Benjamín Netanyahu, Primer Ministro del Estado de Israel, venía observando la necesidad de ampliar la base de su gabinete sustentado por una estrechísima mayoría de 61 parlamentarios contra 59 (total 120) de los diversos partidos opositores.
Itzjak Hertzog, jefe del laborismo, se perfilaba como el candidato natural para la ampliación del equipo ministerial pues, en los últimos tiempos, se estaba alejando bastante de sus posiciones anteriores de centro izquierda hacia posturas más críticas referidas a las reiteradas negativas palestinas al diálogo y a la UE (Unión Europea), en especial por las actitudes relacionadas con la inicua y judeofóbica BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones).
La geopolítica del Medio Oriente transita, desde la frustrada “Primavera Árabe” (2011), por senderos de indescifrables consecuencias; algunas trágicas como la de los 400.000 muertos en Siria y los 10.000.000 de desplazados y refugiados de Siria e Irak, y otras posiblemente favorables como la probabilidad de resolver el conflicto palestino-israelí.
Siguiendo las opiniones de diversos analistas objetivos sería la primera vez que se presenta un cuadro de situación que contenga los siguientes puntos, interdependientes entre sí:
1. El Reino de Arabia Saudita y los Emiratos (Sunitas) se encuentran enfrentados con la República Islámica de Irán (Chiita) por motivos religiosos y de poder regional, conflicto militar ya instalado por Irán en Yemen, en la frontera con Arabia.
2. Irán no oculta a nadie sus deseos de destruir el Estado de Israel y sus preparativos para concretar dichos objetivos incluyen la presencia de militares iraníes en el Líbano, en la frontera norte de Israel, donde la agrupación terrorista Hezballah dispone de decenas de miles de combatientes, miles de lanzaderas y decenas de miles de misiles.
3. Este nuevo escenario ha logrado que Arabia e Israel estén más cerca que nunca desde los tiempos de las declaraciones conjuntas e intercambios epistolares entre el Emir Feisal de Arabia y el Dr. Jaim Weitzman del Movimiento Sionista, durante la 1ª. Guerra Mundial (1914/1918).
4. Se podría afirmar, casi con seguridad, que los ítems más arriba mencionados derivaron en las recientes declaraciones sauditas donde vuelven a plantear la propuesta de paz palestino-israelí, presentada por ellos hace varios años atrás, con la importantísima novedad de que serían factibles realizar cambios que modifiquen el plan original.
Las conversaciones entre Netanyahu y Hertzog se dilataban pues este último encontraba obstáculos, dentro de su propia agrupación del campo sionista, para aceptar el ingreso al gobierno, incluso con el ofrecimiento del Primer Ministro de concederle el vital Ministerio de Relaciones Exteriores.
Mientras se desarrollaban estos hechos surge lo que algunos han llamado una “minicrisis” entre Netanyahu y su Ministro de Defensa Moshe Yaalon quien, en pleno desarrollo de los ataques palestinos con cuchillos, rodados y otros elementos mortales, comenzó a priorizar en el FDI (Fuerza de Defensa de Israel) procedimientos de comportamiento ético, para los soldados que debían detener dichas agresiones, que colisionaban con la necesaria seguridad de vida que los mismos necesitaban.
Resultó evidente que Yaalon exageró la aplicación del “Código moral del Tzahal (FDI)” sin pensar que en momentos de extremo peligro de vida la reacción de cualquier ser humano, sea soldado o no, puede producir lamentables daños colaterales que no siempre se pueden evitar.
Pero la gota que rebalsó el vaso fue la utilización mediática con el que Yaalon planteó el tema, dando una cadena de conferencias de prensa no consultadas y menos autorizadas, erigiéndose en el supuesto paladín de los derechos humanos y de la ética nacional.
Así es como Netanyahu decide con rapidez reemplazar, como Ministro de Defensa, a Yaalon por Avigdor Liberman, quien le proporciona 6 parlamentarios adicionales que le dan una más que necesaria tranquilidad de 67 escaños a la coalición gobernante.
Algunas voces criticaron la decisión de Netanyahu alegando que Liberman es un extremista de derecha y un ultranacionalista que obstaculizará cualquier tratado de paz con los palestinos, a las que Netanyahu respondió enfatizando que el responsable de la seguridad nacional es él.
Es verdad que Liberman es un nacionalista pero no por ello está contra una “paz verdadera” que contemple la seguridad del Estado de Israel ya que, tiempo atrás, manifestó que si se llegara a un acuerdo definitivo con la Autoridad Palestina él estaría dispuesto a abandonar Nokdim, su hogar actual en Yehuda y Shomrón (Judea y Samaria).
Uno de los alaridos escuchados fue el de Nasrallah, el líder terrorista de Hezballah en el Líbano diciendo: “Liberman está loco”. Es el mismo que hace un par de meses atrás vociferó contra todo el mundo árabe, acusando a Arabia y a Los Emiratos de integrar una “conspiración internacional contra él y su movimiento”.
Otro de los que trinan contra Liberman es el Hamas, la organización terrorista que usurpa la Franja de Gaza y que conoce muy bien el “Programa Liberman” cuyo cronograma, en el caso de que inicien otra guerra contra Israel, comienza por liberar a los habitantes de Gaza de la tiranía integrista, continúa liquidando al Hamas y finaliza con la transferencia de la Franja al control de las Naciones Unidas (ONU).
Liberman acuerda con el ideario de la mayoría de los israelíes que desean la aplicación de actitudes de reciprocidad con el tono desafiante y las posturas de permanente violencia por parte de los palestinos en general (más del 70% aprueba la “intifada de los cuchillos” según la Pew Int) y en especial el Hamas, el Hezballah e Irán quienes directamente y sin tapujos expresan, al igual que Hitler lo hiciera en su libro “Mi Lucha”, el objetivo de destruir al Estado de Israel y asesinar a los judíos que la integran.
Quizás haga falta, en este mundo cínico e hipócrita, alguien que no sea políticamente correcto; una voz fuerte que diga las verdades que otros no pueden o no deben decir y que ayude a enfrentar la irracionalidad y la banalidad generalizada de organizaciones degradadas y países decadentes como la ONU, la UNESCO, la Unión Europea y el actual ejecutivo de los EE.UU.
El laborismo israelí se encuentra en una encrucijada que debería resolver con rapidez pues si le permitiera a Hertzog acceder al fundamental Ministerio de Relaciones Exteriores, el gobierno de Netanyahu estaría adquiriendo gobernabilidad, fortaleza y un equilibrio político sustancial para encarar el problema palestino y los cortocircuitos en las relaciones internacionales.
Los posibles avances en esos campos, podrían frenar el declive que sufre actualmente el Partido Laborista, con el valor agregado de poder exhibir su aporte a los logros de los objetivos pacificadores que se puedan conseguir, tanto internos como externos; aspiraciones que son, en definitiva, los de la gran mayoría de la población israelí.
Podría afirmarse entonces que esta minicrisis que se ha producido en el gobierno de Israel es en realidad una oportunidad que se ha presentado para mejorar la propia política interna con ambiciones de progresar también en el ámbito de la política externa, tanto regional como internacional.