2024-11-21 [Num. 1010]


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Columnistas  - Halajot en la Actualidad

Rav Daniel Shmuels

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Por Rav Daniel Shmuels
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Rav Daniel Shmuels nació en Bogotá, Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, psicoanalista del Lacanian School of Psychoanalysis e hizo sus estudios rabínicos en el Rabbinical College of America. Fue First Assistant Rabbi para Ohev Shalom al igual que para el Chief Rabbinate of Florida. Fundador del Beit Din of South Florida, miembro de los Batei Din of America. Tradujo y editó el libro “Bienvenido al Judaísmo: Una Guía al Judaísmo Básico y la Conversión Judía Ortodoxa”. Actualmente es el Head Rabbi de la Keilá The Private Shul of South Florida.

Más santo que los demás

2017-02-16

Lev tahor women

Como se ha presentado anteriormente, la Torá nos da Mitzvot con parámetros muy claros para cumplir; a su vez, la Halajá nos da la opinión más estricta al igual que la opinión más relajada, o menos estricta, de cómo llevar a cabo cada una de esas Mitzvot y de cómo vivir una vida judía. Así como la Halajá espera que ese requisito mínimo de cumplimiento no sea transgredido, también nos prohíbe el extremismo de un comportamiento. Este tema resulta bastante controvertido en esencia por sus implicaciones públicas y privadas. Si bien, la Halajá prohíbe el extremismo público, nos deja a puertas abiertas la posibilidad del extremismo privado, aún cuando ese extremismo contenga factores públicos. En esta ocasión se analizará ese aspecto de nuestra Halajá que nos prohíbe llevar a cabo un comportamiento extremo y en los casos para los cuales aplica.

El concepto básico del que nos habla la Halajá hace referencia a una comunidad entera, sin excepción alguna, donde todos están siguiendo los parámetros mínimos de Halajá en todos los campos. En tal caso, si un miembro de la comunidad considera que esos parámetros no son suficiente para sí mismo, considerándose más religioso que los demás y entonces decide ir más allá del comportamiento Halájico comunitario público haciendo que este sobresalga entre todos los demás miembros, dejando como resultado que su presencia llame la atención,  tal proceder extremista está prohibido por la Halajá. Este tipo de extremismo prohibido es nombrado por nuestra sagrada Halajá como YuHara, en español lo podemos traducir como "aquel que se considera más santo que los demás". Ojo; acá no estamos hablando de Mehadrim Min HaMejadrim, aquel que lleva a cabo las Mitzvot de la manera más estricta y más hermosa. Acá estamos hablando de alguien cuyo proceder público llama la atención sobre todo el resto de miembros de la comunidad que llevan a cabo la Halajá completa. 

Entonces, fundamental para entender el concepto de YuHara, es que este se aplica solo en los casos donde toda la comunidad sigue los parámetros básicos de la Halajá; más no en el opuesto contrario, el caso en donde alguien sobresalga dentro de una comunidad en la cual no se precede de acuerdo a la Halajá por el simple hecho de cumplir los requisitos básicos de la misma.

Debido a que se ha hecho énfasis en Tzniut anteriormente, me parece más que pertinente ejemplificar el caso de YuHara desde esta óptica, porque precisamente ir al extremo en este caso también está prohibido. 

Digamos que en una comunidad ortodoxa en donde todas las mujeres siguen las reglas de Tzniut, surge el caso en el que una mujer decide vestirse totalmente cubierta de pies a cabeza con un túnica exponiendo solo los ojos, al mejor estilo Lev Tahor, debido a que considera que los estándares comunitarios no son suficientes para ella. YuHara, la Halajá prohíbe rotundamente ese comportamiento porque, en este ejemplo, ella está activamente llevando toda la atención hacia sí misma, ella sobresale de todas las demás debido a su extremismo en esa observancia pública particular; de hecho, con ese extremismo produce el efecto contrario, el cual debería ser el recato. En este caso específico, el proceder contrario no aplica; es decir, en una comunidad donde no se sigan estrictamente los parámetros de Tzniut y una mujer sobresale porque está cumpliendo con los estándares mínimos, YuHara no viene en efecto. La Halajá en este punto nos advierte que si alguien desea tomar una Jumra, un aspecto estricto de la ley para sí mismo, esta persona tiene el deber de observar y respetar lo que la comunidad está llevando a cabo como un todo. 

Vemos entonces que YuHara no está permitido por la Halajá para un miembro permanente de una comunidad específica; empero, en el caso de un invitado o visitante que llegue a una comunidad ortodoxa y que siga esos patrones "extremos" de comportamiento, YuHara tampoco tiene efecto por cuanto no es alguien que pertenece a la comunidad como tal y su proceder solo refleja el Minjag particular de su comunidad de origen. 

De cualquier forma el concepto de YuHara nos pone sobre la mesa la maravilla de nuestra Halajá, no solo en prohibir el extremismo individual a nivel público sino su poder de adaptación a cambios sociales, geográficos y económicos. Cuando se creo el estado de Israel y se empezaron a hacer Aliyot de diferentes países, llegaron judíos de Libia. En Libia, las mujeres judías se cubrían la cara con un velo, al llegar a Israel se prohibió completamente ese comportamiento, precisamente por YuHara, porque sobresalían de las demás mujeres de Israel y en consenso general todas las mujeres de Israel no se cubren la cara con un velo. Estas mujeres de Libia se adaptaron a los cambios sociales que su nueva patria les propiciaba sin quebrantar la Halajá. Ahora bien; nos podemos preguntar, ¿por qué todas las mujeres provenientes de Libia no establecieron ese Minjag para su comunidad? La respuesta es doble; a saber, porque en consenso todas decidieron aceptar la quitada del velo y porque la comunidad proveniente de Libia en general le dio mayor importancia a la adaptabilidad de la Halajá en un nuevo medio ambiente para compenetrarse con Klal Israel que quedarse arraigados a un Minjag que en última instancia los excluiría de una unificación verdadera y completa. Ese es el fin primordial para el cual está la Halajá a nuestra disposición, para adaptarnos e incluirnos más no para ir al extremo y excluirnos de nuestras comunidades en un intento de ser más santos que los demás.

Cabe anotar que YuHara tiene muchas más aplicaciones dentro de nuestra vida cotidiana y que es aplicable tanto para hombres como para mujeres en las diferentes áreas en donde es pertinente. Así mismo hay muchos aspectos de nuestra Halajá en relación con YuHara que quedan a medias cuando hablamos de comunidades mixtas y por consiguiente de Minjaguim mixtos; empero, nos enseña que los extremos llevados más arriba o más abajo de la misma no están permitidos dentro de nuestro judaísmo. Entonces, ¿vamos a mantener la Halajá viva, dinámica y adaptándose a las exigencias sociales dentro de los parámetros que ella nos entrega?



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