2024-11-22 [Num. 1010]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

La hermenéutica de la Halajá

2017-10-02

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Es factible que resulte frustrante, tanto para un rabino como para un laico, entregarse a una dialéctica en relación a la verdad imperativa de la Halajá; y más allá de ello, la interpretación apropiada que se le debe dar a la Halajá. De hecho, esta problemática es más cotidiana de lo que se podría suponer; más aún, esta problemática también surge entre rabinos, lo cual hace el asunto mucho más interesante. La pregunta que nos compete en esta ocasión es; a saber, ¿por qué la opinión "laica" desfallece continuamente en su intento analítico? Es decir, ¿por qué el análisis Halájico de una persona no estudiada en la Halajá carece de validez dentro de la Halajá misma?

La respuesta la tenemos en un término que en esencia no es judío; de hecho, proviene del griego, radica entonces tal respuesta en la hermenéutica. La palabra como tal significa traducir o interpretar, surgiendo de la palabra "hermeneuo". Como todos lo sabemos, la hermenéutica es la teoría y metodología de interpretación de textos bíblicos, históricos y filosóficos. En la actualidad sabemos que ella incluye comunicación verbal y no verbal, al igual que semiótica, presuposiciones y pre entendimiento de aquello que se va a estudiar.

En principio, la hermenéutica se utilizó dentro del registro de lo sagrado en el mundo griego. La idea era que un mensaje de origen divino se recibía con una duda implícita de su verdad. Por consiguiente, solo aquel que poseyera un método racional de interpretación, una hermenéutica, podía determinar la verdad o falsedad del mensaje. Pero en este punto vale la pena preguntarse nuevamente, ¿quién entonces posee ese método? Y más allá de ello, ¿quién determina al poseedor del método? La respuesta es sencilla: Sólo aquel que haya estudiado lo divino. Es decir; para poder analizar e interpretar un tema cualquiera (aún nos encontramos en el espectro de la hermenéutica en general), es necesario que se haga esa labor con las herramientas que existen dentro de ese registro en particular y no desde una óptica extranjera e ignorante de la dialéctica que ese tema tiene en sí mismo. 

Si extrapolamos estas ideas básicas de la hermenéutica a nuestra sagrada Halajá, podemos observar como la ausencia de ella es la falla que encontramos hoy en día en el repetitivo intento del mundo laico por interpretar y acomodar la Halajá a su opinión particular. Es un análisis que proviene de afuera, sin importar que provenga de la rama del entendimiento que sea, esa opinión es una interpretación ajena al encuadre interpretativo original de la Halajá. Bajo esta línea conceptual, resulta aún más absurda aquella opinión que es expresada por aquellos que no fundamentan sus análisis en interpretaciones de tal o cual rama de equis ciencia, sino que los guía su ego y lo que ellos consideran el camino apropiado a seguir desde su óptica personal. Sin embargo, cabe anotar que también desfallecen opiniones que surgen de un Peirush o de un Posek y que son ubicadas arbitrariamente en el lugar menos apropiado para explicar, analizar o interpretar la Halajá. Nuevamente, y esto es fundamental para entender la Halajá, nuestro judaísmo tiene un encuadre de leyes que rigen su análisis, su interpretación y su legislación. 

Hablar estrictamente de la hermenéutica dentro del judaísmo, para entender lo complejo e inmenso de este campo, nos tomaría varias ediciones de este espacio; de cualquier forma, es importante entender los lineamientos básicos de la misma para saber a qué nos referimos cuando hablamos de una hermenéutica Halájica y por qué una opinión foránea a ella desfallece al pretender interpretarla.

Dentro del judaísmo tenemos tres opiniones complementarias de cómo se debe interpretar la Halajá. Estas opiniones suponen provenir directamente de Jar Sinaí y fueron aceptadas por nuestros Tanaoim como verdaderas. Ellas son; a saber, las 7 Leyes de Hillel encontradas en Braita al principio de Sifra, las 13 Leyes de Rabi Ishmael también encontradas en Braita al principio de Sifra y las 32 Leyes de Rabi Eliezer Ben Jose HaGuelili, las cuales se encuentran en una Braita independiente. Estas últimas Leyes son usadas en su mayoría para interpretar contenido Hagádico; sin embargo, la gran mayoría de ellas son válidas para ser usadas con la Halajá. Estos tres compendios de Leyes son una compilación de los principales métodos de elucidación lógica que nuestros sabios llamaron Midot. De hecho, en la mayoría de Sidurim podemos encontrar la Braita de Rabi Ishmael con sus 13 Midot. 

Procurando un mayor entendimiento de cómo se llevó a cabo la hermenéutica Halájica en principio, podemos decir que en ella se tomó en cuenta los siguientes aspectos: La gramática y la exégesis. La interpretación de ciertas palabras y letras en donde puede haber palabras y letras perdidas, así como prefijos y sufijos perdidos. La interpretación de aquellas palabras que en algunos casos tienen Nekudot y otros no. La interpretación de las letras en una palabra de acuerdo a su valor numérico. La interpretación de una palabra al dividirla en dos o más partes. La interpretación de una palabra de acuerdo a su forma consonante o de acuerdo a su vocalización. La interpretación de una palabra al yuxtaponer sus letras o al cambiar sus vocales.

A todo lo anterior, tenemos que agregar las Midot que puntualizan cómo se debe analizar e interpretar la Halajá, teniendo en cuenta que toda Halajá proviene de la Torá y es una extensión de la misma. Estas Midot van desde las leyes básicas de lógica, conocidas en hebreo como Kal V'Jomer, hasta las de Guezera Shava, donde un pasaje se puede interpretar por referencia a otro en donde aparece la misma palabra. Esto nos evidencia la densidad y lo complejo de la Halajá y de su método interpretativo. Ahora bien, el Rambam en su Mishna Torá, en Hiljot Talmud Torá 4:8, nos aclara que nuestros sabios no le otorgaron poder equitativo a cada una de las Midot; de hecho, el poder interpretativo de cada una varía. Es gracias a todos estos elementos, que interactúan y se entrelazan unos con otros y que llamamos hermenéutica Halájica, que podemos observar la complejidad y densidad de la labor rabínica interpretativa en la Halajá.

Pero, ¿qué quiere decir todo esto? Esto quiere decir que cualquier persona que, como mínimo, haya leído el Tanaj, la Mishna, la Guemara, el Talmud, la Mishná Torá y el Shuljan Aruj, cada uno de ellos con sus interpretaciones respectivas, tiene toda la posibilidad y derecho de hacer un análisis argumentativo e interpretativo de la Torá y de la Halajá totalmente válido. Lo que resulta inválido para la Halajá misma es que una opinión foránea a esta hermenéutica pretenda imponerse como verdad dentro del judaísmo. 



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