“La fuerza y el engaño son, en la guerra, las dos virtudes cardinales”. Thomas Hobbes
Una vez más Israel lucha sola en varios frentes: contra Hamas en Gaza; Hezbollah en el Líbano; las milicias iraníes en Siria; los palestinos en Cisjordania; los Hutíes de Yemen y con el máximo responsable de esta nueva guerra, la Teocrática República Islámica de Irán. Es imposible determinar el tiempo que llevará aniquilar a la Organización Terrorista Hamas, desencadenante de la contienda, instalada en las madrigueras de los túneles de Gaza.
La guerra Rusia-OTAN en Ucrania está activa desde hace 20 meses; la toma de Mosul en Irak se logró después de 9 años de estar ocupada por el Estado Islámico; Al-Raqqa en Siria estuvo sometida al ISIS durante 4 años hasta que fue desalojada por los bravíos kurdos con ayuda de Estados Unidos. En todas estas batallas hubo muertos de combatientes e inevitables daños colaterales civiles de jóvenes, mujeres y niños. No debe olvidarse a Afganistán donde luego de 20 años de guerra con Al-Qaeda y los talibanes EE.UU termina retirándose con solo el logro de una parte de los objetivos iniciales.
El Estado de Israel está en guerra con Hamas desde hace 15 años y vale recalcar, una y mil veces, que fue siempre por iniciativa de Hamas quien se apoderó de la Franja de Gaza en el año 2007 por la fuerza y la sangre de sus propios “hermanos” de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), desplazando al Gobierno del Presidente Mahmud Abbas. A partir del año 2008 Hamas disparó a Israel cerca de 100.000 cohetes y misiles en diversas oportunidades que, gracias a la eficacia del sistema de la “Cúpula de Hierro”, se pudieron evitar muertes humanas y destrozos materiales.
Habrá que decirlo con voz fuerte y clara: Hamas no desea reivindicaciones territoriales pues usurpa la totalidad del enclave: “Juden rein” (libre de judíos). Lo que pretende es conquistar todo Eretz Israel para asesinar, violar, incinerar y liquidar a todos los judíos, sean estos mujeres, niños y bebés. Es lo que han hecho el 7/10 con los kibutzim, moshavim y demás poblados vecinos del territorio de Gaza. Y no solo han participado los integrantes de la Organización terrorista sino también civiles que, como lobos salvajes, entraron a robar, quemar y destruir las hermosas viviendas y a sus moradores que pertenecían todos ellos, valga la increíble paradoja, a movimientos de izquierda que deseaban convivir en paz con los palestinos movilizando la creación de “2 Estados para 2 Pueblos”.
Es por ello que no se entiende a los energúmenos partidarios socialistas del mundo, especialmente de Europa y Estados Unidos, cuando defienden hemipléjicamente el accionar de los monstruos del Hamas.
Daniel Helft, en el periódico LA NACIÓN del 28/10/2023, analiza el inicio del conflicto en forma tendenciosa y totalmente limitada, endosando la culpa total del estallido al Premier Benjamín Netanyahu quien, dice, facilitó el brutal ataque del Hamas al fogonear la polarización de la sociedad israelí. Lo menciona basándose en ciertas opiniones de ciudadanos israelíes. En este momento crucial resulta malicioso y perjudicial para la guerra defensiva obligada por las bárbaras alimañas del Hamas una manifestación tan voluble y pobre como ésta. Estrategias como las utilizadas por los terroristas son ideadas y pergeñadas durante años, y en este caso monitoreadas por Irán y financiadas por Qatar, incluso por la Unión Europea (UE) y la propia USA, mucho antes que estallaran las divergencias por el tema de la Corte.
Las causas que impulsaron a Hamas a acometer este sangriento “pogrom” son varias y complejas: 1. Los Acuerdos de Abraham les resultaron indigeribles, 2. El reconocimiento de Jerusalem por parte de Washington como Capital del Estado Judío les fue inasimilable; 3. Las encaminadas tratativas entre Israel y Arabia Saudita eran insoportables para ellos, 4. Creyeron que las multitudinarias manifestaciones por el asunto de la Corte les eran propicias, 5. Pensaron que la descortesía del Presidente Biden hacia el Premier Netanyahu era un mensaje aprovechable y, 6. El empoderamiento de las relaciones entre Rusia y su mentor Irán los habría de beneficiar.
Como puede verse no es el momento de buscar culpables entre los propios israelíes pues acaso, como cualquier otro país del mundo, ¿no tienen derecho a tener diferencias políticas sin que por ello sean invadidos por sus vecinos ?
Los errores y faltas cometidas por la dirigencia israelí seguramente serán investigadas y condenadas una vez terminada esta dolorosa guerra desatada por el Hamas.