Israel es un milagro. El pueblo judío, unido durante siglos por una narrativa, tradiciones, religión, memoria colectiva y el sueño de regresar a su tierra ancestral de la cual fue exiliado por el imperio romano durante el primer siglo de la era común. Se regresó y se construye ese sueño llamado Israel que el día de hoy, de acuerdo con el calendario hebreo, cumple 75 años.
El primer día de su independencia, el 14 de mayo de 1948, tras la resolución de la ONU que le otorgó el sustento jurídico al nuevo Estado, tuvo que enfrentar el ataque coordinado de sus vecinos árabes destinado a eliminarlo en la cuna. Israel prevaleció, enfrentó otras guerras, terrorismo, boicots, y varias crisis, forjándose un gran sentido de resiliencia en su población, una sociedad solidaria y unida, prosperando en la adversidad. El país es hoy una potencia tecnológica y militar, con desarrollos que aportan a la humanidad en agua, salud, agricultura, energías renovables, protección ambiental, entre otros. Trece premios Nobel, nueve en ciencias, atestiguan a su poderío científico.
El país goza de altos indicadores sociales y económicos y un envidiable ecosistema de innovación, imán para empresas de todo el mundo. Cumpliendo con su misión fundacional, Israel ha absorbido millones de judíos de todo el mundo, su población se ha multiplicado por doce desde su fundación llegando hoy a unos 10 millones, un 20% árabes, la mayoría musulmanes. Los acuerdos de Abraham entre Israel y países árabes han cimentado su presencia en una región, otrora enemiga.
La gran fortaleza de Israel es su sistema democrático, parlamentario, sustentado en sólidas instituciones estatales, variedad de partidos políticos y una activa sociedad civil, en una región donde autócratas, de charretera o corona, son amos y señores. El país garantiza una total libertad de cultos.
Israel, avezado en enfrentar múltiples desafíos, los encara actualmente en tres frentes. El más complejo quizás, la confrontación interna por la propuesta del gobierno de Netanyahu de reforma a la justicia, polémica que trasciende a la misma naturaleza del Estado, la separación de poderes, el rol de la religión y el futuro de la democracia. Semanas completan las protestas masivas contra la reforma a las cuales se han unido las elites tecnológicas, económicas, académicas y militares del país. El presidente Yitzhak Herzog, cabeza del Estado y las comunidades judías alrededor del planeta han manifestado igualmente su preocupación por la reforma propuesta. Israel Estado judío y democrático es la consigna. El primer pulso lo ganó la calle y Netanyahu no tuvo más remedio que retirar su proyecto.
Un segundo desafío viene de Persia. Irán ha acelerado su proceso de enriquecimiento de uranio esencial para la fabricación de bombas atómicas y se acerca raudo a lo que se denomina “el umbral nuclear”. Para Israel un Irán atómico representa una amenaza existencial y ha declarado una y otra vez que no lo permitirá. ¿Retornará Irán al acuerdo nuclear de 2015? ¿Habrá un ataque preventivo a las instalaciones nucleares por parte de Israel y/o Estados Unidos? ¿Se unirá Irán al club nuclear? Amanecerá y veremos.
El tercer desafió ocurre en los agitados territorios palestinos exacerbados por cuatro factores: la ausencia de un horizonte político con Israel, la insalvable división entre Fatah que controla Cisjordania y Hamás que controla Gaza, la debilidad y potencial salida del presidente palestino Mahmud Abbas, 87, con la consiguiente disputa por la sucesión y la composición del actual gobierno de Israel en el que participan facciones radicales anti palestinas y pro-anexión.
Ahora, en todo caso, a celebrar los 75, pues hay mucho por lo cual hacerlo. El país es un milagro.