Tu nueva ley sobre el Holocausto
Destroza la Historia.
Si bien tus campos
De concentración eran nazis,
Nadie lo niega,
No puedes tú como patria
Desconocer la actividad
De colaboradores poloneses
En actos destructivos.
Llevaron a muchos inocentes
A convertirlos en humo
Bajo la mirada tantas veces
Sesgada de tu gente
O la fuerza bruta de tus compatriotas
En la ayuda del exterminio.
¿Cómo negar tales hechos?
¡Imposible!
Aunque se reconozca
Que otros paisanos tuyos
Ayudaron a judíos a escapar
O los guardaron en sótanos
Al abrigo de la crueldad nazi,
Exponiendo quizá sus propias vidas,
Como héroes que se les reconoce.
Eso no se niega.
Se resalta con aplauso y gratitud.
Mas desconocer que hubo participación
De ciertos de tus individuos,
Quizá por temor o cobardía,
No le hace justicia a la Historia.
Debe mantener la memoria.
Y no castigar recuerdos que empañan
El devenir de la Humanidad
Con el fin de que nunca más
Se repitan actos de vileza
Que avergüencen países y pueblos.
Alerta máxima al destacar hechos
Imborrables del padecimiento humano.
Atañe a generaciones,
Pasadas, presentes y futuras.
Las remembranzas reverdecen la verdad.
No puede quedar impune.
Su rostro en lágrimas muestra realidades
Que no se esfuman con mentiras
Ni ocultaciones.
Que la verdad salga a relucir
Sin leyes que opriman su voz.
Y que una buena medida
Nos señale caminos de bondad
Y no de horror como los vividos
En tierra polaca, donde permanece la vergüenza
Y la llama de tantos desparecidos.
Despierta, Polonia, no puedes omitir
Hechos ni dolores.
El juicio debe tener la altura de tu conciencia
Y la pluma la anulación de cualquier ley
Que desmienta la realidad.
Escúchame, Polonia, por favor.
Es un llamado del alma que precisa
Que los hechos no se acomoden.
Deben guardar la justa proporción,
La Verdad como brillo de la sabiduría
Que se espera de ustedes
Frente a la Historia sin manipulaciones
Ni omisiones que la desvirtúen.
El peso de la verdad salva pueblos.