Nuevamente otra punzante conmemoración.
Año tras año nos presenta sobrevivientes
De tal atrocidad, si este nombre le cabe
A semejante espanto cuya resonancia quema,
Como calcina el recuerdo de sus víctimas.
Personas inocentes, que por el hecho
De ser diferentes o portar su judaísmo en el alma,
A la cámara de gas iban a dar con su aliento molido.
¿Cuántos años más de viva voz tendremos testimonios?
¡Las arrugas que nos hablen del dolor
Y las canas de la sabiduría, de experiencias vividas!
De año en año escasearán sus voces bajo el temor
De la indiferencia que muchos esperan
Al negar la veracidad de un etapa de la Historia
Que la Humanidad no puede aceptar ni perdonar.
Parten los sobrevivientes cansados de memorias
Que a la tumba llevarán.
Pesan sus dolores.
Sus lágrimas desde el reposo eterno rociarán
La realidad que otros pretenden enterrar.
Florecerá siempre la presencia de sus llantos
para advertir un nunca más!
Descendientes encargados de perpetuar la evocación
De tal barbarie para que los monstruos, verdugos,
Sigan presentes en las remembranzas del sin olvido.
Con nombre propio y condena viva.