Este año (2017) pasé las fiestas solemnes en México. Amén del temblor que embarga a quienes rezan al escuchar los sonidos del Shofar, este año en México también tembló la tierra un día antes de Rosh Hashaná. Edificios cayeron, personas quedaron atrapadas entre los escombros y cientos de personas murieron o resultaron heridas. De más está decir que estos incidentes influyeron de sobremanera tanto en la atmósfera general de los rezos del año nuevo como en el contenido de las homilías rabínicas o "derashot" que se pronunciaron. Sin embargo, una de las cuestiones que más llamaron mi atención fue el profundo involucramiento emocional y práctico de los judíos del país con la población gentil. Los judíos no se mantuvieron quietos o pasivos en sus comunidades y sinagogas, sino que salieron en ayuda de los damnificados del terremoto. Estuvieron involucrados en las búsquedas de sobrevivientes, en intentos de rescate de atrapados, en el suministro de alimentos a las víctimas y la recaudación de fondos destinados a la refacción de viviendas y reacomodo de familias. Creo que esta actitud implicó una gran santificación del Nombre Divino (Kidush HaShem), y a esta campaña le podemos agregar la delegación de rescate enviada por el gobierno de Israel que llegó durante las fiestas recibiendo la aclamación general de toda la población mexicana.
Quisiera compartir con los lectores dos preguntas que recibí por correo electrónico en vísperas de la fiesta, una proveniente de México y la otra de una comunidad pequeña en Polonia que nos dan cuenta de una gran sensibilidad y responsabilidad humanas, la primera respecto a la sociedad general y la segunda apuntando al interior de la comunidad judía. Estas consultas reflejan fielmente la experiencia de la vida judía como minoría en sociedades gentiles mayoritarias, así como también la vivencia de comunidades judías pequeñas y alejadas de los grandes centros.
Esta fue la consulta recibida desde México en el día del terremoto:
"Shalom Rabino, le deseo un año bueno y dulce. Supongo que usted está enterado que hoy en México tuvo lugar un gran temblor de tierra y tal como usted sabe yo soy ingeniera civil de profesión y justamente trabajo junto a mi padre en el área de desastres naturales y tasación de edificios. Quisiera aconsejarme con usted puesto que en estos días recibimos llamados de muchas personas pidiéndonos ayuda en el rescate de sus seres queridos atrapados así como también que evaluemos los edificios contiguos a aquellos que se derrumbaron para determinar si se encuentran en riesgo y deben ser o no evacuados de inmediato. Mi padre y yo no paramos de revisar cientos de edificios y de ayudar a familias. Ocurre que esta noche comienza Rosh Hashaná y deseamos saber si podemos continuar empleando el teléfono celular y las redes sociales para que las personas nos envíen fotografías de los edificios afectados y podamos ayudarles dándoles instrucciones de cómo proceder. Debo agregar que me será muy difícil emocionalmente sentarme a la mesa festiva y comer manjares en compañía de mi familia sabiendo que muchísimas personas sufriendo que requieren de mi ayuda. Por supuesto que habré de usar el teléfono únicamente con el propósito de ayudar con el rescate y no para otros menesteres. ¿Puedo hacerlo?"
La segunda pregunta que recibí fue del Rabino de una pequeña comunidad en Polonia y se refiere a otro tipo de salvataje, no físico sino espiritual, no "pikuaj nefesh" del cuerpo sino del alma, y que pone también de manifiesto la gran sensibilidad del público y la necesidad de realizar cualquier esfuerzo por salvar a los miembros de la comunidad del consultante, quien desea acercarlos al judaísmo y a la tradición.
Este es el texto de la consulta:
"Hace varios días una reflexión o pregunta da vueltas al interior de mi cabeza y es una pena que me dirijo a usted para evacuar mis dudas solamente en vísperas de la fiesta. En nuestra comunidad casi nadie es observante, pero de todas maneras en la noche de Rosh Hashaná numerosos miembros de la misma acuden a la sinagoga y a la comida festiva. Para muchos es la única ocasión del año en la que se hacen presentes en la casa de oración, o casi la única si tomamos también en cuenta la celebración de Pesaj. En la noche de la fiesta llegan unas ciento cincuenta personas mientras que por la mañana lo hacen únicamente unas veinte o treinta de las cuales algunas son hijos de padre judío únicamente y otras son mujeres, por lo que no siempre se completa minián. Esta situación obedece a diferentes motivos, muchos viven en las afueras de la ciudad o fuera de ella, a veces a cientos de kilómetros de distancia, no todos pueden tomarse vacaciones por lo que deben asistir a sus lugares de trabajo y en otros casos simplemente Rosh Hashaná no les interesa.
Mi pregunta apunta al toque del Shofar. Me da mucha lástima ver por la noche más de ciento cincuenta asistentes que tengo la certeza que no habrán de escuchar los sonidos del Shofar al día siguiente. Por supuesto que el toque del Shofar es un precepto que corresponde cumplir en horas del día, pero ¿quizás de todas maneras sea posible hacer algo al respecto? Pensé en la posibilidad de tocar el Shofar por la noche, unos pocos sonidos sin recitar la bendición correspondiente al precepto, pues es cuando muchas personas llegan para la comida festiva. ¿Sería posible tocarlo por la noche? Por supuesto que les explicaría a los presentes que el precepto original es escuchar el Shofar de día pero que yo lo toco por la noche para que el precepto no caiga en el olvido colectivo y que quien así pueda hacerlo que venga a escuchar el Shofar por la mañana".
Primeramente, es importante recordar que Polonia pasa por la misma situación que los diferentes países que pertenecían al bloque comunista, en los cuales se produjo un importante abandono de la tradición religiosa. En Polonia la situación fue aun más grave ya que en virtud del holocausto los judíos que sobrevivieron ocultaron su identidad religiosa y se trasformaron en una suerte de "neo-criptojudíos" que mantuvieron su judaísmo únicamente en privado sin jamás manifestarlo. En la actualidad existe el deseo de retornar a las raíces y celebrar las festividades judías y observar las tradiciones. El rabino de la comunidad es consciente del deseo de acercarse al judaísmo, pero entiende que no es posible hacer que todos aquellos judíos que asisten a la cena festiva regresen por la mañana para el servicio religioso. El deseo del rabino es que el Shofar sea tocado y su sonido no sea olvidado por la congregación. El rabino pide encontrar una forma de evitar la desconexión completa entre los judíos y el sonido del Shofar, ese sonido eterno que conecta pasado y presente con el futuro, pero que tiene significado únicamente si cumple con el mandamiento de "escuchar el sonido del Shofar", que es cuando el corazón del judío y el cuerno de animal puro se conectan entre sí.
Cierto es que el precepto de la Torá de escuchar el sonido del Shofar en Rosh Hashaná aplica durante el día, tal cual está escrito: "Y en el mes séptimo en el día primero… será para ustedes día de toque de Shofar" (Números 29:1). Es así como se sentenció en el Shulján Aruj que "el tiempo del toque del Shofar es de día y no de noche y se puede cumplir a partir de que amanece y si se tocó al despuntar el alba se cumplió igualmente con el precepto (588:1). Empero en nuestro caso, la pregunta no es de índole halájica para con el público sino para con el rabino. Es claro que por la noche el público no cumple con su deber de escuchar los sonidos del Shofar, pero ¿acaso el rabino tienen permitido tocarlo o está esto prohibido? ¿Mediante estos toques, cumple el rabino con su deber de acercar a los alejados? ¿Tiene valor educativo o simbólico tocar el Shofar de esta manera y así conectar al judío con su tradición, aunque tan sólo sea una vez al año?
En el Shulján Aruj figura la costumbre de tocar un sonido largo tras la finalización de Musaf a los efectos de marear al fiscal celestial: "Tras culminar el rezo se toca una truá grande sin tekiá. Rabí Moshé Isserles (abrev. Ramá) puntualiza: "Una vez que se realizó este toque ya no se vuelve a tocar sin que medie deber preceptivo, empero en el caso de un niño pequeño, aunque haya ya alcanzado la edad a partir de la cual se lo instruye en los preceptos, se le puede decir que toque" (inciso 496:1).
Este último sabio agrega que no se debe tocar el Shofar de no mediar necesidad por lo que una vez que estos toques se ejecutan ya no se vuelve a tocar. Resulta claro que Rabí Iosef Caro y el Ramá coinciden en que no se debe tocar el Shofar porque si, pero marear al ángel fiscal resulta un motivo suficientemente importante como para hacerlo más allá de los toques preceptivos. Queda también claro que un toque innecesario está prohibido por cuanto que implica una actitud de desprecio hacia el día festivo.
Por esta misma razón está permitido tocar el Shofar para mujeres, las cuales están exentas de preceptos positivos marcados por el tiempo empero dado que son importantes se puede tocar para estas. Este mismo motivo es el que permite a un adulto que ya escuchó los toques reglamentarios tocar el Shofar para niños que no están aun en edad de cumplir preceptos pero que pueden entender el significado de los sonidos. Sin embargo, no se permite en Rosh Hashaná tocar el Shofar para gentiles ya que esto carece de justificación halájica o educativa. Del texto del Shulján Aruj se desprende también que en Rosh Hashaná los niños pueden tocar el Shofar tanto sea para aprender o como juego por cuanto que se lo considera educativo.
En el Tratado de Rosh Hashaná del Talmud (29(B)) leemos que a pesar de que el toque del Shofar no entra según la Torá en la categoría de labor (es una "habilidad" no una "labor") de todas maneras en Shabat y Yom Tov no se puede tocar en virtud de una prohibición rabínica "no sea que termine reparando instrumentos musicales". Por ejemplo, el Turei Zahav sentencia que en Rosh Hashaná se pueden tocar toques suplementarios u opcionales ya que esto no entra en la categoría de la prohibición del toque en días festivos, "ya que la prohibición de labores rabínicas no se aplica a quien toca en Iom Tov toques opcionales… pero en el día festivo propiamente dicho no hay prohibición alguna de tocar por cuanto que se trata de una habilidad o destreza y no de una labor por lo que no recae sobre esta actividad la prohibición rabínica de realizar labores" (596:2).
Tras estudiar brevemente el caso en cuestión, parecería que no recae sobre el rabino comunitario la prohibición de tocar el Shofar en la comida festiva de Rosh Hashaná por cuanto que lo hace con un sentido educativo y de acercar a judíos alejados de la tradición, y de todas maneras, según el Turei Zahav no recae sobre el Shofar el estatus de instrumento musical en día festivo por lo que puede pedir de alguno de los niños presentes que lo toque. Además, quisiera citar los conceptos del Rabino Moshé Fainstein de bendita memoria a quien se le consultase si los judíos de Moscú tenían o no permiso de viajar en tren a la sinagoga en Shabat o fiestas, a lo cual respondió: "no se debe objetar a quienes desean viajar en tren a la sinagoga para escuchar el Shofar, bendecir las cuatro especies de Sucot o comer en la Sucá, y no se les debe criticar en lo más mínimo se trate de Shabat o de días festivos pues es preferible que haya judíos con algún tipo de conexión a la Torá y a los preceptos a que se los critique por no ser suficientemente cuidadosos en su cumplimiento" (Zikarón Basefer 13). Este es el objetivo de los rabinos en la diáspora: "que haya judíos con algún tipo de conexión a la Torá y a los preceptos…"