Estados Unidos, Unión Europea, Israel y otros han declarado a Hamas como una organización terrorista, tanto a sus bases militares como a su representación política. Mediante un sangriento golpe de estado realizado en 2007 contra la dirigencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en la Franja de Gaza, asesinando, martirizando y arrastrando por las calles los cuerpos inermes de sus propios hermanos árabes, tomaron el poder y sometieron a la población gazatí a fin de estructurarlos para inculcarles el odio absoluto contra los judíos y el Estado de Israel. Luego de lanzar, durante largos 15 años, numerosos ataques misilísticos hacia el Estado Judío, los que eran respondidos con mesura y contención, el 7 de octubre pasado planificaron una invasión islamonazi exterminando a 1.200 civiles, entre ellos mujeres de todas las edades y niños e hiriendo a miles de personas mediante violaciones, decapitaciones de bebes e incineraciones de familias completas, quemándolos vivos dentro de sus propios hogares.
No cabe duda alguna sobre la necesidad de los israelíes de acabar con la existencia de ésta organización terrorista y, al poco tiempo, comenzó un operativo con dos objetivos lógicos: combatir a Hamas y lograr el rescate de los 240 rehenes secuestrados por esta jauría criminal.
Pero pareciera que Hamas tiene muchos cómplices a su favor en el que Irán, como un pulpo con sus tentáculos asesinos, los maneja a su voluntad. Son conocidos parte de sus venenosos sicarios: Hezbollah desde el Líbano acompaña a Hamas disparando misiles sobre el norte de Israel; los cohetes y drones de Siria deben ser interceptados simultáneamente; los lejanos Hutíes del Yemen, obsecuentes a las órdenes de Teherán, se meten en el baile enviando misiles de largo alcance y cortando el tránsito marítimo del Mar Rojo en el estrecho de Bab al Mandeb.
Mas, imposible de imaginar, que 153 naciones integrantes de la Asamblea general de la ONU votaran a favor de un “alto el fuego” que brindaría a Hamas la posibilidad de subsistir, de seguir reteniendo a los rehenes, de continuar sometiendo a los palestinos y de proveerse de armas, lanzaderas y misiles para volver a asestar golpes cobardes contra el único Estado democrático del Medio Oriente.
La votación no menciona la cruel y sangrienta invasión al territorio de Israel del 7/10 ni nada de lo ocurrido en dicho horroroso y trágico día. No exige la rendición de Hamas y ni siquiera la más mínima acusación contra esta organización terrorista. Tampoco demanda el término de lanzamientos misilísticos de Hamas y sus compinches contra la población civil de Israel.
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, se ha convertido en el delegado, vocero y representante oficial de una entidad asesina convocando al Consejo de Seguridad, donde Estados Unidos ha vetado la resolución que pretendía acusar a la víctima, el Estado de Israel, y soslayar al victimario, la criminal Hamas. El Embajador de Israel exigió su renuncia por la falta de sensibilidad demostrada con la masacre del 7/10.
En general todas las secretarías de la ONU, asentadas en Gaza, han estado colaborando y participando como cómplices de los asesinos de Hamas. Las escuelas con sus maestros y profesores, los hospitales con sus médicos y enfermeros, los “supuestos campamentos y colonias para niños y jóvenes” y los edificios y campos de la UNRWA para refugiados han servido para inculcarlos e inocularlos con el odio asesino y la muerte de los mártires (shahidis) contra todos los judíos y el Estado de Israel. Dentro de todas estas Instituciones de la ONU se producían y almacenaban los armamentos para dirigirlos contra los israelíes. Las ambulancias han servido para trasladar tropas de milicianos y sus armas. Los médicos de los Hospitales conocían perfectamente la existencia de los túneles que tenían sus entradas allí y pasaban como parte de la maraña construida por debajo de todos los establecimientos de la ONU, incluso de viviendas privadas.
Mientras esto sucede en la Franja de Gaza y en la ONU “Forbes”, la famosa revista, dedica su portada a Khaled Mashal, máximo líder de Hamas que, junto con Ismail Haniyeh el otro ideólogo de la muerte, viven como millonarios entre sus dos refugios de Qatar y Turquía mientras sus “soldados” mueren o son capturados y los gazatíes sufren las consecuencias de sus nefastas ideologías.