En todo discurso, de cualquier político israelí, siempre mencionan que los judíos “tenemos derecho a vivir en nuestra tierra”, pero lo que no aclaran en sus discursos es para qué. Este es un tema vital para nuestro pueblo ya que muchas veces olvidamos para qué retornamos a Sión después de este largo exilio. Pienso que todo judío debe formularse esa pregunta: ¿Para qué queremos vivir en Israel?¿Para qué queremos un país aquí, justamente en esa tierra?¿Acaso no podemos habitar alguna otra extensión territorial?
Hay quienes tratarán de responder a esa pregunta por medio de explicaciones religiosas y argumentarán que “ésta tierra se la entregó Hashem al Pueblo de Israel”. Sinceramente pienso que ese tipo de respuestas metafísicas no contestan nuestra interrogante, pues aún sigue la pregunta: ¿para qué Hashem nos entregó esta tierra? Es decir, si esta tierra fue entregada por Dios o no, la pregunta del “para qué habitar Israel” sigue en pie.
Habrá otros darán una argumentación más nacionalista y dirán cosas como que “solo teniendo un país podemos protegernos del antisemitismo” etc. El problema de esta respuesta es que, en la actualidad, el antisionismo ha servido como la nueva excusa del antisemitismo. Es decir, la existencia del Estado de Israel ha sido el detonante para la mutación más moderna de la judeofóbia. Además, argumentar que “solo si los judíos tienen un país podemos defendernos” sigue sin responder ¿para qué ese país debe ser en esta tierra precisamente?¿Por qué no crear ese Estado en Uganda, por ejemplo?
Es evidente que los judíos no somos originarios de Uganda; los judíos venimos de Judea. Es en la tierra de Israel donde históricamente germina nuestro pueblo, nuestro idioma, nuestros antiguos y solidos valores nacionales, nuestras aspiraciones como pueblo etc. Es en la tierra de Israel donde nuestros profetas se pronunciaron para anunciar una humanidad mejor. Es en la tierra de Israel hacia donde se dirigen todas nuestras milenarias plegarias. Los rezos en nuestro corazón siempre apuntaron a Jerusalem, no hacia Uganda. Es indiscutible que la tierra de Israel es la que llevamos en nuestro ADN histórico.
La conexión del pueblo judío con la tierra de Israel no tiene comparación alguna con ningún otro pueblo en las crónicas de la humanidad. Aún así, toda esta magnitud de sentimientos siguen sin responder a nuestra pregunta inicial ¿para qué?¿para qué el Pueblo Judío esperamos por dos mil años en retornar a Sión?¿O será posible que todo esto no tiene explicación? Tiene que haber una explicación. Pienso que la respuesta a esto nos la dieron los profetas de Israel.
Nuestros profetas vieron un mundo futuro en el que el Pueblo de Israel le dará a la humanidad una perspectiva de paz y harmonía. “No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. Un mundo sin violencia, sin corrupción, sin competencia. Un mundo de abundancia para todos, de alegrías, de felicidad. Este es el verdadero objetivo de nuestro pueblo.
A lo largo de la historia han aparecido ideologías que trataron de hacer un mundo ideal. Desde las religiones del mundo, pasando por métodos como el marxismo o la democracia, hasta llegar a la fracasada Organización de las Naciones Unidas. Todos han tratado de imponer paz en este mundo, pero todos han fracasado. Pienso que ahora es nuestro turno de intentar cumplir esta tarea: el Pueblo de Israel resurgimos de entre las cenizas para tomar las riendas de la ética de la humanidad. Esperamos por siglos para retornar a nuestra tierra (como lo dijeron los profetas) y por eso es ahora cuando debemos dar un mensaje a las naciones del mundo (también como dijeron los profetas).
Las miradas del mundo están sobre Israel; un diminuto país al que todo el planeta apunta su opinión e interés. Ahora es nuestro turno, como nación, de dar ese mensaje que llevaos cargando en nuestra Tora por milenios ¿Para qué debemos vivir en Israel? Pienso que para ser luz de las naciones. Beezrat Hashem que cada judío del mundo tome parte en la reconstrucción de Israel, tanto física como espiritual, pues el florecimiento de Israel implica un florecimiento para la humanidad entera. Que los judíos del mundo regresen a su tierra original, a Israel, pues es desde aquí que lograremos hacer un mundo mejor para toda la eternidad, amén.
לֹא יִשָּׂא גוֹי אֶל גּוֹי חֶרֶב, וְלֹא יִלְמְדוּ עוֹד מִלְחָמָה