Hoy me desperté con el hashtag #JewishPrivilege siendo tendencia en Twitter.

La campaña inició como un ataque antisemita, apuntando a crear un sentido de culpabilidad en los judíos pero más aún a inspirar odio en otros grupos reprimidos. En las últimas horas el hashtag se ha utilizado también para resaltar los siglos de persecuciones y antisemitismo vividos por el pueblo judío pero yo quiero usarlo sin la carga social que le damos a la palabra “privilegio” en estos tiempos y aprovechar para contarles un poco de lo que es para mí ser judía.

Tengo el privilegio de ser parte de una religión que no solo permite sino que invita a cuestionar. Una religión que no es estática sino que se mueve con los tiempos y tiene respuestas, preguntas, corrientes y diferentes interpretaciones.

El privilegio de pertenecer a la religión del libro, que valora la tradición, el estudio, la cultura y por sobre todo, la vida. Una religión que va acorde a mis ideales éticos, progresistas y liberales.

El privilegio de ser parte de una comunidad que en el fondo es una familia extendida, una comunidad que vela por mí así como yo velo por ella y la cual tengo el gran honor de en ocasiones representar.

El privilegio de encontrar amigos y familia prácticamente de manera automática en cada rincón del mundo al solo saludar con un shalom.

El privilegio de vivir en una época en la que tenemos de nuevo el Estado de Israel y de sentir que aún cuando vivo en la diáspora, siempre tendré un país al cual retornar.

Tengo el privilegio de tener una ascendencia cultural de Europa y Medio Oriente, de poder comer kibbes y latkes en un mismo plato y acompañarlos con plátano frito, porque también tengo el privilegio de haber nacido en Colombia, el país que acogió a mis abuelos y que me permite hoy vivir plenamente como judía.

Y aún cuando algunas personas siempre intenten perseguirnos y atacarnos, jamás dejaré de sentirme privilegiada de ser judía. #JewishPrivilege