Todas las pérdidas son difíciles pero esta lo es aún más.

Se han ido Hyman e Yvette Abadi, casi sin darse cuenta. La vida les evitó el dolor del duelo del otro. Así, sin darse cuenta murieron juntos, casi simultáneamente, sin saberlo. Dejan un legado de amor, dedicación y generosidad. 

 

Dice Bertolt Brecht: "cuando muere un maestro, nunca muere".

“Hay hombres que luchan día a día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”. Ese era Hyman. 

 

Hyman fue pilar fundamental del Beit Avot.

Fue fundador, presidente y generoso donante, pero también fue un constante compañero de todos, se involucraba en todos los aspectos (administrativos y sociales) y siempre estaba presente tratando de encontrar soluciones, compartiendo juntas, Golden Ages, almuerzos, soluciones y problemas. Su generosidad era infinita, no solo entregaba dinero, sino que  también nos ofrendaba su tiempo, sus consejos y su sabiduría. 

 

Hyman deja un enorme vacío en Colombia, en el Beit Avot, en su familia, amigos y por supuesto en mí.

Fue, con Joe (su hermano) fundador de Lafayette y presidente de su junta. Fue miembro de la junta directiva del Grupo Sanford. Fue  directivo de la Fundación Neumológica. También fue  presidente del Beit Avot en donde había puesto parte de su corazón y logró imprimir su sello en la junta, en el personal y en los residentes. Fue presidente del Carmel Club Campestre, en donde hizo el campo de golf. Fue también directivo del Club de Bridge.

Colaboró de manera importante con la Patrulla Aérea Colombiana que hace brigadas médicas en los municipios más apartados y vulnerables de nuestro país. 

 

Se caracterizó por su inmensa generosidad tanto con el Beit Avot, como con la Fundación Neumológica, con la Fundación Cardioinfantil, con el Carmel Club,  con la patrulla aérea y con el Colegio Menorah entre otros. 

 

Todo esto es maravilloso pero por encima de todo Hyman era un ser humano extraordinario. 

 

Luego de tantos años de caminar a su lado, dialogando, escuchando su palabra sabia y serena, aprendiendo las más veces, discrepando algunas, la muerte de Hyman  deja un enorme vacío y produce un dolor inmenso en el corazón. Seguirá con nosotros siempre a través de sus enseñanzas

 

La vida a veces duele, a veces la vida nos hiere, pero también a veces nos pone a personas especiales en el camino, personas que nos guían, que nos enseñan, que son maestros. Hyman fue todo eso para mí y para el Beit Avot

 

Hyman iluminó la vida y el crecimiento del Beit Avot y de todas las instituciones en las que trabajó. Era astuto, inteligente, visionario y generoso.

 

Lo recordaremos sonriendo, con su pantaloneta de tenis, su cachucha  y sobre todo su sonrisa. 

 

Yo aprendí a conocerlo, a quererlo y sobre todo, a admirarlo.  me dejó su entereza, su honestidad, su constante forma de buscar soluciones, por eso le doy las gracias. Gracias por haber estado en mi vida, gracias por haber compartido su forma de ver la vida, gracias por haber creído en mí, por haberme moldeado.

Yo pierdo a un amigo, a un maestro, a un consejero pero llevo sus enseñanzas y recuerdos conmigo. 

 

La partida de Yvette y de Hyman pone la vida en perspectiva, nos recuerda que tenemos fecha de caducidad y que a pesar de no haber hecho todo lo que teníamos que hacer, igual se nos va a acabar el tiempo en algún momento, pero lo que va a trascender son nuestras ideas.

Como a Yvette y a Hyman, se nos recordará por nuestras obras, ese será nuestro legado,  alli está la verdadera inmortalidad: en el recuerdo y en los aprendizajes que dejamos. 

 

Gracias Yvette y Hyman, ¡que descansen en paz!