Ante el desastre ocurrido en Mocoa, capital del Departamento de Putumayo, el pasado 1 de abril, numerosas instituciones e individuos ofrecieron sus ayudas y colaboraciones para su auxilio y reconstrucción. Como siempre, nuestra comunidad se pronunció con generosos aportes, tanto en dinero como en especies, alimentos y útiles de primera necesidad.
La Confederación de Comunidades Judías de Colombia CCJC aún sigue recolectando fondos para ayuda, trabajando en conjunto con IsraAid, una institución israelí que se formó hace 15 años, para ayudar a gente en crisis de todo el mundo. Esto fue a través de consignaciones en una cuenta que será entrega en la fase de normalización de vida en Mocoa. La Confederación estará informando por este medio, sobre dicha ayuda que será entregada directamente.
El arduo trabajo de nuestros jóvenes de Nacho Cartacho, liderado por Bernardo Flikier, Kineret y Jewnited, encabezado por David Sterimberg, madrijim, Maskirut y la kvutza mayor, instituciones pertenecientes a la comunidad judía de Bogotá. Fue un claro ejemplo de Tikún Olam. Activaron recogiendo más de tres toneladas de donaciones con elementos necesarios, ropa nueva, colchones, alimentos, utensilios de cocina, medicinas, juguetes, carpas, artículos de aseo personal, etc, contrataron un camión y ayudados por la Cruz Roja y la Presidencia de la República, además de generosas donaciones anónimas, se hizo llegar dicha ayuda a Mocoa. Nuestro amigo Bernardo nos comenta: “Queremos agradecer las inmensas e innumerables donaciones realizadas por nuestros comunitarios y así poder enaltecer la labor de nuestros jóvenes. A todos los donantes... gracias totales. A todos los jóvenes por su arduo esfuerzo durante este semana... gracias más que totales... son el verdadero ejemplo y orgullo de nuestra comunidad”.
Es nuestro deseo que muy pronto se recupere Mocoa y sus habitantes que tuvieron que sufrir ese desastre que dejó sin hogar a mucha gente y sin vida a 323 personas. Nuestras comunidades e instituciones juveniles son un ejemplo de amor a la humanidad, amor a Colombia y la verdadera cara de la esencia de nuestro judaísmo. Qué orgullo, Kol Hakavod.
