Alexandria Ocasio Cortez , Senadora Demócrata de los EE.UU, fue invitada al Homenaje que la Comunidad Judía estaba organizando para recordar el asesinato de Yitzhak Rabin z´l . Sin embargo, por presión de los seguidores del antisionista Bernie Sanders del Partido Demócrata, de las furibundas Senadoras Demócratas antiisraelíes, Rashida Tlais e ILhan Omar, y las amenazas de las organizaciones de la Nueva Izquierda pro Demócrata Antifa y Black Live Matter, la Senadora Cortez desistió de participar. Si a estos personajes y entidades les adicionamos los grupos BDS (Boicot-Desinversión-Sanciones) y los Sindicatos Universitarios judeofóbicos de los Estados Unidos, comprobaremos quienes componen gran parte de los que han apoyado la fórmula Biden-Harris para la Presidencia y Vice Presidencia de la primera potencia mundial, económica y militar. ¿Podrán contener, los ganadores de las elecciones, a estos fraguadores de la violencia y la discriminación? ¿Tendrán fuerza y coraje para frenarlos?
Si bien la lucha contra el Covid-19 deberá estar en la agenda presidencial de su gobierno, Biden no podrá rezagar los grandes problemas existentes en el campo de las Relaciones Internacionales. La República Popular de China, que no es ni República ni Popular ya que está gobernada solo por el Partido Comunista, era alabada en 2011 por el Vice Presidente de Obama manifestando que: “El auge de China no es positivo solo para China sino también para los Estados Unidos y el orden mundial”. ¿Cuántas millones de pequeñas y medianas empresas del mundo habrán quebrado por la competencia desleal, la mano de obra degradada y el dumping feroz de una economía controlada por este régimen totalitario? Lo cierto es que la competitividad china no es humana ni justa, no solo por la apropiación indebida de la propiedad intelectual occidental sino también por la vil transgresión de derechos humanos. El Presidente Trump ha sabido desorientar, trabar, frenar y limitar el gigantesco avance imperialista de China, ya sea en el campo económico como en el escenario militar.
Otro de los grandes desafíos internacionales que Biden deberá afrontar es el del Medio Oriente. ¿Mantendrá, avanzará o retrocederá en lo relacionado a los senderos de la Paz por Paz árabe-israelí, abiertos y desarrollados por el Presidente Trump? Veamos: 1* Jerusalem es la Capital del Estado Judío de Israel, 2* Traslado de la Embajada de EE.UU de Tel Aviv a Jerusalem, 3* Reconocimiento de las Alturas del Golán como parte de Israel, 4* Propuesta del “Plan del Siglo” para la conformación de dos estados con fronteras seguras y reconocidas, 5* Con Nikki Haley, Embajadora de EE.UU en las Naciones Unidas, se acabaron las denigrantes, sesgadas y permanentes resoluciones contra Israel, 6* Se mantuvo la ayuda económica-militar. 7* Se han logrado fundamentales Acuerdos de Paz por Paz con los Emiratos Árabes, Bahréin y Sudán y 8* Se están encaminando otros Acuerdos con casi todos los Estados Árabes Sunitas del Medio Oriente (MO).
Se ha dejado para el final el reto más importante de Biden: La República Islámica de Irán, que no es ni república ni islámica, sino un grano terrorista insertado en el Medio Oriente que amenaza no solo al Estado de Israel sino también a todos los países árabes sunitas de la región aliados de los EE.UU. Se sabe que uno de los objetivos de Biden es recomponer el abyecto Tratado nuclear de Obama con Irán. Dicha recomposición será considerada una traición si no contiene cláusulas incondicionales, a saber: 1* Tratados de Paz con Israel y todos los países Árabes sunitas, 2* Reconocer la Shoá (Holocausto), 3* Fin del apoyo al Hamas y a Hezbollah.