2024-11-25 [Num. 1010]


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Columnistas  - Reflexiones en Sión

Yaacov Amar Rothstein

Yacov rothstein
Por Yaacov Amar Rothstein
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Nacido en Bogotá, Yaacov Rothstein fue ex-mazkir de Kineret Tnuat Noar y ex-alumno del Colegio Colombo Hebreo. A los 18 años hizo aliá y realizó estudios de agricultura Hi-tech en Sde Eliyahu. En Jerusalem realizó estudios de Tora con los alumnos directos de Rav Kook z"l. Prestó servicio militar como combatiente en las fuerzas especiales del Ejército Israelí. Actualmente es representante de las Juventudes Sefaradíes en la Organización Sionista Mundial, conferencista, asesor de la organización Bodedim BeYachad y estudiante de ingeniería en la Universidad Ben־Gurion.

El Origen Sionista de Abraham

2020-11-25

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¿Cuál es nuestro objetivo como Pueblo Judío? ¿Será que el Estado de Israel nos ayuda a llegar a ese objetivo o nos frena? ¿Cómo nosotros, como judíos, podemos tomar parte en este proceso histórico? Estas son preguntas extremadamente complejas y extensas de responder, pero me gustaría hacer un análisis sobre los que nos enseña la Tora al respecto de este tema.
 
Está escrito: “Y tomó Teraj a Abram (su hijo), y a Lot hijo de Haran (hijo de su hijo), y a Sarai su nuera (mujer de Abram su hijo), y salió con ellos de Ur Casdim para ir a la tierra de Canaan. Y vinieron hasta Jarán y se quedaron allí”. (Bereshit 11:31)
 
Quisiera formular una serie de preguntas, ya que este versículo oculta muchas intrigas. Lo primero es ¿Por qué Teraj decidió abandonar su hogar en Ur Casdim? La razón, en resumidas cuentas, por la cual Teraj se fue de Ur Casdim básicamente fue porque él estaba escapando del antisemitismo. Cuenta el midrash (Bereshit Raba 38:13) que el rey Nimrod trató de acabar con la vida de Abram debido a sus actividades monoteístas, pero Nimrod fracasó en sus intentos por vencer a Abram. No obstante, el rey Nimrod continuó sus persecuciones contra esta familia de hebreos y cruelmente terminó quemando en la hoguera al otro hijo de Teraj, a Haran. Cansado de todas estas persecuciones antisemitas, Teraj decidió abandonar Ur Casdim.
 
Pero ¿Por qué Teraj decidió irse específicamente a Canaan y no a otro lugar? Recordemos que Teraj era un hebreo, por ende, él consideraba que Canaan era la tierra de sus antepasados. Por esta razón fue que Teraj decide abandonar la diáspora para así llevar a su familia hacia la tierra de sus ancestros, a Canaan. O sea, si tuviéramos que explicar este episodio en términos modernos, podríamos decir que Teraj fue el primer sionista que trató de hacer Aliyah, no por razones religiosas, sino para escapar del antisemitismo. Incluso el historiador Flavio Josefo escribió (Antigüedades Judías I cap. 6) que Teraj odió la diáspora debido a la pérdida de su hijo Haran y que eso detonó su deseo por migrar hacia Israel.
 
Recordemos que el surgimiento del movimiento sionista nace de forma muy similar. Lo que despertó el sentimiento nacional judío de volver a Eretz Israel no fue la Tora, sino que fue el incurable antisemitismo europeo. Los judíos del siglo XIX estaban hartos de las persecuciones y así llegaron a la conclusión de que la única forma de responder a la judeofobia era por medio del retorno a la tierra de nuestros antepasados. Podríamos pensar que esa fue la misma conclusión a la que llegó Teraj después de que un tercio de su familia sucumbiera en los hornos crematorios del rey Nimrod.
 
Pero entonces ¿Por qué Teraj se detuvo en la cuidad Jarán y se quedó allí? ¿Por qué Teraj abandonó el proyecto sionista de retornar a Canaan? Esto fue porque Najor, su otro hijo, convenció a Teraj de quedarse en Jarán y abandonar la aspiración de llegar a la tierra de Canaan. Najor sabía que cualquier intento de asentarse en Canaan implicaría combatir en guerras, por eso él le recomendó a su padre, a Teraj, que se asentara en la ciudad Jarán y que simplemente adoptaran la cultura aramea de Jarán. Es decir, Najor convence a Teraj de que la solución contra el antisemitismo es mezclarse entre las naciones.
 
Vemos que, aunque Najor también era hebreo, la Tora deja de llamar a sus descendientes “hebreos” y comienza a llamarlos “arameos”. Por ejemplo, al hijo de Najor lo llaman “Betuel el arameo”, o a su nieto lo llaman “Laban el arameo”. Es decir, los descendientes de Najor pierden su identidad hebrea debido a que deciden asimilarse entre los arameos de la diáspora.
 
Esa tendencia de querer asentarse en la diáspora es un fenómeno que se repite a lo largo de la historia del Pueblo Judío. No obstante, asimilarse no siempre fue la intención de los judíos que decidieron quedarse en la diáspora. Por ejemplo, el Rav Shimshon Rafael Hirsch z”tzl durante el siglo XIX, consideró que era posible ser “luz de las naciones” aun estando en el exilio. La opinión del Rav Hirsch era que, gracias a la emancipación de los judíos de Europa, sería posible cuidar la Tora sin temor a ser perseguidos y que con una buena conducta y mitzvot, el pueblo alemán le agradecería a los judíos por sus aportes a la ética social.
 
Lastimosamente la visión del Rav Hirsch z”tzl no dio esos frutos, sino que por el contrario, Alemania terminó siendo el país en el que se dio la peor matanza de judíos en la historia. Es decir, trágicamente vemos que la visión cosmopolita del judaísmo, desligada de la tierra de Israel, no logró dar los resultados que los judíos emancipados esperaban. “Y murió Teraj en Jarán” (Bereshit 11:32).
 
Pero justamente aquí, después de la muerte de Teraj en la emancipación aramea, es cuando la Tora nos define cuál es el destino ideal para nuestro pueblo: “Y le dijo Hashem a Abram: vete de tu tierra y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una gran nación. Y en ti se bendecirán todas las familias de la tierra” (Bereshit 12:1-3). Es decir, Hashem le dice a Abram que se desprenda del exilio y que continúe con el ideal de retornar a esa tierra a la que su padre soñaba con llegar. Dios le asegura a Abram que la humanidad entera se bendecirá por medio de la creación de una identidad nacional en la tierra de Israel.
 
O lo diré en mis propias palabras: nuestro pueblo será luz de las naciones a través del sionismo.
 
Beezrat Hashem que cada uno de nosotros tenga el mérito de tomar parte en este proyecto milenario del Pueblo Judío de hacer un mundo mejor. Que realmente podamos ayudar a las sociedades de todo mundo. Esto será posible por medio de contribuir a nuestro Estado de Israel, pues como se le prometió a nuestro padre Abraham, la identidad nacional judía en la tierra de Israel es la redención misma.

לֶךְ לְךָ



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