2024-11-21 [Num. 1010]


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Columnistas  - Rabino Eliahu Birnbaum

Rabino Eliahu Birnbaum

Otsdinner2016 181
Por Rabino Eliahu Birnbaum
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El Rabino Birenbaum es el fundador y director del Instituto de AMIEL –preparación para rabinos y líderes espirituales-, Dayán -juez en el Tribunal Rabínico Superior del Rabinato de Israel, rabino de Shavei Israel y autor de varios libros de temática judía.

Estrechar la mano de una mujer

2020-06-10

Handshake

¿Cómo se debe actuar en el exterior cuando una mujer extiende la mano para saludar a un hombre y viceversa? ¿Cómo debe proceder un rabino que ocupa un puesto oficial cuando la primera ministro o la presidenta de una nación le extienden la mano para estrechársela durante un acto protocolar? ¿Acaso al estrechar la mano de una mujer se emite en su dirección una señal de cariño o cercanía o simplemente se trata de un saludo y de buenos modales en general?

Creo que en Israel existe una mayor consciencia tanto respecto de la cuestión de la separación entre los géneros como del saludo entre personas de diferente sexo tanto en la sociedad religiosa como en la no observante. También mujeres no religiosas suelen ser conscientes de que rabinos y hombres religiosos no acostumbran estrechar la mano de una mujer al saludarla. Sin embargo, en el extranjero la situación es diferente. Estrechar la mano se ha tornado la forma más aceptada de saludo entre personas de diferentes pueblos, culturas y géneros.

En general, el tipo de saludo se establece de acuerdo con códigos sociales y culturales y no religiosos. En algunas culturas se saluda por medio de una palabra, en otros sitios con una reverencia, un abrazo, un beso en la mejilla o el estrechamiento de manos. Todas estas acciones tienen en común el hecho de que las personas sienten la necesidad de saludarse unas a otras al encontrarse. En la actualidad, no cabe duda de que el estrechamiento de manos en el público general se ha tornado un mero gesto de buena educación y no de especial cariño o cercanía por tratarse de algo que se realiza a diario entre personas que no se conocen previamente e incluso entre personas que no se profesan afecto alguno…muy por el contrario, no estrechar la mano se considera una actitud no común y no educada.

En la halajá existen directivas para la interacción entre personas de diferente sexo, empero es imposible pasar por alto el hecho de que las usanzas de las demás naciones difieren de las que predica la religión judía y en este tema de alta sensibilidad, la manera de saludar ingresa en el área de las normas en las cuales la halajá se adhiere a las leyes del país ("dina demaljuta dina"). Muchas veces miembros del clero cristiano establecen normas de conducta social que benefician también al mundo judío al acostumbrar al público general a principios determinados, empero en el caso específico del saludo a mujeres, los sacerdotes sí acostumbran a estrechar la mano y por ello cuando el rabino que vive en un país cristiano no la estrecha, su conducta despierta sorpresa en el seno del público general.

Entonces, ¿cuál es el estatus halájico del estrechamiento de la mano de una mujer? ¿Acaso se trata de un contacto físico que encierra cariño o afecto como en el caso del beso o el abrazo o se trata de algo simplemente protocolar que sigue las normas y los modales imperantes en el país? Tal como en otros temas, en este delicado asunto existen en la halajá diferentes enfoques así como también diferentes conductas prácticas de diferentes rabinos. La diversidad de opiniones va desde aquellos para quienes estrechar la mano de una mujer es una prohibición infranqueable ante la cual es mejor morir que transgredirla y hasta quienes acostumbran hacerlo como parte de los modales generales de la sociedad en la que viven.

Entre los rabinos que no estrechan la mano de una mujer encontré diferentes maneras de proceder ante la dificultad existente en no guiarse o conducirse por la costumbre local y los códigos sociales aceptados. Hay rabinos que cuando se acercan a una mujer que se supone habrá de estrechar su mano de inmediato se anticipan y comienzan a explicarle que por motivos religiosos no  estrechan manos de mujeres, otros, al aproximarse a una mujer y antes que esta les extienda su mano juntan las propias y las acercan al rostro tal como se saluda en el oriente, e incluso están los que sobresalen en esta cuestión y se inclinan ante la mujer en cuestión tal como se acostumbraba antiguamente  en Inglaterra como manera de expresar respeto y aprecio y al mismo tiempo evitar estrechar la femenina mano.

Vi también rabinos que cuando se acercan a una mujer y esta les extiende la mano estornudan y tapan la nariz con sus dos manos y tras ello obviamente que la mujer también desiste del intento de estrecharla. Hay rabinos que cuando una mujer les extiende su mano ellos no hacen lo mismo con la suya propia, se disculpan de manera respetuosa y explican que no acostumbran tocar "aquello que no les pertenece". No estoy tan seguro de que este tipo de respuesta sea comprensible para quien no sea "uno de los nuestros", pero por lo menos hay aquí un intento de explicación de por qué el rabino actúa, aparentemente, de un modo no educado. 

Las autoridades halájicas de las últimas generaciones debatieron respecto de la cuestión de si estrechar la mano de una mujer implica el temor de que ello conlleve cariño o afecto e incluso despierte el deseo y por lo tanto debe prohibirse, o, si por el contrario, se trata de un gesto de buena educación y no implica una prohibición real. Creo que en la halajá es posible agrupar las diferentes opiniones en cuatro categorías. La primera ve en el estrechamiento de la mano de una mujer un acto que acerca hacia relaciones sexuales prohibidas por lo que se trata de algo vedado por la Torá en todo momento y todo lugar al punto de que es mejor morir y no transgredir.

Otra opinión entiende que estrechar la mano de una mujer es un acto meramente vinculado a los modales en uso, semejante a saludar con la voz, sin que tenga ninguna implicancia ulterior y por lo tanto está permitido estrechar la mano de una mujer como saludo o al menos está permitido estrechar la mano que la mujer extendió. Otras eminencias halájicas encontraron un espacio para autorizarlo cuando la mujer es quien tiene la iniciativa de estrechar la mano y por una cuestión de sensibilidad hacia la dignidad humana y para evitar ofender al prójimo corresponde estrechar la mano extendida y evitar incomodidades. En el marco de esta opinión hubo quienes entendieron que, a priori, está permitido estrechar la mano de una mujer que la extendió primera y hay quienes proponen hacerlo únicamente a posteriori y no con mano firme.

Otra categoría de opinión que surge entre las eminencias halájicas es ver el tema de estrechar la mano en el contexto del tiempo, el lugar y entendiendo que el nivel de tensión sexual existente entre un hombre y una mujer cambia de acuerdo con los criterios de la sociedad en la que se vive, y, por lo tanto, en la actualidad no ven en el estrechamiento de la mano de una mujer una prohibición sustantiva. En efecto, tal como anticipé, en este tema hay existen múltiples opiniones que abarcan la totalidad del espectro. Analicémoslas brevemente para entender cuál es el trasfondo del fundamento de la prohibición o la autorización del estrechamiento de manos entre hombre y mujer. En virtud de lo delicado de la cuestión no me propongo sentenciar halajá sino simplemente exponer el abanico de ideas existente y el modo de enfrentar esta problemática en la diáspora. 

En opinión de Maimónides la cercanía a una conducta sexual indebida es una prohibición de la Torá. "Todo aquel que se acerca a algunas de las relaciones prohibidas por medio de su cuerpo, sea abrazando o besando de un modo que despierta el deseo y disfruta de esta cercanía, según la Torá merece recibir azotes..." (Hiljot Isurei Biá 21:1-2). Según Maimónides el origen de la prohibición de la Torá no se fundamenta en el temor de que se llegue a una trasgresión sino porque a su entender la prohibición de relaciones prohibidas incluye cualquier tipo de disfrute del cuerpo de aquellas mujeres con las que está prohibido mantener relaciones, y por lo tanto, la prohibición incluye abrazar, besar y tocar - acciones todas que implican un acercamiento a las mujeres con las que mantener relaciones está prohibido. Empero, parecería que según la opinión de Maimónides la prohibición de la Torá aplica cuando el contacto es de un modo que manifiesta cariño o despierta el deseo, empero no incluye un contacto común, y asimismo, tampoco aplica cuando la mujer no entre en la categoría de potencial de relación prohibida. Según Najmánides la Torá no prohíbe ni abrazar ni besar (Sefer Hamitzvot, Mitzvot Lo Taasé 353). 

A diferencia de Maimónides, el Siftei Cohen entiende que la prohibición de acercarse a una mujer prohibida depende de la intención que se persigue, de modo tal que si el contacto no se realiza de un modo que despierta o manifiesta deseo la Torá no lo prohíbe. Un ejemplo de ello lo encuentra el Siftei Cohen en los relatos que trae el Talmud sobre rabinos que abrazaban y besaban a sus hijas y que además "la costumbre extendida es que los médicos judíos tocan a sus pacientes del sexo femenino al tomarles el pulso, aunque esta esté casada o aunque sea gentil a pesar de que hay médicos gentiles que pueden hacerlo. Asimismo, para diferentes revisaciones médicas tocan a las pacientes" (Ioré Deá 195:20, 157:10).

La opinión del Rabino Kaniewsky, de bendita memoria, es muy clara a este respecto: "en cuanto a estrechar la mano de una mujer no cabe duda que se trata de la prohibición terminante de no acercarse a una relación prohibida… y se dice en nombre del Jazón Ish que se trata de una situación en la cual es preferible morir y no trasgredir, tal como en las demás cuestiones vinculadas a relaciones prohibidas (Kraina Deigerta 162).

En la práctica, el Rabino Moshé Fainstein también prohíbe estrechar la mano de una mujer (Igrot Moshé Oraj Jaím 1:113), empero en una respuesta posterior parece que al menos tiene una cierta comprensión de la costumbre de extender la mano a una mujer: "He visto que hay quienes adoptan una posición más flexible a este respecto, e incluso he visto a temerosos de HaShem que estrechan la mano cuando la mujer es quien la extiende primeramente – quizás entienden que ello no se lleva a cabo de un modo que manifiesta o despierta cariño ni deseo. Empero en la práctica resulta difícil basarse en esta opinión" (Igrot Moshé Even Haezer 1:56).

Sin embargo, por otra parte, el Rabino Moshé Fainstein era completamente consciente de la diferencia entre contacto físico motivado por el deseo y contacto casual o por una necesidad concreta, pues en una famosa pregunta que se le realizase si está permitido o no viajar en transporte público en horas pico en las cuales como es sabido es muy difícil evitar algún tipo de contacto con una mujer, de su respuesta aprendemos varios principios importantes en esta cuestión: "En cuanto a ir al subterráneo a la hora que todos van al trabajo, horario en el cual hombres y mujeres se encuentran amontonados y es muy difícil evitar tener algún tipo de contacto con alguna mujer, desde el punto de vista del contacto con mujeres no hay prohibición alguna porque carece de manifestación alguna de cariño o deseo… por lo que no es necesario evitar viajar en el subterráneo en esa hora ya que el contacto es involuntario y además es imposible evitarlo y no implica cariño o deseo. Asimismo, no hay prohibición alguna de sentarse junto a una mujer cuando no hay otro lugar vacío (Igrot Moshé Even Haezer 2:14).   

El Rabino Shlomó Carlibaj (1845-1919), titular de la localidad alemana de Libek, discípulo y continuador de la obra del Rabino Shimshon Rafael Hirsch da testimonio de que los rabinos ashkenazíes acostumbraban estrechar la mano de una mujer una vez que esta extendía la suya primero y que él mismo actúa de ese modo, "pues la prohibición de estrechar la mano de una mujer viene a evitar el pensar en ella por lo que únicamente en el caso de que se tenga la intención de disfrutar del contacto esto estará prohibido. Si bien en el pasado yo mismo también me cuidaba de no estrechar la mano de una mujer no pude continuar haciéndolo para no generar divisiones. Pues si bien algunas mujeres saben de esta prohibición y no extienden la mano, la mayoría no escucharon que esto no deba hacerse y extienden inocentemente su mano para saludar y no hay humillación más grande que rechazar estrechar una mano en señal de respeto tal como se acostumbra en nuestro país y la dignidad humana antecede… etc" (Ledavid Tzví, Sefer Haiovel Laradatz Hofman pág. 218).

El Rabino Jaím Berlin, hijo del Natziv de Volozhin que fuera rabino en Moscú y en Volozhin (1832-1913) escribió a este respecto: "Respecto de lo que preguntó sobre estrechar la mano a malvados o a una mujer gentil … o estrechar la mano de una mujer… por supuesto que si puede evitarlo qué bueno, empero si esto no es posible, por ejemplo, si la mujer gentil extendió primera su mano y no se tiene la intención de pensar en ella -Dios no lo permita- no corresponde ser estricto en ello para que no digan que los temerosos de Dios están locos y carecen de modales" (Responsa Nishmat Jaím del Rabino Jaím Berlin 135).

El Rabino Dov Lior en su libro de responsa Dvar Jevrón escribió: "el tocar o estrechar la mano de una mujer no está prohibido por la norma porque no se realiza con el propósito de despertar el deseo. Empero, como acto piadoso corresponde alejarse de ello. Considero que si un hombre no estrecha la mano ya extendida de una mujer esto implica una gran ofensa por lo que es posible respaldarse en la idea explicada en Igrot Moshé (Even Haezer 1:56) que permite estrechar la mano de una mujer (parte I pág. 80).

El Rabino Najum Rabinowitz en su libro Siaj Najum (página 180) se ocupa de la pregunta general de los principios de separación entre los géneros en la sociedad. El Rabino Rabinowitz plantea una cuestión interesante a tener en cuenta, la cual si bien no es novedosa permite esbozar un fundamento según el cual aplicar la halajá en estos temas en la sociedad moderna. En su opinión esto debe ser debatido no solamente desde el punto de vista particular de cómo actuar en tal o cual situación, sino que esto debe enmarcarse en la pregunta general de cuál es el relacionamiento entre los géneros en la sociedad contemporánea. 

"La sensibilidad de las personas a diferentes temas se ve influenciada por la atmósfera general, las normativas y el estilo de vida aceptados en la sociedad y estas son las que generan reacciones diferentes a actos similares. Esto es, un mismo fenómeno puede influir de diferente manera y generar respuestas diferentes de acuerdo con el estilo de vida de cada sociedad". Y agrega el Rabino Rabinowitz respecto de las diferencias entre sociedades mixtas y las que no lo son que "en la sociedad mixta en determinadas circunstancias la excitación provocada por determinado contacto puede resultar menor… las condiciones sociales son las que determinan el nivel de sensibilidad a los diferentes estímulos. Esto significa que las personas que viven en sociedades en las cuales no hay participación de hombres y mujeres suelen tener un tipo de reacción diferente al contacto que el de quienes viven en una sociedad mixta… la conclusión que surge de esto es que no se pueden fijar directivas absolutas para todos los casos".                          

Creo que se puede encontrar fuente y respaldo a esta visión subjetiva respecto de la naturaleza humana en las palabras del Baal Halevush en cuanto a que se sienten juntos hombres y mujeres en el banquete nupcial: "en la actualidad no se tiene cuidado de esto y está permitido por cuanto que hoy las mujeres acostumbran a estar entre hombres y no hay tanto temor a que surjan pensamientos prohibidos, ya que de tanta costumbre de verlas es como si se tratase de gansos blancos entre nosotros…"

El Rabino Iehudá Herzl Henkin, quien ejerciera el Rabinato tanto en New York como en la zona de Beit Shean, agregó varios puntos importantes sobre la cuestión del estrechamiento de la mano de una mujer y dijo que ello depende de la realidad social y que además no debíamos innovar prohibiciones por nuestra propia cuenta: "Usted entenderá que esto depende de la realidad imperante… el estrechamiento de mano no se lleva a cabo con la intención de disfrutar y no dura más que un instante… y para innovar una prohibición que no figura entre los maestros medievales es necesario traer pruebas. Lo que usted me escribe respecto de la costumbre de no estrechar la mano de una mujer - por supuesto que así es como yo procedo, empero la costumbre por un lado y la prohibición por el otro… y en efecto, en Ashkenaz se acostumbró estrechar la mano y hay varios eruditos en diferentes países que devolvían el saludo… y por supuesto que usted puede ser más estricto en lo personal pero no puede serlo con los demás sin una prueba…" (Responsa Bnei Banim 1:39).

Para finalizar, son conocidos los conceptos del Rabino Unterman que, durante la segunda guerra mundial, mientras vivía en Inglaterra estrechó una vez la mano de una mujer que le extendió la mano para saludarlo. Le preguntaron luego cómo era eso posible, a lo que respondió: "yo no soy más flexible en la cuestión del contacto sino más estricto en la de la dignidad humana".        



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