Más de 560 niños huérfanos de guerra Casi mil soldados muertos. Un millón y medio de soldados con post trauma de guerra que deben ser tratados. Mucha gente con ataques de pánico y miedos originados por esta situación de guerra. Miles de desplazados, que no son sólo desplazados de sus casas, sino los niños, de sus colegios, en general, desplazados de su vida anterior. Estas cifras son una alta proporción de una población de casi 10 millones de habitantes.
Una sociedad resquebrajada, pero con el ánimo de segur adelante y de construir.
Siempre para adelante. Para atrás ni para coger impulso.
Israel es un pueblo resiliente que sacó agua del desierto y creó una sociedad moderna con lo más sofisticado de la tecnología mundial. Ha logrado posicionarse entre los países desarrollados y con una mentalidad de librepensadores. Además, son unos genios creativos, un país de donde salen muchos de los mejores inventos tecnológicos de la actualidad. Una sociedad flexible y abierta a los cambios, donde conviven diferentes grupos de personas con pensamientos opuestos, pero respetuosos de las opiniones y creencias del otro. Después de esta barbarie y de tanta destrucción, tanto física como moral, viene la reconstrucción. Una nueva etapa difícil, pero alentadora.
No se puede bajar la guardia y entregar esta tierra tan luchada a ese puñado de salvajes para que la destruyan. Ellos no saben de edificar, de renovar, de construir. Lo único que saben construir son túneles para contrabandear armas y esconderse bajo tierra como los topos. Quieren convertir esta tierra al islamismo, pero no propiamente para crear un país más lindo. Es para sentirse dueños de este país y demostrarle a ese mundo injusto que tiene los ojos vendados, que ellos son los vencedores
¿Vencedores de qué? me pregunto. En una guerra no hay vencedores, ni vencidos. Hay desolación, tristeza, pérdidas humanas y materiales. Se encoge el corazón de pensar cuántos hogares quedan destruidos, incompletos, tantas mujeres jóvenes viudas que tienen que luchar contra el dolor que significa la pérdida de sus esposos y tienen que sacar fortaleza para criar a sus hijos, en memoria de esos héroes caídos.
El mundo sabe que este es un pueblo resiliente que no se va a dejar sacar de esta tierra que perteneció a sus antepasados. El mundo lo sabe, porque ha visto a los judíos levantarse una y otra vez, a pesar de circunstancias adversas. Este es un pueblo lleno de soñadores que de la tragedia construyen historia, de las lágrimas sacan risas y de la muerte hacen vida.
Pa׳delante “kadima”. Seamos fuertes y valientes. Jazak veematz.
