grandes sabios hablan sobre la generosidad y desprendimiento de las mujeres al entregar sus espejos; pero hay algo más y es la participación de la mujer en algo tan sagrado como lo fue la construcción de la pila que servía para la purificación de los sumos sacerdotes.

Durante siglos, en épocas posteriores al Tanaj, el pueblo judío se permitió la permeabilización de otras culturas relegando finalmente a la mujer desplazada a un plano de bastante inferioridad frente al ritual judío. Si bien es cierto que no se levantó una mujer para servicio sacerdotal en el Templo de Jerusalem, tenía destacados e importantes roles, tanto en la época de la Torah como en la época del Tanaj, incluso roles socio-políticos. Participaban de la vida ritual y dentro del Templo de Jerusalem, las mujeres se sentaban al frente, delante de los hombres. Recordemos que en la Torah se declara: Shma Beni, musar avija, veal titosh Torat imeja: Escucha hijo, presta atención a las lecciones de tu padre y no deseches las enseñanzas de Torah de tu madre”.

En la Parashá de hace dos semanas: Ki Tisá, ordenaba Dios a Moshé que cuando se censara al pueblo de Israel, cada persona censada, mayor de 20 años, debía rescatar su alma a través de la donación de medio shekel, para que no hubiese mortandad dentro de Israel. Entre otras interpretaciones que ya hemos presentado, es necesario mencionar, que aparece en los comentarios del rabino Marcos Ederi Z”L, la explicación de Rabi Itzjak HaRamá, quien citando también otras fuentes rabínicas para sustentar su punto, opina que el ser humano es dual y esta condición es inherente a su misma creación, por lo tanto está compuesto de impulsos positivos y de impulsos negativos, lo que el Ramá llama “Fuerzas”. Estas fuerzas están distribuidas de forma equilibrada y forman la personalidad de cada ser humano. El ser humano deberá cuidar las fuerzas negativas que están dentro de él y que conforman “la mitad” de su persona, y si esta mitad se deteriora, hay que reparar dicho deterioro. De allí que el medio shekel simboliza esa parte negativa materialista que puede desequilibrar al ser humano. A través de este aporte de medio shekel, el hombre tomará conciencia de sus errores para rectificarlos y completar armoniosamente su personalidad.

Así cuando un medio shekel se une con otro medio shekel forma un todo armonioso, de esta manera dicha recaudación se llama “Kesef Hakipurim”, dinero de expiaciones y “Lejaper al nafshotejem” para expiar por vuestras vidas.

Como vemos en este versículo, estos shekalim fueron utilizados para los zócalos (franja que se coloca en la parte inferior de las paredes) del Santuario y otros para las alcayatas (vara con gancho para sostener pesos). Ambos sirven para soportar o sostener. De esta manera, la plata –Shekel de plata- representando el lado negativo de la persona por la cual hay que expiar, se convierte en algo positivo, como lo es el sustento y soporte de la construcción principal, o sea del alma del pueblo. Esto enseña que todas las tendencias malas de cada persona se pueden reenfocar para volverlas en algo positivo que sea de beneficio personal, para el pueblo de Israel y para la humanidad. Un ejemplo podría ser una persona que tiende a enojarse con facilidad y ser impulsiva, en vez de descargarse con otras personas a su alrededor, podría enfocar su furia hacia objetivos constructivos, tal vez desarrollar su carrera militar, un deporte fuerte, etc.

Es importante identificar la falla de personalidad o la inclinación mala que cada persona tiene para reconocerla, y redirigirla, para ello a vewces se necesita ayuda de familiares cercanos o ayuda profesional.