El execrable régimen del terror iraní tiene sus días contados, luego de haber arrebatado por lo menos 500 vidas, que sumadas a los demás crímenes que han ejecutado a lo largo de los años, completa el genocidio del pueblo persa, en gran parte dócil a la tiranía de los cleros que representan una versión alucinante y espeluznante del islam.
La revolución iraní, es prometedora, compromete los esfuerzos de los jóvenes, los estudiantes, las nuevas generaciones, las mujeres, las gentes indignadas, etc., pero, además, la valentía de un solo hombre, que a pesar de entender lo que es enfrentarse al régimen de los ayatolás significaba, decidió hacerlo por encima del precio que hubiere que pagar. El exfutbolista persa Ali Daei, retó a los líderes supremos de su país al apoyar la revolución. Daei ahora afronta una muy dura situación pues su mujer y su hija están bajo custodia iraní, luego de que intentaran escapar por Dubái.
Asimismo, Irán tiene en la mira al futbolista, a lo que, por ejemplo, el presidente de Colombia acertadamente tuiteó sobre el mundial, la victoria de Argentina y la amenaza de Irán a uno de sus jugadores: "Muy bien por Messi, y por el pueblo argentino. Y que Irán no mate el fútbol", aunque Irán “desmintió” que fuera a ejecutar al jugador Amir Nasr Azadani. Pero ¿Quién va a creer esto? Seguro el presidente no quedó convencido.
El régimen de Irán es inaceptable. Nadie que defienda los derechos del hombre y los derechos humanos, y a la humanidad en sí, puede estar a favor de esto. Y, es que, es de no creer la situación que viven países como Irán o Afganistán, por ejemplo, bajo el dominio de lunáticos que, con un pretexto político de la religión, como en este caso, azotan y oprimen a sus pueblos.
El maquiavélico clero de ayatolás en el pasado ya ejecutó a dos inocentes jóvenes. Acusados por un absurdo delito conocido por el nombre en persa de “moharebeh”, es decir, “enemistad con Dios”. Hombres inocentes acusados en juicios kafkianos, arbitrarios e inauditos, sus nombres Mohsen Shekari y Majid Reza Rahnavard, este al igual que Azadani, un deportista, un luchador, un exponente nacional en esto que es tan significativo, el deporte.
Septiembre Negro, organización terrorista fundada por el terrorista palestino Yasser Arafat, mató el deporte, cuando perpetuaron la masacre de 11 deportistas israelís en Alemania, hace 50 años. La “Masacre de Múnich”, mató al deporte, en aquellos Juegos Olímpicos de 1972. 11 deportistas inocentes fueron arrebatados de la delegación olímpica israelí, asimismo, arrebatados de sus familias y de su país en una tierra que no hacía mucho, había visto una gran tragedia que también mató al deporte. En 1936, las Olimpiadas nazis tuvieron lugar, y allí también hubo muerte al deporte pues varios atletas judíos luego de eso perecieron bajo aquel febril y esquizofrénico régimen del terror de un innombrable.
Irán, por su puesto, es como los nazis y los terroristas del Septiembre Negro. Los ayatolás Jamenei y Khomeini son iguales a Arafat y a Hitler, y con el agregado de que arremeten contra su mismo pueblo, al igual que los mencionados, solo que de forma más abierta.