Este domingo celebramos Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, el momento en el cual Dios creó a Adán después de haber creado el universo. El concepto de nuestros sabios para establecer el nuevo año radica en la posibilidad que Dios nos dio para existir en tanto creó al hombre y por consiguiente Rosh Hashaná se convierte intrínsecamente en una celebración para la humanidad completa y no sólo para el pueblo judío, es el Año Nuevo de los años para todo el mundo.
La Mishná en Rosh Hashaná 1:1 nos comenta que hay cuatro años nuevos; a saber, el primero de Nisán o año nuevo de los reyes y festividades bajo el cual se establece el orden de los meses anualmente. El primero de Elul o año nuevo del diezmo para los animales. El primero de Tishrei o Año Nuevo de los años el cual permite el conteo para los años de Shemitá e Yovel. El quince de Shevat, de acuerdo a Hilel, es el año nuevo de los árboles el cual permite saber la edad de los mismos para su producción y recolección de cosecha.
De todos estos años nuevos, el que cobra más importancia en nuestros días, como lo hemos visto, es el Año Nuevo de los años, el que la Mishná localiza en el primero de Tishrei. Debido a las diferentes legislaciones de nuestros sabios, a circunstancias ambientales y geográficas, hoy en día Rosh Hashaná es celebrado dos días tanto en Israel como en la diáspora. Ejemplos de estas legislaciones y circunstancias son la prohibición de soplar el Shofar en Shabat o la interpretación rabínica acerca de la celebración que indica el primero del séptimo mes cuando la luna esté nueva o la imposibilidad de declarar por medio del Sanhedrin la aparición de la luna nueva. La principal Mitzvá de esta festividad es escuchar el sonido del Shofar; entonces, es alrededor de esta Mitzvá que dichas legislaciones tomaron precedencia para que Rosh Hashaná se festejara dos días.
El Shofar se suena 30 veces justo después de la lectura de la Torá durante el servicio de Shajarit; enseguida, durante el servicio de Musaf, se suena otras 70 veces para un total de 100 veces. En algunas comunidades antes de la finalización del servicio se vuelve a sonar otras 30 veces. Es nuestra costumbre, en todas las comunidades judías del mundo, organizar visitas individuales y grupales para aquellas personas que no pueden asistir a los servicios para brindarles la posibilidad de escuchar el sonido del Shofar.
Técnicamente sonamos el Shofar con cuatro sonidos diferentes. El primero es Tekia, el segundo Shevarim, el tercero Terua y el cuarto Tekia Guedola. Es este último con el que tantas comunidades finalizan el servicio estableciendo un total de 101 sonadas del Shofar, otra costumbre que es muy popular. La mayoría de Majzorim de Rosh Hashaná, libros de oración, en la actualidad indican en qué momento y qué sonido se debe realizar en el momento indicado.
Escuchar un video del sonido del Shofar o recibir una llamada por teléfono donde se suene el Shofar no está permitido bajo ninguna circunstancia por nuestra Halajá. Dos motivos fundamentales; a saber, utilizar cualquier dispositivo eléctrico y hacer uso del teléfono, bien sea de línea o portátil, está prohibido en Yom Tov. Aparte, cuando la Halajá habla de escuchar hace referencia a una audición directa e inmediata sin ningún tipo de intermediario o interferencia. Por ello mismo, escuchar el sonido del Shofar con la ayuda de un micrófono o megáfono está prohibido. Las excepciones a esta regla ya se han expuesto anteriormente en este mismo espacio y son exclusivas de un grupo demográfico específico que necesita ayuda auditiva personal e individual en su diario vivir.
Son varias las interpretaciones que Jazal nos da acerca de la importancia de sonar el Shofar, algunas de ellas son las siguientes. El sonido del Shofar recuerda la coronación de los reyes de Israel donde se lo sonaba, sonar el Shofar recuerda la fuerza de Dios y de aquellos que se oponen a Él como cuando Yehoshua y los hijos de Israel rodearon a Jericó y derrumbaron sus murallas con su sonido, el sonido del Shofar también hace un llamado de atención y de arrepentimiento por sus sonidos agudos y fuertes; además, también recuerda la Akeda de Itzjak que ocurrió en Rosh Hashaná donde un carnero tomó el lugar de Itzjak para el sacrificio.
Rosh Hashaná no es el único nombre que tiene la festividad, es el más reconocido por todos nosotros muy probablemente porque el significante en hebreo Rosh significa cabeza, Rosh Hashaná es la cabeza del año y el impacto del significante recuerda que así como nuestra cabeza controla nuestras acciones, nuestro proceder durante Rosh Hashaná impactará el devenir del resto del año; por ende, ha cobrado una mayor relevancia para nosotros.
Sin embargo, nuestra sagrada Torá lo llama Yom Trua, el día del sonido del Shofar, haciendo referencia a la principal Mitzvá de este día. En nuestros Majzorim de Rosh Hashaná se lo nombra como Yom HaDin, el día del juicio, debido a que en este día Dios inicia el juicio de toda su creación y determina su destino para el año que empieza. Así mismo, en el Majzor también se lo nombra como Yom HaZikaron, el día del recuerdo, porque Dios recuerda toda su creación cuando hace dicho juicio; es más, nuestra costumbre es encender velas antes de la festividad pronunciando la Brajá respectiva. En este caso hay dos costumbres, una de ellas finaliza con las palabras Yom Tov y la otra con Yom HaZikaron, dando relevancia al nombre utilizado por el Majzor.
En relación con la encendida de velas, es importante anotar que antes de encender las velas de Rosh Hashaná se debe encender una vela que dure más de 25 horas para de ella poder transferir el fuego para las velas del segundo día. Al finalizar la Brajá del primer día se debe pronunciar la Brajá de Shejeyanu. Esta Brajá también se pronuncia la primera noche sobre la copa de vino después de haber recitado el Kidush para Rosh Hashaná. En el caso del segundo día la Brajá de Shejeyanu se recita sobre un fruto que no se haya comido en su estado original en el último año, la costumbre general es utilizar la granada o la carambola; sin embargo, cualquier fruto que cumpla con estas características puede ser utilizado. En algunas comunidades, las mujeres del hogar también dicen la Brajá de Shejeyanu después del encendido de velas en la segunda noche teniendo presente la fruta que se comerá en la cena o utilizando un atuendo nuevo para esa segunda noche.
Otra costumbre fundamental de Rosh Hashaná es untar trozos de manzana en miel después de Hamotzi pronunciando la Brajá respectiva antes de comerla. En algunas comunidades, esto sólo se lleva a cabo la primera noche más no la segunda. Lo más apropiado en este caso es dirigirse al rabino ortodoxo local y asegurarse del proceder comunitario. Algunos grupos ortodoxos que difunden Yiddishkeit en el mundo prefieren adherirse públicamente al proceder general de la comunidad en lugar de imponer su costumbre particular; sin embargo, ello no sucede en todos los casos y es factible ser invitado a una cena donde tal proceder sea el que se lleve a cabo.
Deseándole a Klal Israel un Shaná Tová Umetuka!