El día más triste de la historia judía,
es precedido por las tres semanas de
duelo del pueblo, comienzan con el
17 de Tamuz y hasta el 9 de Av todo
pareciera estar en contra de los hijos
de Yaacov, Israel.
Estos “días de angustia”, son días
de reflexión y de retrospectiva. Y,
pueden ser de gran bendición si se
aprende a entender su significado.
La destrucción del primer templo,
fue a causa del no estudio de la Torah.
Los profetas advirtieron al pueblo, más,
embriagaban a estos, con el fin de no
escuchar ningún reproche por sus actos.
La Shejina se alejó, dejando a Israel
indefensa. No tardarían los enemigos
de la estirpe de Abraham en atacar a
la simiente de David.
En el 586 a.e.c, Babilonia, el epitome
de la idolatría, arremetió contra Israel,
y, destruyó el primer Beit Hamikdash.
Del Gran Templo del Rey Shelomo
no quedaría más que el recuerdo.
Abandonar la Torah entregada a
Moshe, en el Sinaí, fue la mayor
transgresión. Y, tendrían que pasar
varias generaciones hasta ver un
segundo muevo Gran Templo.
Los pecados de Israel, dicen los
Jajam, fueron tres. Abodá Sará,
Shefijut Damim y Guilui Arayot.
Asimismo fueron advertidos a
tiempo, más, no les importó.
Falta de justicia y rectitud, fueron
las carencias que despertaron la ira
en el Creador. Pasarían los años y,
un segundo templo volvería a ser
erguido.
El juicio divino, el Din, se hace
presente en Tishá B’Av. HaShem
espera arrepentimiento y una nueva
oportunidad todos pueden encontrar.
Teshuvá es el camino en el 9 de Av.
Como dijo el Emperador Napoleón,
“De seguro, un pueblo que ha lamentado
la pérdida de su Templo por tanto tiempo
tendrá el mérito de verlo reconstruido”.
El segundo Beit Hamikdash destruido
por los romanos, en el año 70 d.e.c, volvió
a dejar a Israel desolada. Conllevó a un
gran exilio. Y, ahora debemos buscar
el templo dentro de nosotros.
Dicen que el primer templo lo
destruyó la falta de Torah y al
segundo lo destruyó el estudio de
Torah, pero un estudio que no era
sincero.
Las ofendas en si no valen si no
tienen una intención verdadera.
Es hora de hacer Teshuvá y de
comprometerse con esta.
Ezra y Nejemia, fueron quienes
instituyeron un Segundo Templo.
Su generación fue meritoria de ello.
Sin embargo, un Tercer Templo lo
verá y obtendrá una generación santa,
digna de ello.
En Tishá B’Av, también recordar
hechos tan terribles como: El colapso
de la rebelión de Bar Kojba, la expulsión
de Inglaterra, Francia y España mucho
tiempo después. Recordar es rectificar
lo sucedido.
Recordar a las víctimas de la Shoah, es
también, parte de los sucesos negativos
qué recordamos el 9 de Av.
A pesar de todos los terribles hechos,
Israel es uno y pronto tendrá su tercer
Templo. Así como Nimrod, Amán,
Nabucodonor, Tito, Adriano y todos
los enemigos del pueblo; han desaparecido,
Israel no. Abraham, Yaacov, Moshe y
David, no. La tradición, la memoria y,
el recuerdo de todos los ancestros sigue
en pie. La esperanza de ver pronto al
Mashiaj, y, el Kodesh Kodashim
firme con el pacto.