Publicado originalmente en El Espectador 17/08/2018
Imposible minimizar el alcance del incidente diplomático en las relaciones entre Israel y Colombia causado por el reconocimiento clandestino que extendió el presidente Juan Manuel Santos a Palestina cuando los camiones ya salían con su menaje de la Casa de Nariño, violando los protocolos de la diplomacia y pisoteando la transparencia requerida para este tipo de decisiones en una sociedad democrática.
Una carga de profundidad que tendrá que ser desactivada por los gobiernos de ambos países para evitar que los pescadores de rio revuelto, aquellos que motivados por el odio y la cizaña, que promueven el boicot al Estado Judío, que quieren perjudicar la amistad entre Israel y Colombia, avancen en sus oscuros designios.
Incluso para los palestinos la forma en que se les concedió el reconocimiento por parte del gobierno colombiano como “Estado libre, independiente y soberano”, a hurtadillas, de manera subrepticia, por la puerta de atrás, no puede sino generar cierta desazón. Mas allá de su indiscutible valor simbólico, están por verse los efectos prácticos de ese reconocimiento, de ser ratificado por la administración Duque.
De alguna manera, más temprano que tarde el impase entre Israel y Colombia será superado. Es en el interés de ambos países cuyas relaciones son de hondo calado.
La extensa cooperación militar y en inteligencia ha sido esencial en la lucha que nuestro país ha librado por décadas contra el terrorismo y el crimen organizado. El comercio bilateral asciende a unos 600 millones de dólares anuales con una balanza favorable a Colombia impulsado por las exportaciones de Carbón.
Con la firma del TLC en Septiembre de 2013, ratificado por el Congreso de la República, en revisión por la Corte Constitucional, se espera que se abran nuevos mercados en el intercambio de bienes, servicios e inversión entre las dos economías, especialmente para la exportación a Israel de productos agrícolas, cárnicos y manufacturas.
La economía naranja pilar del desarrollo económico del presidente Duque encuentra en Israel un gran socio. El Estado judío es líder mundial en innovación y emprendimiento y actualmente colabora con Colombia en proyectos como INNPULSA que buscan generar un ecosistema para la creación de “Start Ups” criollos.
Israel es además reconocido líder global en la cada vez más crítica problemática del agua, con sus plantas de desalinización, tratamiento de aguas negras y preservación de reservorios, tecnologías de gran utilidad para nuestro país. Miles de colombianos se han beneficiado a través de los años de becas de estudio en Israel en diversos campos del aprendizaje a la vez que florece entre los dos países un creciente intercambio cultural y turístico.
La única solución al conflicto palestino-israelí es a través de un proceso de negociación entre las partes que desemboque en la creación del Estado palestino “independiente, libre y soberano” conviviendo en paz al lado de Israel. Entre tanto 139 países han reconocido a un Estado que no existe.