Primera Parte
Con los años, fui queriendo ser más religioso, pero terminé bastante apático en temas de la Divinidad. En temas económicos, cada vez me siento más identificado con el capitalismo, pero moderadamente regulado. En temas políticos bailo indiferentemente entre derecha, izquierda y centro. Pero en temas sociales pasé de ser godo a ser bastante liberal. Viajes, libros y la vida misma me han llevado a sentirme tranquilo en ese bando, sin ser postmodernista, posición que me molestaría.
Eventualmente, ver a uno de mis más queridos amigos salir del closet a una edad ya madura, y atravesar un penoso y doloroso camino, curó cualquier rastro de homofobia y transfobia que podía quedar en mí. Por eso he escrito varias columnas en Hashavúa sobre este tema, queriendo usar el foro para generar un sano debate y abrir las puertas de nuestras comunidades a este segmento demográfico que se mantiene prácticamente escondido y excluido.
Si nos vamos con tan solo un 5% de la población (el rango más bajo posible a nivel mundial), tendríamos al interior de las comunidades de Bogotá al menos unas 125 personas no heterosexuales y casi otro tanto en el resto del país. Dudo que cualquiera de nosotros podamos identificar al 5% de ellos. Son personas que se crían al interior de nuestras familias e instituciones y que en pocos casos han podido desarrollar abiertamente sus vidas, como lo hacemos los heterosexuales. Muchos optan por alejarse de la comunidad, emigran, viven vidas encubiertas con cónyuges e hijos y algunos terminan sus vidas trágicamente. Son pocos quienes temprano en sus vidas, o tarde, dan el valeroso paso de vivir con tranquilidad y abiertamente su sexualidad. A ellos los saludo con admiración.
Por iniciativa de un rabino, quien admiro mucho pero ya no está en Bogotá, nos reunimos hace unos seis años para hablar sobre el tema y buscar canales que llevaran a integrar plenamente a esta gente al seno comunitario. El camino ha sido muy lento, en buena medida porque ni él ni yo somos gay, y porque los pocos gays que conocemos han sido reservados para dar los debidos pasos, seguramente con suficiente razón.
En Limmud tomé a pecho el tema y encontré ahí el espacio ideal para traer a la escena comunitaria las charlas del caso, ir desmitificando el tema y poder brindarle la confianza a los directamente interesados para mostrarse orgullosamente judíos y orgullosamente LGBT. El primer año presentamos un documental sobre la primera comunidad gay en Buenos Aires, seguida de un sano debate al que asistieron muy pocas personas. Un pequeño gran triunfo. El año pasado trajimos de México a uno de los fundadores de Guimel (Gay México Lesbians, de donde adaptamos el nombre criollo de nuestra organización comunitaria LGBTI). Elie Nassau pudo presentarnos su vida y el génesis de su organización. De ahí surgió un controvertido artículo en la muy ortodoxa Panamá, en prensa nacional, y que le generó inmerecidas críticas a su valerosa autora. Dos grandes triunfos más.
En la pasada versión de Limmud, no solamente tuvimos a una esposa presentar a su esposa expositora, sino que, entre los stands de instituciones comunitarias, tuvimos el privilegio de presentar en sociedad a Beit Guimel. Sea este el paso definitivo para que esos cientos de gays, lesbianas, trans y bisexuales judíos comunitarios se puedan sentir bienvenidos en casa y que, paso a paso, todos sepamos aceptarlos felizmente como miembros activos de nuestro medio.
A continuación, les comparto la primera parte de una entrevista a tres personas. Primeramente, están Ana Leiderman y Michael Lacher quienes han logrado posicionar el tema de adopción para parejas del mismo sexo en Colombia. También está Laura Weinstein, mujer Trans, directora ejecutiva de la Fundación GAAT, y líder del movimiento LGBTI colombiano, presidente el grupo latinoamericano judío que los aglutina y representante para el hemisferio occidental del Congreso Mundial de Judíos LGBT.
Ana Leiderman
¿Por qué hasta ahora no hay un grupo LGBTQ comunitario?
Porque somos muy pocos.
¿Tienen espacios extraoficiales para reunirse a nivel comunitario?
Como ya nos conocemos y somos amigos, nos reunimos sin necesidad de un grupo oficial.
¿Cuántos pudieran ser en Bogotá? ¿Y en Colombia?
Vivo en Medellín, no sabría.
¿Cuántos se conocen entre sí?
En Medellín diría que el 90%
¿Pueden acudir a algún portal para encontrar parejas?
No existe portal.
¿Un gay tiene futuro dentro la comunidad colombiana?
No hay ninguna posición oficial en la comunidad de Medellín, nos hemos hecho camino cada cual. Es más fácil para los que venimos de familias que son parte de la comunidad desde hace muchos años, pero más difícil para los que llegan. Las cosas son "según el marrano".
¿Qué buenas experiencias puede relatar?
Aceptación de mi pareja y mis hijos en el colegio Theodoro Herzl.
¿Qué aspira sea el resultado de su primera participación visible con Guimel Colombia?
Que se pronuncien las comunidades para saber con qué apoyo contamos y dónde hay que trabajar.
A pesar de ser conocido que soy judía y que el caso fuera divulgado ampliamente por los medios, ninguna comunidad se pronunció durante los 7 años de litigio en los cuales logramos la adopción por parte de parejas del mismo sexo. Cero apoyo por parte de las comunidades. Ni privado ni público. Esto nos muestra que mas que bienvenidos, somos tolerados en la mayoría de las comunidades de Colombia.
Continuará la próxima semana…