Nació el 22 de julio de 1878 o 1879 (no precisión en la fecha) en Varsovia y murió el 5 de agosto de 1942, asesinado en el campo de exterminio nazi de Treblinka.
Nacido en el seno de una familia judía bien integrada a la sociedad europea y defensora de los valores de la Haskalá, Korczak fue médico pediatra, pedagogo, escritor, publicista, activista social y oficial del Ejército Polaco. Henryk Goldszmidt, que era su nombre original, era el hijo de un destacado abogado de Varsovia. Tomó el nombre de Janusz Korczak de la literatura polaca como seudónimo.
En el año 1911 o 1912 se convirtió en director de un orfanato de Varsovia, y lo dirigió según sus principios, basados en los derechos y la dignidad de los niños.
Pedagogo innovador, autor de varias publicaciones sobre la teoría y la práctica de la educación, fue precursor de la lucha en favor de los derechos y la igualdad de los niños. Como director del Orfanato Judío de Varsovia, proporcionó a los niños internos de un sistema de autogobierno y la oportunidad de producir su propio periódico, Maly przeglad (La Pequeña Revista), fundado por Korczak y publicado entre 1920 y 1939; publicación redactada a partir de material enviado por los niños y dedicada principalmente al lector infantil. Korczak también fue uno de los primeros pediatras en promover la investigación en el campo del desarrollo, la psicología y el diagnóstico educativo del niño.
“Un hombre maravilloso que era capaz de confiar en los niños y jóvenes de los que cuidaba, hasta el punto de dejar en sus manos las cuestiones de disciplina y encomendar a algunos de ellos las tareas más difíciles con gran carga de responsabilidad”, expresó acerca de Korczak el psicólogo suizo Jean Piaget, quien visitó Dom Sierot (El Hogar de los Huérfanos), centro fundado y dirigido por Korczak.
A los treinta años de su muerte se le concedió, a título póstumo, el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes. En su honor, se entrega también el Premio Janusz Korczak de literatura, que han obtenido diferentes escritores.
En los años veinte y treinta del siglo XX, se convirtió en una figura destacada de la sociedad polaca, famoso por sus escritos y sus emisiones radiofónicas sobre la educación y el desarrollo infantil. En 1935, tras la muerte de Jozef Pilsudski (entonces alcalde en Varsovia), se suspendieron sus emisiones debido al creciente antisemitismo en Polonia, aun así, su reputación literaria perduró.
En 1940, le obligaron a vivir en el gueto de Varsovia junto a los otros 350 000 judíos de la ciudad. El orfanato también fue trasladado al gueto, primero a las instalaciones de la calle Chlodna y luego a la calle Sienna. En el verano de 1942, el orfanato tenía una ocupación de alrededor de doscientos niños. El diario de Korczak pone de manifiesto las duras condiciones del centro, así como su afecto por el número cada vez mayor de huérfanos.
En agosto de 1942, durante la “Gran Deportación” del gueto de Varsovia, los nazis dirigieron su atención a los orfanatos y los liquidaron uno por uno. A pesar de que se le ofreció relativa seguridad, Korczak decidió acompañar a los huérfanos a su cargo, llevándolos al Umschlagplatz (punto de deportación), desde donde fueron deportados y asesinados el 5 de agosto de 1942.
En Julio de 1942 es deportado con sus chicos, a los cuales el llevaba limpios y de blanco como si fueran a un Shabat, en lo que el llamo, un “Desfile de Dignidad Humana”.
Dentro del Gueto se crearon 2 orfanatos que dirigía Korczak.
Janusz Korczak en 1920 con niños huérfanos
No hay forma de saber con certeza por qué decidió seguir hasta la muerte con sus niños, pero sus escritos constantemente sitúan las necesidades de los niños por encima de todo. Como escribió en su Diario del gueto en mayo de 1942: “La ciudad está arrojando a niños en mi camino, como pequeñas conchas de mar, y yo simplemente soy bueno con ellos. No les pregunto de dónde vienen, ni por cuánto tiempo ni adónde van, para bien o para mal”.
Breve historia del Orfanato Janucz Korczak
El Orfanato se crea desde 1912 hasta 1940. El edificio utilizado no fue destruido durante la guerra y siempre -hasta la actualidad- siguió siendo Orfanato, aunque ya no de judíos.
Stepha Wilshowska fue una mujer que se dice siempre estuvo enamorada de Korczak, pero nunca fue su esposa, pero si su ayudante. Trabajaron juntos muchos años.
Durante la Shoa murieron aproximadamente millón y medio de niños, muchos de ellos, de Korczak.
El diario del gueto de Janusz Korczak
¿Qué momento elegir para empezar a contar la vida de un hombre? ¿Cuál concentra mejor su existencia? En el caso de Janusz Korczak es muy difícil no optar por una de las últimas escenas de su vida: tan visual, tan admirable, tan valiente. Y, sin embargo, es imposible no sentir que para apreciar ese momento hay que conocer antes la biografía de este médico y pedagogo que aprendió a leer a los hombres observando a los niños. ¿Habría sido el sabio que fue al tener, como deseó, “una vida dura, pero hermosa, rica y excelsa”?
Antes de convertirse en ‘Stary Doktor’ (‘el viejo doctor’), Henryk Goldszmidt, fue médico en el ejército del zar en la guerra ruso-japonesa, pediatra del hospital de Varsovia y, de nuevo, médico en el ejército del zar en la Primera Guerra Mundial y del ejército polaco en la inmediata lucha entre polacos y rusos. Nunca se casó y tardó en encontrar su sitio en la vida, tanto que propuso a su hermana un suicidio pactado: “Echaba en falta un lugar en la vida y en el mundo”, escribe en su diario. Cansado de no encontrar su propio espacio, Korczak lo creó.
“Un esclavo no tiene derecho a tener niños. Yo, judío, polaco bajo la ocupación zarista… he elegido la idea de servir al niño y a su causa”, escribe en una carta en 1911. Al año siguiente funda con Stefania Wilczynska la Casa de los Huérfanos, un orfanato donde los niños tienen derechos y deberes, un tribunal de iguales y su propia revista. Una escuela donde enseña a los huérfanos a vivir en fraternidad y salva cientos de vidas, física y espiritualmente. “Un chico dijo al abandonar la Casa de los Huérfanos: Si no fuera por esta casa, no sabría que en el mundo hay gente honesta que no se dedica a robar. No sabía que se puede decir la verdad”.
Korzack escribió su diario en los tres últimos meses de su vida. Es un texto caótico, inacabado y repleto de vida, en el que Korzack resume su infancia y su juventud, mientras cuenta el durísimo día a día en el gueto de Varsovia. “He olvidado decir que ahora también hay una guerra”, anota tras un comienzo inolvidable que hace que su diario siempre sea contemporáneo de sus lectores. Los niños a los que acoge han perdido a sus padres por el hambre y la cantidad de enfermedades que la acompañan: tifus, diarrea, sarna, tosferina, tuberculosis… Y son, como él, judíos.